El imperio inca tenía una monarquía absoluta y teocrática en la que el Inca era considerado divino y tenía el poder supremo. El Inca gobernaba con la ayuda del Consejo Imperial formado por los cuatro jefes regionales, y su heredero el Auqui aprendía a gobernar a su lado. Los Apunchic gobernaban las provincias en nombre del Inca manteniendo el orden, mientras que los Tucuyricuj inspeccionaban que se cumplieran las leyes y recaudaban tributos. Los Curacas gobernaban localmente y recogían