María y Victoria fueron al parque en sus bicicletas y cuando regresaron, se dieron cuenta de que las bicicletas habían desaparecido. Siguieron unas huellas hasta una casa donde encontraron a las bicicletas escondidas en el garaje. Alberto admitió que había escondido las bicicletas como una broma. María y Victoria le perdonaron pero le dijeron que no lo volviera a hacer.