1. Arzobispado de Arequipa
Domingo
13 Julio
2014
LA COLUMNA
De Mons. Javier Del Río Alba
Ha comenzado la campaña para las elecciones
regionales, provinciales y distritales a realizarse
el 5 de octubre próximo. Se han presentado 18
listas para el Gobierno Regional y 19 para la
Municipalidad Provincial de Arequipa. Además
de ellos, miles de candidatos se disputarán
distintos cargos en otras provincias y distritos. El
modo en que se ha iniciado este proceso
electoral, marcado en algunos casos por el
transfuguismo y la ruptura de alianzas
anunciadas, así como por pretendidas
descalificaciones mutuas, nos llama a estar muy
atentos a lo que sucederá en los próximos
meses, a fin de que no nos dejemos sorprender,
como muchas veces pasa, por candidatos que se
acomodan a las circunstancias con la única
finalidad de saciar sus ansias de poder y, una vez
alcanzada su meta, se olvidan de sus promesas y
aparentes virtudes, estafando así a quienes
votaron por ellos.
Sería lamentable que, como viene sucediendo
desde hace varios años, las campañas
electorales sigan bajando de calidad y
transformándose en meras campañas
publicitarias destinadas a colocar un producto en
el mercado – en este caso un candidato – a como
dé lugar. Es un fenómeno que está afectando
seriamente a la institucionalidad y el desarrollo
integral del país. Está en manos de los
candidatos, pero también de nosotros, los
electores, evitar que eso suceda en Arequipa. La
rectitud de intención de los candidatos y su deseo
de servir a los ciudadanos debe ponerse de
manifiesto en una campaña en la que, en lugar de
querer demostrar quién baila mejor o insulta más,
se presente un programa de gobierno y la
doctrina que lo sustenta. Todos nos veríamos
beneficiados si los candidatos contrastaran entre
ellos sus planes de gobierno, a través de debates
públicos y alturados sobre asuntos de fondo, en
los que expusieran las acciones concretas que
desean realizar, así como sus fundamentos y los
valores en base a los cuales gobernarían.
Un presidente regional, un alcalde provincial o
distrital, así como un consejero o regidor, no son
comparables con un mero producto. Por eso los
candidatos no merecen tratarse a sí mismos
como un objeto en venta en un mercado
electoral. Del mismo modo, los ciudadanos
somos personas dignas que no merecemos ser
engañados ni sugestionados a través de
campañas de marketing, ni tratados como
ignorantes o dementes cuyos votos se pretende
ganar en base a entretenimientos de mala
calidad y obsequio de baratijas. La tradición
democrática de nuestra querida Arequipa y el
lugar destacado que siempre ha ocupado en el
Perú y más allá de sus fronteras, demuestra que
los arequipeños hemos sido capaces de alcanzar
una vida política de alto nivel. No nos resignemos
a darla por perdida; por el contrario, asumamos
todos el compromiso de recuperarla y demos un
ejemplo al país. La democracia, para ser
verdadera, requiere que los electores estén
debidamente informados y sean escuchados por
aquellos que pretenden representarlos en el
gobierno.
En ese mismo contexto, es fundamental que los
electores conozcamos a ciencia cierta la posición
de los candidatos respecto a iniciativas que hoy
en día pretenden minar los fundamentos de
nuestra sociedad, como son la promoción del
aborto, la tergiversación del matrimonio, la
banalización de la sexualidad, la legalización de
las drogas y la destrucción de la familia. Los
católicos y otros cristianos como nosotros, no
debemos dejarnos sorprender por candidatos
que no comparten nuestra visión de Dios, del
hombre y de la creación. Tenemos derecho a
elegir a personas que gobiernen iluminadas por
la fe y conducidas por una moral recta que las
hagan capaces de servir al bien común y no a sus
propios intereses o a ideologías ajenas a nuestra
identidad arequipeña.
+ Javier Del Río Alba
Arzobispo de Arequipa
ELECCIONES 2014