Un padre visitó a sus dos hijas casadas, una con un agricultor y otra con un fabricante de ladrillos. La hija del agricultor deseaba lluvia constante para sus cultivos, mientras que la hija del fabricante de ladrillos deseaba tiempo seco para que sus ladrillos se secaran. El padre se dio cuenta de que era imposible complacer los deseos contradictorios de ambas hijas.