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EFECTOS DELETEREOS DE LA ADMINISTRACION
ORAL DE FLUOR
Dr. Patricio Ortiz Ruiz
Departamento de Medicina Interna
Facultad de Medicina
Universidad de Concepción
INTRODUCCION
El flúor es un elemento ampliamente distribuido en la naturaleza y desde que su efectividad en
la prevención de caries dentarias fue postulada en la década del 40', su uso ha sido ampliamente
aceptado y practicado. Con ese fin se le utiliza en formas locales aplicadas directamente sobre la
dentadura y en formas sistémicas que deben ser ingeridas. Ambas modalidades se describen
igualmente efectivas en la prevención de caries dentarias. Los programas de fluoruración
artificial del agua de bebida, a la concentración de 1 ppm (1 mg/l), se han considerado de
importante beneficio en salud pública y desde que se comenzara su utilización, se reconoció que
el conocimiento cabal de su comportamiento en el organismo y probable efectos tóxicos
asociados a su uso sistémico, es crítico en la implementación y evaluación de los masivos de
fluoruración del agua de bebida.
ASPECTOS FISIOLOGICOS (1).
De una ingesta dada de flúor, el 80% aproximadamente es absorbido en el estómago e intestino
delgado principalmente y el resto eliminado a través de las deposiciones.
El flúor absorbido pasa al plasma sanguíneo y luego es distribuido a los diferentes tejidos, donde
se mantiene en proporciones establecidas respecto a la concentración plasmática. Este equilibrio
dinámico es posible ya que el flúor no se encuentra unido a proteínas en el plasma y su difusión
a través de las diferentes membranas es dependiente de gradientes de pH y no necesita de
carriers.
Lo anterior no determina concentraciones de saturación en los diferentes compartimentos
orgánicos, como se consideró inicialmente, puesto que el organismo humano no cuenta con
mecanismos de regulación homeostática de flúor(2).
La concentración de flúor en la leche materna es constante (0.008 ppm) e independiente de la
concentración plasmática de flúor de la madre, lo que puede considerarse como el único
mecanismo de regulación homeostática presente en el ser humano.
La concentración de flúor en los diferentes tejidos luego de su absorción, depende de la ingesta
y depuración plasmática. Esta última se efectúa en proporciones iguales a través de la captación
por tejidos calcificados y la excreción renal.
La afinidad de los tejidos calcificados por el flúor es importante, determinando su retención
persistente y acumulativa en el hueso, siendo mayor en los organismos en crecimiento. En el
recién nacido, cerca del 90% del flúor absorbido es retenido en el hueso. Esta afinidad decrece
con la edad y se estabiliza en alrededor de un 50% del flúor absorbido al completarse el
desarrollo del esqueleto, siendo el 50% restante, excretado a través del riñón.
La excreción renal depende de la funcionalidad del riñón y pH urinario. A mayor acidez, la
reabsorción tubular de flúor es mayor, pasando al intersticio y luego a los capilares,
incrementando el pool plasmático.
TOXICIDAD AGUDA DEL FLUOR.
A la concentración de 1 ppm, la ingesta de flúor está desprovista de efectos deletéreos
importantes, a excepción de los pacientes sometidos a diálisis renal crónica, en quienes se han
reportado muertes en paro cardíaco por fibrilación verticular, secundaria a concentraciones
excesivas de flúor en la solución de diálisis e hiperpotasemia importante. Esta situación resulta
de la incapacidad de los equipos de deionización utilizados habitualmente de asegurar una
adecuada depuración de flúor en la solución dialítica y se corrige de forma importante con el uso
procedimientos de osmosis reversa en la deionización (3).
Otra situación de toxicidad aguda que también puede llevar a la muerte, está dada por la ingesta
voluntaria o involuntaria de preparados con alta concentración de flúor (1).
En el lumen gástrico, el flúor está presente como ácido fluorhídrico (HF). Esta molécula no
ionizada atraviesa fácilmente la membrana de las células epiteliales, penetrando al interior de
las células donde se disocia en iones fluoruro e hidrogeniones, los cuales lesionan estructuras y
alteran funciones celulares por ruptura de la barrera mucosa gástrica (4, 5, 6).
La dosis única y de alta concentración del flúor de aplicación tópica a nivel de la cavidad bucal
con deglución del flúor, daña la mucosa gástrica, generando alteraciones de esta estructura (7, 8,
9). La lesión se intensifica al utilizar un gel fluorado a concentraciones de flúor en un rango de
5.000 - 12.300 ppm y a mayor viscosidad del producto (10, 11, 12). La ingesta involuntaria de
estos productos genera irritación gástrica manifestada en dolor epigástrico, náuseas, vómitos (1
3). La ingesta accidental o deliberada de productos de alta concentración puede ocasionar
estado comatoso, acidosis, convulsiones, parálisis respiratoria o arritmia seguida de muerte por
falla cardíaca (14).
Estudios experimentales y en humanos con aplicación de gel fluorado a concentraciones de
1,23% (12.300 ppm), han mostrado en algunos casos, aparición de síntomas epigástricos,
cambios en los niveles de CAMP en plasma y tejidos, en el metabolismo de la glucosa y de la
secreción de amilasa salivar. La estandarización de los métodos de aplicación del gel disminuye
la cantidad de flúor ingerido (15).
En 1989, Spak y Col (16), en una muestra de doce voluntarios adultos con mucosa gástrica
endoscópicamente normal, encuentran daño de la mucosa gástrica después de ingesta de dosis
única de 20 Mg. de fluoruro de sodio (NAF). Al cabo de dos horas, los doce sujetos presentaban
petequias y erosiones en el cuerpo gástrico al estudio endoscópico y de biopsia gástrica. La
mitad de ellos también presentó alteraciones en el antro gástrico. En cuatro de estos voluntarios
se observó sangramiento sobre una gran extensión de la mucosa gástrica. Tanto el epitelio y
estroma superficial como los acinos gástricos estaban afectados; las células epiteliales eran de
menor tamaño que las normales. El epitelio más severamente dañado se observó disgregado o
totalmente perdido. En los acinos se presentó dilatación irregular y ensanchamiento de las
células epiteliales. La pérdida de municiones fue muy notoria.
En 1990 nuevamente Spak y Col(17), efectúan la aplicación oral de un gel fluorado de menor
concentración (0,42%), en diez adultos con mucosa gástrica previamente sana. La cantidad de
flúor retenida después de la aplicación fue de un 40% de la cantidad de F aplicado. En siete
sujetos se presentaron petequias y erosiones. El examen histológico gástrico mostró alteraciones
epiteliales en nueve de los voluntarios. Experiencias en ratas, demuestran que las lesiones
gástricas son de rápida y progresiva recuperación al suspender la aplicación de flúor (18).
TOXICIDAD CRONICA DEL FLUOR.
La acumulación persistente de flúor en el hueso favorece la actividad osteoblástica, lo que en
algún momento se consideró como beneficioso en el tratamiento de la osteoporosis (19, 20, 21).
El tejido óseo neoformado no mantiene la estructura del tejido óseo normal, siendo un hueso
más denso pero menos elástico, lo que lo hace más susceptible de fracturarse (22, 23, 24).
La acumulación de flúor en el diente produce cambios similares en el esmalte con la aparición de
fluorosis, defecto en la mineralización del esmalte dentario secundario a exceso de flúor durante
su formación (25, 26, 27, 28, 29). La fluorosis se evidencia inicialmente en un aspecto moteado
del diente por depósito de substancias coloreadas de la alimentación en un diente poroso, hasta
deformación y destrucción importante de los dientes.
Estudios de prevalencia de fluorosis en niños de educación básica en diferentes zonas de nuestro
país, han documentado proporciones altas de fluorosis (61.4%) en Iquique, con concentraciones
naturales altas de flúor en el agua potable, Quinta Región (56,0%) con programas de
fluoruración del agua potable hace 10 años, medianas en Santiago (18.6%) previo al comienzo de
los programas de fluoruración del agua potable y bajas en Temuco (4.2%). El índice colectivo de
fluorosis en Iquique ha sobrepasado el valor de 0.6 sobre el cual la patología estudiada se
considera como un problema de salud pública (30).
La evidencia de manifestaciones de exposición excesiva al flúor en zonas donde no se efectúan
programas de fluoruración de las aguas de abasto, señala la existencia de otras fuentes
potenciales de flúor que deben ser estudiadas.
A nivel de tubo digestivo, la administración crónica de flúor puede asociarse a la presencia de
síntomas dispépticos (31).
Waldbott reporta diferentes síntomas gastrointestinales con el uso crónico de F a
concentraciones de 1 ppm, representados por náuseas, vómitos, dolor abdominal, diarrea y
constipación intermitente (32).
El metabolismo del flúor ingerido en forma prolongada determina la factibilidad biológica de que
aparezcan efectos deletéreos sistémicos, dependientes de diferentes variases metabólicas intra
e interindividuales. Los productos fluorurados de administración local no representan riesgo
para la salud humana, a excepción de su ingesta accidental en cantidades importantes.
REFERENCIAS
1. WHITFORD GM. The physiological and toxicological characteristics of fluoride J Dent Res
1990;69(Spec Iss):539-549.
2. SINGER L, ARMSTRONG WD. Regulation of human plasma fluoride concentration. J
ApplPhysiol 1960;15(3):508-510.
3. ARNOW PW, BLAND LA, GARCIA-HOUCHINS S, et al. An outbreak of fatal fluoride
intoxication in a long tern, hemodialysis unit. Ann IntMed 1994;121:339-344.
4. Whitford GM, Pashley DH. Fluoride absortion: the influence of gastric acidity Calcif Tissue
Int 1984;36:302-207.
5. WHITFORD GM, PASHLEY DH. DIRKSEN TR. Gastric acidity and plasma fluoride levels. J
Dent Res 1982;61(SpIss):291(abs 1017).
6. MESSER HH, OPHAUG RH, Influence of gastric acidity on fluoride absortion in rats. J Dent
Res 1993;72(3):619-622.
7. EASTMANN RP, ALLISON NB PASHLEY DH, et al. Histologic and scanning study of gastric
mucosa following fluoride application. J Dent Res 1981;60:502(596 abs).
8. EKSTRAND J, KOCH G. Pharmacokinetics of fluoride gels in children and adults. Caries Res
198 1; 15:213-220.
9. REDD JD, SMY JR. The effects of sodiu fluoride on gastric acid and elecrolyte output in the
anaesthetized cat. J Physiol 1980;301:39-48.
10. LE COMPTE EJ. Clinical application of topical products: risks, benefits and
recomendations. J Dent Res 1987;66(5):1066-1071.
11. EISEN J, LE COMPTE EJ. Acomparison of oral fluoride retention following, tropical
treatments with APF gels of varying viscosities. PediatricDent 1985;7(3):175-179.
12. BEAL JF, ROCH WP. Fluoride gels: a laboratory and clinical investigation. Br Dent J 1976;
140:307-310.
13. DUXBURYAJ, LEACH FN, DUXBURY JT. Acute fluoride toxicity. Br Dent J 1992; 153:64-66.
14. RUBENSTEIN LK, AVENT MA. Frecuency of indesirable side effect following professionally
applied topical fluoride. J DentChild 1987;54:245-247.
15. WHITFORD GM, ALLMANN DW, SHAHED R. Topical fluorides: effects on physiologic and
biochemical processes. J Dent Res 1987;66(5):1072-1078.
16. SPACK CJ, SJÓSTEDT S, ELEDORG L, et al. Tissue response of gastric mucosa after
ingestion of fluoride. Br Med J 1989;298:1686-87.
17. SPACK CJ, SJÜSTEDT S, ELEDORG L, et al. Studies of human gastric mucosa after
application of 0.24% fluoride gel J Dent Res 1990;69(2):426-429.
18. EASTMANN RP, PASHLY DH, BIRDSONG NL, et al. Recovery of rat gastric mucosa following
single fluoride dosing. J Oral Pathol 1985; 14:779-792.
19. FARLEY JR, WERGEDAL JE, BAUYLINK DJ. Fluoride directly stimulates proliferation and
alkaline fosfatase activity for bone forming cells. Science 1983;222:330-332.
20. FARLEY SM, WRGEDAL JE, SMITH L, et al. Fluoride therapy for osteoporosis:
characterization of the esqueletal response by serial meassurements of serum alkaline
phosphatase activity. Metabolism 1987;36:211-218.
21. RESCH H, LIBATANI C, FARLEY SM, et al. Evidence that fluoride therapy increases
trabecular bone density in a peripheral skeletal site. J ClinEndocMetab 1993;76:1622-
1624.
22. HEDLUND LR, GALLAGHER JC. Increased incidence of hip fracture in osteoporotic women
treated with sodium fluoride. J Bone Min Res 1989;4:223-225.
23. LINDSAY R. Fluoride and bone –quantity vs. quality. N. Engl J Med 1190;322:845-846.
24. COOPER C, WICKHAM CAC, BARKER DJR, JACOBSERN SJ, Water fluoridation and hip
fracture. JAMA 1991;266:513-514.
25. RIORDAN PJ. Dental fluorosis and fluoride exposure from various sources. J Dent Res
1992;71:612(774 abs)
26. RIORDAN PJ. Dental fluorosis, dental caries and fluoride exposure among 7 year-olds.
Caries Res 1993;27:71-77.
27. SZPUNAR SM, BURT BA. Trends in the prevalence of dental fluorosis in the United States:
a review. J PublicHealthDent 1987;47:7179.
28. HARGREAVES JA, THOMSON GW, PIMLOTT JFL, NOBERT LD. Commencement date of
fluoride supplemation related to fluorosis. J Dent Res 1988;67:231(948 abs)
29. WETZET WE. Fluorosis dental por administración repetida de fluoruros. Quinteessence
(ed. esp.) 1991;4(5):267-271
30. MELLA S, MOLINA X, ALALAH S. Prevalence of dental fluorosis and its relation with
fluoride content of comunal drinking water. RevMed Chile 1994;122:1263-1270
31. SUS HEELA AK, DAS TK. Chronic fluoride toxicity: a scanning microscope study of
duodenal mucosa. ClinToxicol 1988;26:467-476.
32. WALDBOTTJ. Incipient chronic fluoride intoxication from drinking water: report of 52
cases. Acta MedScand 1956;156:157-168.

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  • 1. EFECTOS DELETEREOS DE LA ADMINISTRACION ORAL DE FLUOR Dr. Patricio Ortiz Ruiz Departamento de Medicina Interna Facultad de Medicina Universidad de Concepción INTRODUCCION El flúor es un elemento ampliamente distribuido en la naturaleza y desde que su efectividad en la prevención de caries dentarias fue postulada en la década del 40', su uso ha sido ampliamente aceptado y practicado. Con ese fin se le utiliza en formas locales aplicadas directamente sobre la dentadura y en formas sistémicas que deben ser ingeridas. Ambas modalidades se describen igualmente efectivas en la prevención de caries dentarias. Los programas de fluoruración artificial del agua de bebida, a la concentración de 1 ppm (1 mg/l), se han considerado de importante beneficio en salud pública y desde que se comenzara su utilización, se reconoció que el conocimiento cabal de su comportamiento en el organismo y probable efectos tóxicos asociados a su uso sistémico, es crítico en la implementación y evaluación de los masivos de fluoruración del agua de bebida. ASPECTOS FISIOLOGICOS (1). De una ingesta dada de flúor, el 80% aproximadamente es absorbido en el estómago e intestino delgado principalmente y el resto eliminado a través de las deposiciones. El flúor absorbido pasa al plasma sanguíneo y luego es distribuido a los diferentes tejidos, donde se mantiene en proporciones establecidas respecto a la concentración plasmática. Este equilibrio dinámico es posible ya que el flúor no se encuentra unido a proteínas en el plasma y su difusión a través de las diferentes membranas es dependiente de gradientes de pH y no necesita de carriers. Lo anterior no determina concentraciones de saturación en los diferentes compartimentos orgánicos, como se consideró inicialmente, puesto que el organismo humano no cuenta con mecanismos de regulación homeostática de flúor(2). La concentración de flúor en la leche materna es constante (0.008 ppm) e independiente de la concentración plasmática de flúor de la madre, lo que puede considerarse como el único mecanismo de regulación homeostática presente en el ser humano. La concentración de flúor en los diferentes tejidos luego de su absorción, depende de la ingesta y depuración plasmática. Esta última se efectúa en proporciones iguales a través de la captación
  • 2. por tejidos calcificados y la excreción renal. La afinidad de los tejidos calcificados por el flúor es importante, determinando su retención persistente y acumulativa en el hueso, siendo mayor en los organismos en crecimiento. En el recién nacido, cerca del 90% del flúor absorbido es retenido en el hueso. Esta afinidad decrece con la edad y se estabiliza en alrededor de un 50% del flúor absorbido al completarse el desarrollo del esqueleto, siendo el 50% restante, excretado a través del riñón. La excreción renal depende de la funcionalidad del riñón y pH urinario. A mayor acidez, la reabsorción tubular de flúor es mayor, pasando al intersticio y luego a los capilares, incrementando el pool plasmático. TOXICIDAD AGUDA DEL FLUOR. A la concentración de 1 ppm, la ingesta de flúor está desprovista de efectos deletéreos importantes, a excepción de los pacientes sometidos a diálisis renal crónica, en quienes se han reportado muertes en paro cardíaco por fibrilación verticular, secundaria a concentraciones excesivas de flúor en la solución de diálisis e hiperpotasemia importante. Esta situación resulta de la incapacidad de los equipos de deionización utilizados habitualmente de asegurar una adecuada depuración de flúor en la solución dialítica y se corrige de forma importante con el uso procedimientos de osmosis reversa en la deionización (3). Otra situación de toxicidad aguda que también puede llevar a la muerte, está dada por la ingesta voluntaria o involuntaria de preparados con alta concentración de flúor (1). En el lumen gástrico, el flúor está presente como ácido fluorhídrico (HF). Esta molécula no ionizada atraviesa fácilmente la membrana de las células epiteliales, penetrando al interior de las células donde se disocia en iones fluoruro e hidrogeniones, los cuales lesionan estructuras y alteran funciones celulares por ruptura de la barrera mucosa gástrica (4, 5, 6). La dosis única y de alta concentración del flúor de aplicación tópica a nivel de la cavidad bucal con deglución del flúor, daña la mucosa gástrica, generando alteraciones de esta estructura (7, 8, 9). La lesión se intensifica al utilizar un gel fluorado a concentraciones de flúor en un rango de 5.000 - 12.300 ppm y a mayor viscosidad del producto (10, 11, 12). La ingesta involuntaria de estos productos genera irritación gástrica manifestada en dolor epigástrico, náuseas, vómitos (1 3). La ingesta accidental o deliberada de productos de alta concentración puede ocasionar estado comatoso, acidosis, convulsiones, parálisis respiratoria o arritmia seguida de muerte por falla cardíaca (14). Estudios experimentales y en humanos con aplicación de gel fluorado a concentraciones de 1,23% (12.300 ppm), han mostrado en algunos casos, aparición de síntomas epigástricos, cambios en los niveles de CAMP en plasma y tejidos, en el metabolismo de la glucosa y de la secreción de amilasa salivar. La estandarización de los métodos de aplicación del gel disminuye
  • 3. la cantidad de flúor ingerido (15). En 1989, Spak y Col (16), en una muestra de doce voluntarios adultos con mucosa gástrica endoscópicamente normal, encuentran daño de la mucosa gástrica después de ingesta de dosis única de 20 Mg. de fluoruro de sodio (NAF). Al cabo de dos horas, los doce sujetos presentaban petequias y erosiones en el cuerpo gástrico al estudio endoscópico y de biopsia gástrica. La mitad de ellos también presentó alteraciones en el antro gástrico. En cuatro de estos voluntarios se observó sangramiento sobre una gran extensión de la mucosa gástrica. Tanto el epitelio y estroma superficial como los acinos gástricos estaban afectados; las células epiteliales eran de menor tamaño que las normales. El epitelio más severamente dañado se observó disgregado o totalmente perdido. En los acinos se presentó dilatación irregular y ensanchamiento de las células epiteliales. La pérdida de municiones fue muy notoria. En 1990 nuevamente Spak y Col(17), efectúan la aplicación oral de un gel fluorado de menor concentración (0,42%), en diez adultos con mucosa gástrica previamente sana. La cantidad de flúor retenida después de la aplicación fue de un 40% de la cantidad de F aplicado. En siete sujetos se presentaron petequias y erosiones. El examen histológico gástrico mostró alteraciones epiteliales en nueve de los voluntarios. Experiencias en ratas, demuestran que las lesiones gástricas son de rápida y progresiva recuperación al suspender la aplicación de flúor (18). TOXICIDAD CRONICA DEL FLUOR. La acumulación persistente de flúor en el hueso favorece la actividad osteoblástica, lo que en algún momento se consideró como beneficioso en el tratamiento de la osteoporosis (19, 20, 21). El tejido óseo neoformado no mantiene la estructura del tejido óseo normal, siendo un hueso más denso pero menos elástico, lo que lo hace más susceptible de fracturarse (22, 23, 24). La acumulación de flúor en el diente produce cambios similares en el esmalte con la aparición de fluorosis, defecto en la mineralización del esmalte dentario secundario a exceso de flúor durante su formación (25, 26, 27, 28, 29). La fluorosis se evidencia inicialmente en un aspecto moteado del diente por depósito de substancias coloreadas de la alimentación en un diente poroso, hasta deformación y destrucción importante de los dientes. Estudios de prevalencia de fluorosis en niños de educación básica en diferentes zonas de nuestro país, han documentado proporciones altas de fluorosis (61.4%) en Iquique, con concentraciones naturales altas de flúor en el agua potable, Quinta Región (56,0%) con programas de fluoruración del agua potable hace 10 años, medianas en Santiago (18.6%) previo al comienzo de los programas de fluoruración del agua potable y bajas en Temuco (4.2%). El índice colectivo de fluorosis en Iquique ha sobrepasado el valor de 0.6 sobre el cual la patología estudiada se considera como un problema de salud pública (30). La evidencia de manifestaciones de exposición excesiva al flúor en zonas donde no se efectúan
  • 4. programas de fluoruración de las aguas de abasto, señala la existencia de otras fuentes potenciales de flúor que deben ser estudiadas. A nivel de tubo digestivo, la administración crónica de flúor puede asociarse a la presencia de síntomas dispépticos (31). Waldbott reporta diferentes síntomas gastrointestinales con el uso crónico de F a concentraciones de 1 ppm, representados por náuseas, vómitos, dolor abdominal, diarrea y constipación intermitente (32). El metabolismo del flúor ingerido en forma prolongada determina la factibilidad biológica de que aparezcan efectos deletéreos sistémicos, dependientes de diferentes variases metabólicas intra e interindividuales. Los productos fluorurados de administración local no representan riesgo para la salud humana, a excepción de su ingesta accidental en cantidades importantes. REFERENCIAS 1. WHITFORD GM. The physiological and toxicological characteristics of fluoride J Dent Res 1990;69(Spec Iss):539-549. 2. SINGER L, ARMSTRONG WD. Regulation of human plasma fluoride concentration. J ApplPhysiol 1960;15(3):508-510. 3. ARNOW PW, BLAND LA, GARCIA-HOUCHINS S, et al. An outbreak of fatal fluoride intoxication in a long tern, hemodialysis unit. Ann IntMed 1994;121:339-344. 4. Whitford GM, Pashley DH. Fluoride absortion: the influence of gastric acidity Calcif Tissue Int 1984;36:302-207. 5. WHITFORD GM, PASHLEY DH. DIRKSEN TR. Gastric acidity and plasma fluoride levels. J Dent Res 1982;61(SpIss):291(abs 1017). 6. MESSER HH, OPHAUG RH, Influence of gastric acidity on fluoride absortion in rats. J Dent Res 1993;72(3):619-622. 7. EASTMANN RP, ALLISON NB PASHLEY DH, et al. Histologic and scanning study of gastric mucosa following fluoride application. J Dent Res 1981;60:502(596 abs). 8. EKSTRAND J, KOCH G. Pharmacokinetics of fluoride gels in children and adults. Caries Res 198 1; 15:213-220. 9. REDD JD, SMY JR. The effects of sodiu fluoride on gastric acid and elecrolyte output in the anaesthetized cat. J Physiol 1980;301:39-48. 10. LE COMPTE EJ. Clinical application of topical products: risks, benefits and recomendations. J Dent Res 1987;66(5):1066-1071. 11. EISEN J, LE COMPTE EJ. Acomparison of oral fluoride retention following, tropical treatments with APF gels of varying viscosities. PediatricDent 1985;7(3):175-179. 12. BEAL JF, ROCH WP. Fluoride gels: a laboratory and clinical investigation. Br Dent J 1976; 140:307-310. 13. DUXBURYAJ, LEACH FN, DUXBURY JT. Acute fluoride toxicity. Br Dent J 1992; 153:64-66. 14. RUBENSTEIN LK, AVENT MA. Frecuency of indesirable side effect following professionally
  • 5. applied topical fluoride. J DentChild 1987;54:245-247. 15. WHITFORD GM, ALLMANN DW, SHAHED R. Topical fluorides: effects on physiologic and biochemical processes. J Dent Res 1987;66(5):1072-1078. 16. SPACK CJ, SJÓSTEDT S, ELEDORG L, et al. Tissue response of gastric mucosa after ingestion of fluoride. Br Med J 1989;298:1686-87. 17. SPACK CJ, SJÜSTEDT S, ELEDORG L, et al. Studies of human gastric mucosa after application of 0.24% fluoride gel J Dent Res 1990;69(2):426-429. 18. EASTMANN RP, PASHLY DH, BIRDSONG NL, et al. Recovery of rat gastric mucosa following single fluoride dosing. J Oral Pathol 1985; 14:779-792. 19. FARLEY JR, WERGEDAL JE, BAUYLINK DJ. Fluoride directly stimulates proliferation and alkaline fosfatase activity for bone forming cells. Science 1983;222:330-332. 20. FARLEY SM, WRGEDAL JE, SMITH L, et al. Fluoride therapy for osteoporosis: characterization of the esqueletal response by serial meassurements of serum alkaline phosphatase activity. Metabolism 1987;36:211-218. 21. RESCH H, LIBATANI C, FARLEY SM, et al. Evidence that fluoride therapy increases trabecular bone density in a peripheral skeletal site. J ClinEndocMetab 1993;76:1622- 1624. 22. HEDLUND LR, GALLAGHER JC. Increased incidence of hip fracture in osteoporotic women treated with sodium fluoride. J Bone Min Res 1989;4:223-225. 23. LINDSAY R. Fluoride and bone –quantity vs. quality. N. Engl J Med 1190;322:845-846. 24. COOPER C, WICKHAM CAC, BARKER DJR, JACOBSERN SJ, Water fluoridation and hip fracture. JAMA 1991;266:513-514. 25. RIORDAN PJ. Dental fluorosis and fluoride exposure from various sources. J Dent Res 1992;71:612(774 abs) 26. RIORDAN PJ. Dental fluorosis, dental caries and fluoride exposure among 7 year-olds. Caries Res 1993;27:71-77. 27. SZPUNAR SM, BURT BA. Trends in the prevalence of dental fluorosis in the United States: a review. J PublicHealthDent 1987;47:7179. 28. HARGREAVES JA, THOMSON GW, PIMLOTT JFL, NOBERT LD. Commencement date of fluoride supplemation related to fluorosis. J Dent Res 1988;67:231(948 abs) 29. WETZET WE. Fluorosis dental por administración repetida de fluoruros. Quinteessence (ed. esp.) 1991;4(5):267-271 30. MELLA S, MOLINA X, ALALAH S. Prevalence of dental fluorosis and its relation with fluoride content of comunal drinking water. RevMed Chile 1994;122:1263-1270 31. SUS HEELA AK, DAS TK. Chronic fluoride toxicity: a scanning microscope study of duodenal mucosa. ClinToxicol 1988;26:467-476. 32. WALDBOTTJ. Incipient chronic fluoride intoxication from drinking water: report of 52 cases. Acta MedScand 1956;156:157-168.