1. FABULAS
EL ÁGUILA, LA GATA Y LA JABALINA
Hace mucho tiempo, en un viejo Roble,
vivían una Águila con sus crías, una Gata
montes con sus bebés, y a una Jabalina
con sus crías. Todos vivían en paz y
armonía, hasta que un día, la sinvergüenza
Gata se acercó al Águila, y le dijo lo
siguiente:
"Vecina Águila. Me he dado cuenta que la
fiera que habita abajo, no cesa de cavar para derribar nuestro Árbol. Cuando haya
acabado y el Árbol haya caído, se comerá a nuestros hijos. Tengamos mucho
cuidado de ella."
El Águila tras oír eso, se quedó preocupada. Por otro lado, la Gata fue donde la
Jabalina y le susurró lo siguiente:
"¿Sabes vecina?, hablé con la señora Águila y me dio a entender que espera el
momento adecuado en que te marches para ir por tus hijos y devorarlos."
El Águila y la Jabalina muy dudosas por dicha conversación, decidieron no
abandonar sus casas para cuidar de sus Hijos. Conforme pasaba el tiempo,
ambas de no salir a buscar comida para ellas ni para sus crias, perecieron de
hambre.
La Gata, viendo los restos de las "enemigas", se dio un gran festín junto a sus
crías gracias a los chismes falsos de la vecina Gata.
Moraleja
A quien te engaña con un cuento, desprecialo al momento.
JÚPITER Y LA ABEJA
Una vez, una Abeja que había regalado a
Júpiter un plato de apetitosa Miel, le hizo
prometer un deseo.
"Gran Júpiter, usted sabe muy bien que los
hombres me persiguen por mi Miel. Deseo que
2. usted haga mi aguijón venenoso para poder castigarlos cuando me persigan."
Tras escuchar a la Abeja, Júpiter respondió:
"Yo valoro al Hombres y a todo ser viviente. Se me hace injusto conceder tu
petición."
Y como Júpiter se sentía obligado a cumplir su palabra, dijo a la Abeja:
"Abeja. Venenoso será tu aguijón según tu deseo, sin embargo, deberás usarlo en
defensa propia y con mucha conciencia, ya que la primera vez que claves tu
aguijón, será la ultima, porque luego de esto perderás la vida."
Moraleja
El hombre prudente mira bien lo que promete.
EL BORRACHO Y SU MUJER
Una vez, un Borracho visitaba cada noche una y otra
cantina dejando su salud, inteligencia y fortuna.
Un día de tantos al volver a casa, saturado en alcohol
dejo como de costumbre su juicio en el fondo de las
copas. Su mujer muy irritada y con la paciencia hasta
el piso, decidió meter a su Borracho en un ataúd.
Cuando este despertó, muy sorprendido por donde se
encontró, se creyó muerto y se dijo:
"¿Pero que hago aquí? ¿Acaso morí y se quedó viuda
mi mujer?"
Y a los pocos segundos, un ser fantasmal se acercó a este, pero en si, era su
mujer vestida de negro.
"¡¿Qui-Quien eres tu?!" - Pregunto el asustado Borracho.
"Soy la despensera del infierno y esto a cargo de llevar comida a los condenados."
- Respondió el falso espectro.
El Borracho quien se sentía en las profundidades del infierno respondió:
"Y dime, de todo eso que traes, ¿no tienes algo para beber?"
Moraleja
El borracho empedernido, siempre será lo que ha sido.
3. EL LEÓN Y EL CIERVO
Estaba un león muy furioso, rugiendo y gritando sin
ninguna razón. Lo vio un ciervo a prudente distancia
y exclamó:
- ¡Desdichados de nosotros, los demás animales del
bosque, si cuando el león estaba sosegado nos era
tan insoportable, ¿de qué no será capaz estando en
la forma que está ahora?
Moraleja: Cuidémonos de no dar nunca poder a los irascibles y dañinos, pues si ya
sin motivo nos dañan, más lo harán si por cualquier causa se sienten inconformes.
LA ENCINA Y LA CAÑA
Dijo la Encina a la Caña: “Razón tienes para
quejarte de la naturaleza: un pajarillo es para ti
grave peso; la brisa más ligera, que riza la
superficie del agua, te hace bajar la cabeza. Mi
frente, parecida a la cumbre del Cáucaso, no sólo
detiene los rayos del sol; desafía también la
tempestad. Para ti, todo es aquilón; para mí, céfiro.
Si nacieses, a lo menos, al abrigo de mi
follaje, no padecerías tanto: yo te defendería de la borrasca. Pero casi siempre
brotas en las húmedas orillas del reino de los vientos. ¡Injusta ha sido contigo la
naturaleza!
–Tu compasión, respondió la Caña, prueba tu buen natural; pero no te apures. Los
vientos no son tan temibles para mí como para ti. Me inclino
y me doblo, pero no me quiebro. Hasta el presente has podido resistir las mayores
ráfagas sin inclinar el espinazo; pero hasta el fin nadie es dichoso.”
Apenas dijo estas palabras, de los confines del horizonte acude furibundo el más
terrible huracán que engendró el septentrión. El árbol resiste, la caña se inclina; el
viento redobla sus esfuerzos, y tanto porfía, que al fin arranca de cuajo a la Encina
que elevaba la frente al cielo y hundía sus pies en los dominios del Tártaro.
4. EL PERRO Y EL CARNICERO
Penetró un perro en una carnicería, y
notando que el carnicero estaba muy
ocupado con sus clientes, cogió un trozo de
carne y salió corriendo. Se volvió el
carnicero, y viéndole huir, y sin poder hacer
ya nada, exclamó:
- ¡Oye amigo! allí donde te encuentre, no
dejaré de mirarte!
Moraleja: No esperes a que suceda un accidente para pensar en cómo evitarlo.
EL MILANO Y LA GAVIOTA
Tragó una gaviota un pez demasiado grande y
le estalló la garganta, quedando muerta a la
orilla de la playa. La vio un milano y dijo:
- Tienes tu merecido, porque sabiendo de tu
capacidad, abusaste de lo que te estaba
permitido.
Moraleja: Sabiendo cuáles son tus capacidades, nunca intentes sobrepasarlas si
no te has preparado para ello.
LA COMADREJA Y LA LIMA
Se introdujo una comadreja en el taller de un
herrero y se puso a lamer una lima que ahí se
encontraba.
Al cabo de un rato su lengua arrojaba sangre
en abundancia, y la comadreja se puso muy
feliz pensando que había arrancado algo al
hierro, hasta que acabó por perder su propia lengua.
Moraleja: Piensa siempre que si haces un daño, tarde o temprano éste regresará
contra ti.