El documento describe la experiencia de un hombre que intenta subir apresuradamente una montaña sin detenerse para descansar. Al principio, su ascenso es lento pero pronto se acelera demasiado, lo que hace que su corazón lata con fuerza y su respiración se agite. El fuerte viento en su contra lo empuja hacia atrás y le dificulta continuar. Agotado, se detiene a mitad de camino sintiéndose derrotado. Más tarde, reflexiona que para alcanzar la cima se debe ascender paso a
2. ASCENDER SIN PERECER
Ha llegado el momento. Llevo años entrenando y creo que estoy preparado para hacerlo.
Mi intención es alcanzar corriendo y sin descansar ni un segundo, la cima de esa gran
montaña. Es una montaña esbelta, volcánica y ventosa.
El recorrido no será en línea recta, será a través de un largo y rocoso sendero que la
serpentea.
Comienza el ascenso. Mis pasos son cortos y lentos. Pronto mi corazón empieza a latir
con fuerza, los poros de mi piel se abren,la sal derramada en agua alcanza el portal de
mi boca, mis labios. Estoy en la falda de la montaña y sé que es mucho el camino que me
resta para alcanzar la cima.
De repente, sin mediar aviso, una sensación de angustia invade mi cuerpo. La ansiedad
hace prisionera a mi voluntad, y me empuja a querer tocar la cima antes de alcanzarla. Mi
corazón es un tren a punto de descarrilarse, mi respiración se acelera de tal modo, que
necesitaría dos bocas para saciar el hambre de oxígeno que llueve en mis pulmones.
Además, el frío viento que sopla en sentido contrario a mi marcha, me empuja
fuertemente hacia atrás, y arastra consigo gran cantidad de diminutas piedrecillas que se
estrellan en mi cuerpo, algunas penetran con violencia en mis agitados ojos.
Se agotan mis fuerzas, el sentimiento de fracaso llena de nubes casi negras mi alma. Me
detengo a mitad de camino, en mi corazón ya no hay sangre sino derrota.
Por la noche, cuando todo es calma, acuesto mi agotado cuerpo sobre la cama y, en mi
mente, aterriza una idea que nace de la experiencia vivida en este intenso día:
“Para llegar a la cima de una montaña no hay que precipitarse en el intento. Debemos
ascender paso a paso sabiendo siempre en qué parte de ella nos encontramos”.
“Con paciencia y sacrificio alcanzaremos la cima”.
“Avanzar en el estudio es como ascender por esa montaña, pero con una diferencia: esa
montaña, no tiene cima”.
Gregorio Trujillo Rodríguez.