1. Qué son las células madre
as células madre son células indiferenciadas que poseen el atributo
excepcional de autorenovación: una célula madre puede sufrir divisiones
mitóticas para producir más células madre y, en teoría, puede seguir
haciéndolo siempre. Algunos descendientes de las células madre pueden llegar
a diferenciarse en células especializadas, como células de piel, células
nerviosas, o células del músculo cardíaco. Pero un número suficiente de estas
células hijas se mantiene como células madre.
Hay dos categorías principales de células madre: las células madre
embrionarias y células madre adultas. Antes de describir las propiedades de
estos dos tipos de células madre, sus posibilidades en la promoción de la salud
humana, y por qué la investigación sobre células madre embrionarias ha
provocado un debate apasionado, vamos a echar un vistazo más de cerca al
desarrollo del cuerpo humano.
La meiosis (la división celular que produce gametas o células sexuales) que se
produce en los ovarios femeninos produce óvulos haploides, la meiosis
masculina, que se produce en los testículos crea espermatozoides también
haploides. La fusión del óvulo y el espermatozoide durante la fertilización
produce un cigoto diploide que comienza dividiéndose a través de la mitosis (la
división celular que produce células del cuerpo) para ir formando una bola de
células conocida como “mórula” (del latín “pequeña mora").
Todas las células en la mórula son totipotentes, lo que significa que son
capaces de producir cualquiera de los tipos celulares del cuerpo. Las células en
este estadio temprano del embrión tienen un potencial para la diferenciación
muy flexible porque aún no están comprometidas en ninguna proceso de
desarrollo.
Alrededor de 5 días después de la fecundación, la mórula sigue incrementando
el número de células y se transforma en una bola hueca conocida como
blastocisto, que contiene aproximadamente unas 150 células.
Dentro del blastocisto, un grupo de alrededor de 30 células, conocido como
masa celular interior, formará al embrión propiamente dicho.
Las células de esta región interna del blastocisto son pluripotentes, es decir,
que ellas tienen la capacidad para producir los aproximadamente 220 tipos
celulares presentes en el adulto.
La capa de células exteriores formará el sistema de membranas que rodean al
embrión y que posteriormente participarán de la formación de la placenta.
Estas células son multipotentes, porque la gama de células diferenciadas que
pueden producir es mucho menor que las de otras regiones en desarrollo.
Estas células perdieron por completo la totipotencia para la diferenciación que
tenían las células de la mórula, y también carecen de la capacidad para la
pluripotencia que tienen las células de la región interna del blastocisto.
Cerca de 57 días después de la fecundación, el blastocisto se adhiere al
revestimiento del útero (endometrio) en un proceso conocido como
implantación. La mitosis continúa a un ritmo rápido, pero a partir de este punto,
en muchas de las células hijas comienza la diferenciación en tipos celulares
L
2. especiales. En este momento surgen las tres capas de tejido del embrión de los
vertebrados.
Alrededor de 10 semanas después de la fertilización, la mayor parte de los
sistemas de órganos se definen y el embrión se transforma en un feto.
La flexibilidad en la capacidad para convertirse en muchos tipos celulares de
las células fetales disminuye conforme avanza el desarrollo del individuo.
Al nacer, sólo pequeñas poblaciones de células en diferentes tejidos y órganos
conservan la capacidad para duplicarse y diferenciarse en otros tipos celulares.
Esas células se denominan células madre adultas, ya que persisten en la
edad adulta, aunque también están presentes en los recién nacidos y en los
niños.
3. Las células madre adultas, también conocidas como células madre somáticas,
son multipotentes: ellas mantienen el potencial para generar un número de
diferentes tipos de células, pero en una diversidad mucho menor que las
células de la mórula inicial.
Las células madre adultas han sido identificadas en muchos órganos y tipos de
tejidos en el cuerpo de una persona adulta, incluyendo la piel, los músculos, la
médula ósea, el hígado, el cerebro, y los ojos.
La identificación de las células madre en el cuerpo adulto sugirió casi de
inmediato la posibilidad de desarrollar una serie de terapias médicas, y parte de
estas promesas se han cumplido de manera sustancial, por ejemplo, en el
tratamiento de algunos trastornos de la sangre como leucemia, o en el
tratamiento de graves quemaduras.
Las células madre de la piel se pueden aislar de cualquier zona sana de la piel
de la víctima y bajo condiciones de laboratorio adecuadas, se pueden generar
rápidamente láminas de tejido epidérmico que pueden ser injertadas en el
cuerpo del paciente.
Hay elevadas esperanzas de que se puedan utilizar métodos similares para el
tratamiento y reparación de tejidos dañados en situaciones como la
enfermedad de Alzheimer, lesiones en la columna espinal, distrofia muscular,
esclerosis múltiple, y por supuesto, la enfermedad de Parkinson. Pero el trabajo
con células madre adultas de otros órganos que no fueran la piel o la médula
ósea era muy difícil.
Con la llegada de la reproducción asistida en 1990, los científicos fueron
capaces de hacer crecer la masa celular interna, derivada de embriones
donados, en un cultivo de laboratorio. La técnica de Fertilización in vitro (FIV)
implica la combinación de un óvulo y un espermatozoide en laboratorio. Al
cigoto resultante se le suministran nutrientes especiales y es mantenido a
temperatura controlada para que continúe su desarrollo, convirtiéndose en
mórula y luego en blastocisto. Éste puede ser implantado en la mujer que
busca el tratamiento para la fertilidad, o puede ser congelado para ser utilizado
más tarde, ya que no puede ser mantenido vivo en un medio de cultivo durante
las etapas tardías de desarrollo. Sólo en Estados Unidos se congelan unos
400.000 blastocistos humanos en clínicas de fertilidad.
A finales de los 90, un número de blastocistos "excedentes" fueron donados
por algunas parejas y clínicas de fertilidad a los investigadores, quienes gracias
a los avances conseguidos con la manipulación de blastocistos de ratones,
habían desarrollado métodos para mantener vivas a la células madre extraídas
a partir de células humanas derivadas de la masa interna celular del
blastocisto y hacerlas crecer en un medio nutritivo artificial.
Las células madre desplegaron su condición de pluripotentes, dividiéndose una
y otra vez y manteniéndose en estado indiferenciado. En varios laboratorios de
Estados Unidos y de otros países, se desarrollaron muchas líneas de células
madre, a partir de embriones donados por las clínicas de fertilidad. Se
denomina línea a las células que descienden de una única célula inicial a
través de una cadena de divisiones mitóticas.
4. El anuncio para 1998 de que células madres embrionarias se habían
multiplicado en un medio artificial de laboratorio y que éstas se habían
diferenciado en varios tipos celulares debido la adición, en el medio nutritivo, de
ciertas moléculas que actuaban como señales químicas, fue recibido tanto con
euforia como con preocupación y condena.
Los investigadores han estado interesados en las células madre embrionarias
debido a que estas células son pluripotentes, pero pueden generar una
variedad mucho mayor de tipos de células que las células madre adultas
pluripotentes. Las células madre adultas de tejidos como el cerebro, el corazón
y el riñón son pequeñas, escasas, difíciles de identificar, y especialmente
difíciles de cultivar en un medio de laboratorio.
La mayoría de los opositores de la investigación con células madre
embrionarias creen que la vida de un ser humano comienza con la concepción;
por lo tanto un embrión tiene estado moral y por lo tanto, es poco ético usar sus
células para que otra persona se beneficie.
En 2001, el gobierno de los Estados Unidos canceló el financiamiento para
cualquier investigación que involucre embriones humanos y prohibió la
creación de nuevas líneas de células madre utilizando fondos públicos.
No se crearon nuevas líneas de células madres que se conozcan desde esa
fecha, aunque cerca de una docena de líneas que fueron desarrolladas antes
de la moratoria están todavía en uso. Los investigadores dicen que aquellas
líneas de células anteriores al 2001 se han deteriorado como resultado de la
contaminación y la acumulación inevitable de mutaciones. Los defensores de
las células madre sostienen que la creación de nuevas líneas celulares
aumentaría el ritmo de las investigaciones y ampliaría el desarrollo de
tecnologías para la producción de células madre con aplicaciones terapéuticas.