2. El uso de los zapatos se remonta a muchísimos años antes de cristo, los
primeros registros de uso de zapatos reflejan las Sandalias tejidas con papiro,
utilizadas hace 2000 años antes de cristo. Las sandalias, el calzado más
usado en la Antigüedad en climas cálidos, ofrecían toda una variedad de
formatos para la población.
3. Los Griegos también utilizaban sandalias, las llamaban "Krepis" se fabricaban en diversos
colores y con adornos variados, incluso oro.
Los romanos las llamaban "Crépidas" tenían la suela más gruesa y costados de cuero, y se
ataban por encima del empeine.
Los soldados griegos y romanos utilizaban sandalias con suelas claveteadas, y sólo se
equipaban con botas gruesas para largas travesías a pie.
El primer zapato propiamente dicho que se conoce es un modelo de cuero en forma de
mocasín. Se sujetaba al pie con unos cordones de cuero sin curtir y gozó de especial
predilección en Babilonia hacia 1.600 años a.C. A partir del año 600 a.C., las mujeres
griegas de la clase alta adoptaron un calzado de cuero similar, ajustado al pie, y los colores
de moda eran el blanco y el rojo. Los romanos fueron los primeros en establecer,
al¬rededor del año 200 a.C., gremios de zapateros, y estos profesionales fue¬ron también
los primeros en diferenciar el calzado para el pie izquierdo y para el derecho.
4. A mediados del siglo XIV, hizo su aparición un nuevo estilo: los zapatos
con puntas extremadamente largas y afiladas. Este calzado, los
llamados “crakows” eran absurdamente largos y puntiagudos, por lo que
la gente tropezaba constantemente con ellos.
5. Los tacones o zapatos de tacón alto no
aparecieron de la noche a la mañana.
Crecie¬ron, centímetro a centímetro, a lo
largo de las décadas, y la tendencia más
extrema se inició en la Francia del siglo
XVI. Y aunque el término “tacones altos”
se convertiría más tarde en rubrica para el
calzado femenino, tales zapatos los
llevaron primero los hombres.
Durante la Edad Media, cuando el
hacinamiento y las pésimas condiciones
sanitarias hacían de las deposiciones
humanas y animales un desagradable
obstáculo en las calles, las botas con suela
gruesa y tacón alto ofrecían unos
centímetros de protección práctica, así
como una altura adicional de innegable
valor psicológico.
6. En esta misma época aparecieron los zuecos, tuvieron su origen en el norte
de Europa como un calzado adicional, en parte o totalmente de madera, con
una base gruesa para proteger los buenos zapatos de cuero del usuario
contra el barro y la suciedad de las calles. En meses más cálidos, solían
usarse en vez de los zapatos ajustados de cuero.
7. En el siglo XVII, el llamado “oxford”,
un zapato bajo de piel de becerro,
atado sobre el empeine a través de
tres o más ojales, fue la creación de
los zapateros de aquella ciudad
universitaria inglesa. Los ricos
recurrían al calzado importado de
Inglaterra. La selección, precio y
comodidad del calzado mejoraron a
mediados del siglo XVIII cuando se
inauguró la primera fábrica
americana de este ramo en
Massachusetts. Estos zapatos
fabricados en serie todavía se
cortaban y cosían a mano,
operaciones que realizaban en casa
mujeres y chiquillos, después se
completaba el montaje en la fábrica.
8. En el siglo XVIII, las damas de la corte francesa usaban zapatos de
brocado con tacón alto cuya elevación podía llegar a los ocho
centímetros, y en otros países las mujeres, adoptando la moda llegada
de París, se pasaron al llamado “tacón francés”. Con el tiempo, se
impuso una polarización en los tacones, pues mientras los de las
mujeres se hacían cada vez más altos y estrechos, los de los hombres
se reducían (aunque no en las botas de montar).
La mecanización completa de la confección de calzado, y con ella la
auténtica producción en serie, tardó en llegar. En 1892, la Manfield
Shoe Company de Northampton, en Inglaterra, puso en marcha las
primeras máquinas capaces de producir zapatos de calidad en medidas
estándar y en grandes cantidades.
9. Para el siglo XIX los zapateros británicos,
aprovechando una victoria militar,
popularizaron las “Wellington”, botas altas
así llamadas en honor de Arthur W
ellesley, el “Duque de hierro” de
Wellington.
En los años veinte, “tacón alto o zapato
alto” ya no indicaba la altura real de un
tacón de zapato, sino que connotaba una
atractiva moda femenina en el calzado.
En la actualidad existen gran variedad de
zapatos, altos y bajos para cada persona,
hombre o mujer, ajuntados a las tallas y
formas de los pies, sin límite alguno a la
hora de comprar.