La contaminación sonora se produce por ruidos excesivos en las ciudades que causan molestias a los residentes y pueden derivar en problemas de salud. El tráfico, bocinas, trenes y ruidos callejeros dificultan disfrutar del silencio para las personas que viven en entornos urbanos. La exposición prolongada al ruido urbano genera estrés, trastornos del sueño, pérdida de atención, y puede afectar la salud cardiovascular y auditiva de las personas.