17. Hoy día resulta imprescindible poder identificar los productos. Precisamente para eso sirven los códigos de barras
que ya estamos acostumbrados a ver en todas partes. Gracias a esas barras se puede seguir la pista a un
producto, diferenciarlo de todos los demás y pasar más rápido con el carrito lleno por la caja del supermercado. -
• RFID, las etiquetas del futuro Una tecnología de trazabilidad, más veterana y ubicua de
lo que parece, logrará en pocos años etiquetas inteligentes que nos hagan pensar en los
códigos de barras como en arcaicos inventos de
• llectura, los hay en los que se pueden añadir datos (el momento de la adquisición, por
ejemplo
• Obviamente, a mayor complejidad y potencia, más caro resulta el dispositivo. Y
precisamente su precio es el obstáculo que está frenando su implantación; los expertos
calculan que habrá que esperar aún entre cuatro y seis años para lograrla. Una etiqueta
RFID cuesta hoy, dependiendo de su complejidad, entre 20 céntimos y 50 euros. Eso sin
contar lo que valen los lectores. Los precios caen continuamente, pero los expertos
opinan que hasta que la etiqueta más barata no valga uno o dos céntimos, no será
rentable sustituir los códigos de barras. Por eso se está llevando a cabo una transición
lenta en la que los códigos de barras conviven con las etiquetas de radiofrecuencia,
empleadas únicamente en determinados productos.
• Otro inconveniente para su popularización es que hay demasiados sistemas RFID
distintos. Los analistas creen que habría que encontrar un estándar lo antes posible