2. Conectado a mi aparatito idiota, leía como en
Chile los niños viven para complacer a miles de
contactos en sus redes sociales, se enamoran sin
que sus padres puedan decir ni pio y exprimen
cada día como si fuera el ultimo.
Entonces casi de la nada me vi haciendo el más
completo ridículo, un cuarentón apoyado contra
un arco de futbol, hipnotizado con el celular y
creyéndose más joven de lo que es.
3. Levanté la vista, espantado. Juro que en ese
instante todos en el patio hacían lo mismo, 23
niños, adultos y viejos ensimismados con sus
teléfonos inteligentes; todos embrutecidos
coleccionando “amigos” que nunca vemos,
actualizando estatus para parecer más
inteligentes de los que somos, nervioso porque
nadie comenta nuestra última fotito.
4. El problema quizás , es que hoy ser
metalizado, egoísta y adolescente perpetuo es
norma. Los días se nos consumen pegados a
la tele, el celular y el computador, alegando
como autómatas por cualquier cosa. Y entre
medio, de tanta rabia descuidamos todo lo
demás, nuestros sueños, hablar con gente
real o luchar para que nuestros hijos no
mueran una noche al ir a una disco, ni se
vuelvan tan idiotas como nosotros.
Felipe Pumarino, LUN (Domingo, 26 de Mayo)