1. IES “Peñalba” de Moral de Calatrava Historia del Arte de 2º de Bachillerato
TEMA 2: El arte clásico: Grecia
Comentario de la Ménade de Scopas
1. Clasificación
Nombre: Ménade
(Ménade furiosa, Ménade
danzante)
Autor: Scopas (Skopas,
Escopas)
Cronología: Hacia 340 a.
de C.
Localización: Original
perdido. Se conoce por
una copia que está en el
Museo Albertinum de
Dresde.
Estilo: Griego clásico
Material: Mármol
Técnica: Talla
2. El artista
Scopas es junto a Praxíteles y Lisipo una de las
grandes figuras de la escultura griega del siglo
IV a. de C., que se caracteriza por recoger la
tradición de Mirón, Fidias y Policleto, pero
ablandando las formas y buscando una mayor
expresividad de los rostros. Sin embargo,
frente a la gracia praxiteliana, Scopas muestra
lo patético, la expresión trágica, la angustia.
Nació en la isla de Paros, cuyas canteras daban
el mejor mármol para las estatuas, pero
perteneció a la escuela ática y trabajó además
en el Peloponeso y en Asia Menor, donde hizo
parte de los relieves del Mausoleo de Halicarnaso. De su obra muy poco se conserva,
por lo que es muy importante esta copia de su Ménade, de poco más de medio metro y
muy deteriorada, pero de gran calidad.
3. Forma
La Ménade es una pequeña escultura de bulto redondo que representa a una sacerdotisa
de Dionisos en su baile ritual, agitada por un impulso frenético. Esta concebida para
ser vista de lado, desde donde apreciamos el amplio arco que se inicia en su pierna
izquierda retrasada, llega hasta el vientre y la cintura prominentes y continúa a lo largo
el torso y la cabeza, que se doblan hacia atrás todo lo que la anatomía humana permite.
La pierna derecha avanza empujando el ropaje, que forma pliegues tan agitados como
sus largos cabellos. Observada de frente, la figura queda en acusado escorzo y vemos
cómo su cabeza está además girada hacia la izquierda. Se trata de una postura tan
forzada que parece fruto de las convulsiones de un cuerpo que estuviera en pleno
trance. Sus ropas apenas lo cubren y dejan al desnudo una belleza esbelta y juvenil,
llena de vitalidad. Scopas juega con los volúmenes rotundos del muslo, el pecho, el
cuello o la cabeza, con la línea sinuosa del perfil, con el contraste de la suave textura de
la carne, las arrugas del ropaje o la enmarañada cabellera. La luz se desliza por las
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TEMA 2: El arte clásico: Grecia
zonas pulidas y en las otras produce fuertes sombras, que acentúan la sensación de
dramatismo. El patetismo alcanza su culminación en el rostro, vuelto hacia arriba y con
una mirada perdida en lo alto, que manifiesta la completa enajenación del éxtasis.
4. Contenido
El antropocentrismo de la cultura griega hace que se atribuyan a los dioses cualidades
humanas. El hombre es un ser racional, y este rasgo está representada por Apolo, el
dios de las artes. Sin embargo, el ser humano es también pasión, emoción, sentimiento,
que es lo que simboliza Dionisos, el dios de la energía vital y no sólo del vino. La
cultura griega valora más a Apolo, porque en la razón se fundamente la civilización y el
propio orden de la polis, pero no niega a Dionisos. Lo dionisiaco es el complemento de
lo apolíneo. Esta Ménade participa en la fiesta dionisiaca, una orgía desenfrenada y
liberadora en la que, con la complicidad del vino, se superan los límites y se da rienda
suelta a lo irracional. Scopas quiere mostrarla llena de sensualidad y erotismo, y lo
consigue jugando con la transparencia de los paños y resaltando mediante la postura las
formas de su cuerpo semidesnudo. En una sociedad como la griega de entonces, que
discriminaba a la mujer hasta el punto de no dejarla participar en los asuntos públicos y
recluirla en el gineceo, esta actitud debía resultar enormemente transgresora. Sin
embargo, ese fervor que enloquece a esta ménade es sagrado. “¿Quién la mueve?
¿Dionisos o Scopas?”, se preguntaba ante ella un poeta. Los escultores griegos del
siglo IV a. de C. renuevan el clasicismo y pasan de los rostros siempre serenos y a
veces fríos de las obras del siglo anterior a la expresión de los sentimientos, pero
ninguno como Scopas supo transmitirnos lo patético, lo pasional con tanta energía, con
tanto realismo. Por este motivo, en Scopas se inspirarán los escultores de la época
helenística que siguen la tendencia barroca, propia de las escuelas de Rodas y Pérgamo,
caracterizada por el dramatismo, la expresividad de los rostros y los cuerpos retorcidos,
el movimiento.