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REGLA DE LA ORDEN DE
LOS LADRONES DE CORAZONES
REGLA DE LA ORDEN DE
LOS LADRONES DE CORAZONES
INTRODUCCIÓN
B
ienvenido a estas páginas, caminante, sea cual sea tu
camino. Tanto si te ha traído el azar como si este es
el resultado de la búsqueda que andabas realizando,
decirte que vas a iniciar una aventura diferente, si al final de-
cides adentrarte entre el follaje de estas hojas que sostienes
en tus manos. Las cuales están reservadas a todas aquellas
almas inquietas ansiosas de encontrar esas otras verdades
que suelen estar vedadas a aquellos que se afanan en la
conquista de mundos materiales.
Simplemente comentarte que este pequeño libro consta de
dos partes bien diferenciadas. En la primera, se expone la
Regla de la Orden de los Ladrones de Corazones cuyo apar-
tado principal está formado de un breve conjunto de senten-
cias, que aunque por si solas no dicen nada nuevo, agrupa-
das forman un pequeño cuerpo que da sustancia a un ideario
de vida para todos aquellos valientes que deseen dar un paso
adelante y lanzarse a la búsqueda de las verdades eternas.
La Regla va seguida de una breve lectura bíblica, una mínima
conclusión y un conjunto de jaculatorias u oraciones breves
para ayudar a la oración, el recogimiento y la meditación de
los peregrinos en su caminar.
La segunda parte es un conjunto de reflexiones sobre Dios,
la fe y la razón, sin ninguna intención apostólica o doctrinaria,
todo lo contrario, su único fin es simplemente compartir un
conjunto de razonamientos personales con el deseo mas que
de convencer, de estimular al lector a la reflexión y al viaje
por esos mundos perdidos de la mente en una cuestión tan
3
importante para todo ser humano, como es la respuesta a la
pregunta fundamental de la vida. ¿Existe Dios? Y una vez
planteada esta pregunta y haber hurgado en lo más profundo
de nuestro ser, continuar por la consecuencia evidente de la
cuestión inicial ¿Cómo me afecta la respuesta obtenida en
mis reflexiones? Resolver estos interrogantes es vital para
todo aquel que desee vivir una vida plena y en paz consigo
mismo.
Como habrás comprobado, aparentemente este libro no tiene
autor y esto es por un motivo claro; si lo que aquí se expone
es cierto debemos admitir que el que esto escribe no es mas
que un mero copista que copia lo que le dicen, con lo que no
sería honrado el apropiarse del trabajo de otro. Pero si lo que
aquí se cuenta no es cierto, lo mejor es que nadie sepa quien
lo hizo no sea que en un futuro impreciso alguien pudiera
reconocerme y le entrase la tentación de coserme a gorrazos
por inducir al personal a ideas confusas y equivocadas.
Audaz lector, no te entretengo más. Tanto si piensas que Dios
existe como si piensas lo contrario, estás invitado a darte una
vuelta por esta breve guía de experimentación humana. ¡Que
te aproveche!
El contenido de este libro también se puede consultar en la
página de internet http://www.ladronesdecorazones.org
ÍNDICE
PRIMERA PARTE
Regla de la orden de los ladrones
de corazones...........................................................................9
Epílogo.....................................................................................15
Final...........................................................................................17
Jaculatorias y otras sentencias
para peregrinos..................................................................19
SEGUNDA PARTE
Conclusión...........................................................................27
Y solución..............................................................................31
Post Scriptum......................................................................35
REGLA DE LA ORDEN DE LOS LADRONES
DE CORAZONES
Dios existe.
Dios es amor.
Los corazones perfectos vibran en el amor de Dios.
Los corazones perfectos rebosan en el amor de Dios.
Todo ser humano tiene una misión en la vida encomendada
por Dios.
Los corazones perfectos aman a Dios, aman en Dios y
aman por Dios.
Orar es amar.
Orar es sumergirse en Dios.
La oración es la llave que abre la compuerta del amor de
Dios.
La oración pura te llena del amor de Dios.
La oración soberbia petrifica el corazón.
El corazón es la vasija donde reside el amor.
El corazón es la vasija donde reside Dios.
El que tiene un corazón lleno de Dios, rebosa amor.
La misión de un ladrón de corazones es robar los corazones
para devolvérselos a su legítimo dueño: Jesucristo nuestro
señor.
El que no rebosa amor no es apto para el combate.
El que no rebosa amor se asemeja a aquel que escondió la
moneda por miedo a su señor.
El que no actúa por amor destruye la obra de Dios.
10 11
Una sonrisa sincera es una llave perfecta para abrir cora-
zones.
Lo que no es amor es egoísmo.
La pureza es una armadura que protege el corazón.
Si sientes que tu corazón no rebosa, no te preocupes, tú
sólo ábrelo y el amor se precipitará sobre él.
El ladrón de corazones obtiene su recompensa sirviendo a
los demás.
El ladrón de corazones nunca deja irse de vacío a quien le
pide algo.
El amor no es de Dios sino se ama a los hombres.
El estado mas natural de un ladrón de corazones es el de
la peregrinación.
Un ladrón peregrino en su alforja no lleva dinero ni perte-
nencias.
El ladrón peregrino llevará siempre consigo un collar de
cuentas o un rosario para sus oraciones.
Aunque un ladrón no sea peregrino físicamente, siempre lo
será en espíritu.
Ser ladrón peregrino no es superior a ser ladrón de corazones.
Todo ladrón de corazones deberá haber hecho una peregri-
nación (por pequeña que esta sea) al cabo de su vida.
Si alguien te ofende, róbale el corazón.
Si alguien te agrede, róbale el corazón.
Si alguien te ignora, róbale el corazón.
Porque nadie te ofendería, nadie te agredería ni nadie te
ignoraría si no necesitase que le robases el corazón.
Si alguien te sonríe, muéstrale tu corazón.
Si alguien te acoge, muéstrale tu corazón.
Si alguien te acompaña, muéstrale tu corazón.
Porque nadie que te sonría, que te acoja o que te acom-
pañe merece irse sin haber conocido el amor de Dios.
Si notas que tu espíritu se agría, retírate, sonríe y reza.
Si notas que la paz se aleja por momentos de ti, retírate,
sonríe y reza.
Si sientes que te fallan las fuerzas, simplemente sonríe y reza.
Reza siempre con esperanza, porque el señor nunca aban-
dona a quien le necesita.
No sufras porque caes, sino alégrate porque te levantas.
No temas a la aridez, porque no hay desierto que no pueda
ser atravesado con la ayuda del Señor.
Recuerda siempre que el que se rinde es el que cree que
son sus fuerzas las que libran la batalla.
Cuando alguien te pregunte o acose y no sepas que respon-
der, no te preocupes, que el don principal de un ladrón de
corazones no es la sabiduría. Tú remítelos a la iglesia que
ella ya tiene sus sabios.
Que nunca se te olvide, la victoria es del Señor.
Nada hay mayor que el servicio a los demás.
El que sirve a sus semejantes al mismo Dios sirve.
El mayor don que te puede Dios conceder es el de la humildad.
El espíritu se reconforta en el servicio al prójimo.
Quien no ha servido nunca a los demás, nunca podrá alcan-
zar la verdadera felicidad.
La humildad alcanza a la liebre.
La humildad te eleva sobre las cumbres mas altas.
La humildad hace sabio al simple.
La humildad es la llave de la paz.
No busques la paz del soberbio que sólo con violencia se
alcanza.
12 13
Abre tu corazón y deja que se llene de Dios.
Si en el transcurso de tu peregrinar te sientes desconcer-
tado, no te preocupes porque nuestra lógica no es la lógica
de Dios.
Si te acosa la tentación, detente y reza.
Si te sientes indigno de tu Señor, no mires atrás, detente y
reza.
Si sientes que tu pozo se ha secado, no te sientas solo que
tu Señor te acompaña.
La oración es el agua capaz de salvar la tierra mas reseca.
Si te sientes lleno de Dios, detente y reza.
No le tengas miedo a la tentación, que el Señor no aban-
dona los corazones humildes. Pero siempre detente y reza.
No te enfrentes a la tentación, porque el Señor a los orgullo-
sos los deja a con sus propias fuerzas, aunque se detengan
y recen.
No te excites, que a mal solo conduce.
Bienaventurado el que se preocupa por el necesitado y el
desvalido; en el día malo le librara Yavé.
No es posible dar alegría, si esta, no se lleva en el corazón.
La alegría no se puede forzar, sino es sincera no se contagia.
Un corazón atribulado no encuentra la alegría.
El buscar la alegría de corazón no es sinónimo de conse-
guirlo, sólo Dios puede llenarlo.
Pide la alegría de corazón, aunque te sientas desolado por
las tormentas de tu interior, que el Señor te escucha y no te
abandona.
No fuerces tus sentimientos. Espera, ten paciencia y pídele
al Señor.
Si te sientes desolado, no te rindas, pide la alegría, que el
Señor te la concederá.
Nunca fuerces la sonrisa, si no te sale, pídela con fe.
Humíllate siempre ante el Señor, que a un corazón humi-
llado y abatido él nunca lo abandona.
Despréndete cuanto antes de todos tus pensamientos terre-
nales. Sólo alargan tu camino y ahondan tus sufrimientos.
Sino te vacías de ti mismo no dejas sitio para Dios.
Cuando las desgracias se ceben sobre ti, no las combatas
abiertamente, ni las rechaces, porque es el mismo Dios quien
te las envía.
Cuando te sientas desgarrado y el dolor te oprima hasta
limites extremos, apártate a un rincón, mira en tu interior y
desde lo mas profundo saca una sonrisa para ti mismo.
No temas cuando te sientas morir, cuando los golpes se
sucedan y lleguen a cada intento de levantarte. Eso es obra
del Señor que empieza a modelarte.
No temas, ten fe y confía en el Señor porque sus caminos
son infinitos y en cuanto te dejes en sus manos se abrirán
ante ti caminos inimaginables.
Cuanto más duro te golpee el Señor, más confía en ti,
porque el no abandona a ninguno de sus pequeñuelos.
Por mucha imaginación que tengas y por muchas soluciones
que veas para tus problemas, ten por seguro que ninguna
de ellas será la que Dios tiene preparada para ti.
Los caminos de Dios son infinitos, déjate llevar y lo compren-
derás.
Los caminos de Dios son infinitos, déjate llevar y los disfru-
tarás.
Los caminos de Dios son infinitos, déjate llevar y te sorpren-
derá.
14 15
EPÍLOGO
A
cercose Abraham a Yavé, y le dijo: “¿Pero vas a exter-
minar juntamente al justo con el malvado? Si hubiera
cincuenta justos en la ciudad, ¿los exterminarías acaso,
y no perdonarías al lugar por los cincuenta justos? Lejos de
ti obrar así, matar al justo con el malvado, y que sea el justo
como el malvado, lejos eso de ti; el juez de la tierra toda, ¿no
va a hacer justicia?” Y le dijo Yavé: “Si hallaré en Sodoma
cincuenta justos, perdonaría por ellos a todo el lugar”. Prosi-
guió Abraham y dijo: “mira, te ruego, ya que he comenzado
a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza: Si de los
cincuenta justos faltaran cinco, ¿destruirías por los cinco a
toda la ciudad?” Y le contesto: “No la destruiría si hallase
allí cuarenta y cinco justos”. Insistió Abraham todavía y dijo:
“¿Y si se hallasen allí cuarenta?” Contestole: “También por
los cuarenta lo haría”. Volvió a insistir Abraham: “No te inco-
modes, Señor, si hablo todavía. ¿Y si se hallasen allí treinta
justos?” Repuso: “Tampoco lo haría si se hallasen treinta”.
Volvió a insistir: “Señor, ya que comencé: ¿Y si se hallasen
allí veinte justos?” Y contesto: “No la destruiría por los veinte”.
Y dijo Abraham: “No se incomode mi Señor si aun hablo otra
vez: ¿y si se hallasen allí diez?” Y le contesto: “Por los diez
no la destruiría”. Fuese Yavé después de haber hablado así a
Abraham, y este se volvió a su lugar.
16 17
FINAL
S
e acerca la hora de la verdad, la hora de confiar en el
Señor y salir a conquistar los caminos. La vereda es
estrecha pero la confianza inmensa y el resto lo pone el
Señor. No permitas que sea el miedo el guía de tus pasos, no
dejes a la comodidad acampar a sus anchas. Son enemigos
que de lejos parecen poderosos, pero al menor conato de
resistencia huyen despavoridos. No sabes ni el día ni la hora,
cuando llegue el Señor ¿Serás tú uno de los diez justos? ¿Te
encontrará el Señor defendiendo la brecha de la muralla? Si
es así, bendito seas. Ten valor, ten gran valor y confía en el
Señor que Él es tu guarda y tu refugio. Ya lo sabes todo, ya
estás listo para conquistar el mundo en nombre de tu Señor,
que el Señor te bendiga y te libre de todo mal. Amén.
18 19
JACULATORIAS Y OTRAS SENTENCIAS
PARA PEREGRINOS
Señor Jesús, ten misericordia del mundo.
Adorámoste Señor por la hermana tierra y el hermano sol.
A ti clamo, ¡oh Yavé!, tú eres mi refugio, mi porción en la
tierra de los vivientes.
¡Oh Yavé!, a ti clamo, apresúrate a socorrerme, oye la voz
del que te invoca.
¡Aleluya! alabad el nombre de Yavé, alabadlo siervos de
Yavé.
Clemente y misericordioso es Yavé, tardo a la ira y de gran
piedad.
Esta cerca Yavé de cuantos le invocan, de todos los que le
invocan de veras.
El nombre de Yavé es sublime; su magnificencia sobrepasa
a los cielos y a la tierra.
Acuérdate de mí, ¡oh Yavé!, en tu benevolencia hacia tu
pueblo; visítame con tu auxilio.
Óyeme Yavé, que es benigna tu piedad; mírame según la
muchedumbre de tus misericordias.
Ansía mi alma al Señor más que los centinelas por la
aurora.
Alabad a Yavé porque es bueno, porque es eterna su mise-
ricordia.
Si yo me olvidara de ti, Jerusalén, olvidada sea mi diestra.
Péguese mi lengua al paladar, si no me acordara de ti, si no
pusiera a Jerusalén por encima de mi alegría.
20 21
Escudríñame, ¡oh Dios!, y examina mi corazón, pruébame
y conoce mis inquietudes, y mira si mi camino es torcido, y
condúceme por la senda de la eternidad.
No haya brecha en las murallas.
No consentirá Yavé que resbalen tus pies; no dormirá tu
custodio.
Nuestro auxilio está en el nombre de Yavé, que hizo los
cielos y la tierra.
Los que con llanto siembran en jubilo cosechan.
Van y andan llorando los que llevan y esparcen la semilla,
pero vendrán alegres trayendo sus gavillas.
Si Yavé no edifica la casa, en vano trabajan los que la cons-
truyen. Si no guarda Yavé la ciudad, en vano vigilan sus
centinelas.
La piedra que rechazaron los constructores ha sido puesta
por cabecera angular.
Mejor me es la ley de tu boca que miles de monedas de oro
y plata.
Tu palabra, ¡oh Yavé!, es eterna, es estable como los
cielos.
Siete veces te alabo en el día por tus justos juicios.
En la angustia clamé a Yavé, y Él me respondió.
Alzo mis ojos a los montes de donde ha de venir mi socorro.
Me vuelven mal por bien y odio por amor.
Tú eres sacerdote eterno según el orden de Melquisedec.
El principio de la sabiduría es el temor de Yavé.
Alabad a Yavé porque es bueno, porque es eterna su mise-
ricordia.
Mejor es confiar en Yavé que confiar en los hombres, mejor
acogerse a Yavé que fiar en los príncipes.
Bendito quien viene en el nombre del Señor.
Y clamaron a Yavé en su angustia y los libró de sus apreturas.
Quiero cantar y entonar salmos.
Despierta, gloria mía, despertad salterio y citara, y desper-
taré a la aurora.
Es más grande que los cielos tu misericordia y llega hasta
las nubes tu fidelidad.
Danos tu auxilio contra el enemigo porque vana es la salud
que viene del hombre.
Yavé es para mí una ciudadela, mi Dios es la roca de mi
salvación.
Escucha, ¡oh Yavé!, mi oración y llegue a ti mi clamor, no
escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia.
¡Bendice, alma mía, a Yavé, y bendiga todo mi ser su santo
nombre!
¡Bendice, alma mía, a Yavé y no olvides sus beneficios!
Y ya hubiera Dios decretado su exterminio, si Moisés, su
elegido, no se hubiera puesto en la brecha ante Él para
desviar su indignación del exterminio.
Yo te alabaré, Señor, Dios mío, con todo mi corazón, y glori-
ficaré tu nombre por siempre.
Has abierto brechas en todas las murallas, has reducido a
escombros sus fortalezas.
Tú eres mi padre, mi Dios y la roca de mi salvación.
Enséñanos, pues, a contar nuestros días para que llegue-
mos a tener un corazón sabio.
Tú eres mi refugio y mi ciudadela, mi Dios en quien confío.
Caerán a tu lado mil, y a tu derecha diez mil, a ti no te
tocara.
Dios de los ejércitos, restáuranos, haz esplender tu rostro
y seremos salvos.
¡Oh Dios!; no enmudezcas, no te aquietes, ¡oh Dios!
22 23
Cuan amables son tus moradas, ¡oh Yavé de los ejércitos!
Más que mil vale un día en tus atrios. Prefiero estar en
el umbral de la casa de mi Dios a morar en la tienda del
impío.
Enséñame ¡oh Dios! tus caminos, para que ande yo en tu
fidelidad y mi corazón únicamente tema tu nombre.
Bendito sea Dios, padre de nuestro Señor Jesucristo.
Ven, ¡oh Dios!, a librarme; apresúrate, ¡oh Yavé!, a soco-
rrerme.
Yo estaré siempre a tu lado, pues tú me has tomado de la
diestra.
Alzo mi voz a Dios y clamo, alzo mi voz a Dios, y Él me
escucha.
¡Oh Dios! santos son tus caminos.
No confiéis en la violencia, ni en la rapiña os gloriéis. Si
abundan las riquezas no apeguéis vuestro corazón.
Elohim, tú eres mi Dios; a ti te busco solícito; sedienta de ti
esta mi alma; mi carne languidece en pos de ti como tierra
árida, sedienta, sin aguas.
Aun en mi lecho me acuerdo de ti; en ti medito en las vigilias.
Alábente, ¡oh Dios!, los pueblos, que todos los pueblos te
alaben.
Encomienda a Yavé tu destino, y Él te sostendrá, pues no
permitirá jamás que el justo vacile.
Y dirá cada uno: ¡Hay premio para el justo, hay un Dios que
hace justicia sobre la tierra!
Sólo en Dios se aquieta mi alma pues de Él viene mi salvación.
Crea en mí, ¡oh Dios!, un corazón puro y renueva dentro de
mí un espíritu recto.
Mi sacrificio, ¡oh Dios!, es un espíritu contrito, un corazón
abatido y humillado tú no lo desprecias Señor.
Oye, ¡oh Dios!, mi oración, da oídos a las palabras de mi
boca.
¡Quien me diera alas como de paloma, y volaría y descan-
saría! ¡Ciertamente huiría lejos y moraría en el desierto!
No temas cuando un hombre se enriquece y se acrecienta
la gloria de su casa porque a su muerte nada se llevara
consigo.
El hombre en esplendor no perdura y se asemeja a las
bestias que perecen. Tal es el camino de los que confían en
si mismos, y el fin de los que se complacen en su boca.
El que me ofrece sacrificios de alabanza me glorifica; y a
quien sigue el camino, le mostraré la salvación de Dios.
Señor dame la alegría del peregrino.
¿Por que te abates alma mía? ¿Por que te turbas contra
mi? Espera en Dios, que aun le alabaré; es la salvación de
mi rostro y mi Dios.
Venid y ved las proezas del Señor.
Yavé de los ejércitos está con nosotros, el Dios de Jacob es
nuestra ciudadela.
Invócame en el día de la angustia; yo te libraré y tú me glori-
ficarás.
Los hijos de los hombres a la sombra de tus alas se
acogen.
Encomienda a Yavé tus caminos, confía en Él, y Él obrará.
Cuanto a mí, pobre y menesteroso mi Señor cuidará de mí.
Tú eres mi socorro y mi libertador. ¡Dios mío no tardes!
Como anhela la cierva las corrientes de agua, así te anhela
mi alma, ¡oh Dios!
Yavé, Dios mío, a ti clamé y tú me escuchaste.
Un instante dura tu cólera pero tu benevolencia es de por
vida.
24
Yo me dije: Confesaré a Yavé mi pecado, y tú perdonaste la
culpa de mi pecado.
Gustad y ved cuan bueno es el Señor. Bienaventurado el
varón que a Él se acoge.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
De Yavé es la tierra y cuanto la llena, el orbe y cuantos la
habitan.
A ti elevo mi alma Yavé, mi Dios. En ti confío, no sea yo
confundido. No; quien espera en ti no es confundido.
¿Quién subirá al monte de Yavé? ¿Quién se mantendrá
erecto en su santo lugar? El de limpias manos y puro cora-
zón, el que no alzó su alma a cosas vanas y no juró con
mentira.
Guárdame como la niña de tus ojos, escóndeme bajo la
sombra de tus alas.
Yavé es mi roca, mi ciudadela, mi libertador, mi Dios, mi
roca a quien me acojo; mi escudo, mi fuerza salvadora, mi
asilo.
Porque ¿Qué Dios hay fuera de Yavé? ¿Qué roca fuera de
nuestro Dios?
¡Viva Yavé y bendita sea mi roca, sea ensalzado Dios, mi
salvador!
Yo me acostaba y yo me dormía, y despertaba porque Yavé
me defendía.
Atiende a las voces de mi súplica, rey mío y Dios mío.
Yavé, Señor nuestro ¡Qué admirable es tu nombre en toda
la tierra!
Tú me enseñarás el sendero de la vida, la hartura de alegría
ante ti, las delicias a tu diestra para siempre.
Señor tú eres mi salvación.
Bendito sea Yavé por los siglos de los siglos. Amén.
26 27
CONCLUSIÓN
E
s necesario que en algún momento de nuestras vidas nos
cuestionemos la existencia de Dios, porque es la única
vía que tiene el ser humano de encontrar un sentido
transcendente de la vida. Indudablemente, este camino se
puede recorrer de infinitas maneras siendo una de ellas (ni
mejor ni peor) el peregrinar por este mundo como un ladrón
de corazones. Si aceptas el reto de la búsqueda y la afrontas
con sinceridad y paz de espíritu, te darás cuenta que sólo
hay dos soluciones posibles, a saber; que Dios no existe o su
opuesto, que sí existe, no son posibles estados intermedios.
Si la respuesta final es que Dios no existe debemos aceptar
que todo es relativo, incluso la vida, ya que por lógica, esta
ha sido creada por puro azar después de millones de años de
ensayos y pruebas. No somos más que C, N, H, y O combi-
nado de una determinada manera, lo mismo que cualquier
otro animal, vegetal o mineral. Lo único que nos diferencia
a unos de otros son los componentes que nos identifican y
el modo en que estos están recombinados. La conciencia,
el pensamiento o la capacidad de volar, por poner algunos
ejemplos, no son mas que el resultado de una evolución
física y química de la materia en la que nada tiene que ver la
lógica o la inteligencia. Al igual que en el bombo de la lote-
ría, existen miles de premios, y no podemos hacer nada para
que salga nuestro número. El que tengamos unas cualidades
concretas (pensar, volar, respirar bajo el agua...) y no otras
depende de un azar condicionado por el medio nos rodea.
Desde este punto de vista la importancia de las cosas está
en función del valor que les adjudiquemos, y el ser humano,
como tiene la cualidad de pensar y se ha conseguido para
28 29
sí mismo la autoridad sobre todas las cosas vivas e inertes
ha llegado a la conclusión de que su vida es el valor máximo
sobre la tierra, pero nadie aparte del hombre puede refrendar
tal afirmación. Un perro no va a ser más que una garrapata lo
mismo que un ser humano no es superior a una golondrina,
y sin embargo las garrapatas son eliminadas sin contempla-
ciones mientras que a los perros se les defiende incluso por
medio de las leyes. El hombre arbitrariamente decide que
cosas tienen valor y que cosas no la tienen pero, aparte de sí
mismo, ¿Quién le ha otorgado al ser humano tal autoridad?
La vida desde este punto de vista no tiene más valor que la
muerte y por ello el acto de dar vida no es superior al acto de
matar.
Por el contrario podemos llegar a la conclusión de que Dios
sí existe. En ese caso, el bien y el mal son un concepto abso-
luto. La misión del hombre en este caso sería la de diluci-
dar por medio de la razón que es lo bueno y que lo malo y
actuar en consecuencia por medio de su libre albedrío. Por
otra parte, si Dios existe, por lógica, debemos asumir que
es perfecto y por ello justo, con lo cual, es inevitable que en
algún momento tengamos que pasar por su inapelable juicio
en el que se nos juzgará por nuestros actos. En este caso,
el hombre no puede actuar a la ligera porque llegará el día
en que deberá presentarse a rendir cuentas. Pero si esto es
así, ¿para que hemos sido creados, para ser condenados?
¿Se nos ha dado la vida para obligarnos a cumplir órdenes?
¿Debemos vivir asfixiados por unas leyes impuestas que nos
obligan a actuar, en muchos casos, en contra de nuestros
propios instintos naturales? La respuesta a esta aparente
incongruencia está en la naturaleza amorosa de Dios. Dios
es amor y por ello el que se sabe hijo de Dios confía en el día
del juicio, porque conoce que por amor fuimos creados y por
amor seremos juzgados. Si no es posible temer a la persona
de la que estás enamorado, con mayor motivo podemos estar
confiados del mismo amor. Quien teme no conoce el amor,
porque como dice san Pablo, el amor perfecto todo lo excusa,
todo lo cree, todo lo espera, todo lo tolera. Quien tiene amor
no tiene temor, porque el temor supone castigo y el que ama
no puede temer al ser amado. Por ello se debe amar a Dios
sin medida ya que este es el modo como El nos ama a noso-
tros y ahí radica la importancia de creer en Dios, porque el
que cree, le ama y el que le ama, no le teme.
Pero todo esto no son mas que pensamientos de un pere-
grino y su valor es el mismo que el del movimiento del aire o
el batir de las olas del mar, porque debes tener en cuenta que
a Dios no se le alcanza, es Él el que tiene la capacidad de
alcanzarnos a nosotros, pero para que eso ocurra se requie-
ren dos condiciones; la primera es obvia, que Dios exista y la
segunda, que le dejemos existir en nosotros y cuando digo
en nosotros, me refiero al interior del ser humano como indi-
viduo único y no como conjunto de una sociedad o una colec-
tividad. El conocimiento y perfeccionamiento de Dios es una
experiencia personal y única, no se puede transferir de unas
personas a otras, tan solo sus efectos pueden ser visibles
por los demás de manera indirecta. Pero nunca podrá ser
comparable la experiencia de Dios con los efectos que esta
produce. Por todo ello, no te afanes en buscar a Dios en el
mundo que te rodea, porque si toda la humanidad tuviese
una bondad equiparable a la de Teresa de Calcuta o Fran-
cisco de Asís eso no sería prueba suficiente de su existencia,
del mismo modo que, si nuestra esencia fuese similar a la de
Stalin, Hitler o Idi Amín tampoco esto sería motivo para alegar
la inexistencia del Creador. Dios no necesita del hombre para
existir, existe por sí mismo y para sí mismo.
30 31
Y SOLUCIÓN
L
legados a este punto nos encontramos ante un calle-
jón sin salida, porque si a Dios no se puede llegar
por medio de la razón ¿Qué nos queda? ¿El creer o
no creer se reduce meramente a una cuestión de azar, a la
educación recibida, a una cuestión social o de como me pille
el cuerpo en cada momento de mi vida? El abismo que se
presenta ante nosotros parece infranqueable, pero todavía
nos queda un camino por explorar capaz de transportarnos
a los confines más insospechados. Se trata de la fe, y te
preguntarás ¿Qué es esto de la fe? ¿Un sustituto de la razón
para casos extremos? ¿Un mecanismo de nuestro cerebro
para evitar que caigamos en una desesperación existencial?
¿Un invento de unos cuantos para dominar al ser humano?
Te lo intentaré explicar por medio de un ejemplo; en la pelí-
cula Indiana Jones en busca del arca perdida, el protagonista
trata de encontrar el arca de la alianza y descubre que esta
se encuentra dentro de una profunda gruta en medio del
desierto en Egipto, pero que para llegar a ella deberá pasar
tres pruebas. Las dos primeras son de habilidad e inteligen-
cia, pero la tercera consiste en atravesar un profundo preci-
picio y la única ayuda que tiene es una inscripción que dice:
(no es literal) al que salte del león (habían unas esculturas
con forma de león) Él no permitirá que sus pies tropiecen,
porque enviará a sus ángeles para guardarle. El protagonista
decide subirse a uno de los leones y lanzarse al vacío yendo
a caer sobre una pasarela que no era visible desde arriba,
consiguiendo de este modo atravesar el precipicio y alcanzar
su objetivo. Eso es la fe, creer en algo sin tener constancia
de que es cierto, creer en algo sin tener las pruebas que nos
lo confirmen.
32
Pero para llegar a nuestro objetivo no basta con la fe, porque
ella por sí misma no es capaz de convertir en certeza nuestras
creencias, se necesita un paso más, se necesita el lanzarse
al vacío, sólo así conseguiremos probar nuestras conviccio-
nes. Si nuestro protagonista hubiese creído firmemente que
saltando del león podría atravesarse el precipicio pero no lo
hubiese hecho, nunca habría conseguido su tesoro, pero lo
hizo porque tenía fe. La fe de nuestro protagonista es una
fe racional, la fe ciega del que cree en sí mismo, la fe del
conquistador, pero fe después de todo.
La fe religiosa nos exige del mismo modo una confianza ciega,
pero no en uno mismo, sino en el Creador, en Dios. Pero para
pasar de la creencia a la certidumbre, para pasar de la fe a
la vida plena, debemos como nuestro protagonista, dar un
paso más, debemos saltar al vacío hacia su amor sin mas
palabra que su promesa de que no dormirá nuestro custodio,
de que no sufriremos daño alguno. De este modo, sólo el que
acepta el reto y se lanza al precipicio, podrá obtener la abso-
luta convicción de la existencia de Dios cuando sienta que
Dios mismo lo recoge, lo cuida y lo conforta con su amor.
Es el salto que dieron gente como Francisco de Asís, Teresa
de Calcuta y muchos otros, gente que nunca se vió defrau-
dada del amor de Dios, obteniendo como premio la evidencia
en esta vida de su existencia. Por todo ello te animo a que te
lances y te conviertas en un ladrón de corazones, verás como
tu esfuerzo no se queda sin recompensa. ¡Que así sea!.
34 35
POST SCRIPTUM
E
xiste una corriente filosófica denominada “neopositi-
vismo lógico” que afirma que hablar de Dios carece de
sentido puesto que no es lógico el pensar sobre algo
que no existe. Por ello la clasificación de las personas en
ateos, agnósticos o creyentes es algo vacío de contenido por
lo que no tiene ningún sentido su uso, siendo las personas
que todavía utilizan dichos términos sujetos anclados a una
tradición desfasada o meramente utilitaria en el mejor de los
casos, del mismo modo que nadie va por la vida haciendo
clasificaciones entre creyentes, agnósticos o ateos en los
marcianos. Esto en principio es totalmente correcto. Si una
idea no es cierta o hace referencia a algo que no existe, nadie
va a perder el tiempo en dedicarse a su estudio. Por ejemplo
nadie hoy en día se dedicaría a perder un sólo minuto de
su tiempo en estudiar si la tierra es plana cuando se sabe
perfectamente que es una esfera ligeramente achatada por
los polos y abultada en el Ecuador. Para estos filósofos, la
afirmación ‘no tiene sentido hablar de Dios porque Dios no
existe’ se fundamenta en que por medios racionales no es
posible demostrar a Dios de manera precisa de tal modo que
lo que se demuestre quede manifiesto como no pudiendo
ser de otra manera, sino precisamente tal y como es. Como
esto es inaplicable a la definición, concepto o idea de Dios se
concluye que no es posible demostrar su existencia con rigor
científico por lo que dichos filósofos tienen motivos sobrados
para pensar que están en lo cierto, ya que si algo es indemos-
trable lo lógico es que no exista y si ese algo no existe queda
demostrada la proposición inicial, a saber, el hablar de Dios
carece de sentido.
Sin embargo esa misma razón que por un lado nos lleva a
36 37
concluir la inexistencia de Dios, por otro es la que nos ayuda
a explicar el por qué de la imposibilidad de demostrar empíri-
camente su existencia, puesto que si aceptamos que la liber-
tad es inherente al ser humano y por otro, que todo lo que
existe puede ser conocido o demostrado por medios raciona-
les, en caso de existir Dios llegaríamos a un absurdo, ya que
en ese caso se podría conocer inequivocamente la existencia
de Dios lo cual es incompatible con la libertad humana. Si
Dios existe y se puede demostrar empíricamente, el hombre
no podría negar su existencia del mismo modo que no se
puede negar la existencia de la materia misma, las leyes de
la física o los teoremas matemáticos, lo que implicaría que
el ser humano no sería libre de no creer en Dios puesto que
no se puede negar una evidencia, con lo que se perdería la
facultad de creer o no creer en Dios.
Por otro lado, si Dios existe y conocemos su existencia el
hombre no podría actuar con libertad a la hora de decidir ya
que el yugo de la presencia Divina actuaría como una losa
sobre la conciencia, desapareciendo el libre albedrío y con
él la libertad. Debemos por tanto concluir que la coexisten-
cia de los dos supuestos iniciales (libertad y conocimiento de
Dios) no es posible. Por ello, si aceptamos que la libertad es
algo inherente a la condición humana sólo nos quedan dos
opciones, a saber, o Dios no existe o no debería ser posible
alcanzarlo por medios puramente físicos o racionales.
Entre los que afirman que Dios no existen se encuentran
los existencialistas para los cuales la libertad se basa en la
ausencia de naturaleza del hombre, en la ausencia de esen-
cia, porque si Dios no existe significa que el hombre primero
empieza a existir y posteriormente se definirá a si mismo, por
lo que es libre de decidir lo que desea ser. Por lo tanto somos
lo que hemos querido ser y siempre podremos dejar de ser lo
que somos. Los fines que perseguimos no nos vienen dados
ni del exterior ni del interior, de una supuesta naturaleza, es
nuestra libertad la que los elige. Es mas, estamos condenados
a ser libres porque no nos hemos dado a nosotros mismos la
libertad, no nos hemos creado, no somos libres de dejar de
ser libres.
Pero si Dios no existe el universo es el todo y nada puede
ser superior a él. El universo se rige por las leyes de la física
y el ser humano al ser una parte del universo no tiene mas
remedio que someterse a dichas leyes. Desde este punto de
vista un pensamiento, una idea o una emoción no son mas
que el resultado de la estimulación de impulsos eléctricos y/
o la segregación de sustancias químicas que se producen
en nuestro cerebro, los cuales son capaces de provocar las
más variadas respuestas en nuestro organismo, entre ellas,
la capacidad de pensar o sentir. El que le demos un valor
absoluto a un sentimiento o a una idea no le da más valor
al hecho, ya que no podemos ignorar lo que es, un simple
proceso físico. Proceso que podemos llegar a comprender
y que nos proporciona una ilusión de libertad e independen-
cia pero ilusión que no podemos traspasar del mismo modo
que un personaje de videojuego no puede salir de la pantalla
aunque fuese capaz de pensar o sentir por si mismo.
El pensamiento, al provenir de una sucesión de procesos
físicos no es un hecho absoluto por lo cual sus conclusio-
nes tampoco pueden tener un valor absoluto. No existe un
pensamiento que sea superior a otro por lo que no hay ideas
superiores a otras. La superioridad proviene de la fuerza o la
capacidad que tengan sus autores para imponerlas. Hacer
el bien se dice que es un concepto superior a hacer el mal
pero ¿hacer el bien a quien? Buscar mi bien puede provocar
el mal a otros. Sí, pero buscar el bien del grupo es una idea
superior a buscar el bien del individuo. Vale, pero ¿de qué
grupo hablamos? ¿Mi grupo social, étnico, ideológico...? Las
38 39
ideas se convierten en simples procesos intelectuales que no
pueden ser absolutizados.
Como los pensamientos, las ideas, las emociones... se funda-
mentan en leyes físicas, no pueden por lo tanto ser superio-
res a ellas y precisamente porque forman parte de la física no
pueden existir fuera de ella. Por lo tanto una pequeña parte
de la física, el hombre y sus ideas, tratan de transcender a la
misma naturaleza que los modela, creándose de este modo
una paradoja ya que una parte del universo (el hombre y
sus ideas) pretende ser mayor que el universo que desea
modelar o dicho de otro modo, una parte del sistema afirma
ser mayor que el todo. ¿Una parte del sistema mayor que el
todo? Parece que esto no puede ser posible. Por otro lado,
sino existen ideas superiores, las consecuencias de aplicar
dichas ideas tampoco pueden ser condenables o penaliza-
bles ya que todos los actos se igualan, con lo cual debemos
concluir que la libertad es una ilusión ya que no importa que
acciones realicemos (no importan las decisiones que tome-
mos ya que no tienen consecuencias) puesto que todas van
a tener el mismo valor. Por lo que no es posible ser libres sin
la existencia de Dios.
Con lo cual ya sólo nos queda la opción de que Dios existe
pero no es posible alcanzarlo por medios racionales. Esto,
aunque en principio parece algo inasumible para la mentali-
dad humana, no debería sorprendernos tanto, puesto que si
Dios es el creador del mundo ¿no va a ser capaz de hacerlo
de tal modo que sea invisible al mismo? ¿Es posible que un
ser que se define como omnipotente y omnisciente no sea
capaz de conocer, preveer e incluso ocultarse a las conse-
cuencias de su obra? Mientras la razón (potencia que nos da
la inteligencia y señala nuestra pequeñez), nos sugiere que
así es, el orgullo, que es la arrogancia que nos hace dioses,
nos aleja de la verdad por caminos de gozo efímero.
Ese orgullo que por un lado nos hace creer superiores, al
mismo tiempo actúa como una espesa niebla que nos impide
ver lo que tenemos delante mismo de nosotros. Porque el
ser humano tiene dos restricciones insuperables a la hora
de conocer y relacionarse con Dios. La primera etapa limi-
tante es su propia constitución física. El hombre no puede
llegar a vencer el obstáculo que suponen el cerebro y los
sentidos, verdadera barrera que condiciona y limita de forma
notable la manera que tenemos de relacionarnos con nues-
tro entorno. La información que procesa nuestro cerebro está
condicionada por la obtención de la misma. Esta se obtienen
por medio de los sentidos, los cuales tienen una sensibilidad
muy pobre a la hora de obtener datos del medio. Y si la infor-
mación que se recibe es pobre ¿qué decir del lugar donde
se procesan dichos datos, el cerebro, órgano que aparte de
estar poco desarrollado a la hora de ser utilizado tiene unas
considerables limitaciones físicas, supeditado como está por
su diseño y fabricación?
La segunda restricción insuperable es la limitada capacidad
que tenemos a la hora de expresar los conceptos captados
por nuestros sentidos y procesados por el cerebro. El pensa-
miento humano y la expresión del mismo por medio de las
ideas y el lenguaje no es capaz de llegar a mostrar en toda su
amplitud el medio físico percibido por nuestros sentidos. Por
ejemplo, ¿cómo hacerle comprender a un ciego qué son los
colores? ¿Cómo explicar un olor o un sabor simplemente con
palabras? Y sino podemos siquiera llegar a expresar lo que
captan nuestros sentidos ¿cómo pretender llegar a compren-
der lo que ni siquiera sentimos? Aunque el hombre intenta
completar el puzzle del conocimiento por medio del ingenio y
la técnica, la sensibilidad de sus aparatos también está limi-
tada por principios físicos que no pueden llegar a superar.
Un ejemplo de todo esto es el lenguaje que utiliza el hombre
40
para hablar de Dios o de su relación con Él. Cuando se dice que a Dios
hay que sentirlo, que hay que abrirle el corazón o mirar en nuestro inte-
rior para poder llegar a reconocer su presencia, no estamos diciendo
que Dios sea un sentimiento o sea atrapable por los sentidos o que
el corazón sea el órgano donde se aloje, lo que estamos es recono-
ciendo implícitamente que no somos capaces de conocer ni de expre-
sar de una manera real su significado y por ello tenemos que utilizar
imágenes o ideas que expresen un concepto que no somos capaces
de atrapar, porque en definitiva es Dios el que nos atrapa a nosotros.
Pero para poder ser atrapados se requiere como requisito indispensa-
ble una voluntaria e incondicional negación de nosotros mismos para
poder llegar a ser de nuevo, pero esta vez en verdad libres y poseedo-
res de la verdad eterna, una verdad que no está influida por saberes
humanos ni conocimientos racionales ya que si así fuera las facultades
de teologías estarían llenas de santos y las universidades con todo
su saber pobladas de gente plena y feliz, pero como podemos diaria-
mente comprobar eso no es así porque por la boca de los niños y de
los que maman has dado argumentos contra tus adversarios.
En homenaje a Pablo Domínguez (1966/2009).
Sacerdote eterno según el rito de melquisedec.
Primera edición: Abril de 2012
50 ejemplares
Edición limitada. Ejemplar Nº:
Diseño y Maquetación: araCeli Santo
Fotografías realizadas en la Noria Espí o del Ingeniero, Monforte del Cid,
Alicante.
Impresión: Gráficas Hispania
Copileft
Este libro puede ser copiado, distribuido, expuesto y/o interpretado tanto ín-
tegramente como en cualquiera de sus partes siempre que la obra derivada
haga mención de la obra original y contenga una licencia idéntica a esta.
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  • 3. INTRODUCCIÓN B ienvenido a estas páginas, caminante, sea cual sea tu camino. Tanto si te ha traído el azar como si este es el resultado de la búsqueda que andabas realizando, decirte que vas a iniciar una aventura diferente, si al final de- cides adentrarte entre el follaje de estas hojas que sostienes en tus manos. Las cuales están reservadas a todas aquellas almas inquietas ansiosas de encontrar esas otras verdades que suelen estar vedadas a aquellos que se afanan en la conquista de mundos materiales. Simplemente comentarte que este pequeño libro consta de dos partes bien diferenciadas. En la primera, se expone la Regla de la Orden de los Ladrones de Corazones cuyo apar- tado principal está formado de un breve conjunto de senten- cias, que aunque por si solas no dicen nada nuevo, agrupa- das forman un pequeño cuerpo que da sustancia a un ideario de vida para todos aquellos valientes que deseen dar un paso adelante y lanzarse a la búsqueda de las verdades eternas. La Regla va seguida de una breve lectura bíblica, una mínima conclusión y un conjunto de jaculatorias u oraciones breves para ayudar a la oración, el recogimiento y la meditación de los peregrinos en su caminar. La segunda parte es un conjunto de reflexiones sobre Dios, la fe y la razón, sin ninguna intención apostólica o doctrinaria, todo lo contrario, su único fin es simplemente compartir un conjunto de razonamientos personales con el deseo mas que de convencer, de estimular al lector a la reflexión y al viaje por esos mundos perdidos de la mente en una cuestión tan 3
  • 4. importante para todo ser humano, como es la respuesta a la pregunta fundamental de la vida. ¿Existe Dios? Y una vez planteada esta pregunta y haber hurgado en lo más profundo de nuestro ser, continuar por la consecuencia evidente de la cuestión inicial ¿Cómo me afecta la respuesta obtenida en mis reflexiones? Resolver estos interrogantes es vital para todo aquel que desee vivir una vida plena y en paz consigo mismo. Como habrás comprobado, aparentemente este libro no tiene autor y esto es por un motivo claro; si lo que aquí se expone es cierto debemos admitir que el que esto escribe no es mas que un mero copista que copia lo que le dicen, con lo que no sería honrado el apropiarse del trabajo de otro. Pero si lo que aquí se cuenta no es cierto, lo mejor es que nadie sepa quien lo hizo no sea que en un futuro impreciso alguien pudiera reconocerme y le entrase la tentación de coserme a gorrazos por inducir al personal a ideas confusas y equivocadas. Audaz lector, no te entretengo más. Tanto si piensas que Dios existe como si piensas lo contrario, estás invitado a darte una vuelta por esta breve guía de experimentación humana. ¡Que te aproveche! El contenido de este libro también se puede consultar en la página de internet http://www.ladronesdecorazones.org
  • 5. ÍNDICE PRIMERA PARTE Regla de la orden de los ladrones de corazones...........................................................................9 Epílogo.....................................................................................15 Final...........................................................................................17 Jaculatorias y otras sentencias para peregrinos..................................................................19 SEGUNDA PARTE Conclusión...........................................................................27 Y solución..............................................................................31 Post Scriptum......................................................................35
  • 6. REGLA DE LA ORDEN DE LOS LADRONES DE CORAZONES Dios existe. Dios es amor. Los corazones perfectos vibran en el amor de Dios. Los corazones perfectos rebosan en el amor de Dios. Todo ser humano tiene una misión en la vida encomendada por Dios. Los corazones perfectos aman a Dios, aman en Dios y aman por Dios. Orar es amar. Orar es sumergirse en Dios. La oración es la llave que abre la compuerta del amor de Dios. La oración pura te llena del amor de Dios. La oración soberbia petrifica el corazón. El corazón es la vasija donde reside el amor. El corazón es la vasija donde reside Dios. El que tiene un corazón lleno de Dios, rebosa amor. La misión de un ladrón de corazones es robar los corazones para devolvérselos a su legítimo dueño: Jesucristo nuestro señor. El que no rebosa amor no es apto para el combate. El que no rebosa amor se asemeja a aquel que escondió la moneda por miedo a su señor. El que no actúa por amor destruye la obra de Dios.
  • 7. 10 11 Una sonrisa sincera es una llave perfecta para abrir cora- zones. Lo que no es amor es egoísmo. La pureza es una armadura que protege el corazón. Si sientes que tu corazón no rebosa, no te preocupes, tú sólo ábrelo y el amor se precipitará sobre él. El ladrón de corazones obtiene su recompensa sirviendo a los demás. El ladrón de corazones nunca deja irse de vacío a quien le pide algo. El amor no es de Dios sino se ama a los hombres. El estado mas natural de un ladrón de corazones es el de la peregrinación. Un ladrón peregrino en su alforja no lleva dinero ni perte- nencias. El ladrón peregrino llevará siempre consigo un collar de cuentas o un rosario para sus oraciones. Aunque un ladrón no sea peregrino físicamente, siempre lo será en espíritu. Ser ladrón peregrino no es superior a ser ladrón de corazones. Todo ladrón de corazones deberá haber hecho una peregri- nación (por pequeña que esta sea) al cabo de su vida. Si alguien te ofende, róbale el corazón. Si alguien te agrede, róbale el corazón. Si alguien te ignora, róbale el corazón. Porque nadie te ofendería, nadie te agredería ni nadie te ignoraría si no necesitase que le robases el corazón. Si alguien te sonríe, muéstrale tu corazón. Si alguien te acoge, muéstrale tu corazón. Si alguien te acompaña, muéstrale tu corazón. Porque nadie que te sonría, que te acoja o que te acom- pañe merece irse sin haber conocido el amor de Dios. Si notas que tu espíritu se agría, retírate, sonríe y reza. Si notas que la paz se aleja por momentos de ti, retírate, sonríe y reza. Si sientes que te fallan las fuerzas, simplemente sonríe y reza. Reza siempre con esperanza, porque el señor nunca aban- dona a quien le necesita. No sufras porque caes, sino alégrate porque te levantas. No temas a la aridez, porque no hay desierto que no pueda ser atravesado con la ayuda del Señor. Recuerda siempre que el que se rinde es el que cree que son sus fuerzas las que libran la batalla. Cuando alguien te pregunte o acose y no sepas que respon- der, no te preocupes, que el don principal de un ladrón de corazones no es la sabiduría. Tú remítelos a la iglesia que ella ya tiene sus sabios. Que nunca se te olvide, la victoria es del Señor. Nada hay mayor que el servicio a los demás. El que sirve a sus semejantes al mismo Dios sirve. El mayor don que te puede Dios conceder es el de la humildad. El espíritu se reconforta en el servicio al prójimo. Quien no ha servido nunca a los demás, nunca podrá alcan- zar la verdadera felicidad. La humildad alcanza a la liebre. La humildad te eleva sobre las cumbres mas altas. La humildad hace sabio al simple. La humildad es la llave de la paz. No busques la paz del soberbio que sólo con violencia se alcanza.
  • 8. 12 13 Abre tu corazón y deja que se llene de Dios. Si en el transcurso de tu peregrinar te sientes desconcer- tado, no te preocupes porque nuestra lógica no es la lógica de Dios. Si te acosa la tentación, detente y reza. Si te sientes indigno de tu Señor, no mires atrás, detente y reza. Si sientes que tu pozo se ha secado, no te sientas solo que tu Señor te acompaña. La oración es el agua capaz de salvar la tierra mas reseca. Si te sientes lleno de Dios, detente y reza. No le tengas miedo a la tentación, que el Señor no aban- dona los corazones humildes. Pero siempre detente y reza. No te enfrentes a la tentación, porque el Señor a los orgullo- sos los deja a con sus propias fuerzas, aunque se detengan y recen. No te excites, que a mal solo conduce. Bienaventurado el que se preocupa por el necesitado y el desvalido; en el día malo le librara Yavé. No es posible dar alegría, si esta, no se lleva en el corazón. La alegría no se puede forzar, sino es sincera no se contagia. Un corazón atribulado no encuentra la alegría. El buscar la alegría de corazón no es sinónimo de conse- guirlo, sólo Dios puede llenarlo. Pide la alegría de corazón, aunque te sientas desolado por las tormentas de tu interior, que el Señor te escucha y no te abandona. No fuerces tus sentimientos. Espera, ten paciencia y pídele al Señor. Si te sientes desolado, no te rindas, pide la alegría, que el Señor te la concederá. Nunca fuerces la sonrisa, si no te sale, pídela con fe. Humíllate siempre ante el Señor, que a un corazón humi- llado y abatido él nunca lo abandona. Despréndete cuanto antes de todos tus pensamientos terre- nales. Sólo alargan tu camino y ahondan tus sufrimientos. Sino te vacías de ti mismo no dejas sitio para Dios. Cuando las desgracias se ceben sobre ti, no las combatas abiertamente, ni las rechaces, porque es el mismo Dios quien te las envía. Cuando te sientas desgarrado y el dolor te oprima hasta limites extremos, apártate a un rincón, mira en tu interior y desde lo mas profundo saca una sonrisa para ti mismo. No temas cuando te sientas morir, cuando los golpes se sucedan y lleguen a cada intento de levantarte. Eso es obra del Señor que empieza a modelarte. No temas, ten fe y confía en el Señor porque sus caminos son infinitos y en cuanto te dejes en sus manos se abrirán ante ti caminos inimaginables. Cuanto más duro te golpee el Señor, más confía en ti, porque el no abandona a ninguno de sus pequeñuelos. Por mucha imaginación que tengas y por muchas soluciones que veas para tus problemas, ten por seguro que ninguna de ellas será la que Dios tiene preparada para ti. Los caminos de Dios son infinitos, déjate llevar y lo compren- derás. Los caminos de Dios son infinitos, déjate llevar y los disfru- tarás. Los caminos de Dios son infinitos, déjate llevar y te sorpren- derá.
  • 9. 14 15 EPÍLOGO A cercose Abraham a Yavé, y le dijo: “¿Pero vas a exter- minar juntamente al justo con el malvado? Si hubiera cincuenta justos en la ciudad, ¿los exterminarías acaso, y no perdonarías al lugar por los cincuenta justos? Lejos de ti obrar así, matar al justo con el malvado, y que sea el justo como el malvado, lejos eso de ti; el juez de la tierra toda, ¿no va a hacer justicia?” Y le dijo Yavé: “Si hallaré en Sodoma cincuenta justos, perdonaría por ellos a todo el lugar”. Prosi- guió Abraham y dijo: “mira, te ruego, ya que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza: Si de los cincuenta justos faltaran cinco, ¿destruirías por los cinco a toda la ciudad?” Y le contesto: “No la destruiría si hallase allí cuarenta y cinco justos”. Insistió Abraham todavía y dijo: “¿Y si se hallasen allí cuarenta?” Contestole: “También por los cuarenta lo haría”. Volvió a insistir Abraham: “No te inco- modes, Señor, si hablo todavía. ¿Y si se hallasen allí treinta justos?” Repuso: “Tampoco lo haría si se hallasen treinta”. Volvió a insistir: “Señor, ya que comencé: ¿Y si se hallasen allí veinte justos?” Y contesto: “No la destruiría por los veinte”. Y dijo Abraham: “No se incomode mi Señor si aun hablo otra vez: ¿y si se hallasen allí diez?” Y le contesto: “Por los diez no la destruiría”. Fuese Yavé después de haber hablado así a Abraham, y este se volvió a su lugar.
  • 10. 16 17 FINAL S e acerca la hora de la verdad, la hora de confiar en el Señor y salir a conquistar los caminos. La vereda es estrecha pero la confianza inmensa y el resto lo pone el Señor. No permitas que sea el miedo el guía de tus pasos, no dejes a la comodidad acampar a sus anchas. Son enemigos que de lejos parecen poderosos, pero al menor conato de resistencia huyen despavoridos. No sabes ni el día ni la hora, cuando llegue el Señor ¿Serás tú uno de los diez justos? ¿Te encontrará el Señor defendiendo la brecha de la muralla? Si es así, bendito seas. Ten valor, ten gran valor y confía en el Señor que Él es tu guarda y tu refugio. Ya lo sabes todo, ya estás listo para conquistar el mundo en nombre de tu Señor, que el Señor te bendiga y te libre de todo mal. Amén.
  • 11. 18 19 JACULATORIAS Y OTRAS SENTENCIAS PARA PEREGRINOS Señor Jesús, ten misericordia del mundo. Adorámoste Señor por la hermana tierra y el hermano sol. A ti clamo, ¡oh Yavé!, tú eres mi refugio, mi porción en la tierra de los vivientes. ¡Oh Yavé!, a ti clamo, apresúrate a socorrerme, oye la voz del que te invoca. ¡Aleluya! alabad el nombre de Yavé, alabadlo siervos de Yavé. Clemente y misericordioso es Yavé, tardo a la ira y de gran piedad. Esta cerca Yavé de cuantos le invocan, de todos los que le invocan de veras. El nombre de Yavé es sublime; su magnificencia sobrepasa a los cielos y a la tierra. Acuérdate de mí, ¡oh Yavé!, en tu benevolencia hacia tu pueblo; visítame con tu auxilio. Óyeme Yavé, que es benigna tu piedad; mírame según la muchedumbre de tus misericordias. Ansía mi alma al Señor más que los centinelas por la aurora. Alabad a Yavé porque es bueno, porque es eterna su mise- ricordia. Si yo me olvidara de ti, Jerusalén, olvidada sea mi diestra. Péguese mi lengua al paladar, si no me acordara de ti, si no pusiera a Jerusalén por encima de mi alegría.
  • 12. 20 21 Escudríñame, ¡oh Dios!, y examina mi corazón, pruébame y conoce mis inquietudes, y mira si mi camino es torcido, y condúceme por la senda de la eternidad. No haya brecha en las murallas. No consentirá Yavé que resbalen tus pies; no dormirá tu custodio. Nuestro auxilio está en el nombre de Yavé, que hizo los cielos y la tierra. Los que con llanto siembran en jubilo cosechan. Van y andan llorando los que llevan y esparcen la semilla, pero vendrán alegres trayendo sus gavillas. Si Yavé no edifica la casa, en vano trabajan los que la cons- truyen. Si no guarda Yavé la ciudad, en vano vigilan sus centinelas. La piedra que rechazaron los constructores ha sido puesta por cabecera angular. Mejor me es la ley de tu boca que miles de monedas de oro y plata. Tu palabra, ¡oh Yavé!, es eterna, es estable como los cielos. Siete veces te alabo en el día por tus justos juicios. En la angustia clamé a Yavé, y Él me respondió. Alzo mis ojos a los montes de donde ha de venir mi socorro. Me vuelven mal por bien y odio por amor. Tú eres sacerdote eterno según el orden de Melquisedec. El principio de la sabiduría es el temor de Yavé. Alabad a Yavé porque es bueno, porque es eterna su mise- ricordia. Mejor es confiar en Yavé que confiar en los hombres, mejor acogerse a Yavé que fiar en los príncipes. Bendito quien viene en el nombre del Señor. Y clamaron a Yavé en su angustia y los libró de sus apreturas. Quiero cantar y entonar salmos. Despierta, gloria mía, despertad salterio y citara, y desper- taré a la aurora. Es más grande que los cielos tu misericordia y llega hasta las nubes tu fidelidad. Danos tu auxilio contra el enemigo porque vana es la salud que viene del hombre. Yavé es para mí una ciudadela, mi Dios es la roca de mi salvación. Escucha, ¡oh Yavé!, mi oración y llegue a ti mi clamor, no escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia. ¡Bendice, alma mía, a Yavé, y bendiga todo mi ser su santo nombre! ¡Bendice, alma mía, a Yavé y no olvides sus beneficios! Y ya hubiera Dios decretado su exterminio, si Moisés, su elegido, no se hubiera puesto en la brecha ante Él para desviar su indignación del exterminio. Yo te alabaré, Señor, Dios mío, con todo mi corazón, y glori- ficaré tu nombre por siempre. Has abierto brechas en todas las murallas, has reducido a escombros sus fortalezas. Tú eres mi padre, mi Dios y la roca de mi salvación. Enséñanos, pues, a contar nuestros días para que llegue- mos a tener un corazón sabio. Tú eres mi refugio y mi ciudadela, mi Dios en quien confío. Caerán a tu lado mil, y a tu derecha diez mil, a ti no te tocara. Dios de los ejércitos, restáuranos, haz esplender tu rostro y seremos salvos. ¡Oh Dios!; no enmudezcas, no te aquietes, ¡oh Dios!
  • 13. 22 23 Cuan amables son tus moradas, ¡oh Yavé de los ejércitos! Más que mil vale un día en tus atrios. Prefiero estar en el umbral de la casa de mi Dios a morar en la tienda del impío. Enséñame ¡oh Dios! tus caminos, para que ande yo en tu fidelidad y mi corazón únicamente tema tu nombre. Bendito sea Dios, padre de nuestro Señor Jesucristo. Ven, ¡oh Dios!, a librarme; apresúrate, ¡oh Yavé!, a soco- rrerme. Yo estaré siempre a tu lado, pues tú me has tomado de la diestra. Alzo mi voz a Dios y clamo, alzo mi voz a Dios, y Él me escucha. ¡Oh Dios! santos son tus caminos. No confiéis en la violencia, ni en la rapiña os gloriéis. Si abundan las riquezas no apeguéis vuestro corazón. Elohim, tú eres mi Dios; a ti te busco solícito; sedienta de ti esta mi alma; mi carne languidece en pos de ti como tierra árida, sedienta, sin aguas. Aun en mi lecho me acuerdo de ti; en ti medito en las vigilias. Alábente, ¡oh Dios!, los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Encomienda a Yavé tu destino, y Él te sostendrá, pues no permitirá jamás que el justo vacile. Y dirá cada uno: ¡Hay premio para el justo, hay un Dios que hace justicia sobre la tierra! Sólo en Dios se aquieta mi alma pues de Él viene mi salvación. Crea en mí, ¡oh Dios!, un corazón puro y renueva dentro de mí un espíritu recto. Mi sacrificio, ¡oh Dios!, es un espíritu contrito, un corazón abatido y humillado tú no lo desprecias Señor. Oye, ¡oh Dios!, mi oración, da oídos a las palabras de mi boca. ¡Quien me diera alas como de paloma, y volaría y descan- saría! ¡Ciertamente huiría lejos y moraría en el desierto! No temas cuando un hombre se enriquece y se acrecienta la gloria de su casa porque a su muerte nada se llevara consigo. El hombre en esplendor no perdura y se asemeja a las bestias que perecen. Tal es el camino de los que confían en si mismos, y el fin de los que se complacen en su boca. El que me ofrece sacrificios de alabanza me glorifica; y a quien sigue el camino, le mostraré la salvación de Dios. Señor dame la alegría del peregrino. ¿Por que te abates alma mía? ¿Por que te turbas contra mi? Espera en Dios, que aun le alabaré; es la salvación de mi rostro y mi Dios. Venid y ved las proezas del Señor. Yavé de los ejércitos está con nosotros, el Dios de Jacob es nuestra ciudadela. Invócame en el día de la angustia; yo te libraré y tú me glori- ficarás. Los hijos de los hombres a la sombra de tus alas se acogen. Encomienda a Yavé tus caminos, confía en Él, y Él obrará. Cuanto a mí, pobre y menesteroso mi Señor cuidará de mí. Tú eres mi socorro y mi libertador. ¡Dios mío no tardes! Como anhela la cierva las corrientes de agua, así te anhela mi alma, ¡oh Dios! Yavé, Dios mío, a ti clamé y tú me escuchaste. Un instante dura tu cólera pero tu benevolencia es de por vida.
  • 14. 24 Yo me dije: Confesaré a Yavé mi pecado, y tú perdonaste la culpa de mi pecado. Gustad y ved cuan bueno es el Señor. Bienaventurado el varón que a Él se acoge. El Señor es mi pastor, nada me falta. De Yavé es la tierra y cuanto la llena, el orbe y cuantos la habitan. A ti elevo mi alma Yavé, mi Dios. En ti confío, no sea yo confundido. No; quien espera en ti no es confundido. ¿Quién subirá al monte de Yavé? ¿Quién se mantendrá erecto en su santo lugar? El de limpias manos y puro cora- zón, el que no alzó su alma a cosas vanas y no juró con mentira. Guárdame como la niña de tus ojos, escóndeme bajo la sombra de tus alas. Yavé es mi roca, mi ciudadela, mi libertador, mi Dios, mi roca a quien me acojo; mi escudo, mi fuerza salvadora, mi asilo. Porque ¿Qué Dios hay fuera de Yavé? ¿Qué roca fuera de nuestro Dios? ¡Viva Yavé y bendita sea mi roca, sea ensalzado Dios, mi salvador! Yo me acostaba y yo me dormía, y despertaba porque Yavé me defendía. Atiende a las voces de mi súplica, rey mío y Dios mío. Yavé, Señor nuestro ¡Qué admirable es tu nombre en toda la tierra! Tú me enseñarás el sendero de la vida, la hartura de alegría ante ti, las delicias a tu diestra para siempre. Señor tú eres mi salvación. Bendito sea Yavé por los siglos de los siglos. Amén.
  • 15. 26 27 CONCLUSIÓN E s necesario que en algún momento de nuestras vidas nos cuestionemos la existencia de Dios, porque es la única vía que tiene el ser humano de encontrar un sentido transcendente de la vida. Indudablemente, este camino se puede recorrer de infinitas maneras siendo una de ellas (ni mejor ni peor) el peregrinar por este mundo como un ladrón de corazones. Si aceptas el reto de la búsqueda y la afrontas con sinceridad y paz de espíritu, te darás cuenta que sólo hay dos soluciones posibles, a saber; que Dios no existe o su opuesto, que sí existe, no son posibles estados intermedios. Si la respuesta final es que Dios no existe debemos aceptar que todo es relativo, incluso la vida, ya que por lógica, esta ha sido creada por puro azar después de millones de años de ensayos y pruebas. No somos más que C, N, H, y O combi- nado de una determinada manera, lo mismo que cualquier otro animal, vegetal o mineral. Lo único que nos diferencia a unos de otros son los componentes que nos identifican y el modo en que estos están recombinados. La conciencia, el pensamiento o la capacidad de volar, por poner algunos ejemplos, no son mas que el resultado de una evolución física y química de la materia en la que nada tiene que ver la lógica o la inteligencia. Al igual que en el bombo de la lote- ría, existen miles de premios, y no podemos hacer nada para que salga nuestro número. El que tengamos unas cualidades concretas (pensar, volar, respirar bajo el agua...) y no otras depende de un azar condicionado por el medio nos rodea. Desde este punto de vista la importancia de las cosas está en función del valor que les adjudiquemos, y el ser humano, como tiene la cualidad de pensar y se ha conseguido para
  • 16. 28 29 sí mismo la autoridad sobre todas las cosas vivas e inertes ha llegado a la conclusión de que su vida es el valor máximo sobre la tierra, pero nadie aparte del hombre puede refrendar tal afirmación. Un perro no va a ser más que una garrapata lo mismo que un ser humano no es superior a una golondrina, y sin embargo las garrapatas son eliminadas sin contempla- ciones mientras que a los perros se les defiende incluso por medio de las leyes. El hombre arbitrariamente decide que cosas tienen valor y que cosas no la tienen pero, aparte de sí mismo, ¿Quién le ha otorgado al ser humano tal autoridad? La vida desde este punto de vista no tiene más valor que la muerte y por ello el acto de dar vida no es superior al acto de matar. Por el contrario podemos llegar a la conclusión de que Dios sí existe. En ese caso, el bien y el mal son un concepto abso- luto. La misión del hombre en este caso sería la de diluci- dar por medio de la razón que es lo bueno y que lo malo y actuar en consecuencia por medio de su libre albedrío. Por otra parte, si Dios existe, por lógica, debemos asumir que es perfecto y por ello justo, con lo cual, es inevitable que en algún momento tengamos que pasar por su inapelable juicio en el que se nos juzgará por nuestros actos. En este caso, el hombre no puede actuar a la ligera porque llegará el día en que deberá presentarse a rendir cuentas. Pero si esto es así, ¿para que hemos sido creados, para ser condenados? ¿Se nos ha dado la vida para obligarnos a cumplir órdenes? ¿Debemos vivir asfixiados por unas leyes impuestas que nos obligan a actuar, en muchos casos, en contra de nuestros propios instintos naturales? La respuesta a esta aparente incongruencia está en la naturaleza amorosa de Dios. Dios es amor y por ello el que se sabe hijo de Dios confía en el día del juicio, porque conoce que por amor fuimos creados y por amor seremos juzgados. Si no es posible temer a la persona de la que estás enamorado, con mayor motivo podemos estar confiados del mismo amor. Quien teme no conoce el amor, porque como dice san Pablo, el amor perfecto todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo tolera. Quien tiene amor no tiene temor, porque el temor supone castigo y el que ama no puede temer al ser amado. Por ello se debe amar a Dios sin medida ya que este es el modo como El nos ama a noso- tros y ahí radica la importancia de creer en Dios, porque el que cree, le ama y el que le ama, no le teme. Pero todo esto no son mas que pensamientos de un pere- grino y su valor es el mismo que el del movimiento del aire o el batir de las olas del mar, porque debes tener en cuenta que a Dios no se le alcanza, es Él el que tiene la capacidad de alcanzarnos a nosotros, pero para que eso ocurra se requie- ren dos condiciones; la primera es obvia, que Dios exista y la segunda, que le dejemos existir en nosotros y cuando digo en nosotros, me refiero al interior del ser humano como indi- viduo único y no como conjunto de una sociedad o una colec- tividad. El conocimiento y perfeccionamiento de Dios es una experiencia personal y única, no se puede transferir de unas personas a otras, tan solo sus efectos pueden ser visibles por los demás de manera indirecta. Pero nunca podrá ser comparable la experiencia de Dios con los efectos que esta produce. Por todo ello, no te afanes en buscar a Dios en el mundo que te rodea, porque si toda la humanidad tuviese una bondad equiparable a la de Teresa de Calcuta o Fran- cisco de Asís eso no sería prueba suficiente de su existencia, del mismo modo que, si nuestra esencia fuese similar a la de Stalin, Hitler o Idi Amín tampoco esto sería motivo para alegar la inexistencia del Creador. Dios no necesita del hombre para existir, existe por sí mismo y para sí mismo.
  • 17. 30 31 Y SOLUCIÓN L legados a este punto nos encontramos ante un calle- jón sin salida, porque si a Dios no se puede llegar por medio de la razón ¿Qué nos queda? ¿El creer o no creer se reduce meramente a una cuestión de azar, a la educación recibida, a una cuestión social o de como me pille el cuerpo en cada momento de mi vida? El abismo que se presenta ante nosotros parece infranqueable, pero todavía nos queda un camino por explorar capaz de transportarnos a los confines más insospechados. Se trata de la fe, y te preguntarás ¿Qué es esto de la fe? ¿Un sustituto de la razón para casos extremos? ¿Un mecanismo de nuestro cerebro para evitar que caigamos en una desesperación existencial? ¿Un invento de unos cuantos para dominar al ser humano? Te lo intentaré explicar por medio de un ejemplo; en la pelí- cula Indiana Jones en busca del arca perdida, el protagonista trata de encontrar el arca de la alianza y descubre que esta se encuentra dentro de una profunda gruta en medio del desierto en Egipto, pero que para llegar a ella deberá pasar tres pruebas. Las dos primeras son de habilidad e inteligen- cia, pero la tercera consiste en atravesar un profundo preci- picio y la única ayuda que tiene es una inscripción que dice: (no es literal) al que salte del león (habían unas esculturas con forma de león) Él no permitirá que sus pies tropiecen, porque enviará a sus ángeles para guardarle. El protagonista decide subirse a uno de los leones y lanzarse al vacío yendo a caer sobre una pasarela que no era visible desde arriba, consiguiendo de este modo atravesar el precipicio y alcanzar su objetivo. Eso es la fe, creer en algo sin tener constancia de que es cierto, creer en algo sin tener las pruebas que nos lo confirmen.
  • 18. 32 Pero para llegar a nuestro objetivo no basta con la fe, porque ella por sí misma no es capaz de convertir en certeza nuestras creencias, se necesita un paso más, se necesita el lanzarse al vacío, sólo así conseguiremos probar nuestras conviccio- nes. Si nuestro protagonista hubiese creído firmemente que saltando del león podría atravesarse el precipicio pero no lo hubiese hecho, nunca habría conseguido su tesoro, pero lo hizo porque tenía fe. La fe de nuestro protagonista es una fe racional, la fe ciega del que cree en sí mismo, la fe del conquistador, pero fe después de todo. La fe religiosa nos exige del mismo modo una confianza ciega, pero no en uno mismo, sino en el Creador, en Dios. Pero para pasar de la creencia a la certidumbre, para pasar de la fe a la vida plena, debemos como nuestro protagonista, dar un paso más, debemos saltar al vacío hacia su amor sin mas palabra que su promesa de que no dormirá nuestro custodio, de que no sufriremos daño alguno. De este modo, sólo el que acepta el reto y se lanza al precipicio, podrá obtener la abso- luta convicción de la existencia de Dios cuando sienta que Dios mismo lo recoge, lo cuida y lo conforta con su amor. Es el salto que dieron gente como Francisco de Asís, Teresa de Calcuta y muchos otros, gente que nunca se vió defrau- dada del amor de Dios, obteniendo como premio la evidencia en esta vida de su existencia. Por todo ello te animo a que te lances y te conviertas en un ladrón de corazones, verás como tu esfuerzo no se queda sin recompensa. ¡Que así sea!.
  • 19. 34 35 POST SCRIPTUM E xiste una corriente filosófica denominada “neopositi- vismo lógico” que afirma que hablar de Dios carece de sentido puesto que no es lógico el pensar sobre algo que no existe. Por ello la clasificación de las personas en ateos, agnósticos o creyentes es algo vacío de contenido por lo que no tiene ningún sentido su uso, siendo las personas que todavía utilizan dichos términos sujetos anclados a una tradición desfasada o meramente utilitaria en el mejor de los casos, del mismo modo que nadie va por la vida haciendo clasificaciones entre creyentes, agnósticos o ateos en los marcianos. Esto en principio es totalmente correcto. Si una idea no es cierta o hace referencia a algo que no existe, nadie va a perder el tiempo en dedicarse a su estudio. Por ejemplo nadie hoy en día se dedicaría a perder un sólo minuto de su tiempo en estudiar si la tierra es plana cuando se sabe perfectamente que es una esfera ligeramente achatada por los polos y abultada en el Ecuador. Para estos filósofos, la afirmación ‘no tiene sentido hablar de Dios porque Dios no existe’ se fundamenta en que por medios racionales no es posible demostrar a Dios de manera precisa de tal modo que lo que se demuestre quede manifiesto como no pudiendo ser de otra manera, sino precisamente tal y como es. Como esto es inaplicable a la definición, concepto o idea de Dios se concluye que no es posible demostrar su existencia con rigor científico por lo que dichos filósofos tienen motivos sobrados para pensar que están en lo cierto, ya que si algo es indemos- trable lo lógico es que no exista y si ese algo no existe queda demostrada la proposición inicial, a saber, el hablar de Dios carece de sentido. Sin embargo esa misma razón que por un lado nos lleva a
  • 20. 36 37 concluir la inexistencia de Dios, por otro es la que nos ayuda a explicar el por qué de la imposibilidad de demostrar empíri- camente su existencia, puesto que si aceptamos que la liber- tad es inherente al ser humano y por otro, que todo lo que existe puede ser conocido o demostrado por medios raciona- les, en caso de existir Dios llegaríamos a un absurdo, ya que en ese caso se podría conocer inequivocamente la existencia de Dios lo cual es incompatible con la libertad humana. Si Dios existe y se puede demostrar empíricamente, el hombre no podría negar su existencia del mismo modo que no se puede negar la existencia de la materia misma, las leyes de la física o los teoremas matemáticos, lo que implicaría que el ser humano no sería libre de no creer en Dios puesto que no se puede negar una evidencia, con lo que se perdería la facultad de creer o no creer en Dios. Por otro lado, si Dios existe y conocemos su existencia el hombre no podría actuar con libertad a la hora de decidir ya que el yugo de la presencia Divina actuaría como una losa sobre la conciencia, desapareciendo el libre albedrío y con él la libertad. Debemos por tanto concluir que la coexisten- cia de los dos supuestos iniciales (libertad y conocimiento de Dios) no es posible. Por ello, si aceptamos que la libertad es algo inherente a la condición humana sólo nos quedan dos opciones, a saber, o Dios no existe o no debería ser posible alcanzarlo por medios puramente físicos o racionales. Entre los que afirman que Dios no existen se encuentran los existencialistas para los cuales la libertad se basa en la ausencia de naturaleza del hombre, en la ausencia de esen- cia, porque si Dios no existe significa que el hombre primero empieza a existir y posteriormente se definirá a si mismo, por lo que es libre de decidir lo que desea ser. Por lo tanto somos lo que hemos querido ser y siempre podremos dejar de ser lo que somos. Los fines que perseguimos no nos vienen dados ni del exterior ni del interior, de una supuesta naturaleza, es nuestra libertad la que los elige. Es mas, estamos condenados a ser libres porque no nos hemos dado a nosotros mismos la libertad, no nos hemos creado, no somos libres de dejar de ser libres. Pero si Dios no existe el universo es el todo y nada puede ser superior a él. El universo se rige por las leyes de la física y el ser humano al ser una parte del universo no tiene mas remedio que someterse a dichas leyes. Desde este punto de vista un pensamiento, una idea o una emoción no son mas que el resultado de la estimulación de impulsos eléctricos y/ o la segregación de sustancias químicas que se producen en nuestro cerebro, los cuales son capaces de provocar las más variadas respuestas en nuestro organismo, entre ellas, la capacidad de pensar o sentir. El que le demos un valor absoluto a un sentimiento o a una idea no le da más valor al hecho, ya que no podemos ignorar lo que es, un simple proceso físico. Proceso que podemos llegar a comprender y que nos proporciona una ilusión de libertad e independen- cia pero ilusión que no podemos traspasar del mismo modo que un personaje de videojuego no puede salir de la pantalla aunque fuese capaz de pensar o sentir por si mismo. El pensamiento, al provenir de una sucesión de procesos físicos no es un hecho absoluto por lo cual sus conclusio- nes tampoco pueden tener un valor absoluto. No existe un pensamiento que sea superior a otro por lo que no hay ideas superiores a otras. La superioridad proviene de la fuerza o la capacidad que tengan sus autores para imponerlas. Hacer el bien se dice que es un concepto superior a hacer el mal pero ¿hacer el bien a quien? Buscar mi bien puede provocar el mal a otros. Sí, pero buscar el bien del grupo es una idea superior a buscar el bien del individuo. Vale, pero ¿de qué grupo hablamos? ¿Mi grupo social, étnico, ideológico...? Las
  • 21. 38 39 ideas se convierten en simples procesos intelectuales que no pueden ser absolutizados. Como los pensamientos, las ideas, las emociones... se funda- mentan en leyes físicas, no pueden por lo tanto ser superio- res a ellas y precisamente porque forman parte de la física no pueden existir fuera de ella. Por lo tanto una pequeña parte de la física, el hombre y sus ideas, tratan de transcender a la misma naturaleza que los modela, creándose de este modo una paradoja ya que una parte del universo (el hombre y sus ideas) pretende ser mayor que el universo que desea modelar o dicho de otro modo, una parte del sistema afirma ser mayor que el todo. ¿Una parte del sistema mayor que el todo? Parece que esto no puede ser posible. Por otro lado, sino existen ideas superiores, las consecuencias de aplicar dichas ideas tampoco pueden ser condenables o penaliza- bles ya que todos los actos se igualan, con lo cual debemos concluir que la libertad es una ilusión ya que no importa que acciones realicemos (no importan las decisiones que tome- mos ya que no tienen consecuencias) puesto que todas van a tener el mismo valor. Por lo que no es posible ser libres sin la existencia de Dios. Con lo cual ya sólo nos queda la opción de que Dios existe pero no es posible alcanzarlo por medios racionales. Esto, aunque en principio parece algo inasumible para la mentali- dad humana, no debería sorprendernos tanto, puesto que si Dios es el creador del mundo ¿no va a ser capaz de hacerlo de tal modo que sea invisible al mismo? ¿Es posible que un ser que se define como omnipotente y omnisciente no sea capaz de conocer, preveer e incluso ocultarse a las conse- cuencias de su obra? Mientras la razón (potencia que nos da la inteligencia y señala nuestra pequeñez), nos sugiere que así es, el orgullo, que es la arrogancia que nos hace dioses, nos aleja de la verdad por caminos de gozo efímero. Ese orgullo que por un lado nos hace creer superiores, al mismo tiempo actúa como una espesa niebla que nos impide ver lo que tenemos delante mismo de nosotros. Porque el ser humano tiene dos restricciones insuperables a la hora de conocer y relacionarse con Dios. La primera etapa limi- tante es su propia constitución física. El hombre no puede llegar a vencer el obstáculo que suponen el cerebro y los sentidos, verdadera barrera que condiciona y limita de forma notable la manera que tenemos de relacionarnos con nues- tro entorno. La información que procesa nuestro cerebro está condicionada por la obtención de la misma. Esta se obtienen por medio de los sentidos, los cuales tienen una sensibilidad muy pobre a la hora de obtener datos del medio. Y si la infor- mación que se recibe es pobre ¿qué decir del lugar donde se procesan dichos datos, el cerebro, órgano que aparte de estar poco desarrollado a la hora de ser utilizado tiene unas considerables limitaciones físicas, supeditado como está por su diseño y fabricación? La segunda restricción insuperable es la limitada capacidad que tenemos a la hora de expresar los conceptos captados por nuestros sentidos y procesados por el cerebro. El pensa- miento humano y la expresión del mismo por medio de las ideas y el lenguaje no es capaz de llegar a mostrar en toda su amplitud el medio físico percibido por nuestros sentidos. Por ejemplo, ¿cómo hacerle comprender a un ciego qué son los colores? ¿Cómo explicar un olor o un sabor simplemente con palabras? Y sino podemos siquiera llegar a expresar lo que captan nuestros sentidos ¿cómo pretender llegar a compren- der lo que ni siquiera sentimos? Aunque el hombre intenta completar el puzzle del conocimiento por medio del ingenio y la técnica, la sensibilidad de sus aparatos también está limi- tada por principios físicos que no pueden llegar a superar. Un ejemplo de todo esto es el lenguaje que utiliza el hombre
  • 22. 40 para hablar de Dios o de su relación con Él. Cuando se dice que a Dios hay que sentirlo, que hay que abrirle el corazón o mirar en nuestro inte- rior para poder llegar a reconocer su presencia, no estamos diciendo que Dios sea un sentimiento o sea atrapable por los sentidos o que el corazón sea el órgano donde se aloje, lo que estamos es recono- ciendo implícitamente que no somos capaces de conocer ni de expre- sar de una manera real su significado y por ello tenemos que utilizar imágenes o ideas que expresen un concepto que no somos capaces de atrapar, porque en definitiva es Dios el que nos atrapa a nosotros. Pero para poder ser atrapados se requiere como requisito indispensa- ble una voluntaria e incondicional negación de nosotros mismos para poder llegar a ser de nuevo, pero esta vez en verdad libres y poseedo- res de la verdad eterna, una verdad que no está influida por saberes humanos ni conocimientos racionales ya que si así fuera las facultades de teologías estarían llenas de santos y las universidades con todo su saber pobladas de gente plena y feliz, pero como podemos diaria- mente comprobar eso no es así porque por la boca de los niños y de los que maman has dado argumentos contra tus adversarios. En homenaje a Pablo Domínguez (1966/2009). Sacerdote eterno según el rito de melquisedec.
  • 23. Primera edición: Abril de 2012 50 ejemplares Edición limitada. Ejemplar Nº: Diseño y Maquetación: araCeli Santo Fotografías realizadas en la Noria Espí o del Ingeniero, Monforte del Cid, Alicante. Impresión: Gráficas Hispania Copileft Este libro puede ser copiado, distribuido, expuesto y/o interpretado tanto ín- tegramente como en cualquiera de sus partes siempre que la obra derivada haga mención de la obra original y contenga una licencia idéntica a esta.