El documento describe la historia de la guerra entre España y los Países Bajos desde 1555 hasta 1640. Felipe II asumió el trono español en 1555 pero era visto como un gobernante extranjero por los holandeses. La imposición de la inquisición y las restricciones a la libertad religiosa llevaron a protestas. A pesar de los esfuerzos diplomáticos, Felipe envió tropas bajo el duque de Alba en 1567 para sofocar la rebelión, lo que provocó una guerra de 80 años por la independ
1. ¿Qué se nos perdió en Flandes, precisamente? ¿Cómo nos fue? ¿Por qué,
precisamente allí, fueron usados tantos recursos, teniendo tantas cosas por
hacer en las colonias americanas? Esas preguntas y más, me hacía cuando
escuchaba hablar de los tercios o de Flandes. Un día decidí salir de dudas y he
aquí, lo que encontré.
Flandes, el Vietnam español.
Felipe II
El nuevo soberano
La historia empieza en 1.556, con la abdicación de Carlos I
de España, (llamado Carlos V en Alemania), en su hijo
Felipe II. Carlos había nacido en Gante (Bélgica), y conocía
esas tierras; por ello era considerado por sus súbditos
neerlandeses como soberano legítimo. En cambio, a su hijo,
Felipe II, se le consideraba un monarca extranjero con
2. intereses más favorables a España que a ellos. La primera
diferencia entre el nuevo rey y sus súbditos, surgió tras la
abdicación de su padre. Felipe, como nuevo gobernante, fue
incapaz de soltarles un discurso, ya que no hablaba su
idioma.
Había una gran diferencia entre las provincias de Flandes,
y España. En España estábamos acostumbrados durante
largos siglos, a soportar los caprichos de los gobernantes, ya
fueran cristianos o musulmanes. En los Paises Bajos, no.
Allí, había un equilibrio entre el rey, y sus súbditos. El
soberano debía usar su diplomacia cuando necesitaba hacer
alguna cosa de importancia.
Asimismo, una nueva religión protestante; el calvinismo,
se estaba implantando en esas tierras. Por ello, la
inquisición, impuesta por las autoridades españolas era
poco menos que aborrecida, llegando la población a
enfurecerse, y en algunos extremos, a apedrear al verdugo
cuando se intentaba ejecutar a alguien por motivos de
herejía. En 1.565, el rey estableció unos decretos en los que
se impedía la libertad de culto. Eso causó un gran malestar
en la población. Como forma de protesta, un grupo de
nobles utilizaron unas feas túnicas grises cuando tenían que
reunirse con las autoridades españolas. Era una chocante
forma de resaltar la elegancia de las autoridades, y
ridiculizarlas. Dichas túnicas o libreas las usaba la
servidumbre. Además, se habían comprometido, a luchar
contra la inquisición.
En 1.565, el conde Egmont, un noble flamenco, viajó a
España para visitar al rey y exponerle sus quejas. Felipe ya
lo conocía, pués había combatido junto a él y su padre, en
varias batallas. Por ello, lo recibe con alegría, pero sin
comprometerse a nada. Egmont no es un diplomático, y no
3. percibe el doble sentido de las palabras de Felipe. Regresa a
Flandes, creyendo que ha cumplido su objetivo. Es al llegar
a su tierra, cuando otros más acostumbrados a las
cuestiones de protocolo y diplomacia, le informan de su
error. Egmont, al saberlo, se siente ofendido.
El Papa, informado de los problemas que reinan en los
Paises Bajos, escribe al rey, y le recomienda que sea más
tolerante en cuestiones religiosas. Asimismo, le sugiere que
viaje allí, y vea con sus propios ojos los problemas que
padecen sus súbditos. En aquel tiempo gobernaba en
Flandes la princesa Margarita, hermana del rey Felipe. Esta
le dice en sus cartas, lo mismo que el Papa. Ambos, fracasan
en sus peticiones.
Los mendigos
A ella fueron a ver el 5 de abril de 1.566, en Bruselas, una
parte de la nobleza. Llevaban puestas sus túnicas grises.
Margarita, al recibirlos, se llevó una desagradable
impresión. Uno de sus secretarios le dijo a media voz, que
“no se dejara impresionar por esos mendigos”. En la
reunión pidieron que se aboliera la inquisición. Margarita
dijo que lo único que podía hacer, era decírselo a su
hermano, y mientras tanto, pedir a los inquisidores que
fueran más suaves con sus condenas.
4. Margarita de Parma
Los nobles habían oído al secretario de Margarita, y al
salir de la reunión decidieron que el insulto de “mendigos”,
sería el nombre que recibiría su organización. Entre ellos,
está el príncipe, Guillermo de Orange, un noble, que fue
muy apreciado y favorecido por Carlos I.
Felipe sigue sin ceder. Considera a España como la nación
destinada a combatir a los herejes. Y para confirmar sus
temores, Francia, la gran enemiga de España, al poco de
firmar la paz, se ha visto envuelta en una terrible guerra
civil causada por la religión. Es la llamada “guerra de los
hugonotes” que se prolongará, hasta casi finales de siglo.
Felipe teme que algo parecido ocurra en su reino, si
accediera a conceder la libertad religiosa.
En agosto de 1.566, el hambre se sumó a los problemas. La
guerra entre Suecia y Dinamarca provocó una caída del
comercio, así como las importaciones de trigo del mar
5. Báltico. La escasez de tales productos elevó los precios. Eso
facilitó a los calvinistas los argumentos que necesitaban
para criticar el lujo de la iglesia, y derivó en unos tumultos,
en los cuales, entre otras cosas, se asaltan las iglesias y se
decapitan imágenes religiosas, que los calvinistas
consideraban heréticas.
Margarita reunió urgentemente a los gobernadores.
Varios se pusieron de su parte. Otro grupo, entre los que se
encontraban Egmont, Horn, y el príncipe de Orange, piden
la convocatoria de Estados Generales, una amnistía general,
y la supresión de la inquisición. Margarita decretó que si
ellos no molestaban a los católicos, ella no usaría la fuerza.
Esos nobles accedieron; por lo que se procedió al desarme,
y se controló la situación.
Pero Felipe se siente insultado por lo sucedido. No está
dispuesto a que se cuestione su autoridad, ni se profane la
iglesia. Ha sido demasiado tolerante, y considera que es
hora de usar la fuerza. Para ello, encarga al duque de Alba,
Fernando Alvarez de Toledo, la preparación de un ejército
para que ponga orden. Su hermana Margarita le informa de
que ya no es necesario. Pero Felipe, insiste en su parecer.
Eso traería fatales consecuencias.
6. Príncipe Guillermo de Orange
El duque llega a Bruselas en agosto de 1.567, casi un año
después de los sucesos. Al saber Margarita de las órdenes
que le ha dado el rey, y al no estar de acuerdo con ellas,
dimite. Al poco, el duque de Alba, crea el “tribunal de los
tumultos”, y cita al conde Egmont, y a Horn, con la excusa
de darles unas instrucciones del rey. De esa forma, los
detiene, y los manda decapitar. El príncipe Guillermo de
Orange ha conseguido huir a las posesiones de su familia
en Alemania, donde recluta un ejército de mercenarios, y lo
pone al mando de sus hermanos. También financia a los
piratas holandeses, o “mendigos del mar”. Desde éste
momento empieza la guerra en Flandes.
El duque de Alba
7. Duque de Alba
El inicio de los conflictos fue en la batalla de Heiligerlee,
en mayo de 1.568, en la cual las tropas de Luis de Nassau,
hermano de Guillermo, derrotaron a las del duque de Alba.
Este aprendió la lección, y lo derrotó en Jemmingen.
Guillermo de Orange, que había regresado a Holanda, se
vió obligado a regresar a Alemania. El duque vio que era la
ocasión ideal para que el rey Felipe, viajara, y mostrara su
clemencia a sus súbditos. Por ese motivo, le escribió. Pero
tal viaje nunca se produciría.
Entretanto, un incidente en aguas de Méjico hizo que las
relaciones con Inglaterra, hasta entonces aliada de España,
se enfriaran. En San Juan de Ulúa, unos barcos ingleses, que
realizaban acciones de contrabando, fueron atacados por la
flota española. Entre los supervivientes estaba Francis
Drake; un pirata que daría muchos problemas.
8. Fue precisamente por culpa de los piratas ingleses, que la
paga no llegara a los tercios españoles (aunque rara vez
más del 15 % de esos soldados, había nacido en España).
Temiendo un motín, el duque de Alba impuso unos
impuestos a los holandeses, destinados a pagar a las tropas.
Los ciudadanos se enojaron, aún más. Solo faltaba que les
tocara a ellos, pagar a unos soldados extranjeros que venían
a intimidarles.
Los éxitos de los “mendigos del mar”, capturando
ciudades portuarias, animó a la rebelión. Estos, reclamaron
la presencia de Guillermo de Orange, el cual atacó desde el
norte con un ejército, y su hermano Luis por el sur, con
otro. El duque reacciona, y va hacia el sur. Su hijo Fadrique
es enviado al norte. Ambos consiguen vencer y saquean
varias ciudades rebeldes.
Los habitantes de la ciudad de Alkmaar, viéndose ante el
dilema de rendirse y ser saqueados, o resistir, y ser
saqueados igualmente, optan por romper los diques que los
separan del mar, inundando, y arruinando la ciudad, pero
logrando que las tropas del duque se retiraran.
Viendo el rey, que el duque vencía, pero no convencía, le
hizo regresar a España en 1.573, dejando a unas provincias
en peor estado que cuando llegó.
Los rebeldes en apuros
9. Mapa de Flandes durante las conquistas de Alejandro Farnesio
Posteriores envíos de gobernadores más diplomáticos que
el agresivo duque no sirvieron de mucho. Sobre todo, en
Holanda, y las provincias del norte, ya no querían a Felipe
como a rey. En el mar, los piratas ingleses y los mendigos
causaban estragos a la flota española y sus colonias, no solo
de América, sino también de Filipinas. Por ello, las pagas a
los soldados se retrasaban, produciéndose motines, y
provocando que los soldados se pagaran a sí mismos,
10. saqueando ciudades. Eso solo consiguió que muchas
ciudades indecisas se decidieran a abrazar la causa rebelde,
y que no se lograra la victoria militar cuando estaba al
alcance de las tropas españolas. Pese a eso, se lograron
victorias militares como Lepanto en 1.571, y las conquistas
de Alejandro Farnesio, hijo de Margarita. La toma de
Portugal para la corona española en 1.580, hizo sentir a la
reina Isabel de Inglaterra una sensación de aislamiento. Por
ello, mandó a unos 6.000 soldados de su ejército, para
apoyar a los holandeses. Sin embargo, los abusos del
general inglés, que se hizo proclamar gobernador de unas
provincias holandesas, pese a la prohibición de la reina, y
las derrotas que sufrió, hicieron que se les ordenara
regresar a Inglaterra. Felipe tuvo en cuenta esos sucesos, y
eso motivó un proyecto de invasión a Inglaterra.
En 1.584, Guillermo de Orange es asesinado por un
fanático católico, que logró infiltrarse en su círculo de
amigos; siendo su muerte un duro golpe para la causa
rebelde. Su hijo Mauricio de Nassau, le sucederá.
Asesinato del duque de Orange
11. En 1.588, la armada invencible, que se dirigía a invadir
Inglaterra sufrirá un desastre causado por el mal tiempo.
Eso dio ánimos a los rebeldes.
A finales de la década de los 90, los hugonotes, consiguen
vencer en Francia. Por ello, y al igual que Inglaterra, los
soberanos franceses se dedican a mandar dinero y ayuda a
los rebeldes de Holanda.
Treguas y nuevas guerras
Tras varios años de treguas en las que los holandeses se
dedican a reforzarse, la guerra se reanuda en 1.600. Felipe II
había muerto, un par de años antes. Su sucesor, es Felipe
III, que en 1.604 consigue firmar la paz con Inglaterra. Su
rey, Jacobo I, sucesor de la fallecida Isabel, accede a ello.
Francia sigue con su papel de ayudar a los rebeldes por
medio de dinero. En la corte española se contempla el
conflicto con los Países Bajos como algo imposible de
resolver, pero imposible de abandonar, por la pérdida de
prestigio que ello supondría.
12. La rendición de Breda
A Felipe III, sigue Felipe IV. La situación sigue siendo igual.
Unas veces se gana, y otras se pierde. La genialidad del
general Spínola, conocido por estar retratado en el cuadro
de Velázquez “La rendición de Breda”, no soluciona el
conflicto. Las conversaciones de paz con los rebeldes son
infructuosas. Estos no quieren ser gobernados por Felipe
IV, ni tampoco abandonar sus creencias. El desacuerdo en
estos dos puntos hace imposible la paz, pero las
negociaciones continúan en ambos bandos para hacer ver a
los ciudadanos, que se intenta poner fin a la guerra.
En 1.639 llega el gran desastre. Este es peor aún que el de
la armada invencible. La flota española es derrotada en el
Mar del Norte por los piratas holandeses, ayudados por sus
colegas franceses. Es la llamada batalla de las Dunas. Dicha
flota llevaba refuerzos para continuar la guerra.
13. Felipe IV
En 1.640 la guerra está muy recrudecida. España, hace
tiempo que ya no solo lucha contra los Paises Bajos, sino
que manda ayuda militar y económica a sus aliados
alemanes, que están luchando contra los suecos y las
provincias rebeldes germanas. Cataluña y Portugal se han
sublevado, hartas de pagar unos elevados impuestos.
Francia está realizando acciones militares en el norte de
Italia, también controlado por los españoles, para impedir
el acceso de los tercios a Flandes. Eso, sin olvidar las
colonias americanas y filipinas, así como la vigilancia del
norte de Africa, en prevención de los piratas argelinos.
En Inglaterra gobierna Carlos I, que guarda gran
resentimiento contra Felipe IV, ya que años antes, había
viajado a España, y pretendido casarse con su hermana.
Pero las diferencias religiosas ocasionaron un gran retraso
en las negociaciones de boda, que se retrasó aún más con la
muerte del Papa. Carlos, ante la delicada salud de su padre,
14. Jacobo, decidió que debía regresar a su país, y olvidarse de
la boda. Por suerte para los españoles, su despótico
gobierno y las grandes cantidades de dinero gastadas para
luchar contra España, desencadenó fuertes disputas con el
Parlamento inglés, partidario en su mayoría, de que la
guerra se realizara en forma de ataques piratas a América,
como hacía Francis Drake. Eso era algo mucho más barato
que lo que el rey pretendía. Este se negó a ello. Finalmente,
los desacuerdos condujeron a una guerra civil. Por su parte,
Francia manda apoyos a la sublevación catalana. España
intenta contrarrestarlo, invadiendo el norte de Francia.
Todas estas acciones representan un enorme esfuerzo
militar, que España no puede permitirse.
Ante tantas dificultades, se alcanza la paz con los Paises
Bajos, firmada el 30 de enero de 1.648, en la que los rebeldes
conservan la mayoría de sus conquistas. Es el fin de una
guerra que duró 80 años, y contribuyó notablemente a la
ruina del imperio español.
No pocos historiadores confirman que la historia de
Europa habría sido muy distinta, si España y los Paises
Bajos se hubieran llevado bien.
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Nota: Las imágenes las he sacado de internet y he omitido
nombrar otros sucesos y personajes de la época para no
cansar al lector, ya que éste artículo fue escrito
principalmente con la finalidad de que pueda comprender
como fue el origen de esa larga y pesada guerra que
sostuvieron los españoles en los Países Bajos.