2. fases cronológicas :Los atacameños
temprana : 500 ac -300 dc Fase Media corresponde al periodo que
se desarrolla entre los años 300 y 900
d.C.
Tardía periodo que va desde el 900 d.C.
hasta la invasión española en el año
1536.
3. Hoy en día
Actualmente existen en Chile alrededor de 21.015 personas que se declaran Atacameñas, correspondiendo al 3,04% de los indígenas del país.
65,9% de ellos habita aún en la II región.
4. Mapas ubicación de los atacameños
• Ubicación: Los atacameños habitaban en aldeas
ubicadas en los oasis, valles y quebradas de la
provincia del Loa, en lo que es actualmente la
segunda región, su hábitat desértico, se divide en
dos sectores: la hoya del Salar de Atacama, que
gravita en el pueblo de San Pedro de Atacama y la
cuenca del rio Loa, que gravita en la ciudad de
Calama.
Los Atacameños, tribu cercana a los Incas y que habitó la Segunda Región de Chile, tenían un lenguaje propio y exclusivo, llamado "kunza", y sus
esquemas fonéticos no parecen calzar con el idioma de ningún otro pueblo. Estos indios habitaban el norte desde épocas muy antiguas, quizás
descendiendo por una parte de tribus asentadas en la zona desde antes de la invasión tiawuaacota. En las zonas que ocuparon se han encontrado
hoy en día hermosas piezas de una cerámica negra y pulida que caracterizan a la alfarería Atacameña. Eran diestros agricultores y se desconoce el
nombre original que se daban a sí mismos. Sí se sabe que su organización social estaba basada en el ayllú y la posesión familiar. De esta cultura
quedan también muchas muestras funerarias como momias atacameñas y objetos mortuorios, especialmente bellos, admirables en el Museo de San
Pedro de Atacama.
5. Plato hondo. Cerámica grabada San Pedro de
Atacama. Florecimiento cultura
Momia atacameña. Museo Le Paige. San
Pedro de Atacama
Plano del poblado de Tulor
Cerámica Uruquilla San Pedro de Atacama Vaso de oro. Ritual atacameño.
Influencia de Tiwanaku
Tableta de rapé
6. temprana : 500 ac -300 dc Se caracteriza por una cerámica roja pulida, con formas globulares y vasos
cilíndricos;cántaros grandes y urnas con rostros estilizados. A través de la cerámica se puede comprobar que sí hubo
contacto con otros pueblos y que al parecer esto mismo habría ayudado a la consolidación de los patrones locales.
Fase Media corresponde al periodo que se desarrolla entre los años 300 y 900 d.C. Aquí desaparece la cerámica roja
pulida y cobra protagonismo la cerámica negra pulida. Diversas son sus formas pero las más representativas son los
pucos, los vasos cilíndricos y los botellones con imágenes antropomorfas en el cuello. También es interesante la
aparición de la cerámica grabada. En este periodo se desarrollan otros tipos de artesanía como la cestería y los
trabajos en metal y madera lo cual hace suponer que esta fase corresponda a una etapa de
florecimiento cultural.
Tardía periodo que va desde el 900 d.C. hasta la invasión española en el año 1536. Esta etapa concuerda con la decadencia
de Tiwanaku, la expansión del imperio Inca, la designación de un nuevo centro religioso, el volcán Licancabur, entre otros
sucesos, los que provocaron que las etnias correspondientes a los Andes Meridionales, antiguamente cohesionadas, sufrieran
grandes fracturas y tuvieran que verse obligadas a reestructurarse desde sí mismas en lo político y social.
Todo lo anterior derivó en un decaimiento de la calidad de las manufacturas. La variedad de las formas cerámicas de la fase
anterior es reemplazada por un tipo de platos pulidos sólo en su interior y por otras formas más cerradas que llevan una mano
de pintura roja violácea en el exterior
7. Calabazas
Estos frutos se trabajaban de manera muy simple: se les calaba algún extremo y por allí se las vaciaba de su contenido. Luego el mismo orificio
servía como boca del recipiente. También se las cortaba por la mitad.
La mayoría de los ejemplares que se han encontrado no presenta decoración aunque ha habido excepciones y en estos casos las técnicas han
sido diversas: unas sólo tuvieron una mano de pintura, otras fueron grabadas, otras pintadas y grabadas y también hay ejemplares que
lucen pirograbados, o sea grabados que se hacen usando un elemento caliente, muy propios de la fase tardía.
Muchas de ellas se han encontrado en las tumbas, siendo el único ajuar funerario, lo cual hace suponer que al final de la civilización Atacameña
la calabaza reemplazo a la cerámica.
Es interesante resaltar que existen muchas calabazas reparadas. Cuando una se rompía se remendaban; es decir, se perforaban orificios a
ambos lados de las partes y se pasaban hilos por ellas para mantenerlas unidas. Probablemente esto se debía a que las calabazas no eran
fáciles de conseguir en San Pedro y se les cuidaba mucho.
Una técnica similar al remiendo se utilizaba cuando se combinaba la calabaza y la cestería en una misma pieza creando, así, una artesanía mixta
de asombrosa creatividad.
Alfarería
Su uso y desarrollo fue altamente importante para los atacameños pues facilitó el asentamiento de los pueblos al permitirles almacenar agua y víveres, entre otras
funciones domésticas.
El elemento más característico son las vasijas antropomorfas: vasijas globulares donde se utiliza el cuerpo del ceramio para representar el cuerpo humano, y el
cuello de la vasija se usa para adaptar el rostro.
La cerámica más abundante es la cerámica negra pulida, que cuenta con al menos 5 formas diferentes, aunque también pueden observarse cerámicas rojas y
grises, también pulidas, que han coexistido con la negra, siendo esta última la que ha prevalecido.
Cestería
Siempre ha sido una actividad muy importante ya que conjugaba a la perfección lo estético con lo funcional.
Dos fueron las técnicas principales para hacer cestos en San Pedro de Atacama: el tejido en espiral (“coiled”) y la técnica de trama y
urdimbre (“tuined”). La primera técnica fue la que se usó primero y por más tiempo, mientras que la trama y urdimbre corresponde más a los
últimos tiempos prehispánicos.
Ambas técnicas son muy difíciles de dominar, no obstante, los atacameños nos han legado hermosos elementos de cestería, los más típicos
son los discos y cestos cilíndricos.
El color también fue un elemento importante y se ha confirmado que la mayor profusión de color en la cestería corresponde al momento en que
se intensifican las relaciones con el altiplano, espacialmente producto de la expansión Tiwanakota. En este tiempo se introduce el rojo, azul y
amarillo además de los motivos antropomorfos, zoomorfos y otros de ascendencia altiplánica.
Los mejores ejemplares de la cestería se dan junto con la cerámica negra pulida, lo cual hace suponer que las diversas manualidades se ven
afectadas, como unidad, por fenómenos sociales, políticos o económicos determinados. De esta manera podemos decir que el hombre
Atacameño reflejó en sus obras las circunstancias que estaba viviendo.
8. Textiles
Son un símbolo del alto desarrollo cultural alcanzado por el pueblo Atacameño.
La técnica consiste en entrelazar hilos de lanas, naturales o teñidos, generalmente utilizando un huso que permite convertir los vellones en un hilo apto
para ser tejido. El telar más usado fue el telar de suelo o “aguana”
Entre los materiales que complementaban la labor del tejido, podemos nombrar el “tijene”, especie de cuchillo de madera, el “ipi, hueso aguzado de
camélido, y la “vinasa” tabla delgada que guía el paso del ovillo, además de las típicas agujas de madera y las espinas de cactáceas.
Gracias a la costumbre Atacameña de enterrar a sus muertos envueltos en sus ropajes hemos podido apreciar la belleza y variedad de sus tejidos.
Los tejidos más espectaculares en cuanto a diseño y colorido se dieron en la Fase Media, muy directamente relacionadas con Tiwanaku.
Tocados
Los gorros tejidos son otras de las prendas que forman parte del vestuario de los Atacameños.
Los gorros más comunes consistían en un grueso y ancho anillo con armazón de paja trenzada, forrado en cuero con el pelaje vuelto hacia afuera; las
carrilleras eran hechas del mismo cuero o de cordel de lana. La parte superior estaba cubierta con un bonete de malla fina ricamente policromado. La
mayoría de ellos mantuvo el color del pelaje con que eran forrados pero también hubo otros que eran teñidos con pigmentos naturales rojo o azul.
También hay ejemplares que llevan plumas, flecos de lana e incluso pelo humano.
Además de los gorros otros atavíos eran usados como ornamentación de la cabeza. Destacan entre éstos un enturbantado de hilos sueltos de lana,
anchos cintillos adornados con guirnaldas o rombos hechos de cuentas de malaquita.
Es interesante resaltar respecto a este tema el hecho de que en la cultura Atacameña existía la costumbre de deformarse intencionalmente el cráneo,
cuestión que fue muy característica de ellos desde los inicios de la agricultura hasta el contacto con los españoles.
Ornamentos
Los ornamentos más populares entre los Atacameños fueron los collares, las miniaturas, usadas como pendientes o colgantes, los anillos, pulseras,
brazaletes y plumas para complementar tocados. Los materiales que más se utilizaban para fabricar estos adornos eran piedras como la liparita, la
malaquita, el cuarzo, el jaspe, la turquesa e incluso las conchas marinas. También se utilizaba el cobre y en algunos ornamentos se encontró presencia
de plata, zinc y plomo. El oro aparece esporádicamente y muy relacionado con objetos Tiwanakotas lo cual señala la posibilidad de pensar que esos
objetos no fueron hechos por los Atacameños sino traídos de afuera.
Como adorno corporal curioso resalta el “tembetá”, objeto de piedra inserto a manera de tarugo en orificios perforados en el contorno bucal. Dos
protuberancias laterales que les dan la forma de letra “T” servían para retener por el interior de la boca. El uso de este adorno fue bastante común en el
período agroalfarero no obstante en la fase media comienza a desaparecer.
Escultura
La escultura, como arte tridimensional, ocupó un lugar importante entre los Atacameños.
Materiales como la piedra no tuvieron tanta relevancia mientras que en el tallado de la madera se puede apreciar la verdadera calidad escultórica de los artesanos que
representaban comúnmente rostros humanos, animales y escenas de la vida silvestre y cuyo fin no era estético sino ante todo funcional; esto es, mientras más
importante es el objeto y su función mayor es la dedicación del ejecutor. Así es como los elementos más interesantes de escultura en madera fueron los relacionados
con el culto. Las mejores expresiones de ello son las tabletas para inhalación de alucinógenos que se conservan en el Museo de San Pedro. Esta actividad fue
sumamente importante porque conectaba a los shamanes con el mundo sobrenatural y nos permite a nosotros conocer las creencias y costumbres de los Atacameños.
Dentro de este rito participaban además otros elementos como el tubo para inhalar la sustancia, los morteros de piedra donde se molían los alucinógenos, las cajas para
guardarlos, las agujas cactáceas para despejar los tubos y cucharas para beber o comer algún tipo de alimento especial relacionado con el ritual.
Las técnicas aplicadas a la escultura son numerosas y van del realismo a la esquematización y del estilo clásico al barroquismo presente en las tabletas de influencia
Tiwanakota.