5. La delincuencia forma parte integrante de
nuestra sociedad y la mayor parte de los
delincuentes se comportan en lo esencial
como el resto de la población. Una
consecuencia de esto es que la forma que
adopte la existencia cotidiana -es decir, la
sociedad en que vivimos todos nosotros,
criminales o no- será la que más influya en
el desarrollo y pautas de la
delincuencia. La tarea de la lucha
preventiva contra las causas y las
condiciones de la delincuencia y de los
comportamientos socialmente indeseables
compete a todas las instituciones sociales