1. Nombre: Anderson Enríquez
¿De dónde nacen los proyectos de investigación?
Las investigaciones se originan en ideas. Para iniciar una investigación siempre
se necesita una idea; todavía no se conoce el sustituto de una buena idea. Las
ideas constituyen el primer acercamiento a la realidad que habrá de
investigarse.
Una idea puede surgir donde se congregan grupos (restaurantes, hospitales,
bancos, industrias, universidades y otras muchas formas de asociación) o al
observar las campañas para legisladores y otros puestos de elección popular
(alguien podría preguntarse: ¿sirve toda esta publicidad para algo? ¿Tantos
letreros, carteles y bardas pintadas tienen algún efecto en los votantes?).
Igualmente, las ideas pueden generarse al leer una revista de divulgación ( por
ejemplo, al terminar un artículo sobre la política exterior norteamericana,
alguien puede concebir una investigación sobre las actuales relaciones entre
Estados Unidos y Latinoamérica), al estudiar en casa, al ver la televisión o asistir
al cine ( la película Annie Hall o Dos extraños amantes, del director Woody Allen,
podría sugerirle a alguna persona una idea para investigar algún aspecto de las
relaciones heterosexuales), al charlar con otras personas, al recordar alguna
vivencia.
Los problemas de investigación se presentan de muchas formas y pueden
originarse, entre otras, en las siguientes fuentes:
a. Un interrogante o vacío en el conocimiento de algún aspecto de la realidad y
para el cual no se tiene todavía una respuesta.
b. Discrepancias acerca de varias investigaciones sobre una misma cuestión en
estudio, cuyos resultados parecen no concordar entre sí.
c. Debate o polémica sobre un asunto de interés público.
d. Determinados hechos, para los cuales no se cuenta con la explicación que dé
razón de su ocurrencia.
Los problemas pueden serle asignados al investigador, o bien pueden ser el
producto de su propia creatividad. Concebida la investigación como un trabajo
creativo, hay que subrayar en torno a lo primero que, vengan las sugerencias
emanadas de directores, patrocinadores, o aún de usuarios potenciales de los
resultados investigativos, no debe ahorrarse esfuerzo creativo por parte del
investigador, en cuya mente - y solo en ella - se encuentra el germen y se abren
las primeras luces de un problema concreto que amerita investigación.
2. Lo ideal es que sea el propio investigador quien plantee el problema surgido de
su conocimiento consciente de una situación real, empíricamente verificable.
Cuando el problema no es producto directo de la iniciativa del investigador su
trabajo puede conducir a resultados muy pobres, porque quien propone una
investigación y no la realiza puede darle un tratamiento muy superficial al
asunto. De otra parte, solo el investigador sabe cuáles son sus propias
limitaciones en el conocimiento del problema.