El documento describe la historia de los gobernadores de Buenos Aires desde 1617 hasta 1778. Se dividió la gobernación de Tucumán y del Río de la Plata en dos, del Paraguay y del Río de la Plata. Hubo varios gobernadores que tuvieron que lidiar con problemas como el contrabando y conflictos con la iglesia. Pedro de Cevallos se destacó como gobernador por tomar medidas para fortalecer la economía y defender la región de amenazas externas.
1. En 1617, Felipe III dividió la gobernación del Tucumán y del Río de la Plata en dos
gobernaciones, del Paraguay y del Río de la Plata o Buenos Aires. La primera con sede en
Paraguay y la segunda tenía su sede en capital en Buenos Aires, siendo designado Diego de
Góngora como gobernador. En 1620-21 ordenó un empadronamiento de los habitantes y se
concluyó que había 2730 españoles y 4899 indios sometidos que habitaban las ciudades y las
reducciones de Buenos Aires, Santa Fe y Corrientes. Góngora también alisto 100 vecinos para
defender el puerto, a quienes se les proveyó de armamento y se reconstruyó el fuerte.
Una sospecha de contrabando pesaba sobre el gobernador, quien se hizo cargo de la
gobernación con una energía tendiente a resguardar su persona del delito del que era principal
responsable. Pero el puerto de Buenos Aires había sido cerrado porque era una competencia
para las zonas mercantiles del pacífico, pero en circunstancias forzosas los navíos atracaban,
circunstancia en que se introducían mercancías y negros de contrabando. Góngora debe
proceder contra algunos contrabandistas pero no contra aquellos con quienes tenía
participación en el comercio ilícito. Góngora fue acusado, falleció en 1623 antes de que le
dictaran la sentencia, por lo que sus herederos debieron asumir el pago de una multa.
Sucesor de Góngora fue Céspedes, quien arribó a Buenos Aires en 1624 y tuvo que afrontar
conflictos a causa de los contrabandistas, pronto fue suspendido porque se comprobó su
participación en las actividades ilícitas aunque luego fue restituido a sus funciones.
Lo sucede Dávila, que llego a Buenos Aires en 1631 e inmediatamente se le informó del
probable ataque de naves holandesas. Dávila se ganó el apoyo del cabildo y combatió el
cuatrerismo, pero tenía enemigos y tuvo que abandonar el cargo intempestivamente, llegando
a la metrópoli para defenderse de las acusaciones que se le hacían.
El sucesor de Dávila fue Benavídes, quien llegó a ocupar su cargo en 1637 y pronto se vio
enfrentado con la iglesia, que lo excomulgó. Tenía el apoyo del cabildo, que insistió en que se
levante la excomunión. Las dificultades hicieron que fuera separado de su cargo, sucediéndolo
Ventura Moxica, quien llego muy enfermo en 1639 y entregó su cargo al año siguiente. Los
gobernadores se sucedieron con mayor o menor fortuna y acierto, pero hacia 1770 la corona
mostraba una preocupación por las provincias del Plata amenazadas en su frontera oeste por
Portugal y en el sur por la marina británica, por lo que decidió jerarquizar la región mediante la
creación de nuevos Virreinatos y audiencias. También se potencio la economía de la zona con
criterios modernos: suprimir el comercio ilegal era una prioridad de política económica. El
gobernador de Buenos Aires, Mauricio de Zavala fortifico el cerro de Montevideo y fundó la
ciudad del mismo nombre en una zona cercana a Colonia del Sacramento. Montevideo era
poblado rápidamente por españoles recién llegados pero en las zonas rurales el elemento
humano predominante era el gaucho, contrabandista de cueros y ganado.
En 1756, llego a Buenos Aires un nuevo gobernador, Pedro de Cevallos, quien luego de
informarse de los problemas locales.
Tomo una postura crítica respecto de los convenios vigentes entre España y
Portugal, y colaboro con los jesuitas para trasladar a los indígenas guaraníes
2. a nuevos poblados. En 1761, Carlos III anulo los convenios previos
desventajosos para los españoles.
Reprimió el contrabando que tenía base en Colonia y luego desalojo a los
portugueses de esa ciudad.
Enfrento a una escuadra formada por naves inglesas y portuguesas que tenían
intensión de someter a Buenos Aires y Montevideo expulsando a los
españoles del Plata.
En estrategia ofensiva, marcho hacia el norte y ocupo fuertes portugueses en
Brasil, pero luego, en cumplimiento de compromisos diplomáticos España dio
orden de devolver a Portugal los enclaves recién conquistados.
A nivel de política interna, enfrento una rebelión de familias patricias
correntinas que se negaban a ser gobernados por españoles recién llegados y
exigían que los cargos públicos fueran ocupados por hijos de familias patricias,
es decir, familias criollas descendientes de los primeros conquistadores del
territorio.
Tomo medidas de higiene publica
Condeno la vagancia y ordeno que en época de siega todos tenían la
obligación de trabajar.
Prohibió los bailes de negros.
En 1766, concluyo el mandato de Cevallos quien era un reconocido projesuita, siendo
reemplazado por un adversario reconocido de la orden religiosa quien cumplió con expulsar a
la compañía de Jesús.
Exigencias de administración eficaz, demandaban la creación de virreinatos y audiencias así
como la cuestión de la disputa entre España y Portugal por la posesión del margen oriental del
Río de la Plata. Fue designado Cevallos al frente de una expedición contra las colonias
portuguesas, llevando título de virrey, gobernador y capitán general de un amplio territorio
que incluía Buenos Aires, Paraguay, Tucumán, Potosí, Santa Cruz de la Sierra, Charcas y Cuyo.
Su mandato concluyo en 1778, después de conquistar territorios al sur de Brasil que luego
fueron devueltos en virtud de convenios diplomáticos. Solo Colonia del Sacramento quedaría
definitivamente en manos españolas. Antes de abandonar su cargo, Cevallos
Recomendó dar carácter permanente a la formación del virreinato.
Autorizo la libre internación de mercaderías entradas por el puerto a las
provincias
Autorizo el comercio con Perú y Chile.
Esta iniciativa económica fue fundamental en el desarrollo de la futura nacionalidad argentina.
Además de un saludable sinceramiento económico, hubo en la época un desarrollo de la
cultura que valoriza los paisajes locales y maneja un idiolecto propio.
3. LA RAÍZ AFRICANA Desde fines del siglo XVI empieza a llegar contingentes de esclavos, quienes
al principio vinieron como servidores de confianza de grandes señores, pero luego empiezan a
llegar para reemplazar a los indígenas en las tareas rurales. La trata de esclavos, fue el gran
motor de las economías coloniales. Hacia 1600, el rey español otorgó a los portugueses el
monopolio del tráfico y tenían su asiento en SAN PABLO DE LOANDA. Los barcos arribaban a
puertos autorizados al tráfico negrero y en otros casos se contrabandeaba. Además las
ciudades obtenían licencia para introducir esclavos mediante petitorios a la corona,
justificados en la escases de mano de obra. La ciudad de Buenos Aires fue una de las ciudades
que obtuvo esa licencia en 1595. Pero aunque la mano de obra africana, enriqueció a los
pobladores principales de Buenos Aires, la mayoría de los negros que arribaban al puerto de la
pequeña aldea de Buenos Aires, seguía viaje por tierra hacia POTOSI, LIMA O CHILE, donde se
obtenía mejores precios. Hacia 1640, los que dominaban el comercio ilegal de trata eran los
holandeses. Hacia 1680, la fundación de COLONIA DEL SACRAMENTO, enclave portugués en el
margen oriental del Plata, vigorizó el comercio clandestino. Hacia 1700, se produce una
alianza entre la corona de Francia y España, ya que Felipe de Borbón heredo la corona
española. Esta circunstancia favoreció la economía rioplatense ya que el rey autorizo a una
compañía francesa a exportar gran cantidad de africanos, aunque unos años después,
compañías inglesas dedicadas al mismo comercio le disputaban la exclusividad del comercio en
la zona. Gracias a la abundante oferta de mano de obra esclava, a mediados del siglo XVIII en
las estancias trabajaba un promedio de cuatro esclavos por establecimiento. UN censo de
1778 confirma la idea de que en la formación de la población argentina, la mezcla étnica
incluye a la raíz africana. Según ese censo, un 28% de la población en la ciudad de Buenos Aires
es de origen mulato o africano. En los pagos rurales de esa ciudad en cambio, predomina el
elemento criollo, indio y mestizo. Según detalles de este mismo censo, un pequeño porcentaje
de esta población negra mantiene la condición de esclavo, la gran mayoría son libertos. Así el
liberto, negro puro o mulato, empezaba a ser una realidad social con perfiles propios y se
produce en consecuencia un aumento de los prejuicios para impedir su ascenso social. Hacia
1780, mejoro la legislación protectora del esclavo y en 1784, una cédula real respaldaba los
pedidos de justicia de los esclavos, reflejando un clima favorable a las ideas de abolición de la
esclavitud. En cuanto a lo cultural, los morenos del Rio de la Plata, hicieron de la música, el
baile y la alegría de vivir a pesar de todo, el elemento básico de su identidad.
Capitulo 16 Ciudades, campañas y despoblados.
Las ciudades y campañas del virreinato se vieron favorecidas con nuevas oleadas de
inmigración de españoles europeos. Distintas fuentes reflejan el crecimiento de la población
no sólo en Buenos Aires, sino en distintas poblaciones del interior. Solo en las misiones
indígenas del noroeste decrece la población a causa de la expulsión de los jesuitas y a la
decadencia de las reducciones. Los indígenas son mayoría solo en Jujuy y en La Rioja. Las tribus
que se rebelan contra la dominación española (abipones, mocovíes, pampas, araucanos, tobas
entre otros) se habían refugiado en el desierto, como se denominaba a la llanura y al
despoblado. La sociedad criolla no era aristocrática, en las ciudades del virreinato se considera
el comercio una actividad compatible con ser gente principal, aunque se reconocía el papel
definido del clero, la milicia y el comercio, se valoraba la cuna legítima y el color claro de la
piel, que en la práctica se combinaban con el dinero, los bienes y la influencia, todo lo cual
definía cuál era el lugar de cada uno en esa sociedad.
4. Ser intermediario entre los mercados europeos y los del virreinato daba amplio margen de
ganancias. La importación de manufactura europea y la exportación de cueros, o frutos del
país se incremento con la apertura económica propiciada con la creación del virreinato. Los
grandes mercaderes de Buenos Aires formaban un grupo compacto, hacia 1800, estas familias
empiezan a apropiarse de tierras en gran escala que ven en el negocio rural un reaseguro para
su economía. La ocupación de tierras se hacía a expensas de la tribus indígenas y de los
medianos y pequeños ocupantes criollos quienes quedaron expuestos al desalojo cuando los
comerciantes y grandes hacendados con influencia en las ciudades se apropiaron de campos
que previamente habían denunciado como vacíos. Hacia 1770, Buenos Aires era la cuarta
ciudad más importante después de Lima, Cuzco y Santiago de Chile. La reforma borbónica
había sido beneficiosa.
La economía correntina se recupera lentamente gracias a la tranquilidad de la
frontera y la exportación de cueros.
Santa Fe se vio favorecida con el cobro de un impuesto a la mercadería que
bajaba por el rio Paraná.
Córdoba revitalizo el comercio con la producción de cueros, la cría de mulas y
de ganado, los tejidos de ponchos y frazadas. Esta ciudad era el centro
cultural, sede del obispado y de la Universidad que era la institución educativa
más importante después de la universidad de Charcas.
La región de Tucumán creció un 246%.
Mendoza perjudicada con la competencia del vino español, recompuso su
economía exportando fruta y cultivando trigo y alfalfa.
La Rioja se dirige hacia el autoabastecimiento. Su algodón no puede competir
con las telas europeas.
Se modifica a partir de las reformas borbónicas el viejo esquema de la sociedad colonial y
revelo cuáles regiones se adaptan mejor al intercambio comercial con Europa y cuáles se
perjudicaban, no pudiendo adaptarse al aumento de la importación.
Invasiones Inglesas
Ya en 1739, cuando estalló la guerra entre españoles y británicos, estos proyectaron
apoderarse de Buenos Aires ya que la ciudad era el acceso a Paraguay, Perú y Chile, mercados
muy atractivos. La historia de Buenos Aires registra desde sus primeros años ataques de
corsarios ingleses e invasiones frustradas tales como la de 1762, que contó con el apoyo del
comercio británico.
Hacia 1800, la guerra entre Gran Bretaña y Francia dio lugar a nuevos proyectos ya que España
era aliada de Francia. Lo que no estaba claro era si la corona británica debía ocupar
militarmente las colonias españolas o alentar los movimientos independentistas de las mismas.
Los comerciantes ingleses, así como políticos, militares y publicistas usaban a los americanos
disconformes para respaldar sus proyectos.
En 1804, un acto de piratería que consistió en la captura de tres fragatas españolas que
llevaban dinero hacia la metrópoli, fue el motivo para que España declare la guerra a Gran
5. Bretaña. En 1805 la batalla de Austerlizt consagró a Napoleón dueño de Europa y con esto se
consumó un bloqueo continental que impedía a los británicos comerciar con el resto de
Europa. Sin embargo, la flota británica mantenía su poderío sobre los mares y dejo al gobierno
de Madrid incomunicado con sus colonias. Ante estas circunstancias, once navíos sin
autorización del Almirantazgo inglés, bajo el mando de Popham, partieron desde Sudáfrica
(donde habían tomado Ciudad del Cabo) hacia Buenos Aires. Las fuerzas de tierra iban al
mando del general William Carr Beresford. Llegaron a mediados de junio de 1806.
Los avisos de una posible invasión inglesa no habían convencido al virrey Sobremonte de
preparar una defensa adecuada, así que, ante el desembarco de 1641 soldados ingleses, el
virrey se marcho hacia Córdoba con intensión de ponerse a salvo junto a su familia y el tesoro
real. Las milicias desordenadas, se concentraron en el fuerte y la ciudad se rindió formalmente
el 27 de junio de 1806. El comandante ingles le quitó a Sobremonte el tesoro y este continuo
su huída hacia el interior.
La población se hallaba insatisfecha pero algunos, respondiendo a las condiciones impuestas
por el comandante inglés, juraron lealtad a la corona británica. El gobernador ingles aprobó
nuevos reglamentos comerciales que favorecían el comercio. Sin embargo, la indignación
popular era generalizada y la actitud de Sobremonte era el blanco de la ira colectiva.
Pueyrredón, joven criollo se había marchado a la campaña a reclutar voluntarios para
enfrentar a los ingleses y Liniers empezó a organizar la resistencia conversando con los vecinos
de Buenos Aires y de la Banda Oriental. Álzaga y otros comerciantes planeaban volar el cuartel
de los ingleses pero el proyecto fue abandonado. Entretanto, Pueyrredon había logrado juntar
una pequeña y desordenada fuerza de paisanos que fueron derrotados por Beresford en la
batalla de Pedriel. La única esperanza era Liniers, quien explico en Montevideo a la Junta de
Guerra que Montevideo estaba en peligro inminente ya que los británicos podrían recibir
refuerzos. Por eso, el cabildo de Montevideo le entrego un ejército de 500 soldados
profesionales y 900 milicianos. Con ellos desembarco en lo que hoy se conoce como Tigre
donde se incorporaron milicianos dispersos de la batalla de Pedriel. El avance sobre la ciudad
fue acompañado por voluntarios que se unían a las tropas o las auxiliaban. Las fuerzas de
Liniers entraron a Buenos Aires por los corrales de Miserere y acamparon en Retiro. Al
amaneces del 12 de agosto comenzó la ofensiva y al mediodía Beresford se había rendido. La
reconquista había dejado indemne a las naves inglesas que permanecieron en aguas del Rio de
la Plata a espera de los refuerzos pedidos a Inglaterra.
La inminencia de un segundo ataque inglés y el vacío de poder debida a la huida de
Sobremonte, determinaron que el cabildo de Buenos Aires proyectara su autoridad en
cuestiones que afectaban a todo el virreinato. El 14 de agosto de 1806 se realizo un cabildo
abierto del que tomaron parte unos 100 invitados, en su mayoría españoles europeos. El
debate fue interrumpido por un grupo de criollos que exigían que Liniers fuera designado
comandante a cargo de la organización de las milicias . Liniers quedo como jefe de guerra. La
milicia se hizo popular, todos querían ser soldados pero lo cierto es que la ciudad carecía de
armamento suficiente y todo debía improvisarse. Además se sumaron las rivalidades entre los
líderes, Liniers escribió a Bonaparte para pedirle armas para afrontar el segundo embate
6. ingles, pero Álzaga interpreto que Liniers esperaba el momento oportuno para entregar el
‘país a los franceses.
Los ingleses entretanto recibieron refuerzos y el comandante Popham ocupo Maldonado y se
dirigen hacia Montevideo, que había sido reforzada con milicias traídas por Sobremonte de
Paraguay y Córdoba. En febrero de 1807 Montevideo cayó rápidamente con gran pérdida de
vidas humanas. Esta derrota provoco miedo e indignación en Buenos Aires, Sobremonte fue
destituido y encarcelado. Liniers fue designado capitán general del virreinato.
El alto mando ingles tenia como estrategia desembarcar , avanzar , sitiar y rendir a la ciudad
de Buenos Aires y desde allí se esperaba avanzar hacia todo el virreinato. El comandante
designado, Whitelocke desembarco y avanzo, pero la marcha le resulto penosa. Los
guerrilleros gauchos vigilaban de cerca, pero la estrategia era dejar que entraran en la ciudad
pero en un primer momento la milicia criolla se vio superada. Sin embargo, los ingleses
postergaron en algunas horas el asalto a la ciudad lo que permitió a Liniers reorganizarse y
fortificar el fuerte, la plaza mayor y organizar cantones barriales en las azoteas de las casas
principales. El 5 de julio los ingleses intentaron marchar sobre la ciudad suponiendo que los
vecinos se encerrarían en sus casas, sin embargo, cada casa era una fortaleza, se arrojaba
cuanto se podía contra los invasores. Los ingleses tomaron Retiro pero todo resulto inútil, los
regimientos se fueron rindiendo. Whitelocke acepto los términos que le propuso Liniers entre
los que se encontraban desalojar Montevideo.
La doble victoria sobre el enemigo ingles puso en primer plano la capacidad de organización y
lucha del pueblo de Buenos Aires. A partir de la defensa de 1807, (segunda invasión) Álzaga y
Liniers encarnaron dos partidos diferentes que pugnaban por el poder en la capital del
virreinato.
En 1808, llega a Brasil la corte de Portugal, 15000 nobles con su séquito viajaron desde Lisboa
a Río de Janeiro para evitar caer en manos del ejército de Napoleón. Esta presencia ponía en
alerta a la América española. Joao VI estaba decidido a expandirse hacia el sur hasta la banda
oriental pero tanto el cabildo porteño como el gobernador español en Montevideo y Liniers
ratificaron que encararían acciones defensivas en caso de que el ejército portugués se
movilizara. Al mismo tiempo, en España se produjo una grave crisis dinástica que termino en
“la farsa de Bayona” de lo cual resulto que Jose Bonaparte, hermano de Napoleón se quedo
con la corona española. Se inicia así la guerra de los españoles para independizarse de los
franceses.El imperio de Napoleón empieza perder vigor.
En Buenos Aires, Liniers recibe a un enviado personal de Bonaparte. Sin embargo, éste evito
comprometerse en un sentido u otro. Álzaga seguía sospechando que la fidelidad de Liniers
era hacia los franceses.
Otro grupo que reclamaba derechos sobre las colonias españolas en América es la princesa
Carlota, esposa de Joao de Portugal. Ella entablo correspondencia con las autoridades del rio
de la plata con el fin de dar a conocer sus ambiciones de reinar sobre la América española.
Una facción política criolla entre los que se encontraba Belgrano, quiso ver en las ambiciones
de la princesa Carlota una salida poco peligrosa. La infanta era vista como un riesgo menor
7. para los proyectos independentistas comparado con el riesgo que representan los franceses e
ingleses.
La crisis entre Álzaga y Liniers llevo a la convocatoria de un nuevo cabildo abierto. El cabildo,
dominado por Álzaga realizaba reuniones secretas contra Liniers. La enemistad entre ellos se
originaba en la supuesta conspiración de los franceses pero en realidad eran el reflejo del
conflicto de intereses comerciales de la región. El conflicto llego hasta el punto en que Álzaga
con el apoyo de cuerpos militares peninsulares reclamaron la renuncia de Liniers, este estaba
a punto de redactar su renuncia cuando recibe el apoyo de Cornelio Saavedra, el comandante
de los patricios (los milicianos porteños) que eran, militar y numéricamente superiores
respecto de las milicias peninsulares. Así es como se desequilibro el poder militar.
En mayo de 1809 se formo una junta en Chuquisaca y en julio del mismo año La Paz siguió el
ejemplo.
Las condiciones estaban dadas para que se llamara a un cabildo abierto, se destituyera a
Liniers como virrey nombrado por la corte peninsular y se designara en su lugar a una
asamblea integrada por criollos.
Hacia fines de 1809, una Junta Central en España, designa como virrey a Cisneros, quien
reemplaza a Liniers. Cisneros puso en marcha una serie de cambios de orden comercial ,
intento mantener el equilibrio de poderes , y se dedico a desarmar el peligro de la invasión
lusitana. Sin embargo, las ideas del grupo independentista se propagaban y el clima general
era de incertidumbre.
En enero de 1810, España cae frente a Francia en la batalla de Navas de Tolosa. El reino
español estaba en manos de Bonaparte y solo substían algunas guerrillas aisladas. La Junta
Central se disolvió pero en Cadiz se instalo el consejo de Regencia quien tenia como meta
redactar una constitución liberal para la península y sus colonias. Estas intensiones fueron
resistidas por las colonias americanas. Los criollos estaban decididos a actuar, Saavedra al
frente de sus patricios, brindo apoyo a los ideólogos de la independencia . Se fijo fecha para un
nuevo cabildo abierto: el 22 de mayo de 1810.
causas: Las luchas entre españoles y criollos tienen que ver con la búsqueda del poder
político. Los criollos tenían poder económico. Las reformas borbónicas que realiza España para
reconquistar el poder debilitado en América se traducen en una modificación de los territorios
que conforman los virreinatos. El primer virreinato estaba formado por virreinato de España
en México, y del Perú en Lima. Con las reformas llevadas a cabo por los borbones, se divide el
virreinato del Perú en virreinato del Alto Perú y virreinato del Rio de la Plata. En Perú había
minas de plata, mucha gente trabajaba en esa zona, y todo el comercio se centralizaba en
Perú. Argentina estaba organizada por regiones.
Litoral: Misiones y Entre Ríos, con producción de ganado.
Cuyo: era el paso del comercio entre Buenos Aires y Chile y además producía vid y olivo.
Tucumán: Tucumán, Salta, Santiago del Estero, Chaco con producción de mulos.
8. Centro: Buenos Aires y Santa Fe.
Paraguay: productor de tabaco, yerba mate y algodón.
Alto Perú: productor de plata.
Todas las regiones terminaban su comercio en el puerto de Buenos Aires porque el puerto de
Lima era más lejano de Europa.
A mediados del siglo XVIII se produce la revolución industrial, los productos se producen a un
menor costo y eso afecta a la producción nacional y al no haber protección de la industria
nacional, se cayeron las economías provinciales. El poder político se presenta como un
instrumento capaz de transformar el orden económico. Carlos III endurece el control de las
colonias. Los criollos siguen segregados del poder político. Una influencia ideológica es la
independencia de Estados Unidos. Otra influencia son las ideas de igualdad, fraternidad y
libertad de la revolución francesa. Fernando VII es tomado prisionero. José Bonaparte era el
rey de España. Avance de Napoleón (1808)
La sociedad estaba dividida entre los sectores privilegiados como los españoles quienes
monopolizaban los puestos como funcionarios del gobierno, a la vez que eran dueños de las
minas y de las tierras. También los criollos formaban parte del sector privilegiado, ya que
manejaban el comercio, eran dueños de las producciones, eran terratenientes y también
poseían minas. Los sectores populares estaban formados por indígenas, negros y mestizos
quienes realizaban los trabajos en general, eran artesanos, campesinos o empleados
domésticos.
En 1806-07 se produce la primera invasión inglesa. Inglaterra quiere conquistar el Río de la
Plata. España monopoliza el comercio y los ingleses contrabandeaban. Cuando se debilita
España, los criollos defienden solos su territorio porque habían formado milicias que estaban
dispersas cuidando las fronteras entre la civilización y los aborígenes. Los criollos se habían
organizado solos y sentían que pueden defenderse. Cuando se produce la invasión, el virrey
Sobremonte se refugia en Córdoba y reúne sin prisas la armada que habría de devolverle su
capital. Santiago de Liniers, un oficial de marina, doblega tras dos días de combates la
resistencia británica. A partir de este evento se militariza la sociedad y se recluta a los mayores
de 18 años. La popularidad de Liniers es importante y se utiliza como arma política. Devolver el
poder a Sobremonte es peligroso, y el cabildo pide que se delegue en Liniers el mando militar
de la capital. Una solución diplomática que quita el poder de las manos del virrey sin
derrocarlo violentamente.
MILITARIZACIÓN Y BARBARIZACIÓN DE LA SOCIEDAD POSCOLONIAL. Los cambios que ocurren
en las Provincias Unidas del Rio de la Plata, luego del las invasiones inglesas, impulsan un
nuevo orden social. La elite revolucionaria y las clases hegemónicas debieron aceptar que la
autoridad del soberano se refería a la autoridad del pueblo. Hacia 1820, el concepto de
Patria, la Bandera creada por Belgrano y el Himno identifican a los criollos y se empieza a
gestar una concepción republicana del ciudadano.
La sociedad a su vez, se militariza. La necesidad de defender las nuevas ideas revolucionarias
para verse libre del dominio español, hacen que los ciudadanos busquen enlistarse en las filas
del ejército revolucionario. Las provincias recientemente creadas en las antiguas sedes
9. virreinales, son el marco en que las instituciones deben desarrollarse. Sin embargo, las más de
las provincias eran demasiado pobres y despobladas para sostener un complejo aparato
administrativo e institucional. Se marca entonces, una diferencia entre los centros que cuentan
con tradición administrativa y aquellos que carecen de ella. En el interior las fuerzas milicianas
rurales se afirman rápidamente alrededor de figuras sociales fuertes que necesitan de estas
milicias para ejercer el poder efectivamente y para administrar las provincias que desgajadas
del poder central necesitan recaudar recursos que las economías regionales encuentran muy
gravosas. A su vez, las milicias necesitan de los recursos de las poderosas elites provinciales
para que las sustenten. Por otra parte, algunas zonas fronterizas necesitaban de las milicias
para protegerse contra los indígenas. Todas estas situaciones determinaban la fuerte
militarización de la sociedad, que muy pronto, llega a “barbarizarse”. Las cuestiones políticas
se resuelven mediante el uso de la fuerza, Una institución típica de la frontera es el fuerte y el
ejército regular de frontera. El fuerte o el fortín, es descripto por el virrey Vértiz como un
“…pequeño corral” , imagen que da cuenta de la extrema miseria , intensa precariedad y una
vida cotidiana caracterizada por la dureza y las privaciones. El ejército, estaba mal abastecido
de armas, municiones y uniformes. La paga se demoraba y cuando llegaba, se usaba para pagar
al pulpero del cuartel que le cobraba precios exorbitantes por las mercaderías que consumía.
El entretenimiento típico de los cuarteles era la baraja pero también tenían carreras de
caballos, dados, taba. Disfrutaban también del baile. La fortinera es un personaje
inconfundible en la frontera ya que los muchos soldados estaban casados. Desdentadas, con
los rostros ajados y curtidos por el sol del desierto, las fortineras no solo cocinaban y lavaban,
también desempeñaban otras tareas que hacen pensar que estaban semi-militarizadas (debían
acudir al primer llamado del oficial, asistir a los enfermos, cuidar la caballada, cuidar la cuadra
cuando el ejército se ausentaba) Por otro lado, la revolución y la guerra civil contribuyeron al
avance de la brutalidad en las relaciones políticas. Las tropas mal pagadas se acostumbraron a
ser temibles en el saqueo y la rapiña. En el plano de la vida política civil las relaciones son
también brutales ya que los que tienen el poder y quienes administran el país ya no son los
mismos. En Buenos Aires hay una rivalidad entre los que poseen una posición económica
solida y aquellos que han hecho de la política revolucionaria una profesión. La actividad
política parece hecha a propósito de aquellos que no tienen mucho que perder. Hay una cierta
distancia entre la elite política y la elite económicosocial. Este esquema se repite en todas las
provincias, donde la calidad de la dirigencia política es menguada. La indigencia del poder
político, junto con la riqueza de aquellos que detentan el poder real, crea un vínculo de
dependencia financiera que viene a sumarse al político-militar. Los letrados, los estudiosos,
son confinados a las tareas administrativas del estado sin acceso a las instancias de decisión.
Hacia 1819 Belgrano, impresionado por la desolación de las zonas rurales temiendo la
disolución del país en la anarquía advirtió al directorio que el alzamiento de las provincias no
se detendría fácilmente e hizo jurar la Constitución por el ejército del Norte que se
comprometió a respetarla. San Martín también consideraba una locura las luchas civiles y se
comprometió a no participar nunca de las batallas internas, aunque el directorio intentaba
hacer volver al ejército de los Andes para que lo auxiliara en su lucha contra los caudillos. A
fines de 1819, se sublevó el ejército del Norte que acampaba en Arequito al sur de Santa Fe,
por iniciativa de Bustos que pone rumbo a Córdoba donde con el tiempo se hace designar
gobernador. En 1820, fallece Manuel Belgrano en medio del aislamiento, la pobreza y el
10. desencanto. De los bloques regionales que se encuentran en pugna hacia 1820, el más
significativo es la división que separa a Buenos Aires de las provincias.
LA ARGENTINA
HISTORIA DEL PAÍS Y DE SU GENTE
La independencia de las provincias unidas
Hacia 1816, la situación de la revolución era precaria. El director supremo del directorio, era
Pueyrredón ya que este pertenecía a la Logia Lautaro y tenía un sólido prestigio como
precursor del movimiento independentista.
Perú estaba en manos de los españoles a causa de la derrota del ejército revolucionario en
Sipe- Sipe, lo que ponía en peligro a Salta y Jujuy además de que la economía estaba en
situación crítica ya que se había cortado el tráfico comercial. Paraguay se había declarado
independiente. En el sur, había comenzado la invasión portuguesa a la Banda Oriental que se
sumaba a las hostilidades entre Artigas y el Directorio, que además estaba enfrentado con
Santa Fe empeñado en impedirle que se emancipara de la jurisdicción porteña, a la vez que las
invasiones de los aborígenes sobre la frontera perjudicaba los establecimientos ganaderos de
dicha zona.
En estas circunstancias el Congreso del 9 de julio de 1816, reunido en Tucumán, declaró la
independencia usando la designación de “Provincias Unidas de Sudamérica” en lugar de la
designación Provincias Unidas del Rio de la Plata usado hasta entonces, lo que pone de relieve
el alcance continental de la declaración lo que respondía a la ideología de la Logia Lautaro. El
momento internacional resultaba especialmente difícil para encarar cualquier definición
respecto de la Indepedencia.
El congreso había empezado a deliberar en marzo de ese año, Los diputados se eligieron a
razón de uno por cada 15.000 habitantes. Los pueblos de la liga artiguista no enviaron
representantes y Córdoba participó brevemente del mismo. También se trato la cuestión de la
forma de gobierno, la mayoría se inclinaba por el sistema monárquico constitucional,
proponiéndose coronar a un Inca. La delegación porteña se negó y no se llego a ningún
acuerdo. La proclamación de la REPÚBLICA se postergaba y seguía latente la posibilidad de
coronar a un príncipe europeo.
La invasión portuguesa debilitaba a Artigas, quien luchaba contra españoles, portugueses y
porteños. El conflicto desprestigio a Pueyrredon, ya que se lo acuso de connivencia con los
portugueses. Dorrego fue su crítico más fuerte y el primer federalista porteño que insistió en
que Buenos Aires se pusiera en pie de igualdad con el resto de las provincias.
Tras las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, la Asamblea del año XIII creó el directorio ejecutivo
unipersonal. En julio de 1816, el presidente del directorio era Pueyrredon.
Lo sucede en el cargo, José Rondeau quien permanece hasta el 11 de febrero de 1820, fecha
de la batalla de Cepeda, consecuencia de la cual, él renuncia y desaparece el directorio,
asumiendo el cabildo todos los poderes. Unos días más tarde una junta electoral elige a
Manuel de Sarratea como gobernador de Buenos Aires.
11. LA EMANCIPACIÓN LATINOAMERICANA
Pueyrredon y San Martín deciden poner todo el esfuerzo del Estado en el proyecto del plan
continental: reconquistar Chile y liberar a Perú por vía marítima. San Martin, instalado en
Mendoza donde los lazos con el país transandino eran estrechos, logró formar su ejército con
reclutas voluntarios. Se fabricó pólvora y armamento; se instalo un campo de adiestramiento y
un hospital militar. Se exigieron donaciones y contribuciones y empezaron a llegar
armamentos, caballos, mulas y pertrechos enviados por el directorio. El cruce de los Andes fue
planeado a fin de confundir al enemigo. En diciembre de 1816, Alvarez Condarco partió hacia
Chile, con la simulada gestión de entregar al gobierno realista de Chile el acta de
Independencia Argentina para lograr su reconocimiento , pero lo que se pretendía era
aprovechar la memoria visual del ingeniero para explicar los accidentes geográficos que
deberían enfrentar los patriotas en el cruce de los Andes. Marcó del Pont hizo quemar el
documento en la plaza pública, y envío de regreso a Condarco quien averiguo el dispositivo del
ejército realista. Finalmente, en enero de 1817, el ejército cruzo por el paso de Uspallata y Los
Patos, que eran los más directos. La batalla de Chacabuco deja abierto el camino para que San
Martín y O‘Higgins entraran triunfantes en Santiago. Sin embargo había focos realistas y Chile
corría grave riesgo de volver a caer bajo dominación española, pero el triunfo de San Martín en
la batalla de Maipú de abril de 1818 definió la suerte del pueblo chileno.
Mientras tanto, las tropas montoneras que respondían al caudillo López, imponían su ley en
los caminos del antiguo virreinato. Belgrano quien temía la disolución del país en la anarquía
advirtió al directorio que el alzamiento de las provincias no se detendría fácilmente e hizo jurar
la Constitución por el ejército del Norte y se comprometió a respetarla. San Martín también
consideraba una locura las luchas civiles y se comprometió a no participar nunca de las batallas
internas, aunque el directorio intentaba hacer volver al ejército de los Andes para que lo
auxiliara en su lucha contra los caudillos.
A fines de 1819, se sublevó el ejército del Norte.
En febrero de 1820, los caudillos López y Ramírez jefes de Santa Fe y Entre Ríos
respectivamente, derrotaron al ejército del directorio en la Cañada de Cepeda. Se celebro
posteriormente el tratado de Pilar, reconociendo que el federalismo era la forma de gobierno
preferida por el pueblo y el congreso que había declarado la independencia en Tucumán fue
cuestionado a causa de sus negociaciones con los portugueses y sus pretensiones
monárquicas. Artigas, es vencido por los portugueses y abandonado por sus antiguos aliados.
Toma el camino del exilio dirigiéndose al Paraguay.
En ese mismo año, San Martín pone al ejército de los Andes, bajo bandera chilena para
dirigirse a Perú. Lima fue ocupada pacíficamente y se proclamo la independencia peruana el
28 de julio de 1821, aceptando San Martin el cargo de Protector del Perú, decisión que agravio
el sentimiento patriota peruano. El ejército realista se hizo fuerte en el altiplano y las
poblaciones de la sierra sufrieron los horrores de la guerra.
Entre 1821 y 1822, Bolívar que aspiraba a concluir la emancipación sudamericana , llevo a cabo
una brillante campaña militar que concluyo en la formación de la Gran Colombia. San Martín
había contribuido con una fuerza de granaderos al mando de Lavalle. Pero San Martín había
perdido contacto con la Logia y había perdido su poder. Se entrevisto en Guayaquil con Bolívar
y convencido de que su presencia en Lima demoraba el triunfo, se alejo de Perú. En 1823
12. permaneció en Mendoza y luego, sabedor del temor que provocaba su regreso al gobierno de
Buenos Aires, decide exiliarse en Europa.
Entre 1818 y 1823, los gobiernos de las ciudades de Buenos Aires, Córdoba, Tucumán, Cuyo y
Salta se desintegraron en beneficio de figuras militares y sociales preponderantes de cada
lugar. Se pretendía una organización nacional que respetara la autonomía de las provincias.
El triunfo de Ayacucho significó el fin de la dominación española en América, con el objeto de
obtener el reconocimiento internacional de la independencia, el gobernador de Buenos Aires
solicita que se establezca una autoridad que se encargue de los negocios nacionales. El 7 de
febrero el congreso aprobó la creación de un poder ejecutivo permanente y designo a
Bernardino Rivadavia para ocupar el cargo.
RIVADAVIA Y SU EPOCA
En septiembre de 1820, hubo acuerdo para designar a Martín Rodríguez como gobernador
interino de Buenos Aires. Conto entonces con la ayuda de Rosas, un hacendado que era jefe
de la milicia de la GUARDIA DEL MONTE, paisanos uniformados de rojo, disciplinados que
cumplieron su tarea de pacificar y terminada ésta, volvieron al campo con su jefe. Era
necesaria una buena administración, la que quedo en manos del ministro de gobierno,
Bernardino Rivadavia, que había llegado al gabinete de Rodríguez en 1821 y se empeñó en
organizar las instituciones estables que Buenos Aires necesitaba. Como primera medida,
suprimió al cabildo, con el fin de reforzar el poder del gobernador. Creó un sistema de policía y
juzgados de paz. Redujo la planta militar y empleados civiles. Se propuso un retiro (voluntario)
que se pagó por medio de papeles del estado y se formo un nuevo ejército permanente
reclutados voluntariamente y reclutados mediante una ley de vagos que castigaba a los
marginales de la campaña. Se gestiono un crédito otorgado por la firma BARING BROTHERS
que derivó en la compra de armamento para la guerra con Brasil y que no produjo ningún
beneficio a la provincia. También considero que se necesitaba una renovación en las
instituciones eclesiásticas que habían perdido vínculo con el papado como consecuencia de la
independencia. Se permitió la existencia de cuatro conventos y fue suprimido el diezmo. Se
confiscaron bienes de la iglesia y se estableció un sueldo para los prelados y párrocos. La
reforma produjo protestas pero fueron dominadas sin dificultad. La Sociedad de Beneficiencia,
viene a suplir la necesidad de que el estado asuma un rol en materia de caridad y educación,
dos actividades monopolizadas hasta entonces por la iglesia. La alta sociedad, veía a Rivadavia
con malos ojos a causa de la reforma eclesiástica, pero Mariquita Sánchez logró formar una
comisión directiva de la asociación que debía ocuparse de las escuelas y el hospital de mujeres
y de la Casa Cuna.
Se propicio la agricultura más que la ganadería, mediante la ley de enfiteusis que consistía en
alquilar tierras públicas a particulares. Esta ley fue aprovechada por grandes hacendados
porteños que hicieron un gran negocio en detrimento de pequeños y medianos propietarios.
En diciembre de 1824, la batalla de Ayacucho concluyo con la dominación española en
América. El triunfo correspondió al lugarteniente de Bolívar, Antonio José de Sucre.
El factor británico.
Concluída la guerra por la independencia americana, el Reino Unido de Gran Bretaña es el
nuevo poder supranacional que sustituye sutilmente al dominio español, dejando en manos
13. de políticos locales el gobierno de la nación pero arbitrado cuando sus intereses se ponen en
entredicho. El Congreso de las Provincias Unidas , reunido en 1824, confirió al gobernador de
Buenos Aires el manejo de las relaciones exteriores , y se obtuvo así el reconocimiento de la
Independencia Argentina por parte de su Majestad Británica firmándose el tratado de Paz y
Amistad.
Hacia 1825, Buenos Aires era uno de los mercados más libres del mundo, pero el clima de
guerra se impuso. En octubre de 1825, el congreso incorpora a la Banda Oriental a las
Provincias Unidas, dicho reconocimiento es una señal de guerra con el imperio. Se crea
entonces la figura de presidente de las Provincias Unidas en febrero de 1826 y se designo para
ese cargo a Rivadavia.
La constitución de 1826, fue aprobada por el congreso y adoptaba la forma de gobierno
representativa, republicana. Supeditaba las autonomías provinciales al gobierno central.
Contenía una innovación importante, pues se denominaba “Constitución de la República
Argentina”, pero esta constitución fue rechazada por los gobiernos provinciales, el desorden
cundía en el interior.
Además en Buenos Aires, el descontento era generalizado ya que a pesar de los triunfos del
ejército nacional, había poco interés en continuar con la onerosa guerra con Brasil.
Presionado, Rivadavia negocia un tratado de paz que sin embargo, fue considerado agraviante.
El tratado no se ratificó y Rivadavia envió su renuncia. La autoridad nacional se disolvió y cada
provincia volvió a gobernarse en forma autónoma. Dorrego, jefe de la oposición fue electo
gobernador de Buenos Aires, quien reinicio negociaciones que culminaron con la
independencia oriental. La influencia británica había decidido que las dos orillas del plata no
pertenecieran al mismo país, asegurándose así la libre navegación.
Federales y Unitarios
Como gobernador, Dorrego decidió concurrir a la Convención Nacional convocada por López
en Santa Fe, esto significaba que Buenos Aires renunciaba a imponer su hegemonía al interior.
Pero las cuestiones económicas, los rencores enconados y la aspiración del grupo rivadaviano
de volver al poder, crearon un ambiente favorable al golpe que derrocó al gobierno de
Dorrego, por parte de los militares veteranos de la guerra con Brasil quienes estaban
disconformes con el tratado de Paz. El 1º de diciembre de 1828, las fuerzas de Lavalle
destituyeron a la sala de Representantes y nombraron gobernador a su comandante. Mientras
tanto el general Paz viajaba al interior con la idea de derrocar al gobierno cordobés, derrotó a
Bustos y fue electo gobernador de la provincia.
Dorrego busco el apoyo de Rosas y de López, pero su suerte estaba echada, derrotado en
Navarro, fue tomado prisionero y fusilado por orden de Lavalle, quien guardo en su archivo
personal las cartas recibidas instándolo al fusilamiento. Este crimen genero una ola de
indignación. López , quien no había prestado su auxilio a Dorrego, ahora decide castigar a los
culpables. Pero fue desplazado por Rosas, quien venció a Lavalle y firmo el pacto de Cañuelas
que entregó el gobierno provincial a Viamonte. En noviembre de 1829, una nueva Junta de
Representantes designo gobernador de Buenos Aires por mayoría de votos a Juan Manuel de
Rosas.
14. El general Juan Facundo Quiroga, hombre fuerte de la provincia de La Rioja se puso al frente
de la resistencia al poder central. Lamadrid, se había puesto al frente de la gobernación de
Tucumán usando recursos y tropas nacionales. Se enfrentaron Quiroga y Lamadrid y éste es
derrotado en 1826. En 1829 Quiroga debe enfrentar al general Paz, y es derrotado por este en
La Tablada. Consolido su poder Paz, con su triunfo en la batalla de Oncativo e hizo designar
gobernador de La Rioja a Lamadrid nuevamente. Quiroga, quien se había refugiado en Buenos
Aires, retorna para derrotar a los unitarios en Mendoza, Catamarca, Salta y Tucumán, donde
en 1831, vence nuevamente a Lamadrid.
HALPERIN DONGHI
LA DISOLUCION DEL ORDEN REVOLUCIONARIO.
1819-1821
Las noticias de lo que había pasado en España y la decisión de los porteños de sustituir al
virrey por una junta, fueron noticias que de a poco fueron llegando a todas las regiones. En la
Banda Oriental, se produjo una división entre Montevideo y la campaña (el campo) este
último, representado por Artigas, quien en principio se pone al servicio de Buenos Aires, pero
pronto, los intereses y los acontecimientos hacen que finalmente Buenos Aires rechace a los
diputados enviados por La Provincia Oriental para participar de la asamblea del año XIII. En
cambio, Buenos Aires, envía a Rondeau para que convoque un nuevo congreso donde se eligen
3 diputados favorables a la política centralista porteña. Pueyrredón presenta su dimisión y
Rondeau parecía una figura adecuada para suavizar la dureza que el régimen directorial había
empleado. La presencia del ejército nacional solventado por el gobierno revolucionario de
Buenos Aires, no basta para hacer cesar la disgregación del poder político en el territorio
controlado por Buenos Aires. Ya en 1819, la decadencia del poder de ambos bandos da lugar a
un creciente vigor de los poderes regionales, y las distintas fuerzas se decidieron a enfrentar al
gobierno centralista pero bajo la denominación de LIBERALES.
A mediados de 1818, tropas del Ejército del Norte que se hallaban en Tucumán, derribaron al
gobernador Mota Botello impuesto por Buenos Aires, para devolverle el cargo a Bernabé
Aráoz, antiguo vecino tucumano que había sido gobernador de Tucumán y contaba con gran
poder político y económico. La deposición de Botello crea un poder local surgido de decisiones
también locales junto con el apoyo de la guarnición que hasta ese momento había formado
parte del ejército revolucionario y sostenido con los recursos del gobierno central. Las
guarniciones militares reconocen liderazgos que no coinciden necesariamente con los vigentes
en la región cuyo destino contribuye a decidir, y se constituyen así en un elemento que
permanece mal controlado por la dirigencia política local que pretende ocupar en cada centro
regional el vacío de poder dejado por el gobierno central. Luego, las milicias heredadas del
poder central van perdiendo fuerza ya que no encuentran recursos para sostenerse y dejan
lugar a la formación de nuevas fuerzas armadas de tipo rústico y que responden a jefes
políticos que tienen recursos para mantenerlas. Javier Lopez, caudillo tucumano que se apoya
en bases rurales y populares, hace fusilar a Aráoz en 1824. San Juan es otro ejemplo de este
proceso de disolución del poder central, ya que en 1820 se produce el alzamiento de un
batallón del ejército regular que depone no solo al gobernador De la Rosa, sino también a la
oficialidad de ese cuerpo militar. EL cuerpo militar no produce esta situación por sí sola, sino
15. que cuenta con el beneplácito de ciertos sectores del cabildo pertenecientes a la elite
sanjuanina. Rondeau inteligentemente, reconoce la nueva situación sanjuanina. A nivel local,
queda por resolver el riesgo creado por la sublevación militar encabezada por Mariano
Mendizabal que parece aspirar a un poder no compartido, a lo que los vecinos oponen la
fuerza moral que les permita evitar que la crisis política se resuelva en crisis social. El avance
de una tropa de las fuerzas veteranas del ejército estacionadas en Mendoza, sobre los
sublevados sanjuaninos, hizo que pronto los restos de estas fuerzas se disgreguen al tiempo
que era nombrado un nuevo gobernador. En Córdoba en cambio, las fuerzas militares que se
sustraen al poder de Buenos Aires, sienta las bases de una hegemonía local que arraigo
sólidamente ya que el movimiento liberal sigue activo. Sin embargo, logra imponer su
autoridad Bustos quien se propone retornar a la lucha por la independencia, dejando de lado
las luchas internas pero, las condiciones económicas no permiten que el ejército retorne a la
lucha por la liberación de la patria, ya que la hegemonía local se niega a sustentar un ejército
del que se duda la fidelidad, y Buenos Aires esta incapacitada para financiarlo. Se arma un
partido para sostener el poder de Bustos, pero el partido liberal, llamado MONTONERO por sus
enemigos no se queda al margen de la lucha por el poder. Se suceden varios alzamientos
montoneros organizados por familias de notables federales, pero que no deseaban arriesgar su
respetabilidad política autorizando actos de vandalismo. Las lealtades familiares servirán a la
reconciliación de los poderes en pugna, y se consolida el poder de Bustos y de su teniente, el
corone Francisco Bedoya quienes actúan con dureza, pero manipulados por la élite cordobesa
que permanece más o menos leal al régimen directorial. En 1824 algunos de esos miembros de
la élite, intentan arrebatar la gobernación a Bustos mediante el apoyo de la legislatura, sin
embargo las peticiones (¿reclamos?) de los comandantes militares en campaña sumados al
descontento de los soldados de la guarnición de la ciudad, hacen que la legislatura sea
declarada disuelta. Es que Bustos sostiene su poder no sólo en las fuerzas militares nacionales,
sino y sobre todo, en las milicias rurales y en las autoridades civiles de los distritos rurales que,
pese a ser designados por el cabildo, le son leales a Bustos. Las fuerzas militares veteranas se
disuelven lentamente por razones financieras y el poder militar rural es usado políticamente.
La caída de Bustos se debe a la invasión de la provincia por parte de las fuerzas del general Paz,
quien enfrenta esta milicia rural sin experiencia y modesto nivel técnico por lo que la
resistencia se revela inferior. En el resto del interior, las fuerzas milicianas rurales se afirman
rápidamente porque se considera menos peligroso para el orden político y social que
organizar milicias urbanas, menos fáciles de dominar. Las nuevas organizaciones políticas no
quieren rivales en las capitales, y además para la administración no se requiere de la fuerza ya
que en manos de Buenos Aires quedó el tesoro nacional, en cambio, las provincias, necesitan
el uso de las fuerzas de milicia rural para ejercer efectivamente la administración de las
provincias desgajadas del poder central y para la recaudación de recursos que las economías
regionales encuentran sumamente gravosas. Por otro lado, la misma milicia rural necesita
recursos para subsistir y dependen de las élites provinciales con fuerte poderío local, para que
las sustenten. Esto significa que la fuerza de las milicias rurales son instrumento de las
necesidades fiscales de las provincias y que tales milicias son sustentadas por las
administraciones provinciales sumada a la colaboración financiera de las elites de cada
provincia. Esta situación es variable de una región a otra. Las milicias en algunas provincias
eran necesarias también como tropas de frontera con el indígena. La gravitación de las tropas
16. de frontera tiene consecuencias políticas importantes. En 1821 un cabildo abierto separo a
Catamarca de Tucumán y depuso a Aráoz. Unos días más tarde, también se segregó Santiago
del Estero. Tucumán adquirió entonces el nombre de provincia (ya no de república) y comenzó
lo que sería una guerra civil que duro 10 años. En Santiago, Ibarra avanza con las tropas de
frontera y conquista la capital, declarando la jurisdicción de Santiago del Estero uno de los
territorios unidos de la confederación del Rio de la Plata. Solo la hegemonía política en manos
de Ibarra es capaz de sostener económicamente las milicias necesarias para continuar con la
defensa de las extensas fronteras sin ayuda externa y serán las bases de su poder, más sólido y
estable por ejemplo, que La Rioja de Quiroga, que sustenta su poder en milicias que se
movilizan plenamente solo en momentos de crisis. Ibarra por otro lado, además de su milicia,
cuenta con influencia entre las familias de la elite santiagueña.
En Santa Fe la situación se centra en las crisis de poder político, entonces, la milicia de
frontera es una base de poder político-militar necesaria. En Corrientes, el sustento del poder
político son las milicias rurales y en Entre Ríos, el poder queda en manos de un oficial porteño
Lucio Mansilla que se sostiene gracias a la benevolencia interesada de las provincias vecinas y
la gravitación de cuerpos de tropa que le mantienen lealtad y que pronto lo reemplazan por un
político oriundo de Entre Ríos. Diferente es la situación en otras provincias, como por ejemplo
Mendoza, cuya política de paz con los indios quito la urgencia del problema de fronteras. Pero
cuando Mendoza se separo del poder nacional, el apoyo militar para el orden político se busco
en las tropas regulares de la guarnición nacional, aunque la ineficacia mostrada por éstas
tropas, hicieron notable la necesidad de convocar milicias locales, las cuales una vez
organizadas se volcaron al conflicto interno constituyéndose en apoyo militar de una frágil
situación partidaria. La intervención directa de los jefes de las milicias, los hermanos Aldao,
logró que se apartaran del poder los miembros del cabildo que querían pactar con el
movimiento sanjuanino. Los Aldao tienen una trayectoria como veteranos del ejército de los
Andes y además su origen los ubica dentro de las familias elitistas que controlan primero el
cabildo y luego las autoridades civiles provinciales, todo esto les otorga un papel directivo en la
organización militar de fronteras ya que, en definitiva el cuidado de las fronteras se hace
necesaria para mantener la capacidad productiva de la provincia, por lo que estas milicias
cuentan con el apoyo económico de la administración provincial. De los bloques regionales
que se encuentran en pugna hacia 1820, el más significativo es la división que separa a Buenos
Aires de las provincias.
1820, Buenos Aires
El temor a la oposición dentro de la misma Buenos Aires, llevo al directorio a tomar la decisión
de doblegar por la fuerza a Santa Fe aunque debió hacerlo sin la ayuda del ejército del Norte
que prefirió abandonar la obediencia al gobierno central, por lo que Buenos Aires enfrento la
disidencia litoral con los recursos de la capital y la campaña bonaerense. Los disidentes
también tenían pocos recursos porque los seguidores de Artigas no estaban muy convencidos
de prestarle su lealtad además de que la ofensiva portuguesa merecía la atención de las tropas
orientales. En febrero de 1820, la batalla de Cepeda lanzo a la fuga a la caballería de Buenos
Aires, la cual estaba bajo el mando de Rondeau, abriendo de esta manera el camino a la capital
a los federales. Se produce la disolución del directorio y la sociedad porteña se ve en la
necesidad de adaptarse al régimen triunfante. Comienza así la necesaria transformación
política de Buenos Aires. El hecho de que el partido directorial es el representante de los
17. intereses de los grupos dominantes de la sociedad y la economía porteña, es una simplificación
de los hechos ya que, la temida rebelión de la plebe nunca se produjo. En el seno de Buenos
Aires había también una oposición a la política directorial, sin embargo esta oposición tampoco
podía aceptar de lleno la situación impuesta por la derrota en Cepeda. De hecho, es el vencido
partido directorial quien, poniendo por delante de la fidelidad ideológico-política, la protección
de sus intereses, encuentra motivos suficientes para entrar en diálogo con sus vencedores
quienes a su vez, necesitan hallar aliados en Buenos Aires puesto que las fuerzas militares
vencedoras en Cepeda son del todo insuficientes para una ocupación prolongada de la
provincia vencida. Se llega al acuerdo de convocar un cabildo abierto, una primera junta de
representantes provinciales elegidos por un minúsculo número de votantes, tres de cuyos
miembros son destituidos por su pasada adhesión al régimen directorial. La junta elige
gobernador a Manuel de Sarratea, opositor al gobierno de Pueyrredón. Con Sarratea, los
vencedores Lopez y ramirez, firman el pacto de Pilar, donde se prevé una futura organización
federativa para las provincias rioplatenses. No mucho después, Balcarce denuncia a Sarratea
por la entrega de armas porteñas al ejército vencedor de Cepeda y un cabildo abierto lo hace
gobernador por lo que Sarratea huye a la campaña. Sin embargo, Balcarce no se sostiene en el
poder y Sarratea regresa una semana después a ocupar su puesto. Para consolidar su poder
dispone enjuiciar a los líderes del caído régimen directorial, además de entregar nuevas
remesas de armas a Ramírez, esta vez con la autorización del cabildo e incluso de los
representantes provinciales, armas que Ramírez necesita para proteger Entre Ríos de la
amenaza que Artigas representa. La marcha de Ramírez deja a Sarratea en posición endeble, y
ciertas disputas en los mandos militares socaba aún más su poder, por lo que convoca a
elecciones para una nueva junta de representantes quienes instalan en el gobierno al
presidente del cuerpo: Ramos Mejía. Soler, el jefe de las fuerzas militares porteñas, desconoce
la autoridad de este nuevo gobernador a la vez que López , junto con Carrera y Alvear
comienza un nuevo avance sobre Buenos Aires. Ante la amenaza, Soler es nombrado
nuevamente gobernador pero al ser derrotado por las fuerzas de López, la junta se disuelve y
el gobierno es ejercido por el cabildo. Se impone una nueva legislatura en la campaña y es
designado Alvear como gobernador, pero esta designación no es reconocida por el cabildo en
la ciudad que a su vez proclama gobernador a Dorrego, quien logra llevar la batalla a Santa Fe
pero no un triunfo decisivo sobre López. EL deseo de paz de la ciudadanía porteña, hace que
una nueva junta designe a Martín Rodríguez como gobernador de Buenos Aires, Dorrego se
inclina ante esta decisión y entrega el comando del ejército porteño, esta situación desemboca
en una nueva revolución en la ciudad que es aplastada por las fuerzas de frontera cuyo jefe es
Martín Rodríguez . Este representa el brazo armado del grupo que domina la junta, es decir, el
grupo de elite socioeconómico porteño. Las milicias de frontera son el grupo armado que
defiende la economía de la provincia de la amenaza indígena costeado por los mismos
hacendados y dirigido por militares profesionales que se mantuvieron al margen de las luchas
políticas de la ciudad. Hacia octubre de 1820, Martin Rodríguez y las fuerzas milicianas de
frontera había provisto la fuerza necesaria para sustentar el orden político de Buenos Aires.
Toma importancia la figura del ministro de gobierno de Rodríguez, Bernardino Rivadavia. El
retorno de la paz propicia la expansión ganadera en el marco de la economía porteña. Se
desmantela el aparato administrativo y militar creado en la etapa revolucionaria siendo
reemplazado por un sistema administrativo reducido y orientado a secundar el progreso
económico de la provincia. Los sectores elitistas apoyan esta nueva organización política pero
18. se enfrentan con la oposición del vasto personal militar y las facciones políticas antes
antagonistas (directoriales-antidirectoriales), quienes permanecían a a expectativa de
encontrar un nuevo lugar desde donde reconquistar posiciones de poder. La reforma militar
pasa a retiro a la mayoría de los militares en servicio y crea un ejército permanente con 113
oficiales con mando directo de tropas de doble origen: voluntariado y reclutados en toda la
provincia. Pero el reclutamiento fue sumamente impopular por lo que el gobierno renuncio a
ella y se decide por “enganchar a los vagos y a los hijos sustraídos de la obediencia de sus
padres” Todos esos recursos son insuficientes y el ejército debe ser completado con milicias
rurales ya existentes. Se organiza también una caballería con una plana mayor y de
suboficiales veteranos. La necesidad de expandir las fronteras hace que cada vez sea necesario
con más frecuencia el reclutamiento forzoso sobre todo en la campaña. La situación
económica de los militares pasados a retiro es precaria asimismo la condición de los
empleados civiles dejados cesantes por la simplificación del aparato burocrático. En la lucha
por el progreso económico, el estado decide poner bajo vigilancia policial a los militares que
derrochan sus indemnizaciones y lanza otro decreto contra los “vagos” considerados nocivos a
la moral pública e inductora de desorden social. El decreto dispone que los vagos sean
destinados al servicio militar o sean destinados a peones en obras públicas. Se instituye
asimismo un registro de mendigos quienes serán identificados mediante una señal visible, y
tendrán prohibido mendigar en parajes y/o ceremonias públicas. Los trabajadores también son
disciplinados mediante leyes que sancionan la falta de cumplimiento de sus obligaciones
laborales e incluso los peones de campo están bajo leyes que les obliga a portar las
“papeletas” que aclaran su situación laboral. Las sanciones ante la falta de cumplimiento a las
leyes son severas e incluye el reclutamiento en el ejército por el periodo de dos años. Esta
nueva legislación plantea la necesidad de que las clases populares deben mejorar su suerte
usando los instrumentos que la economía les proporciona.
La iglesia también sufrió una reforma que pretendió limitar sus atribuciones para ampliar las
potestades civiles, consistente en suprimir todos los conventos (excepto cuatro) en la provincia
de Buenos Aires establecer rígidas normas en el ingreso a las órdenes religiosas. La iglesia se
limito a marcar su disidencia pero no manifestó una resistencia eficaz. Sin embargo, la
oposición vio una oportunidad de rehacer un frente reaccionario en la ciudad Tagle se enroló
en una cruzada por la fe. El gobierno reclamo al obispado que pusiera en cintura a los párrocos
de campaña (rurales). El obispado sanciono a los párrocos díscolos. Las adhesiones al manejo
de la administración porteña se multiplicaron pero Tagle sigue comprometido en una conjura
que insiste en comprometer a Rosas, entonces de visita en Santa Fe al lado de su amigo el
gobernador Lopez. Rivadavia también suprimió los cabildos y estableció una ley que incluía el
sufragio universal con limitaciones propias de la época relacionadas con la capacidad
económica de los sufragantes. Manuel Dorrego expreso que el voto quedaba en manos de
unos pocos comerciantes y capitalistas. Pero aunque no significara una ampliación real del
sector políticamente dirigente, el sufragio universal marca el inicio de una carrera política
donde se busca el apoyo de sectores marginados de la política ya por medio de beneficios o de
amenazas.
La ciudad se vio en la necesidad de renovar la legislatura en 1823. Y aunque las decisiones
políticas permaneces en manos de una minoría, el sufragio universal permite que sectores
cada vez más amplios de la población equilibre el acceso al poder de las elites. Además, así se
19. consolido el poder político de los terratenientes. Pero también se pusieron en juego la
distribución de favores que el estado puede seguir distribuyendo. Iniciativas como la
tramitación del empréstito en Europa, marcan el reingreso del estado en actividades
financieras que permiten distribuir favores económicos más cuantiosos a los partidarios. Las
tensiones por los beneficios económicos entre los dirigentes del partido de Rivadavia es el
espejo de las tensiones derivadas de la distribución del poder. La situación política porteña se
encamina hacia una nueva crisis. La legislatura elegida en 1823, debía nombrar al sucesor de
Martín Rodríguez. La amenaza no estaba dada por la oposición sino por los enfrentamientos
dentro del mismo partido ministerial que manifiesta incoherencias evidentes. Los avances de
la economía, sobre todo el ascenso del sector rural produjeron desplazamientos en el poder
político. En cada provincia la inestabilidad parece insuperable ya que las instituciones no son
lo suficientemente firmes como para construir solidaridades en las cuáles puedan apoyarse.
Sin embargo, el nuevo orden económico exhibe éxitos en el interior del país, que necesitan el
mantenimiento del tráfico internacional e interregional que exigen mantener relaciones
estables entre nuevas unidades políticas.
LOS LEGADOS DE LA REVOLUCIÓN.
Las provincias recientemente creadas en las antiguas sedes virreinales, es el marco en que las
instituciones deben desarrollarse. Sin embargo, las más de las provincias eran demasiado
pobres y despobladas para sostener un complejo aparato administrativo e institucional. Se
marca entonces, una diferencia entre los centros que cuentan con tradición administrativa y
aquellos que carecen de ella.
Por otro lado, la revolución y la guerra contribuyeron al avance de la brutalidad en las
relaciones políticas. Las tropas mal pagadas se acostumbraron a ser temibles en el saqueo y la
rapiña. En el plano de la vida política civil las relaciones son también brutales ya que los que
tienen el poder y quienes administran el país ya no son los mismos. En Buenos Aires hay una
rivalidad entre los que poseen una posición económica solida y aquellos que han hecho de la
política revolucionaria una profesión. La actividad política parece hecha a propósito de
aquellos que no tienen mucho que perder. Hay una cierta distancia entre la elite política y la
elite económico-social. Este esquema se repite en el resto de las provincias, donde la calidad
de la dirigencia política es menguada. La indigencia del poder político, junto con la riqueza de
aquellos que detentan el poder real, crea un vínculo de dependencia financiera que viene a
sumarse al político-militar. Los letrados, los estudiosos, son confinados a las tareas
administrativas del estado sin acceso a las instancias de decisión.
El caso de los caudillos parece ligeramente diferente, ya que son verdaderos poseedores del
poder económico-social y a la vez detentan el poder político. Ellos sacrifican bienes al estado,
sacrificios que son prolijamente inventariados y luego reclamados al fisco. Es el caso de
Quiroga y de Rosas entre otros. Particular es el caso de las familias que deben consolidar la
solidaridad entre sí con el propósito de mantener el patrimonio. Muchas veces, se opta por la
estrategia de establecer lazos matrimoniales entre el sector con poder político y el sector que
detenta el poder económico-social. La solidaridad familiar muchas veces conserva plena
vigencia a pesar del derrumbe patrimonial. El surgimiento de dirigentes apoyados por estas
familias poderosas tiene como consecuencias debilitar el sistema institucional. Las familias
20. mismas se niegan a tomar la gestión directa del gobierno, lo que hace que se forme una red de
relaciones entre personajes políticos y personajes influyentes que establecen relaciones
dentro y fuera de su provincia de origen. Las relaciones que se establecen son de índole
privada afectiva o comercial y muy frecuentemente adquieren una dimensión política. Esta
situación provoca una contante inestabilidad ya que la multiplicidad de contactos,
solidaridades y hostilidades que se dan en el plano económico y social no pueden constituirse
en la base de un orden político estable. La solución es la reconstrucción de una autoridad
nacional tarea que Rosas decide emprender.
ROSAS
Cuestión de la soberanía
Los estados autónomos surgidos a partir de la revolución independentista, surgen de la
organización político estatal heredado del período colonial, es decir, las ciudades-provincias
con un conjunto de normas fiscales, políticas y administrativas propias de cada cabildo que
llegaron por medio de los esfuerzos de las elites provinciales a consolidar espacios soberanos
que se asumieron progresivamente como sujetos de derecho internacional.
Las relaciones interprovinciales entre 1820 y 1835 revelaban que las provincias estaban
dispuestas a mantener la calidad estatal independiente y así lo manifiestan al definir
facultades para el ejercicio de la soberanía por medio de textos constitucionales y legislaciones
provinciales relativas a justicia, comercio exterior, finanzas públicas, defensa del territorio etc.
La idea predominante es que la soberanía de las provincias era absoluta, por lo que el hecho
de reunirse y conformar una nación debía surgir de la libre voluntad de los pueblos de distintas
provincias y no como imposición de Buenos Aires, ya que la igualdad política entre los
gobiernos era un dogma fundamental. El afianzamiento del ejercicio de las soberanías tendió a
consolidarse después de 1831.
Buenos Aires frente a las provincias
Ya en 1827, con la llegada de Dorrego a la gobernación de Buenos Aires, se había intentado
restablecer relaciones con otras provincias a través de pactos bilaterales. Mediante estos
acuerdos, Buenos Aires fue facultado para el ejercicio de las relaciones exteriores hasta la
reunión de una convención o el nombramiento de un poder ejecutivo nacional. La firma del
tratado de paz con Brasil, acrecentó los conflictos internos que afrontó la gobernación de
Dorrego como herencia de las decisiones político-administrativas de Rivadavia. Todo concluyo
con el motín militar liderado por Juan Lavalle que culmino con el fusilamiento de Dorrego, la
disolución de la legislatura y el nombramiento de Lavalle como gobernador. De ahí a la guerra
civil, un paso. La convención Nacional desconoce a las nuevas autoridades porteñas y convoca
la reunión de un ejército liderado por Estanislao López. Grupos indígenas y gauchos
protagonizaron este alzamiento dirigido aparentemente por Rosas y que concluyo en 1829 tras
la derrota de Lavalle en Puente Márquez por parte de las fuerzas conjuntas de López y Rosas.
La frágil situación política de Buenos Aires, motivó a Lavalle y a Rosas a firmar un pacto, en el
que designaron a Viamonte gobernador interino. El nuevo gobernador provisorio estaba unido
por fuertes vínculos a Juan Manuel de Rosas, e intentó encauzar las relaciones
interprovinciales retomando las iniciativas de Dorrego, logrando actualizar tratados de paz y
21. con Santa Fe, estipulados en el tratado del Cuadrilátero (Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y
Corrientes) Santa Fe se comprometió a gestionar ante Entre Ríos y Corrientes la alineación con
Buenos Aires. También se hizo un tratado con Córdoba y envió a esa provincia una comisión
pacificadora que interviniera en el conflicto entre su gobernador, José María Paz y Facundo
Quiroga.
Cuestión económica
En los primeros años de la década del ‘20 Buenos Aires se consolidó como entidad política
autónoma y así se mantuvo hasta 1880, por lo que en 1829, cuando Rosas llega al poder, la
autonomía porteña contaba con instrumentos jurídicos y políticos que brindaron cierto marco
legal a las acciones de la administración rosista. El objetivo de Rosas era compartido por el
conjunto de las elites rioplatenses: la construcción de un orden social y político legítimo y
estable, que garantizara el predominio del sector mercantil- ganadero porteño.
Se pretende consolidar la inserción en el mercado mundial, el control de los recursos
obtenidos a través de este comercio y la aduana de Buenos Aires y el desarrollo de políticas
que permitieran la expansión de este sector del mercado porteño.
Suma de poderes públicos
En 1829 cuando Juan Manuel de Rosas asume como gobernador, lo hace investido de
facultades extraordinarias otorgadas por la legislatura unos días antes como consecuencia de
la situación política porteña, ya que Rosas llega al gobierno con un sólido consenso tanto entre
la elite como de los sectores populares tanto rurales como urbanos. Sin embargo, había una
sutil diferenciación entre los miembros del gabinete del gobernador partidarios de un
equilibrio de poderes de aquellos que estaban dispuestos a respaldar con una sanción legal la
voluntad rosista de prolongar el poder excepcional asegurado por las facultades
extraordinarias. El poder ejecutivo impulso una serie de decretos que tendían a imponer las
opiniones del gobierno silenciando las voces disidentes aún dentro del propio partido. La
prensa fue objeto de censura. En febrero de 1832, se impuso el uso obligatorio de la divisa
punzó entre los empleados del estado y servidores públicos. En 1835, a causa del asesinato de
Quiroga, Buenos Aires teme que un complot unitario se materialice en nuevas revueltas dentro
del territorio provincial por lo que se decide investir a Rosas con poderes extraordinarios,
nombrándolo gobernador y capitán general de la Provincia por cinco años con la suma del
poder público , lo que fue ratificado por un plebiscito celebrado días más tarde en el que
participaron los ciudadanos de Buenos Aires.
Política nacional e internacional.
La suma de poderes públicos basada en la voluntad popular que cada año votaba para
refrendar la autoridad del gobernante, dotaba a Rosas de los mecanismos legales necesarios
para establecer un gobierno que no pretendía defender derechos de los individuos sino
defender el sistema federal. La exclusión y la intolerancia política formaban parte del
federalismo rosista comprometido en una “guerra santa” contra los unitarios, incluidos en
listas que circulaban entre juzgados y policías. Los incluidos en tales listas estaban sujetos a
intimidaciones de diversa índole, lo que tenía la intensión de debilitar la oposición. La fuerza
de choque que llevaba adelante las intimidaciones, despojos y confiscaciones, estaba a cargo
22. de la mazorca, organización parapolicial conformada por alrededor de doscientos federales. El
pico de la ola de terror fue entre los años 1838-40.
El federalismo rosista era entendido por quienes creían fervientemente en el federalismo,
como la adecuación a las circunstancias del pensamiento de los hombres de mayo. La defensa
de la independencia nacional frente a las amenazas de potencias extranjeras, la preservación
del orden político federal, el restablecimiento del orden social y el discurso republicano
basado en la representación de la voluntad popular constituyeron las bases del pensamiento
federal rosista.
Predominaba la idea de que el sistema unitario se identificaba con la posición aristocrática
que además se había asociado con potencias extranjeras en contra de la voluntad e interés
popular. Además se tendía a un patriotismo ampliado, es decir a la defensa de un “sistema
americano” que respondiera a las amenazas de la ambiciones de las monarquías europeas.
Entre 1837-1839 el régimen de Rosas hizo frente a una guerra contra la confederación
peruano-boliviana a causa del reclamo de Salta sobre Tarija que estaba en poder de Bolivia.
También el dictador boliviano Santa Cruz imponía obstáculos a la importación de productos vía
Salta o Jujuy, además de que Rosas sospechaba que éste brindaba asilo y ayuda militar a los
unitarios argentinos.
En 1845 el puerto de Buenos Aires fue bloqueado por una flota anglo-francesa que pretendía
obtener la libre navegación del Río Paraná. El 20 de noviembre de 1845, tuvo lugar el
enfrentamiento armado conocido como VUELTA DE OBLIGADO, cerca de San Pedro. La defensa
estuvo a cargo de Lucio V Mansilla. La escuadra invasora contaba con fuerzas muy superiores a
las locales, a pesar de los esfuerzos de Mansilla la flota enemiga se adentro en el Paraná. La
campaña de los extranjeros no les redituó las ganancias esperadas. En 1847 se levanto el sitio
de los ingleses sobre el puerto de Buenos Aires. En 1850 los diplomáticos llegaron a un
acuerdo, porque la situación de enfrentamiento no les resultaba un buen negocio.
El federalismo rosista consigue imponer su hegemonía en las provincias del norte a partir de
1846 y en las provincias del litoral a partir de 1848.
En 1851, las pretensiones de Brasil sobre la Banda Oriental llevaron al rompimiento de
relaciones entre la confederación y éste país.
Caída del régimen rosista.
El 1º de mayo de 1851, el general entrerriano Urquiza, publica un pronunciamiento en que
expresa la decisión de su provincia de reasumir el ejercicio de sus facultades soberanas hasta
tanto se produjera la organización constitucional de la república. A excepción de Corrientes,
las demás provincias reiteraron su confianza a Rosas. Sin embargo, Urquiza hizo una alianza
con Brasil y Montevideo firmada el 29 de mayo. Pero Rosas no consideró importantes las
fuerzas del adversario y la movilización para la defensa de Buenos Aires fue tardía y
desorganizada. El ejército aliado, desembarcó en San Pedro y avanzó hasta Chivilcoy y Luján.
El 3 de febrero de 1852, se batieron en los campos de Caseros las fuerzas principales de ambos
ejércitos, resultando victorioso Urquiza. Esto puso fin al régimen rosista. Rosas puso camino al
exilio. Urquiza negociaba con los liberales porteños la transición hacia un sistema de libertades
públicas y hacia un proceso constituyente.
Urquiza:
23. Emparentado con los Álzaga, es hombre de fortuna y relaciones.
Estudio en el colegio San Carlos de Buenos Aires
Fue legislador provincial
Fue gobernador de la provincia de Entre Ríos
Fue un militar destacado, contaba entre sus hazañas haber derrotado a
Fructuoso Rivera, en la batalla de India Muerta, en 1845.
Pretendía abrir los ríos interiores al comercio internacional
Durante su gobernación, comerciaba con Montevideo y Brasil omitiendo
la aduana porteña.
En Entre Ríos el servicio militar era obligatorio y las milicias eran
disciplinadas y eficientes.
Su provincia era ordenada. Tenía iniciativas de progreso y educación
pública.
Hacia 1850 Urquiza está en condiciones de disputarle a Rosas el
liderazgo de la Confederación.
BRASIL Y EL EJERCITO ALIADO DE LA AMÉRICA DEL SUR
Desde Montevideo, le llegaban a Urquiza mensajes para que encabezara la lucha para lograr
las transformaciones políticas necesarias para liberar al Litoral de la tiranía de Rosas. La
política exterior de la Confederación liderada por Rosas, pretendía reconstruir los límites del
antiguo virreinato, insistiendo en considerar a Paraguay una provincia argentina e
interviniendo en la política interna uruguaya. En octubre de 1850 se rompen relaciones con
Brasil.
Mientras tanto, se le propuso a Urquiza una alianza con el imperio de Brasil y Montevideo a
fin de derrocar a Rosas, Urquiza acepto.
En mayo de 1851, Urquiza se “pronuncia” y retira el manejo de la política exterior al
gobernador de Buenos Aires, quedando Entre Ríos en condiciones de entenderse con los
demás gobiernos del mundo hasta que se constituyera una república. Corrientes sigue sus
pasos. EL 29 de mayo, se firma el tratado de alianza ofensiva-defensiva entre Brasil, Entre Ríos
y Montevideo, con el propósito de combatir a Oribe en Uruguay y mantener la independencia
de ese territorio. En octubre se rindió Oribe en Montevideo. NO hubo represalias contra los
vencidos. Los mensajes de apoyo a Rosas llegaban de los gobiernos del interior pero nadie
proporcionó auxilios militares. El círculo íntimo de Rosas carecía de voluntad para defender el
régimen. UN segundo tratado de alianza entre Montevideo, Brasil, Entre Ríos y Corrientes, se
propone ahora “liberar a los pueblos de la dominación tiránica de Rosas”. Primero cayó Santa
Fe donde Urquiza depuso al gobernador e instaló un gobierno afín a su política.
El 3 de febrero de 1852, se libro la batalla entre el ejército de Rosas y el ejército grande de
América del Sur, en Monte Caseros. La lucha fue breve. Rosas abandono el campo de batalla,
se refugió en la casa del ministro inglés y esa misma noche se embarcó con rumbo a
Southampton, donde murió en 1877.
24. EL ACUERDO DE SAN NICOLAS DE LOS ARROYOS
El 19 de febrero, Urquiza entró a la ciudad al frente de sus tropas, hizo designar como
gobernador a Vicente López y Planes haciendo un desaire a Valentín Alsina, exministro de
Rivadavia que aspiraba al mismo cargo. Los antiguos emigrados unitarios se sienten ofendidos
porque las medidas que tomaba Urquiza tendían a conquistar el ánimo de los federales
rosistas.
Se celebro en San Nicolas de los Arroyos una reunión de gobernadores que acordaron
organizar el país bajo el sistema federal. Se fijó que la sede del futuro congreso Constituyente
fuera en Santa Fe. Se nacionalizó el tesoro. Buenos Aires se opuso, la Legislatura rechazó el
acuerdo y se decidió que Buenos Aires no asistiera al Congreso Constituyente. Urquiza no
admitió esta oposición, cerró la Legislatura porteña, desterró a los diputados más combativos y
cerró las imprentas opositoras. A nivel internacional, autorizó la libre navegación de los ríos
interiores y reconoció la independencia de Paraguay. En septiembre de 1852, cuando Urquiza
partió hacia Santa Fe, estallo una revolución en Buenos Aires, la provincia reasumió la
conducción de sus relaciones exteriores, se separo de la confederación Argentina y formo el
estado de Buenos Aires. No asistió al congreso constituyente.
Entre diciembre de 1852 y julio de 1853, Urquiza impuso sitio a Buenos Aires, pero la
escuadrilla a cargo del bloqueo del río fue sobornada por Buenos Aires lo que permitió que se
levantara el sitio. Buenos Aires vivía un clima de localismo exaltado. Se producía un marcado
crecimiento urbano y progresos materiales en los pueblos del interior. En mayo 1853 fue
jurada la Constitución. En febrero de 1854, se realizan las primeras elecciones, y triunfa la
fórmula Urquiza- Salvador María del Carril dando comienzo a la primera presidencia
constitucional nacional de la historia argentina. La capital provisional de ese estado fue Paraná.
El interior también vivía un clima favorable al progreso, pero había pocos recursos para llevar
adelante los proyectos. Se crea el puerto de Rosario como puerta de ingreso a la
Confederación. Los objetos provenientes del exterior que llegaran a través de Buenos Aires
pagarían mayores impuestos. Esta decisión no dejo los recursos materiales esperados. En
Buenos Aires triunfa el partido antiurquicista cuyos líderes eran Valentín Alsina, Sarmiento y
Mitre. En 1857 Valentín Alsina fue votado gobernador de Buenos Aires. Esta elección no
puede menos que provocar a Urquiza. El problema más grave que aqueja a Buenos Aires es su
frontera con el indígena ya que el cacique Calfucurá era enemigo del gobierno porteño y aliado
de Urquiza. Esto obligaba a Buenos Aires a ocupar la mitad de sus fuerzas armadas en los
fortines.
Ocurre en San Juan una grave crisis institucional, donde fue asesinado el gobernador , hombre
de confianza de Urquiza, crimen instigado por Buenos Aires. Se produce la ruptura entre la
Confederación y Buenos Aires.
En noviembre 1859 chocan ambos ejércitos en los campos de Cepeda. Los porteños son
vencidos y se firma el pacto de San José de Flores, por el que Buenos Aires se compromete a
reincorporarse a la Confederación argentina, a participar de una convención reformadora de la
Constitución; además Buenos Aires admite la nacionalización de la aduana. Tiene lugar las
segundas elecciones nacionales que dieron el triunfo a la fórmula Derqui- Pedernera. Derqui
formo su ministerio con personalidades que le recomendó Mitre.
25. Se lleva a cabo la Convención reformadora de la Constitución aprobándose las modificaciones
propuestas por Buenos Aires. Las relaciones tienden a pacificarse y se empieza a concretar la
paz acordada por el tratado de Flores. Pero ocurre un nuevo hecho de violencia en San Juan. Es
asesinado el interventor federal designado por Urquiza a raíz del asesinato del gobernador. EL
interventor Virasoro pertenecía a una familia correntina leal a Urquiza y su presencia en San
Juan garantizaba la paz en Cuyo. El nuevo gobernador sanjuanino, era Aberastaín, amigo de
Sarmiento. El ejército de la Confederación intervino nuevamente la provincia y fusiló a
Aberastaín. Así se desvaneció la posibilidad de un arreglo entre la confederación y Buenos
Aires.
Esta situación dio a Mitre la oportunidad de asegurarse al apoyo de algunas provincias
lideradas por liberales y fortaleció su ejército. El 6 de septiembre de 1861, en un arroyo
próximo a Pavón se produce el enfrentamiento entre Urquiza y Mitre. A pesar de que la
caballería de Urquiza se impuso, incomprensiblemente, Urquiza se retira del campo de batalla
y se recluye en su estancia. Mitre se proclama vencedor. Derqui ya no puede sostener su
autoridad presidencial, se retira sin siquiera presentar su renuncia. Mitre aprovecha la
disolución del gobierno nacional para imponerse en el interior. Dos meses después de Pavón,
en Cañada de Gómez, Mitre vence y fusila a centenares de soldados del ejército de Urquiza.
Mitre fue elegido como encargado del poder ejecutivo nacional. Nuevas elecciones en octubre
de 1862, imponen el triunfo de la fórmula Mitre- Marcos Paz para el tercer período
constitucional 1862-1868.
El gobierno nacional residía en Buenos Aires, territorio que debía federalizarse, ya que Mitre
había presentado al Congreso un proyecto por el cual se declaraba “territorio federal a la
provincia de Buenos Aires y capital a la ciudad de la provincia, pero la legislatura porteña
rechazó la proposición y dividió al partido gobernante entre crudos que respondían al
autonomismo de Adolfo Alsina y cocidos que respondían al nacionalismo de Mitre. Con el fin
de incrementar las rentas nacionales, Mitre nacionalizó la aduana de Buenos Aires y creo el
banco de la Provincia que controlaba la emisión de moneda.
Cambio las leyes mercantiles y encomendó la redacción de un código penal y un código civil.
En su período se organizó la corte suprema y los juzgados federales en todas las provincias.
Mitre favoreció la inmigración –arribaron cien mil extranjeros- y comenzaron a tenderse redes
ferroviarias.
El misterio de Pavón
El 17 de septiembre de 1861 tuvo lugar la batalla de Pavón entre las fuerzas porteñas,
comandadas por el general Bartolomé Mitre, y las tropas de la Confederación Argentina, al
mando del general Justo José de Urquiza. En un combate dudoso, Urquiza retiró sus tropas,
aun teniendo superioridad numérica. La victoria fue para los porteños, que extenderían su
dominio a todo el país. La batalla de Pavón suscito polémicas y especulaciones que aún
perduran, pero al margen de las interpretaciones sobre los entretelones de la batalla, lo cierto
es que Pavón abrió el camino a la organización nacional y puso fin a la separación entre la
Confederación Argentina y la provincia de Buenos Aires, producida en 1852. A continuación,
transcribimos un artículo de José María Rosa sobre la batalla, sus interpretaciones y
consecuencias.
26. Fuente: Retorno, 5 de noviembre de 1964, por José María Rosa.
Chocan cerca de la estancia de Palacios, junto al arroyo Pavón en la provincia de Santa Fe, los
ejércitos de Urquiza y Mitre. A Urquiza, a pesar de Caseros, lo rodea el pueblo entero; Mitre
representa la oligarquía porteña. Aquél es un militar de experiencia, éste ha sido derrotado
hasta por los indios en Sierra Chica. El resultado no parece dudoso, y todos suponen que
pasará como en Cepeda, en octubre de 1859, cuando el ejército federal derrotó a los
libertadores.
Parece que va a ser así. La caballería de Mitre se desbanda. Ceden su izquierda y su derecha
ante las cargas federales. Apenas si el centro mantiene una débil resistencia que no puede
prolongarse, y Mitre como Aramburu en Curuzú Cuatiá, emprende la fuga. Hasta que le llega
un parte famoso: “¡No dispare, general, que ha ganado!”. Y Mitre vuelve a recoger los laureles
de su primera –y única– victoria militar.
¿Que ha pasado? Inexplicablemente Urquiza no ha querido coronar la victoria. Lentamente, al
tranco de sus caballos para que nadie dude que la retirada es voluntaria, ha hecho retroceder a
los invictos jinetes entrerrianos. Inútilmente los generales Virasoro y López Jordán, en partes
que fechan “en el campo de la victoria” le demuestran el triunfo obtenido. Creen en una
equivocación de Urquiza. ¡Si nunca ha habido triunfo más completo! Pero Urquiza sigue su
retirada, se embarca en Rosario para Diamante, y ya no volverá de Entre Ríos.
¿Qué pasó en Pavón? Es un misterio no aclarado todavía. Se dice que intervino la masonería
fallando el pleito en contra del pueblo, sin que Urquiza pagara las costas (las pagó el país), que
un misterioso norteamericano de apellido Yatemon fue y vino entre uno y otro campamento la
noche antes de la batalla concertando un arreglo, que Urquiza desconfiaba del presidente
Santiago Derqui, que estaba cansado y prefirió arreglarse con Mitre, dejando a salvo su
persona, su fortuna y su gobierno en Entre Ríos. Todo puede conjeturarse. Menos que lo que
dirá en su parte de batalla: que abandonó la lucha “enfermo y disgustado al extremo por el
encarnizado combate”. ¡Urquiza con desmayos de niña clorótica!
LA MASACRE DEL PUEBLO
Derqui ingenuamente intentará la resistencia. El grueso del ejército federal está intacto y lo
pone a las órdenes de Juan Saa, mientras espera el regreso de Urquiza. Lo cree enfermo y le
escribe deseándole “un pronto restablecimiento para que vuelva cuanto antes o ponerse al
frente de las tropas”. Pero Urquiza no vuelve, no quiere volver. A cuarenta días de la batalla, el
27 de octubre, el inocente Derqui todavía escribe al sensitivo guerrero interesándose por su
salud y rogándole que “tome el mando”.
La trompetería oligárquica anuncia la gran victoria, aunque Mitre no puede mover a los suyos
de la estancia de Palacios porque no tiene caballada. Sarmiento, desde Buenos Aires, le
escribe el 20 de septiembre: “No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono
que es preciso hacer útil al país. La sangre es lo único que tienen de seres humanos” (Archivo
Mitre, tomo IX, pág. 363). Para Urquiza quiere medidas radicales “o Southampton o la horca”.
En Southampton pasaba su ancianidad, pobre pero jamás amargado, Juan Manuel de Rosas.
27. Ni uno ni otro. Urquiza no será un prófugo. Quedará en Entre Ríos y no perderá ni el gobierno
de esa provincia ni una sola de sus muchas vacas. Derqui, Pedenera, Saa, el Chacho
Peñaloza, Virasoro, Juan Pablo López esperan que vuelva Urquiza de Entre Ríos y en una sola
carga desbarate las atemorizadas tropas mitristas. Por toda la República, de Rosario al Norte,
vibra el grito ¡Viva Urquiza! en desafío a los oligarcas: todos llevan al pecho la roja divisa
federal con el dístico “Defendemos la ley federal jurada. Son traidores quienes la combaten”.
Urquiza tiene trece provincias consigo y un partido que es todo, o casi todo, en la República.
Se lo espera con impaciencia. Derqui suponiendo que es el obstáculo para el regreso del
general, opta por eliminarse de la escena y en un buque inglés se va silenciosamente a
Montevideo, renunciando la presidencia. Lo reemplaza Pedernera, que tiene toda la confianza
de Urquiza. Pero Urquiza no viene.
Entonces las divisiones mitristas a las órdenes de Sandes, Iseas Irrazabal Flores, Paunero,
Arredondo (todos jefes extranjeros) entran implacables en el interior o cumplir el consejo de
Sarmiento. Hombre encontrado con la divisa federal es degollado; si no lo llevan es mandado a
un cantón de fronteras a pelear con los indios. No importa que tenga hijos y mujer. Es gaucho,
y debe ser eliminado del mapa político. Todo el país debe “civilizarse”.
Venancio Flores, antiguo presidente uruguayo, a las órdenes de los porteños, sorprende en
Cañada de Gómez el 22 de noviembre al grueso del ejército federal que sigue esperando
órdenes de Urquiza. Ahí están sin saber a quién obedecer, ni qué hacer. Flores pasa
tranquilamente a degüello a la mayoría e incorpora a los otros a sus filas. Nuestras guerras
civiles no se habían distinguido por su lenidad precisamente, pero ahora se colma la medida.
Hasta Gelly y Obes, ministro de Guerra de Mitre, se estremece con la hecatombe: “El suceso
de la Cañada de Gómez –informa– es uno de los hechos de armas que aterrorizan al
vencedor... Este suceso es la segunda edición de Villamayor, corregida y aumentada”. (En
Villamayor, Mitre había hecho fusilar al coronel Gerónimo Costa y sus compañeros por el solo
delito de ser federales).
Esa limpieza de criollo que hace el ejército de la Libertad entre 1861 y 1862 es la página más
negra de nuestra historia, no por desconocida menos real. Debe ponerse el país “a un mismo
color” eliminando a los federales. Como los incorporados por Flores desertan en la primera
ocasión, en adelante no habrá más incorporaciones: degüellos, nada más que degüellos. No
los hace Mitre, que no se ensucia las manos con esas cosas; tampoco Paunero ni Arredondo.
Serán Flores, Sandes, Irrazabal, todos extranjeros. Y los ejecutores materiales tampoco son
criollos: se buscan mafiosos traídos de Sicilia: “En la matanza de la Cañada de Gómez –
escribe José María Roxas y Patrón a Juan Manuel de Rosas-, los italianos hicieron despertar
en lo otra vida a muchos que, cansados de los trabajos del día, dormían profundamente“ (A.
Saldías: La evolución republicana, pág. 406).
Así avanza la ola criminal, estableciendo “El reinado de la libertad“, como dice La Nación
Argentina, el diario de Mitre.
Sarmiento sigue con sus aplausos: “Los gauchos son bípedos implumes de tan infame
condición, que nada se gana con tratarlos mejor”, dice el apóstol de la civilización. Los pobres
criollos que caen en manos de los libertadores, sólo pueden exclamar ¡Viva Urquiza! al sentir el
filo de la cuchilla. Algunos consiguen disparar al monte a hacer una vida de animales bravíos.
28. Seguirá la matanza en Córdoba, San Luis, Mendoza, San Juan, La Rioja, mientras se oiga el
¡Viva Urquiza! en alguna pulpería o se vea la roja cinta de la infamia. Que viva Urquiza
mientras mueren los federales. Y Urquiza vive tranquilo en su palacio San José de Entre Ríos,
porque ha concertado con Mitre que se le deje su fortuna y su gobierno a condición de
abandonar a los federales. Dentro de poco hará votar por Mitre en las elecciones de
presidente.
“Pavón no es solo una “victoria militar –escribe Mitre o su ministro de Guerra– es sobre todo el
triunfo de la civilización sobre los elementos de la barbarie”.
EL CHACHO PEÑALOZA
Fue entonces que se alzó la noble figura del general Ángel Vicente Peñaloza, llamado el
“Chacho” por todos. Era brigadier de la Nación y jefe del III ejército nacional acantonado en
Cuyo. Al ver que los libertadores proceden de esa manera, escribe a uno de ellos, el general
Antonino Taboada, el 8 de febrero de 1862: “¿Por qué hacen una guerra a muerte entre
hermanos con hermanos?”, contraria a la hidalguía de la raza. No hay objeto porque Urquiza ya
no vuelve más y los federales han aceptado su derrota. Pero de allí a exterminarlos, va mucho
“¿No es de temer que las generaciones futuras nos imitaran tan pernicioso ejemplo?”.
La carta es tomada como una provocación, y Peñaloza queda despojado de su rango militar y
declarado indigno de vestir el uniforme. Las tropelías siguen: degüellos, saqueos, raptos,
violaciones. En Guaja, Sandes ordena quemar la casa del Chacho, después de saquearla.
Peñaloza se revuelve como un jaguar herido. No tiene tropas de línea, ni armas, ni jefes, pero
su grito de guerra resuena por todos los contrafuertes andinos, y van a reunírseles cientos,
miles, de paisanos que llegan con su caballo de monta y otro de tiro, agenciado quién sabe
cómo. Con media tijera de esquilar fabrican una lanza acoplándola a una caña Tacuara. Y el
“Chacho” empieza sus victoriosas marchas y contramarchas de La Rioja a Catamarca, de
Mendoza a San Luis. La montonera crece y se hace imbatible. Poco pueden contra ella los
ejércitos de línea formados por milicos enganchados o condenados a servir las armas: las
cargas de los jinetes llanistas desbaratan a los ejércitos de la libertad.
Le ofrecen la paz, y el Chacho la acepta porque es un ingenuo. Cree en la sinceridad y buena
fe de los libertadores. El no pelea para imponerse a nadie, sino para defender a los suyos. En
La Banderita el 30 de mayo se firma el compromiso: no se perseguirá más a los criollos, y
Peñaloza desarmará su montonera. José Hernández, el autor de Martín Fierro, cuenta la
entrega de los prisioneros tomados por el Chacho: “Ustedes dirán si los he tratado bien –
pregunta éste– ¡Viva el general Peñaloza! fue la respuesta. Después el riojano pregunto: „¿Y
bien? ¿Dónde está la gente que ustedes me apresaron? ¿Por qué no responden? ¡Qué! ¿Será
verdad lo que se ha dicho? ¿Será verdad que los han matado a todos?‟ Los jefes de Mitre se
mantenían en silencio, humillados. Los prisioneros habían sido fusilados sin piedad, como se
persigue y se mata a las fieras de los bosques; sus mujeres habían sido arrebatadas por los
vencedores”. (Vida del Chacho, pág. 176).
LA LEY MARCIAL
Todo es mentira en los libertadores. No habrá paz. Al Chacho lo han engañado valiéndose de
su buena fe de caballero y de criollo. Apenas se licencia el ejército federal, que Sarmiento -
ahora gobernador de San Juan y director de la guerra– incita a Mitre a no cumplir el