En la antigua China, las mujeres usaban calzado que reducía el tamaño de sus pies para ser consideradas bellas. En el Imperio Romano, las mujeres usaban sandalias de cuero atadas con cintas, y los emperadores tenían diseños exclusivos de zapatos rojos. A finales del siglo IV después de la caída del Imperio Romano, surgieron los zapatos cerrados de cuero oscuro solo para la clase alta, mientras que en España se usaban chapines de madera con plataforma.