2. Los romanos no
encontraban agradable
ir descalzos, ni siquiera
en casa, a pesar de que
en la época más
antigua sí lo hicieron.
Los ciudadanos pobres,
esclavos, y los
campesinos no solían
disponer de calzado.
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Pero muchas imágenes
muestran los pies
descalzos para indicar
divinidad, santidad
religiosa, piedad o la
categoría de héroe.
3. Desde el principio, el calzado romano de uso común se caracterizó por fijarse siempre al tobillo, pero dentro
de esos rasgos generales hubo una gran variedad de tipos, desde botas y zapatos hasta sandalias de toda
clase. La mayoría fueron adaptaciones de los calzados utilizados por etruscos y griegos, aunque los romanos
terminaron por apropiárselos y convertirlos en una de sus señas de identidad.
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Sandalia y crépida griegas
Botas etruscas
4. En líneas generales, en Roma existieron tres tipos de calzado: las sandalias, los zapatos y las botas. Las
primeras fueron adoptadas por los romanos del mundo griego. Llamadas en latín soleae, consistían en una
simple suela de cuero unida al pie por suaves lazos o cordones, también fabricados en cuero. La forma de
estos cordones podía variar, pero como norma general la mayor parte del pie permanecía descubierta. El
espesor de la sandalia variaba en función de las condiciones climáticas, siendo muy frecuentes las sandalias
reforzadas y acolchadas en los ambientes más fríos.
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5. Cada civilización de la cuenca
mediterránea hacía sandalias con los
materiales que se encontraban
localmente. Por ejemplo, en Egipto se
hacían con hoja de palma o incluso
papiro
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La baxa era una sandalia hecha de fibras vegetales, hojas
o cortezas. Los egipcios las hacían de hoja de palma y
papiro. Era un calzado ligero, tosco, económico, propio de
los pobres y campesinos.
6. Los filósofos cuando no iban descalzos llevaban sandalias y en los banquetes eran habitual llevar
sandalias que se quitaban al recostarse en los lechos. Eran también el calzado típico para asistir a las
termas.
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7. Desde el siglo I al III d.C. hubo primero una suela de sandalia con forma natural para hombres, mujeres y
niños. En el siglo II aparecieron estilos masculinos y femeninos divergentes, haciéndose la de mujer más
estrecha y apuntada, y la de hombre más ancha y chata.
La sandalia (solea) era calzado típicamente femenino. A las mujeres respetables apenas se las veía con los
pies desnudos en público.
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9. En Roma las sandalias con un complicado entramado de tiras superiores se conocieron como crepidae, y también
eran de origen griego. A menudo cubrían el pie hasta el tobillo, y, a veces, cubrían los dedos, lo que no hacían las
sandalias (soleae). Se hacían para ambos pies indiferentemente y las llevaban tantos los hombres como las
mujeres.
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10. La crépida sicionia que
constaba de un complejo
diseño reticular era típica de
las mujeres, pero también la
llevaban algunos jóvenes
romanos de vida disoluta que
dedicaban más tiempo a
cuidar su aspecto que a
ocuparse de la vida pública.
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11. Las sculponae eran sandalias cuya
técnica de fabricación era sencilla: una
suela de madera que presentaba un
tacón y una banda en relieve a nivel de
planta del pie, sobre la que se clavaba
una cincha de cuero. Los tacones podían
ser rectangulares o triangulares. La alta
suela de madera protegía el pie de la
humedad, por lo que solían llevarse en
las termas, ya que no se desgastaba tan
rápidamente como la de cuero. También
los campesinos las empleaban en sus
desplazamientos por terrenos
embarrados.
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12. La gallica era un zapato copiado de los galos,
hecho de piel basta con una suela gruesa de
madera, que, a partir del siglo II a. C., se
llevaba en el campo, especialmente en clima
lluvioso. Siglos después vemos que la gallica
queda como el calzado de los pastores, los
campesinos, los viajeros y los correos; y,
como el báculo, es uno de los atributos
ordinarios de los primeros monjes, un indicio
de su vida sencilla y rústica.
Entraba dentro de la categoría de las
sandalias, y consecuentemente, dejaba al
descubierto, como mínimo en gran parte, la
parte superior del pie; se fijaba con cordones
o con correas de cuero delgadas y redondas.
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13. La carbatina era un zapato hecho de un solo trozo de cuero del que se recortaban a la vez la suela y las tiras
que la sujetaban envolviendo la parte superior del pie. Un cordón se enlazaba por los agujeros juntando los
bordes. La carbatina protegía el talón y los dedos con tiras que se sujetaban en torno al tobillo. Se podía hacer
de cuero fresco de manera que el mayor o menor grado de humedad afectaba al material del que estaban
hechas. En Germania y Britania la carbatina parece haber sido un popular tipo de zapato permitiendo gran
variedad decorativa con la lazada. Normalmente se cosía en el talón. Se hacían para los niños, pues se podía
ajustar según el crecimiento del pie.
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14. El soccus o socculus era un zapato bajo, que se ajustaba al pie, y no se abrochaba con nudos. Los de las mujeres
eran más finos y adornados (soccus muliebris), aunque los de los hombres también se adornaban según el gusto
del que lo llevaba.
El soccus lo llevaban los actores cómicos en contraposición al cothurnus que llevaban los actores trágicos.
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15. El coturno o cothurnus Era una especie de bota cuya distinción especial era su altura; llegaba hasta por encima
de la mitad de la pierna, para rodear la pantorrilla, y a veces alcanzaba hasta las rodillas. La llevaban
principalmente los jinetes, cazadores y personas con cierto rango y autoridad. Las esculturas antiguas muestran
que se adornaba con gusto y artísticamente. Su suela tenía un grosor normal, pero a veces se incrementaba
añadiendo capas de corcho, con lo que aumentaba la altura de cualquiera que quisiera parecer más alto.
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16. Los campesinos tenían un zapato o bota de cuero de color natural, que parece originalmente haberse llamado
pero. Virgilio se refiere a él como el zapato rústico de los rudos hombres que vinieron a luchar con Eneas con
un pie descalzo y el otro calzado en piel sin curtir. Es difícil saber cómo era realmente, dado que parece haber
muchas formas del pero, representado por escultores y pintores. Durante la República se reforzó con suela y
se extendió su uso entre todos los ciudadanos siendo posiblemente un antecedente de la bota militar.
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17. El calzado por excelencia de los ciudadanos
romanos fue el calceus (en plural, calcei).
Parecido a un mocasín, estaba hecho de
cuero, cubría todo el pie y la planta y se
ataba con tiras de cuero que se enrollaban
alrededor del tobillo y la pierna y se ataba
con dos nudos al frente. El uso del calceus
era obligatorio, como el de la toga, para
todo ciudadano importante en los actos
oficiales.
Se hacían modelos según el nivel social, y se
distinguían por el material empleado, el trabajo
artesano, el color y su coste.
El calceus parece siempre designar un modelo
de calidad que se opone al calzado de cuero
basto.
Los calcei repandi son zapatos apuntados curvados
hacia arriba en la parte que cubría los dedos, y que
llevaban los etruscos en el siglo VI a. C.
Los calceoli eran zapatos como media bota, para
mujer.
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18. Los nobles romanos llevaban calcei con palas cerradas y una larga lengüeta. Se distinguían por su color rojo, los
llamados mullei, por su parecido a las escamas del salmonete, y eran particularmente admirados. Pudo existir
cierta confusión sobre el rojo como color del calceus patricio o senatorial por el hecho de que la mayoría de los
senadores eran originalmente patricios con derecho a llevar botas rojas. Cuando muchos caballeros fueron
hechos senadores, los patricios conservarían el color rojo como símbolo de distinción ante los nuevos
senadores, considerados de rango inferior, que debían llevarlo de color negro.
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19. Las personas que tenían derecho a llevar el
calceus patricio eran los nacidos patricios y los
plebeyos que hubiesen ganado un cargo curul,
como premio por sus logros o para celebrar un
triunfo.
Es posible que en ciertas ocasiones se utilizara el
color púrpura, como en ceremonias triunfales y
el emperador podría haber recompensado los
servicios de alguna persona concediéndole el
privilegio de llevarlo. Si llevaban un adorno de
marfil o plata, en forma de pequeña luna
creciente, llamada lunula indicaba que quien lo
calzaba descendía de alguno de los cien linajes
más antiguos de Roma, que integraron el Senado
en tiempos de Rómulo.
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20. En cuanto a las caligae, fueron utilizadas por los
campesinos, por los jornaleros y, sobre todo, por
los soldados; de ahí que a los militares se los
conociera también como caligati. Excepto los
oficiales de más alto rango, que utilizaron los
calcei, todos los soldados calzaron botas de cuero
que se ataban con anchos y firmes cordones.
Se cortaban de una sola pieza de cuero, se cosían
por atrás y dejaban los dedos al descubierto.
Se clavaban en la suela tachuelas de hierro o de
cobre para proteger la suela de cuero del desgaste
y mejorar el agarre al terreno. Eran pieza
fundamental del equipamiento de los legionarios
romanos que les permitía mantenerse firmes en
las tremendas batallas sobre terrenos
resbaladizos.
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22. Es probable que también la población civil, agricultores, carreteros, muleros, mineros y otros usaran, si no las
propias cáligas militares, sí un calzado cuya suela estuviera equipada con clavos, en función de las actividades
que fuesen a desempeñar, así como los viajeros.
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23. Las caligae muliebris eran botas para
mujer, similares a las del ejército.
Clemente de Alejandría (s. II d.C.) que,
al recomendar a las cristianas que
huyan del calzado decorado, critica a
las mujeres que usan sandalias lujosas
o adornadas:
“Son verdaderamente vergonzosas
«las sandalias en las que hay flores
doradas», pero también las mujeres
insisten en adherirse a su suela unos
clavos formando espirales; son
muchas las que aplican sellos con
motivos eróticos, para que, al andar,
quede impreso sobre la tierra el signo
de sus sentimientos de hetera”.
(Clemente de Alejandría, Paedagogus,
2, 12)
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24. El campagus era un tipo de calzado utilizado por los patricios que iba sujeto en el talón y entre los dedos, pero
dejaba el pie al descubierto. Varías piezas se ensamblaban de forma esmerada y podría envolver al pie más
confortablemente. Las correas del campagus, atadas a la pierna, podían formar una red que se adornaba con
pedrería.
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25. El emperador y los oficiales de alto rango también llevaban el campagus, una bota elegante con los dedos
descubiertos, con la lazada en la parte anterior. Con frecuencia, la parte superior se decoraba con la cabeza
o garras de un animal pequeño, bien de un animal real o modelada en oro o marfil. El campagus del
emperador se teñía de púrpura y se adornaba con oro y joyas.
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27. El emperador Calígula recibió este apodo porque, cuando era un niño, su padre Germánico le vestía de
soldadito para complacer a la tropa:
«…el niño, nacido en el ejército, criado entre las legiones, a quien llamaban Calígula (botitas) con vocablo
militar, a causa de que muchas veces, por ganarse las simpatías del pueblo, le ponían ese calzado».
(Tacito, Annales, 1, 41)
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28. Bibliografía:
http://www.academia.edu/3727374/LOS_CLAVI_CALIGARII_O_TACHUELAS_DE_CÁLIGA.E
LEMENTOS_IDENTIFICADORES_DE_LAS_CALZADAS_ROMANAS. Los clavi caligarii o
tachuelas de cáliga. Elementos identificadores de las calzadas romanas. Jesús Rodríguez
Morales, José Luis Fernández Montoro, Jesús Sánchez Sánchez, Luis Benítez de Lugo
Enrich
https://es.scribd.com/doc/141930088/Trabajo-Calceus El calzado y la representación del
status en la sociedad romana. Joan Ribes Gallén
http://www.nationalgeographic.com.es/articulo/historia/secciones/7066/calzado_los_ro
manos_bota_sandalia.html
The Mode in Footwear: A Historical Survey with 53 Plates, R. Turner Wilcox
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