En 1833, Gauss y Weber instalaron la primera línea telegráfica experimental de 1000 metros entre la universidad y el observatorio en Göttingen, Alemania. Utilizaron un código basado en la amplitud de las señales eléctricas para transmitir letras. Más tarde, el telégrafo eléctrico de Morse permitió la transmisión de mensajes a larga distancia mediante la combinación de puntos y rayas correspondientes a un código alfabético convenido.