La indiferencia y el egoísmo son los mayores enemigos de los animales esclavizados. Tomar fotos de animales que necesitan ayuda no es suficiente, se debe ayudarlos directamente. Al pagar por diversión en lugares como circos o corridas de toros que explotan animales, o no denunciar el maltrato animal, una persona se convierte en cómplice de la violencia contra los animales.