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NOTICIAS / OPINIÓN / POLÍTICA / CULTURA / GEOPOLÍTICA / INTELIGENCIA / FILOSOFÍA
Número 3 [CIRCULACIÓN RESTRINGIDA] Viernes 5 de Agosto de 2022
CONTENIDO
EL ARTE Y LA LITERATURA AL RESCATE ...... 1
EL METAVERSO, LA SINGULARIDAD Y EL
GRAN FILTRO. DESAFÍOS MORALES Y
POLÍTICOS DE NUESTRO TIEMPO .................. 5
LA DECONSTRUCCIÓN DE CHILE ................... 9
NUEVA MASCULINIDAD, NUEVA
FEMINIDAD… Y NUEVA ANIMALIDAD...........11
ELON MUSK: «CON LA INTELIGENCIA
ARTIFICIAL INVOCAMOS AL DEMONIO»......13
EXORCISTA CHILENO: EN LOS ATAQUES A
IGLESIAS DEL 18 DE OCTUBRE HUBO UN
RITUAL SATÁNICO.........................................14
CREADO POR “EL CREADOR”
Edición: El Editor.
Redacción: Redactores
Colaboración: Colaboradores
«No somos seres humanos teniendo una expe-
riencia espiritual. Somos seres espirituales
teniendo una experiencia humana». [Cita atri-
buida tanto a Theilard de Chardin como a Geor-
ges I. Gurdjieff]
AURORA DE CHILE E HISPANOAMÉRICA es
un proyecto comunicacional creado para
defender la nación, la república y la demo-
cracia.
Nuestro objetivo fundamental es atizar la
resistencia al proceso revolucionario en cur-
so promoviendo una visión crítica y lúcida
de la realidad. Creemos que, haciéndolo,
estaremos aportando a la gran tarea de des-
velar el verdadero origen de esta artera
agresión a Chile, que comparte objetivos con
la asonada de carácter globalista que ac-
tualmente está intentando aplastar la rica
herencia espiritual y cultural de Occidente.
Asimismo, como la raíz metafísica de este
proceso persigue la destrucción de todo
anhelo de trascendencia, nuestra posición
se basa, en última instancia, en la promo-
ción y defensa, en todos los ámbitos de la
vida, del Bien, la Verdad y la Belleza, en tanto
valores supremos de la experiencia humana.
[Hecho en la Villa de San Agustín de Talca]
Cultura
EL ARTE Y LA LITERATURA AL RES-
CATE
Por Un escritor
a importancia de la creación artísti-
ca en la estructuración de las so-
ciedades fue puesta sobre la mesa du-
rante la primera mitad del siglo XX por
el filósofo marxista Antonio Gramsci
(1891-1937), quien fuera uno de los
fundadores del Partido Comunista de
Italia. Es célebre su cita: «Adueñarnos
del mundo de las ideas, para que las
nuestras sean las ideas del mundo». Y
también: «La conquista del poder cultu-
ral es previa a la del poder político y
esto se logra mediante la acción con-
certada de los intelectuales llamados
L
— 2 —
"orgánicos" infiltrados en todos
los medios de comunicación, expresión
y universitarios».
Sin duda que el arte y la literatura
son un reflejo de la sociedad. Los artis-
tas trabajan en contextos políticos, so-
ciales y culturales concretos, por lo que
no pueden evitar ser influidos por las
circunstancias de su tiempo. En este
sentido, la propia naturaleza de la crea-
ción artística pone a los cultores de las
distintas disciplinas en un plano dife-
rente del ciudadano común. Ante todo,
una obra de arte es el resultado de una
observación, de un análisis. Incluso en
las diversas tendencias del arte espon-
táneo, el informalismo, el arte abstrac-
to, el arte gestual, entre otros, que im-
plican un rechazo del tecnicismo y de la
planificación, hay una reflexión previa
vinculada a una forma de ver el mundo,
que en el caso de las vanguardias del
siglo XX tiene que ver con el rechazo
hacia el pensamiento filosófico tradi-
cional, la exaltación del individualismo
y la exploración del subconsciente.
En algunos casos, es de este modo
como el artista deviene en intelectual,
utilizando el lenguaje propio de su dis-
ciplina como un instrumento para plan-
tarle cara a la realidad y desafiarla con
espíritu crítico. Los hay, por cierto, mu-
chos que no llegan a ello, contentándo-
se tan sólo con la producción mecánica
de productos artísticos o decorativos –
no necesariamente bellos– de consu-
mo masivo para una sociedad ávida de
significado. Pero el artista devenido en
intelectual apela, además de eso, a la
razón, a la reflexión y a la intuición a
objeto de producir un efecto que va
más allá de lo estético. En este sentido,
detrás de toda obra de arte concebida
de este modo hay un fondo conceptual,
una idea, digamos, una ideología, en
tanto representación de un sistema de
pensamiento. Un creador intelectual no
puede eludir reflexionar sobre la reali-
dad para mediatizarla, interpretarla y
reelaborarla en función de su propia
experiencia de vida. De hecho, mientras
más personal su punto de vista, más
valioso puede ser su aporte a la socie-
dad. Este examen del mundo, que im-
plica al mismo tiempo una introspec-
ción, pone al artista en una situación
especial. No es lo mismo vivir la vida
inmerso en el tira y afloja de la realidad
cotidiana que vivir observándola para
comunicarle a los demás, echando
mano de los recursos específicos de su
disciplina, el resultado de esa indaga-
ción. Este esfuerzo comporta para el
artista la posibilidad de apropiarse, en
cierto sentido, de la realidad misma, de
hacerla suya transformándola, necesa-
riamente, en materia plástica de su
sensibilidad, inteligencia y perspicacia.
De este esfuerzo suyo por plasmar en
su obra su propia y personal visión del
mundo, surge un discurso estético —
cargado se símbolos, imágenes, valo-
res— que da profundidad a la existencia
humana. De este modo el resto de la
sociedad consigue ampliar su horizonte
de conciencia a través de los ojos del
primero. Éste le muestra a los demás,
por medio de su obra, lo que hasta en-
tonces no vieron por sí mismos por
estar distraídos, precisamente —de ca-
pitán a paje—, subsistiendo sumidos en
la dura trama de la cotidianidad.
El arte es, en el fondo, el espejo con
que el ser humano se contempla a sí
mismo en el escenario de la vida. Por
supuesto, según las circunstancias his-
tóricas y culturales, dicha visión estará
preñada de utopía o fatalismo, apunta-
rá al cielo o a la tierra, volcará la mirada
hacia adentro o hacia afuera, ponde-
rando tanto la luz como las tinieblas del
espíritu humano, añadiendo profundi-
dad, perspectiva, puntos de vista, posi-
bilidades en suma, a la visión impreci-
sa, vaga, hasta cierto punto obtusa, de
la masa. Por supuesto, el público podrá
sentirse interpretado, interpelado, tran-
quilizado o desconcertado por esa vi-
sión, o conminado a actuar o abatido,
— 3 —
alentado o aplastado, pero utilizará la
experiencia estética para forjarse un
relato del mundo, una narrativa propia y,
finalmente, un discurso, porque el
hombre puede prescindir de muchas
cosas, pero le es imperativo que su vida
tenga un sentido.
De este modo, los frutos de la labor
artística repercuten en el gran escena-
rio del mundo —¡a fin de cuentas, la
vida es un carnaval, un baile de másca-
ras!— proporcionándole sentido y signi-
ficado al modo como una sociedad
concibe la experiencia humana. Es a
través de este juego de significados
que el arte se vuelve útil a la sociedad.
Subrayamos esto: la sociedad nece-
sita de los artistas para contemplarse a
sí misma. A causa de ello es frecuente
que suceda, especialmente en las so-
ciedades totalitarias, que la producción
artística devenga rápidamente en pro-
paganda. El arte “comprometido” es,
independientemente de la calidad de
las creaciones, una realidad no sólo de
nuestro tiempo, sino de todos los tiem-
Obra del artista catalán Josep Renau (1907-1982), de la serie American Way Of Life.
— 4 —
pos. Ocurre que los artistas, como to-
dos los seres humanos, necesitan sub-
sistir, lo que muchas veces los pone al
servicio del poder.
Y he aquí nuestro punto. Hoy como
ayer, el patrocinio de quienes tienen los
medios materiales —la riqueza en su-
ma— resulta fundamental para que los
intelectuales y los artistas puedan rea-
lizar su trabajo. Hasta tiempos de la
Ilustración era esencial a este respecto
el mecenazgo de la elite gobernante, la
Iglesia, los reyes, los nobles, los aristó-
cratas. En el curso del siglo XIX, ese rol
fue paulatinamente siendo asumido por
las instituciones burguesas, los mu-
seos, la academia, las casas editoria-
les, en un proceso por medio del cual
las obras de arte y los libros se convir-
tieron en mercancías de fácil acceso,
primero para las clases más acomoda-
das y luego para las grandes masas.
Poco después, ya en el siglo XX, irrum-
pió con fuerza el protagonismo del Es-
tado.
En la medida en que los valores tra-
dicionales fueron dando paso al pre-
dominio de las ideologías, el arte y la
literatura se transformaron en el medio
idóneo para la propagación de las ideas
que el poder de turno necesitaba dise-
minar. Este proceso fue especialmente
efectivo en los estados que se inclina-
ron por aplicar modelos socialistas, que
fueron los más eficientes en el control
de la producción cultural. Un claro
ejemplo de ello lo encontramos en las
políticas culturales de la URSS, la Ale-
mania nazi o la China de Mao, entre
otros. Estos regímenes totalitarios
aprendieron que necesitaban del com-
promiso de artistas e intelectuales para
promover sus ideas, aplastando al
mismo tiempo todo atisbo de disiden-
cia. En esta intención los regímenes de
inspiración marxista, directa o indirec-
tamente influidos por el pensamiento
de Gramsci —quien decía: «Tomen la
educación y la cultura, y el resto se dará
por añadidura»—, tomaron la delantera.
En este punto en particular, la Alemania
nacionalsocialista no le llegaba ni a los
talones a la URSS de Stalin y a la China
maoísta.
Por el contrario, quienes se identifi-
can con el complejo entramado de
ideas y valores que ha dado origen a
las diversas corrientes que se denomi-
nan “de derecha”, han desdeñado tradi-
cionalmente el arte y la cultura —como
no sea en su dimensión decorativa o de
mero entretenimiento—, abandonando,
por decirlo de alguna manera, a los ar-
tistas e intelectuales a su suerte. Des-
pués de todo, la libertad de emprendi-
miento y el individualismo representan
el alma del sistema en el que sustentan
sus valores. En pocas palabras, el éxito
o fracaso de un productor de mercan-
cías culturales dependerá únicamente
de su talento y de su capacidad de
conducirse en el mercado establecien-
do relaciones con quienes, velando por
su propio beneficio, puedan asociarse
con él en la comercialización de sus
obras. Con este desinterés, la derecha
pasa por alto que toda la rica herencia
cultural de Occidente, toda la historia
del arte, de la literatura, de la filosofía y
del pensamiento occidental, base de
sus tradiciones políticas y de sus insti-
tuciones, así como de su desarrollo
científico y tecnológico —fundamento,
por cierto, de su prosperidad económi-
ca—, no habría podido concretarse sin
el concurso de las clases gobernantes
que, bajo la institución del mecenazgo
auspiciaron, sea por conveniencia o por
mera vanidad de los benefactores, el
trabajo de artistas, escritores y científi-
cos desde tiempos inmemoriales.
Así las cosas, no es de extrañar que
en el curso del siglo XX la vocación
artística y la labor intelectual en sí fue-
ran siendo cada vez menos atractivas
en términos económicos. Es revelador
a este respecto lo problemático que
suele resultar para los hijos de los
— 5 —
segmentos altos de la sociedad la vo-
cación por el arte, la literatura y las ca-
rreras humanistas, a excepción, claro
está, del ejercicio de disciplinas como
el Derecho, la Economía o las Ciencias
Políticas. No es casual entonces la
permanente sequía de intelectuales y
artistas de derecha. No hay que esfor-
zarse mucho para constatar la hege-
monía que mantiene la izquierda en
materia de producción cultural a escala
global. Desde Hollywood hasta la Aca-
demia Sueca, pasando por las grandes
cadenas mediáticas, las productoras de
cine y televisión, las productoras musi-
cales, las plataformas de streaming, la
industria del libro, así como las institu-
ciones que fomentan la creación artís-
tica y literaria a nivel mundial —en po-
cas palabras, buena parte de la activi-
dad cultural a escala global—, se en-
cuentra abocada de lleno a la produc-
ción de contenidos que refuerzan, has-
ta la saciedad, el discurso políticamen-
te correcto emanado de los círculos
intelectuales adscritos a las ideas “pro-
gresistas”.
Como sabemos de sobra, los ejes
temáticos de este discurso, que moldea
el relato de la realidad que las masas
abrazan con la mansedumbre de un
rebaño de ovejas, son la ideología de
género; la defensa, validación y promo-
ción del mundo gay; el fundamentalis-
mo feminista, completamente despoja-
do de lo femenino en sí; la destrucción
de la familia tradicional; el aborto; el
multiculturalismo; el levantamiento de
las banderas de los supuestos “pueblos
originarios”; el ecologismo radical; la
apropiación y tergiversación del con-
cepto de derechos humanos; la idola-
tría del Estado; la tradicional animad-
versión contra “el capitalismo”; etc. Las
masas, por supuesto, han caído bur-
damente en la trampa seducidas por
los cantos de sirena que, desde el
mundo del arte y la cultura, con el gentil
auspicio de los medios de comunica-
ción y de la industria del entretenimien-
to, bombardean sus sentidos por los
cuatro costados con las cantinelas de
un discurso hecho a la medida de las
élites neomalthusianas que han perge-
ñado el plan que está haciendo colap-
sar la civilización occidental, inaugu-
rando una era de totalitarismo oscuran-
tista como jamás conoció la historia
humana.
La pregunta es, ¿continuarán los que
aún permanecen conscientes de lo que
está sucediendo, sin hacer nada?
Cultura
EL METAVERSO, LA SINGULARIDAD Y
EL GRAN FILTRO. DESAFÍOS MORALES
Y POLÍTICOS DE NUESTRO TIEMPO
PARTE 1. EL PASO DEL HOMO SAPIENS
AL HOMO VITUALIS: EL HOMBRE EN-
TRE LA ERA ESPACIAL Y LA EDAD DE
PIEDRA
En lo relativo a la frontera abierta
en el mundo por la cultura digital, el
hombre moderno se halla en la
Edad de Piedra
Por Javier Orrego C.
a vida no puede eludir el desafío de
la transformación constante. Vivir
es luchar. La existencia humana impli-
ca chocar, combatir, lidiar infatigable-
mente con el entorno hostil de una na-
turaleza salvaje, abrirse espacio en un
mundo que busca continuamente so-
meter aquello que obstinadamente flo-
rece, indócil, libre, hermoso, en medio
del polvo de la tierra. Somos vectores
de un impulso misterioso que trans-
forma ese polvo —la sustancia mineral
del planeta— en vida inteligente. Desde
el principio de los tiempos el hombre
debe cruzar el abismo insondable a
lomos de su propia fuerza interior desa-
fiando a la niebla que lo engulle, sin
piedad, en el reverso de cada jornada.
En suma, la sola existencia implica la
imposibilidad de eludir la responsabili-
L
— 6 —
dad implícita en el acto de nacer de
resolver el desafío de la muerte y en-
frentar el miedo a la nada saltando al
vacío.
En ese contexto cabe hacerse la
pregunta: ¿Qué es lo que se proyecta
desde la tierra, a través del hombre, al
infinito?
Desde cierto punto de vista, el ser
humano de hoy se encuentra en una
situación similar al hombre de la Edad
de Piedra. Hubo un momento crucial en
la historia de nuestro planeta en que a
la humanidad primitiva le fue posible
compensar las desventajas naturales
de su configuración física ―más frágil
que la de la mayoría de los depredado-
res que pululaban por su entorno― me-
diante la irrupción del arma bilógica
más poderosa que haya existido jamás:
una mayor capacidad cerebral, con to-
dos los cambios morfológicos asocia-
dos. La ciencia actual nos dice que este
lento proceso de hipercefalización, que
terminó por separar al Homo habilis del
Australopithecus hace unos 2,4 millo-
nes de años, le permitió a la especie
humana desarrollar rudimentarias he-
rramientas de piedra y estrategias de
caza que pusieron a esa humanidad
primitiva a la cabeza de la evolución
planetaria. El ingenio y la colaboración
fueron claves a la hora de definir esa
nueva situación de preponderancia del
hombre de la Edad de Piedra frente a
los terribles y continuos desafíos que le
planteaba la naturaleza circundante. En
caso de que dos o más grupos se
disputaran la exclusividad de un territo-
rio no había más fronteras que las que
pudieran delimitarse temporalmente
por medio de la destreza en el uso de
dichas armas, útiles tanto para la caza
como para la batalla.
La irrupción del Homo sapiens, ca-
paz ya de elaborar pensamientos abs-
tractos, tomaría aún unos cuantos mi-
lenios. Los restos más antiguos de
nuestro ancestro más inmediato datan
de unos 300.000 años atrás. Con su
llegada comenzarían a aparecer paula-
tinamente las novedades que traía con-
sigo el impulso inteligente: la agricultu-
ra, el sedentarismo, el comercio, el len-
guaje complejo, la escritura. Así, ese
díscolo descendiente de los homínidos
primitivos, premunido de esa extraña
floración de su espina dorsal —el cere-
bro—, aspiraba a conquistar el mundo…
y a entenderlo.
Lo que vino después ya lo sabemos.
Ante la mirada perpleja del nuevo invi-
tado a la comparsa de la vida, el mundo
circundante fue lentamente revelando
su doble faz. La capacidad de pensar
sobre lo que lo rodeaba, de hacerse una
idea del mundo y sus misterios, hizo
que nuestro ancestro buscara una ex-
plicación para el rayo, la lluvia, el viento,
los volcanes, los terremotos y demás
fenómenos naturales, trayendo consigo
una primera escisión de la realidad. Fue
de este modo como, respondiendo a un
instinto innato por asir lo inasible, el
hombre primitivo descubrió que había
un afuera —el mundo físico, la materia—
y un adentro, una suerte de espacio
interior que emergió, en su forma pri-
migenia, del mundo onírico (o astral), y
que luego se fue ensanchando con las
experiencias derivadas del encuentro
con el mundo externo y las explicacio-
nes que, en lo profundo de los bosques
y cavernas, fraguaban los primeros sa-
cerdotes, esos hacedores de puentes
entre uno y otro plano, para entender e
interpretar los hechos del mundo que
habitaban.
Lentamente, el universo se volvió bi-
nario.
Todo el espectáculo de la naturaleza
salvaje de los primeros tiempos —ese
primer planeta— servía para clavar el
aguijón de la duda en el hombre-niño
que habitaba ese edén primitivo afe-
rrándose con uñas y dientes a la vida.
De este modo, la intermitencia del día y
de la noche, la danza de los astros en el
— 7 —
cielo nocturno, la constante sucesión
de las estaciones, el misterio de la vida
y de la muerte, se entrelazaron en na-
rraciones que daban sentido al mundo.
De este impulso por comprender y ex-
plicar, pero también por controlar —
aunque sea indirectamente ganándose
el favor de las fuerzas ocultas tras los
fenómenos naturales—, surgió la reli-
gión, la filosofía, la ciencia, todo el sa-
ber humano en definitiva.
El hombre comprendió que, tras la
materia del mundo, en los intersticios
de la realidad, algo susurraba en la os-
curidad: Ve más allá, busca, conoce,
conquista. Tu destino te aguarda al otro
lado, más allá de tu piel y tus sentidos.
Desde entonces la humanidad debió
combatir hacia adentro y hacia afuera
por el dominio del mundo. Ya no eran
sólo las selvas lujuriosas, los páramos
agrestes, las llanuras y desiertos indo-
mables o las cohortes de bestias que
atestaban el escenario terrestre, ahora
se presentaban también a su conscien-
cia sombras ignominiosas que asecha-
ban tras sus certidumbres y creencias
abriendo una puerta secreta a los des-
peñaderos del alma, esos abismos del
espíritu donde moraban los fantasmas
y demonios que plagaban su universo
infantil, prístino, salvaje hasta la médu-
la. Abierta esa frontera, el hombre fue
descubriendo lentamente que su con-
dición estaba a medio camino entre el
ángel y la bestia.
Pero pronto se hizo patente que a
partir del despliegue del primer impulso
todo avance tenía su precio. Cada con-
quista —el fuego, las herramientas, la
metalurgia, la agricultura, la escritura, la
ciencia, el conocimiento— implica una
compensación. En el juego de la vida,
ganar por un lado implica perder por
otro. Es en la administración de lo que
se gana y se pierde que cada civiliza-
ción se ve las caras con ese fantasma
antiguo que asecha en las penumbras
de la existencia misma. Tal vez el mito
que mejor exprese esta ambivalencia
es el del Minotauro, el monstruo con
cuerpo de hombre y cabeza de toro que
representa las sombras perennes de la
existencia humana. Si la tierra es un
baile de máscaras, tras la máscara del
Minotauro se esconde toda la irraciona-
lidad, la barbarie, la bestialidad que se
oculta en las sombras del subconscien-
te humano.
Hoy, por segunda vez en su historia,
la humanidad se encuentra ante la
irrupción de una herramienta que lo
cambia todo. Ya conquistado el plano
físico, el espacio vital en que se desen-
vuelve la vida humana se ha ensancha-
do hacia un horizonte para el cual no
había precedente alguno: la frontera
digital, el ciberespacio. En dicha fronte-
ra, que nuevamente divide en dos el
escenario en que se despliega nuestra
existencia —mundo “real” y mundo vir-
tual— el ser humano del presente se
encuentra en una situación similar a la
del hombre de la Edad de Piedra.
Así pues, cabe preguntarse, ¿qué
hemos de sacrificar en el altar de la
nueva realidad?
Para entender bien esta frontera —
que es un nuevo laberinto—, debemos
tirar del hilo de la razón, del entendi-
miento, que echa luz sobre las tinieblas
del espíritu humano y del mundo. Para
salir del laberinto, el héroe (el Yo) debe
echar mano de las facultades anímicas
superiores —el pensamiento, el senti-
miento, la voluntad— para penetrar en
el misterio del nuevo mundo que se
abre a sus pies y salir indemne de la
lucha con el monstruo, la bestia antigua
que anida tras cada recodo del camino.
Lo característico de ese espacio vir-
tual ―que también puede ser conside-
rado como “vital” en tanto ámbito signi-
ficativo y trascendental de la experien-
cia humana de nuestros tiempos― es la
inexistencia total de fronteras. En este
sentido, si bien las bases materiales de
— 8 —
la era digital tienen un indiscutible so-
porte físico, lo esencial de su naturale-
za se parece bastante al paisaje virgen
al que han de haberse enfrentado nues-
tros antepasados. De forma análoga a
los territorios vírgenes en que deambu-
laba el hombre de la Edad de Piedra, en
la frontera virtual del ciberespacio el
hombre de hoy se mueve con total li-
bertad, embriagado por el vértigo de lo
que se asoma a su imaginación como
inabarcable e ilimitado.
Esa clase de libertad que experimen-
tamos tras la irrupción de la cibercultu-
ra y la revolución del conocimiento li-
bre, ya casi no es posible de apreciar en
el mundo físico, espacio saturado de
líneas divisorias, barreras y regulacio-
nes propias de la vida en común. Así, el
mundo digital, ilimitado en sus posibili-
dades, le ha proporcionado al hombre
de nuestros días la oportunidad de
asomarse hacia el otro lado del espejo
de su propia realidad limitada y llena de
restricciones. Hasta se le ha dado un
nombre a ese mundo complejo, infinito,
desconocido: el Metaverso, término que
agrupa todas las posibilidades de la
nueva realidad en que se está sumer-
giendo la conciencia humana.
Pero los sueños y anhelos de liber-
tad del homo virtualis ―ensanchados
ilimitadamente por el anonimato y la
pulverización de las barreras físicas
que entraña el ciberspacio― están im-
pregnados por las mismas fuerzas, in-
flujos y arbitrios del mundo previo
amasado por el sapiens. El corazón
humano es, en este sentido, el hogar
del Minotauro; y el cerebro —esa vieja y
milagrosa floración de la médula espi-
nal— el vehículo de sus desvaríos. De
este modo, dado que el hombre no
puede dejar de ser lo que es en ningún
plano en que proyecte su existencia
―¡una mezcla de bestia y de ángel!―,
se trasvasijan más allá del espejo to-
das las cualidades humanas del ciclo
anterior, virtudes y depravaciones in-
cluidas. Es así como este nuevo mundo
ha llegado a asemejarse a una selva
exuberante donde se multiplican ad
infinitum todos los claroscuros del al-
ma humana: bondad y maldad en esta-
do puro, verdad y mentira, belleza y
fealdad, etc. Porque debemos aceptar
esta realidad insoslayable de nuestra
condición: la carencia de límites suele
convertir con frecuencia la experiencia
humana en un ensayo a medio camino
entre el paraíso y el infierno.
En ese abismo misterioso, en ese
espacio henchido simultáneamente de
luz y de oscuridad, cada quién ha de
aprender a cuidarse sólo poniendo má-
xima atención a los senderos que tran-
sita. Porque lo mismo puede uno en-
contrar verdaderos tesoros de sabidu-
ría, que tropezar con el horror de la bar-
barie y el salvajismo más abyectos,
omnipresentes en el territorio descono-
cido de la Dark Web. Es en esta abun-
dancia de libertad y falta de reglas que
radica el parentesco entre el ciberespa-
cio y las selvas lujuriosas en que
deambuló el hombre primitivo. Pues en
lo relativo a la frontera abierta en el
mundo por la cultura digital, el hombre
moderno ha dado un salto ambivalente:
mientras el conocimiento, la ciencia y la
tecnología lo proyectan hacia el futuro,
la falta de límites –no la libertad en sí
misma– lo retrotrae al pasado.
En síntesis, podemos decir que en el
alma del homo virtualis se ven las caras
la Era Espacial y la Edad de Piedra. De
cuál impulso prevalezca depende la
subsistencia de la especie humana.
Porque no será necesario argumentar
demasiado para demostrar que, siendo
lo propio de la primera la colaboración y
de la segunda, la lucha [porque no se
pone un hombre en el espacio más que
uniendo muchas mentes y voluntades;
mientras que la fuerza motriz del hom-
bre que subsiste en el elemento físico
planetario es el instinto de sobreviven-
cia], la suerte de la humanidad depende
— 9 —
del camino que se escoja. En este sen-
tido, sólo el triunfo de la razón asegura-
rá que la historia humana no culmine
en una guerra catastrófica de todos
contra todos. Pues, en rigor, en tanto
prevalezcan únicamente las pulsiones
elementales ―esto es, la lucha incesan-
te por conquistar y conservar para sí un
espacio vital en un entorno finito―, no
encontraremos al final del camino otra
cosa que el abismo.
Decimos esto considerando dos
realidades ineludibles de nuestro tiem-
po: en primer lugar, la amplia variedad
de herramientas potencialmente auto-
destructivas que el avance científico-
tecnológico ha puesto al alcance del
hombre contemporáneo; y, segundo, el
nuevo escenario planetario: ciudades
sobrepobladas, degradación medioam-
biental, escasez de agua, crisis energé-
tica, inestabilidad política, guerras, co-
rrupción generalizada, crisis humanita-
rias, etc. Este escenario pone a la hu-
manidad frente a una encrucijada sin
precedentes: colaboración o… colapso.
No hay más. Es decir, o triunfa la razón,
poniendo énfasis en la colaboración, o
volvemos a la Edad de Piedra.
Continuará en AURORA DE CHILE E
HISPANOAMÉRICA N° 4.
Opinión
LA DECONSTRUCCIÓN DE CHILE
Por El Editor
[Nota de El Editor: Este texto es de
enero de 2020. Lo publicamos como
testimonio de la huella sombría que ha
dejado en el alma de la nación el actual
proceso insurreccional, más allá incluso
de la destrucción de la infraestructura
urbana]
flige pasar por la Plaza Baquedano
hoy en día. Recorrer el eje Alameda
entre la antigua Plaza Italia y la Esta-
ción Central nos ofrece una metáfora
de este nuevo Chile surgido de nuestra
Revolución de Octubre. En los seis o
siete kilómetros que hay entre un punto
y otro se condensa toda la herencia de
los hijos de esta insurrección criolla, el
Chile del odio y de la depravación, el de
la anomia intelectual y la falta de ima-
ginación, el de la estrechez de miras y
la ignorancia supina en el que campea
a sus anchas el ansia adolescente de
darlo vuelta todo —¡como en el mundo
del revés de las canciones infantiles!—,
que es un poco como humillar al padre
y violar a la madre, todo de una vez, en
represalia por la insignificancia hereda-
da de un pasado anodino y por la falta
de sentido.
De esa nadería extrema surge en al-
gunos enajenados el impulso por lo que
llaman la deconstrucción de Chile,
asestando una puñalada artera al alma
nacional. Hablamos del instinto de
desmontar y disolver las bases espiri-
tuales de lo que somos, de desbaratar
nuestras instituciones, tradiciones, cos-
tumbres y creencias, reinterpretando
nuestro modo de pensar, sentir y vivir la
tierra que nos vio nacer. Deconstruir
Chile implica reescribir su historia, des-
truir todo lo edificado antes del naci-
miento espurio del nuevo paradigma
“liberador”, labrado a pulso en medio de
una lucha escatológica y refundacional
de los que sólo han aprendido a flotar
en la viscosa atmósfera de sus pulsio-
nes básicas. Este movimiento de vísce-
ras implica un cambio per se sin senti-
do, atado a un instinto adolescente por
rehacer el mundo, por repensarlo, re-
significándolo a partir de meros esló-
ganes y cánticos a ras de suelo de ni-
ños malcriados que juegan a ser gran-
des destruyendo lo que otros, sin duda
más grandes que ellos, construyeron.
El juguete —¡el país, su historia y sus
símbolos!— es mío y no te lo presto.
Punto.
Sí, el infantilismo de las turbas hizo
metástasis en las calles de Chile. Pero
no se queda ahí el gusano que roe el
A
— 10 —
alma de los hijos de esta larga, angosta
y huérfana franja de tierra. En el extre-
mo, tirando de los hilos de la primera,
segunda y tercera líneas —y de todas
las demás “líneas” hasta llegar a los
prosaicos escenarios intramuros de las
vidas nimias de los que apoyan las pro-
testas frente a la pantalla del televisor—
, están los orcos y dementores de la
hoz y el martillo, las fuerzas oscuras
del resentimiento y la intolerancia, su-
premos estrategas del absurdo, mani-
puladores del drama y la comedia, indi-
gestados de discursos y arengas in-
cendiarias, sin otro norte que conquis-
tar el poder para destruirlo todo, emu-
lando, consciente o inconscientemente,
al gran cacique Michimalonko, señor
del valle del Aconcagua, el primer des-
tructor de Santiago —en ese entonces
Santiago del Nuevo Extremo— hace 478
años, ¡un 11 de septiembre de 1541!
Pero Michimalonko, a diferencia de
ellos, estaba defendiendo su mundo,
sus tierras ancestrales, mientras que
los actuales incendiarios sólo buscan
tumbar el obstáculo que les impide im-
poner su ideología del odio y establecer
por la fuerza su satrapía marxista en
contubernio con narcotraficantes y de-
lincuentes.
La Alameda de hoy se parece más a
una postal de Alepo que al Santiago de
hace apenas unos meses, cuando des-
puntaba la primavera. Da la impresión
que por ahí pasaron Atila, Gengis Khan
y los cuatro jinetes del Apocalipsis jun-
tos: edificios dañados, iglesias quema-
das, paraderos destruidos, las aceras
desnudas de adoquines, los muros sa-
turados de grafitis. El triste espectáculo
está coronado por las masas de vagos
y delincuentes que, acampando por
doquier, pululan ahora por sus calles,
orgullosos, impunes, ebrios de poder.
En suma, la columna vertebral de la
capital de Chile, la antigua Alameda de
las Delicias, yace hoy, maltratada, agra-
viada, ultrajada, exánime y sin esperan-
zas, secuestrada por la borra de la so-
ciedad.
Ahora, con Chile de rodillas, imposi-
ble no pensar en lo hermosa que esta-
ba hace sólo cien días la Plaza Baque-
dano, ¡el corazón de Santiago! Da pena
ver lo que hicieron con la imponente
estatua del prócer invicto del Ejército
de Chile, profanada mil veces por las
turbas enajenadas, rayada y mutilada,
ya sin la compañía silenciosa de la es-
tatua al Soldado Desconocido, manci-
llada, como todo lo demás en el en-
torno, en nombre de la “dignidad” de un
pueblo que se deshonró a sí mismo en
el altar de la ignorancia. Como silente
testigo del agravio permanece aún, cru-
zando el eje norte de Providencia, la
augusta y poco conocida imagen del
monumento vecino de la Plaza Italia, el
Genio de la Libertad, ofrenda de la Italia
de Víctor Manuel III para el centenario
de la independencia nacional.
Es curioso como apelan a la “digni-
dad” los profanadores del alma de Chile
mostrando a contraluz su abismal ruin-
dad y su bajeza. Porque invocan, preci-
samente, aquello de lo que carecen
bautizando de manera espuria la zona
cero de su ataque artero —donde cele-
bran a destajo sus orgías— con el adje-
tivo que nos muestra, en negativo, su
verdadera naturaleza degenerada.
Para finalizar, un dato curioso. Po-
cos saben que Baquedano fue presi-
dente interino de Chile —¡por dos
días!— tras la caída de Balmaceda en
1891, cargo del que fue defenestrado
por no haber podido detener los sa-
queos a las propiedades de los derro-
tados de la guerra civil. Es decir, más
de un siglo después, el pobre general
vuelve a ser víctima del desenfreno del
“pueblo” que lo vio nacer y prosperar,
como si el alma de Chile se congraciara
de tanto en tanto en la autodestrucción,
el suicidio, el amancebamiento con la
muerte menos digna de todas: la del
cobarde.
— 11 —
Sociedad
NUEVA MASCULINIDAD, NUEVA FE-
MINIDAD… Y NUEVA ANIMALIDAD
Por Colaborador
Las personas que se respetan a sí mis-
mas muestran cierta dureza, una especie
de coraje; hacen gala de lo que antes se
llamaba “carácter”, una cualidad que,
aunque aceptada en abstracto, a veces
pierde terreno frente a otras virtudes más
negociables al instante (…) El carácter, la
voluntad de aceptar la responsabilidad de
la propia vida, es la fuente de la que brota
el respeto por uno mismo. Joan Didion
a sociedad occidental se ha des-
masculinizado. Esto no es algo que
sucedió de la noche a la mañana; la
hombría, la virilidad, han estado en re-
troceso desde hace por lo menos me-
dio siglo. Ser hombre, hoy en día, es
peligroso y tiene muy mala prensa,
siendo una condición generalmente
mal vista por una sociedad compuesta
mayoritariamente por gente voluble y
sin carácter, eternamente adolescente,
obsesionada, entre otras cosas, con el
dogma de la “igualdad de género”. En el
fondo, la masculinidad, ahora que se
culpa al “patriarcado” hasta del cambio
climático y de la pobreza en África,
atenta contra el corazón de las estrate-
gias de demolición de los valores tradi-
cionales. La razón de esto tiene que ver
con el hecho de que los hombres con
los huevos bien puestos fastidian, in-
comodan, y son, en efecto, peligrosos
para el poder, porque no consienten la
destrucción del mundo en el que han de
crecer sus descendientes.
Pero la sociedad blandengue de
nuestros días confunde virilidad con
machismo, y en esa grieta concentran
su ataque los demoledores. El adoles-
cente se asusta ante un hombre com-
pleto, íntegro, capaz de desplegar algo
más que su verga ante los problemas
que le salen al encuentro. No se trata
sólo de biología, sino de la estructura
psíquica del ser encarnado en un cuer-
po masculino, de cierta disposición
espiritual. En el hombre –el macho de
la especie homo sapiens– se encarna el
arquetipo de la masculinidad, el princi-
pio activo del universo, pletórico de luz
y de fuerza; en la mujer, el principio pa-
sivo, eternamente receptivo, fecundo,
pródigo manantial de abundancia y de
frescura. No vamos a entrar en profun-
didades, pero es claro que los arquitec-
tos del mundo distópico en que vivimos
están empeñados en borrar la diferen-
cia, tirando al trasto de la basura miles
de millones de años de evolución. Para
ellos, ser hombre o mujer no depende
ni de la biología ni de las leyes cósmi-
cas, porque, además de materialistas,
son voluntaristas. Las condiciones ob-
jetivas del mundo real les dan lo mis-
mo: ¡que viva la subjetividad! [¡Son ado-
lescentes después de todo!]
Esto sucede porque han decidido vi-
vir de espaldas al Espíritu en un mundo
sin Dios, incompleto y fragmentado,
mutilado del Logos: «Fuera de la mate-
ria no hay nada –piensan, creen–, el
mundo no es más que un mecanismo
súper complejo…», etc. De modo que no
existe realmente un arquetipo mascu-
lino y otro femenino que se exprese
bilógicamente en el cuerpo o a través
del cuerpo, en la disposición anímica de
hombres y mujeres; no existe una pola-
ridad universal manifestándose a tra-
vés de dicha diferencia en el plano hu-
mano. Ves un perro o un gato en la ca-
lle y no salta a la vista si son machos o
hembras. Por supuesto, es un poco
distinto con los leones y las leonas,
pero aparte de la melena y el tamaño
del macho –además de los órganos
sexuales–, no hay mucho más que los
distinga. Pasa lo mismo con muchas
especies, y cada vez más con los pro-
pios seres humanos. Sucede que las
características sexuales secundarias
se expresan de manera escalonada en
todo lo que vive y palpita bajo el sol,
siendo cada vez más evidentes en tan-
L
— 12 —
to nos remontamos de un nivel a otro:
del reino vegetal al animal, y de éste al
humano.
Pero el globalismo progresista ne-
cesita tanto de hombres emocional-
mente castrados, privados de fuerza
intelectual y de valor, como de mujeres
despojadas de femineidad y de instinto
maternal, e incluso de espiritualidad, de
interioridad, de capacidad transforma-
dora de la realidad. Es en esa carencia
de lo masculino y de lo femenino en sí
que radica el anclaje de la voluntad en
el nivel de los instintos, reflejando una
irrefrenable atracción hacia lo mera-
mente animal, cuya consecuencia es la
ruptura con el orden natural, la nega-
ción de la vida y de la propia matriz —
de eso se trata, a fin de cuentas, el
aborto—, con la profanación de iglesias
como símbolo de esa actitud profun-
damente sacrílega.
En Occidente, preciso es reconocer-
lo, es cada vez más difícil encontrar
hombres y mujeres con mayúsculas; en
cambio, proliferan los machos y las
hembras de fachada, empoderados,
presuntuosos, superficiales; además,
claro está, de una vasta pluralidad de
seres anímicamente castrados.
Para los arquitectos del mundo, para
los ingenieros sociales, la sociedad
ideal es indiferenciada, por eso tienen
sueños húmedos con la igualdad. Si al
hombre le quitas la masculinidad, sólo
queda el macho; si le quitas la femini-
dad a la mujer, sólo quedará la hembra.
Mientras más iguales, mientras menos
diferenciados, mejor.
Así las cosas, no es de extrañar que
de un momento a otro sacaran de su
roñosa chistera de mago lo de los cien
o más géneros, que lo reduce todo a
penes y vaginas: «Si tu “género” no
concuerda con tu cuerpo [Ya nos en-
cargaremos nosotros, los biempensan-
tes del mundo, progresistas todos, de
introducir dudas en las mentes previa-
mente debilitadas de las masas, espe-
cialmente de los más jóvenes], simple-
mente te llenas artificialmente de hor-
monas y te operas ese cuerpo desubi-
cado que no respeta tus sentimientos.
¡Que se vaya a la mierda la naturaleza!
¡Habrase visto, hacer nacer machos en
cuerpos de hembras, y viceversa!».
He aquí la raíz de la barbarie: ¡se es-
tán animalizando por voluntad propia!
Para ellos sólo existe el cuerpo, la ma-
teria. A partir de esa creencia, lo prime-
ro a lo que le dan la espalda es al alma
[Si, ¡se des-alman por voluntad propia
estos pajaritos de Dios!]. No es de ex-
trañar entonces que vivamos entre
zombis. Muchos ya ni siquiera se emo-
cionan conformándose con pulular ale-
targados por las calles del mundo, in-
sensibilizados, vegetando a lomos de
su hambre insaciable –insatisfechos,
después de todo, con la vida superflua
que los condenaron a vivir–, esclavos
de sus instintos desnudos, de sus bajas
pasiones.
Y mientras más anestesiada el alma,
peor se va poniendo la cosa. La mal-
dad, la violencia, la crueldad que vemos
en las calles todos los días, tiene esa
raíz. ¿Querían un mundo sin hombres
de verdad, un mundo lleno de mujeres a
medias despojadas de su instinto de
ser madres? Pues ya lo tienen, es cosa
de asomarse a la calle. Y es un mundo
oscuro, cada vez más violento, habita-
do por seres que involucionan acelera-
damente hacia el animal.
En relación a la desmasculinización
de los hombres, a esa escasez de tes-
tosterona que los arquitectos del mun-
do post-humano fueron induciendo a
fuerza de propaganda y operaciones
psicológicas, además de manipular los
alimentos que nos llevamos a la boca,
sólo añadiremos algo más: El 8 de junio
de 1978, cuatro años después de ser
expulsado de la URSS, Alexander Solz-
henitsyn pronunció un notable discurso
en una ceremonia de graduación de la
— 13 —
Universidad de Harvard. En la ocasión,
el Premio Nobel de Literatura dijo:
«La merma de coraje puede ser la
característica más sobresaliente que
un observador imparcial nota en Occi-
dente en nuestros días. El mundo Occi-
dental ha perdido en su vida civil el co-
raje, tanto global como individualmente,
en cada país, en cada gobierno, cada
partido político y, por supuesto, en las
Naciones Unidas. Tal descenso de la
valentía se nota particularmente en las
élites gobernantes e intelectuales y
causa una impresión de cobardía en
toda la sociedad».
El autor ruso remata preguntando a
los más de quince mil asistentes al
evento:
«¿Habrá que señalar que, desde la
más remota antigüedad, la pérdida de
coraje ha sido considerada siempre
como el principio del fin?».
Ciencia y Tecnología
ELON MUSK: «CON LA INTELIGENCIA
ARTIFICIAL INVOCAMOS AL DEMO-
NIO»
Musk llamó la atención al revelar que
está más preocupado por la inteligencia
artificial que por las armas nucleares.
Publicado originalmente en
Ejército Remanente
lon Musk, el CEO de Tesla Motors y
fundador de la empresa de cohetes
espaciales comerciales SpaceX, el mul-
timillonario también tiene un puñado de
emprendimientos inusuales. Una de
ellas, dice, es la que puso en marcha
para lograr algún día la “simbiosis” en-
tre el cerebro humano y la inteligencia
artificial. Neuralink es la empresa de
tecnología de interfaz neural de Musk, y
desde hace un tiempo está constru-
yendo un dispositivo que podría incrus-
tarse en el cerebro de una persona,
donde podría tanto registrar la activi-
dad cerebral como estimularla poten-
cialmente. Es un «evangelista» de la
tecnología. Su currículo de vida da fe
de ello. Sin embargo, hay un avance
tecnológico del que confiesa, teme que
se puede utilizar de mala manera. Se
trata de la inteligencia artificial.
«Con la inteligencia artificial esta-
mos convocando al demonio», dijo
Musk durante una charla en el MIT Ae-
ronautics and Astronautics Depart-
ment’s 2014 Centennial Symposium.
«Creo que deberíamos tener mucho
cuidado con la inteligencia artificial. Si
tuviese que conjeturar cuál es nuestro
mayor peligro existencial, sería proba-
blemente eso…. Con la inteligencia arti-
ficial estamos invocando al demonio»,
dijo Elon Musk, citado por ‘The Wa-
shington Post’.
«Yo me inclino mucho a pensar a
que debe haber una especie de regula-
ción, quizás a nivel nacional e interna-
cional, sólo para asegurarnos que no
haremos algo muy tonto», dijo. «Con la
inteligencia artificial estamos convo-
cando al demonio. Sabes todas estas
historias dónde hay un hombre con un
pentagrama y agua bendita, pensando
que seguro podrá controlar al demonio,
pero nunca funciona así», dijo Musk
haciendo una analogía sobre lo que
cree que pasaría con la inteligencia
artificial.
El directivo agregó que en el escena-
rio que él se imagina, «Hal 9000», el
ordenador antagonista de la novela
2001: A Space Odyssey , sería sólo un
«pequeño cachorrito».
Anteriormente, Musk llamó la aten-
ción al revelar que está más preocupa-
do por la inteligencia artificial que por
las armas nucleares. «Tenemos que
tener mucho cuidado con la inteligencia
artificial. Es potencialmente más peli-
grosa que las armas nucleares», afirmó
el investigador tras su cuenta de Twit-
ter.
E
— 14 —
«Espero que no seamos solo los
cargadores biológicos para inicializar la
superinteligencia digital. Desafortuna-
damente, esto es cada vez más proba-
ble», aseveró en otra publicación.
En los últimos años, la mayor parte
de los comentarios de Musk inspirados
por la ciencia ficción han girado alrede-
dor de la colonización de Marte. Así, el
emprendedor afirmó que pretende en-
viar a Marte un millón de personas para
asegurar de esta manera la superviven-
cia de la humanidad.
Neuralink
Neuralink es la empresa de Elon Musk
que se centra en la integración de tec-
nología de inteligencia artificial en el
cerebro humano. Cuando se lanzó esta
compañía en 2016, el multimillonario
declaró que su objetivo era implantar el
primer chip en un cerebro humano an-
tes de finales de 2020. El chip permiti-
rá a las personas comunicarse con dis-
positivos electrónicos a través del pen-
samiento.
Elon Musk fundó su empre-
sa Neuralink en 2016 con el objetivo de
desarrollar neurotecnología que permi-
tiese conectar el ser humano con las
máquinas. Según el empresario, la
compañía comenzará a implantar mi-
crochips en los cerebros humanos el
próximo año 2022 y, con ello, pretende-
rá mejorar la medicina.
Musk está preocupado por todo lo
que gira en torno a la relación entre
poder e IA. Ya en abril de 2018, tras el
estreno del documental “Do you trust
this computer?” («¿Confías en este
computador?») fue muy comentada una
de las reflexiones que realizaba en el
mismo: «El futuro menos terrorífico que
se me ocurre es uno en el que al menos
hayamos democratizado la inteligencia
artificial, porque si una gran compañía
o un pequeño grupo de personas con-
siguen desarrollar una superinteligen-
cia digital divina, podrían dominar el
mundo».
Muchos expertos en demonología
consideran que el avance de la tecno-
logía ha proporcionado un acceso a
nuestro mundo para ciertas entidades
demoníacas, las quieren integrar con
nuestros cerebros humanos dirigidas
desde un servidor externo malévolo. Es
todo diabólico y está sucediendo ahora,
y con la nanotecnología que están in-
yectando en los cuerpos humanos con
las vacunas lo estamos viendo. Ya han
accedido a los cerebros sin necesidad
de implantar un chip cerebral.
Política y Espíritu
EXORCISTA CHILENO: EN LOS ATA-
QUES A IGLESIAS DEL 18 DE OCTUBRE
HUBO UN RITUAL SATÁNICO
Publicado originalmente en
Verdad en Libertad / 26 de
octubre 2020
l sacerdote y exorcista chileno Luis
Escobar denunció que «en los ata-
ques a iglesias del 18 de octubre hubo
un ritual satánico», en una reflexión
enviada a Portaluz. Hace más de una
semana, durante las manifestaciones
quemaron 2 templos católicos en San-
tiago, el de la Asunción y el de San
Francisco de Borja. Los manifestantes
celebraron cuando cayó la cúpula en
llamas, tras el colapso de la estructura
de la Iglesia de la Asunción.
E
— 15 —
Escobar sostuvo que existen abun-
dantes “signos satánicos” como para
afirmar un vínculo identitario satanista
en estos individuos que la policía califi-
có de «antisociales» y los medios inter-
nacionales consideraron que son
«anarquistas». «No es al azar que al
inicio de los festejos en la Plaza Ba-
quedano pintaran de rojo la estatua del
General Baquedano. No olvidar que
este lugar es una tumba histórica, por-
que ahí están sepultados los restos de
Un Soldado de identidad desconocida
que defendió a Chile durante la Guerra
del Pacífico. Sobre este mismo lugar se
desplazaron danzantes vestidos de rojo
y disfrazados de diablos, tanto hom-
bres como mujeres; danzaban emulan-
do de forma engañosa un baile religio-
so tradicional del altiplano chileno-
boliviano-peruano que honra a la Santí-
sima Virgen María. Estos bailes religio-
sos, conocidos como diabladas, ponen
de manifiesto la magnificencia de Ma-
ría, frente a la cual hasta los demonios
se rinden en su presencia. No era lo
que auguraba esta danza en la Plaza
Baquedano de Santiago. Fue luego de
esto que ocurrió el inicio de la profana-
ción y quema de dos Iglesias cerca-
nas», advirtió.
«En la primera de ellas se destruye-
ron signos religiosos relevantes para
los cristianos católicos chilenos, como
la imagen de Nuestra Señora del Car-
men Reina y Patrona de Chile, cuya es-
tatua sagrada terminó descabezada
entre las llamas. Junto a la imagen de
su madre la estatua del Sagrado Cora-
zón de Jesús también fue violentada.
Fuego, gritos de burlas y de odio prece-
dían a este ignominioso acto. No sufi-
ciente con ello atacaron una segunda
iglesia, dedicada nada menos que a la
Asunción de María, simbolizada en una
torre aguja que se yergue hacia el cielo
como signo de María que se eleva a la
presencia de Dios. Misma que fue in-
cendiada y en su caída, la televisión
abierta de Chile transmitió en directo
los vivas y aplausos de una multitud
eufórica que gesticulaba y bramaba por
haber logrado tan maligna osadía. A
estas alturas la catarsis del ritual reto-
maba bríos con gritos de: viva el dia-
blo», denunció el exorcista chileno, al
sostener que «por los antecedentes
que aporta la historia del culto a Sata-
nás en Chile, la evidencia de los hechos
recientes y el conocimiento que com-
parto con mis hermanos exorcistas, en
los mencionados ataques a las Iglesias
en Chile del pasado 18 de octubre de
2020 hubo un ritual satánico».
Precisó que la «liturgia en honor a
Satanás que inició con danzas repre-
sentando la algarabía de los demonios,
culminando con la profanación de los
templos y las imágenes de María Santí-
sima». «Un ritual satánico requiere pro-
fanar los elementos sagrados de la
Iglesia, generalmente la Eucaristía, los
sacramentales o las imágenes religio-
sas; ya sea para destruirlas o bien para
ser usadas en otros actos que simboli-
zan una ofensa a Dios. Quemar la igle-
sia de San Francisco de Borja es un
acto que va más allá del anarquismo,
más allá del ofender y atacar a la insti-
tución de carabineros. Satanás y sus
seguidores se sirven de los incautos
estimulando la euforia del odio, la vio-
lencia y la soberbia, como condimento
de este ritual dedicado al demonio que
pretende dejar una huella como mensa-
je: Muerte al Nazareno; pretenciosa
frase que suele utilizar el demonio para
dirigirse a Jesús. Pero el ritual, esta
catequesis satánica que fue posible ver
en vivo por la televisión, requería ofen-
der a María. Es muy significativo que
hayan elegido quemar la Parroquia de
la Asunción, pues el último dogma ma-
riano declarado por la Iglesia es la
Asunción de María al Cielo, triunfante y
gloriosa ante Dios», indicó.
Alameda de las Delicias y Pérgola de las Flores. Fotografía: Enrique Mora, 1935.
PALABRAS DE RUDOLF STEINER (1861-1925),
FUNDADOR DE LA ANTROPOSOFÍA, EN LA CO-
LOCACIÓN DE LA PIEDRA DE FUNDACIÓN DEL
PEQUEÑO TEMPLO DE LA COMUNIDAD CRIS-
TIANA DE MALSCH (KARLSRUHE, ALEMANIA),
EL 5 DE ABRIL DE 1909.
Nuestra madre Tierra se condensó a través de
sufrimientos. Nuestra misión es espiritualizarla,
liberarla, transformándola a través de la fuerza de
nuestras manos en una obra de arte plena de es-
píritu. Que esta piedra sea igualmente una prime-
ra piedra de fundación para la liberación y trans-
formación de nuestro planeta Tierra, y que la
fuerza de esta piedra se multiplique miles de ve-
ces.
Cuando aún descansábamos en el regazo de la
divinidad, envueltos por divinas fuerzas, entonces
tejía en nosotros el Espíritu del Padre que todo
penetra y envuelve. Pero éramos aún inconscien-
tes, y carecíamos de independencia. Por ello des-
cendimos hacia la materia, para aprender a desa-
rrollar aquí la autoconciencia. Entonces llegó el
mal, entonces llegó la muerte. Pero en la materia
también obró Cristo, y nos ayudó a vencer la
muerte. Y muriendo en Cristo, vivimos. Vencere-
mos a la muerte y, por nuestra gran fuerza, espiri-
tualizaremos y divinizaremos la materia. Así se
despertará en nosotros la fuerza del espíritu sa-
nador, del Espíritu Santo.
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  • 1. — 1 — NOTICIAS / OPINIÓN / POLÍTICA / CULTURA / GEOPOLÍTICA / INTELIGENCIA / FILOSOFÍA Número 3 [CIRCULACIÓN RESTRINGIDA] Viernes 5 de Agosto de 2022 CONTENIDO EL ARTE Y LA LITERATURA AL RESCATE ...... 1 EL METAVERSO, LA SINGULARIDAD Y EL GRAN FILTRO. DESAFÍOS MORALES Y POLÍTICOS DE NUESTRO TIEMPO .................. 5 LA DECONSTRUCCIÓN DE CHILE ................... 9 NUEVA MASCULINIDAD, NUEVA FEMINIDAD… Y NUEVA ANIMALIDAD...........11 ELON MUSK: «CON LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL INVOCAMOS AL DEMONIO»......13 EXORCISTA CHILENO: EN LOS ATAQUES A IGLESIAS DEL 18 DE OCTUBRE HUBO UN RITUAL SATÁNICO.........................................14 CREADO POR “EL CREADOR” Edición: El Editor. Redacción: Redactores Colaboración: Colaboradores «No somos seres humanos teniendo una expe- riencia espiritual. Somos seres espirituales teniendo una experiencia humana». [Cita atri- buida tanto a Theilard de Chardin como a Geor- ges I. Gurdjieff] AURORA DE CHILE E HISPANOAMÉRICA es un proyecto comunicacional creado para defender la nación, la república y la demo- cracia. Nuestro objetivo fundamental es atizar la resistencia al proceso revolucionario en cur- so promoviendo una visión crítica y lúcida de la realidad. Creemos que, haciéndolo, estaremos aportando a la gran tarea de des- velar el verdadero origen de esta artera agresión a Chile, que comparte objetivos con la asonada de carácter globalista que ac- tualmente está intentando aplastar la rica herencia espiritual y cultural de Occidente. Asimismo, como la raíz metafísica de este proceso persigue la destrucción de todo anhelo de trascendencia, nuestra posición se basa, en última instancia, en la promo- ción y defensa, en todos los ámbitos de la vida, del Bien, la Verdad y la Belleza, en tanto valores supremos de la experiencia humana. [Hecho en la Villa de San Agustín de Talca] Cultura EL ARTE Y LA LITERATURA AL RES- CATE Por Un escritor a importancia de la creación artísti- ca en la estructuración de las so- ciedades fue puesta sobre la mesa du- rante la primera mitad del siglo XX por el filósofo marxista Antonio Gramsci (1891-1937), quien fuera uno de los fundadores del Partido Comunista de Italia. Es célebre su cita: «Adueñarnos del mundo de las ideas, para que las nuestras sean las ideas del mundo». Y también: «La conquista del poder cultu- ral es previa a la del poder político y esto se logra mediante la acción con- certada de los intelectuales llamados L
  • 2. — 2 — "orgánicos" infiltrados en todos los medios de comunicación, expresión y universitarios». Sin duda que el arte y la literatura son un reflejo de la sociedad. Los artis- tas trabajan en contextos políticos, so- ciales y culturales concretos, por lo que no pueden evitar ser influidos por las circunstancias de su tiempo. En este sentido, la propia naturaleza de la crea- ción artística pone a los cultores de las distintas disciplinas en un plano dife- rente del ciudadano común. Ante todo, una obra de arte es el resultado de una observación, de un análisis. Incluso en las diversas tendencias del arte espon- táneo, el informalismo, el arte abstrac- to, el arte gestual, entre otros, que im- plican un rechazo del tecnicismo y de la planificación, hay una reflexión previa vinculada a una forma de ver el mundo, que en el caso de las vanguardias del siglo XX tiene que ver con el rechazo hacia el pensamiento filosófico tradi- cional, la exaltación del individualismo y la exploración del subconsciente. En algunos casos, es de este modo como el artista deviene en intelectual, utilizando el lenguaje propio de su dis- ciplina como un instrumento para plan- tarle cara a la realidad y desafiarla con espíritu crítico. Los hay, por cierto, mu- chos que no llegan a ello, contentándo- se tan sólo con la producción mecánica de productos artísticos o decorativos – no necesariamente bellos– de consu- mo masivo para una sociedad ávida de significado. Pero el artista devenido en intelectual apela, además de eso, a la razón, a la reflexión y a la intuición a objeto de producir un efecto que va más allá de lo estético. En este sentido, detrás de toda obra de arte concebida de este modo hay un fondo conceptual, una idea, digamos, una ideología, en tanto representación de un sistema de pensamiento. Un creador intelectual no puede eludir reflexionar sobre la reali- dad para mediatizarla, interpretarla y reelaborarla en función de su propia experiencia de vida. De hecho, mientras más personal su punto de vista, más valioso puede ser su aporte a la socie- dad. Este examen del mundo, que im- plica al mismo tiempo una introspec- ción, pone al artista en una situación especial. No es lo mismo vivir la vida inmerso en el tira y afloja de la realidad cotidiana que vivir observándola para comunicarle a los demás, echando mano de los recursos específicos de su disciplina, el resultado de esa indaga- ción. Este esfuerzo comporta para el artista la posibilidad de apropiarse, en cierto sentido, de la realidad misma, de hacerla suya transformándola, necesa- riamente, en materia plástica de su sensibilidad, inteligencia y perspicacia. De este esfuerzo suyo por plasmar en su obra su propia y personal visión del mundo, surge un discurso estético — cargado se símbolos, imágenes, valo- res— que da profundidad a la existencia humana. De este modo el resto de la sociedad consigue ampliar su horizonte de conciencia a través de los ojos del primero. Éste le muestra a los demás, por medio de su obra, lo que hasta en- tonces no vieron por sí mismos por estar distraídos, precisamente —de ca- pitán a paje—, subsistiendo sumidos en la dura trama de la cotidianidad. El arte es, en el fondo, el espejo con que el ser humano se contempla a sí mismo en el escenario de la vida. Por supuesto, según las circunstancias his- tóricas y culturales, dicha visión estará preñada de utopía o fatalismo, apunta- rá al cielo o a la tierra, volcará la mirada hacia adentro o hacia afuera, ponde- rando tanto la luz como las tinieblas del espíritu humano, añadiendo profundi- dad, perspectiva, puntos de vista, posi- bilidades en suma, a la visión impreci- sa, vaga, hasta cierto punto obtusa, de la masa. Por supuesto, el público podrá sentirse interpretado, interpelado, tran- quilizado o desconcertado por esa vi- sión, o conminado a actuar o abatido,
  • 3. — 3 — alentado o aplastado, pero utilizará la experiencia estética para forjarse un relato del mundo, una narrativa propia y, finalmente, un discurso, porque el hombre puede prescindir de muchas cosas, pero le es imperativo que su vida tenga un sentido. De este modo, los frutos de la labor artística repercuten en el gran escena- rio del mundo —¡a fin de cuentas, la vida es un carnaval, un baile de másca- ras!— proporcionándole sentido y signi- ficado al modo como una sociedad concibe la experiencia humana. Es a través de este juego de significados que el arte se vuelve útil a la sociedad. Subrayamos esto: la sociedad nece- sita de los artistas para contemplarse a sí misma. A causa de ello es frecuente que suceda, especialmente en las so- ciedades totalitarias, que la producción artística devenga rápidamente en pro- paganda. El arte “comprometido” es, independientemente de la calidad de las creaciones, una realidad no sólo de nuestro tiempo, sino de todos los tiem- Obra del artista catalán Josep Renau (1907-1982), de la serie American Way Of Life.
  • 4. — 4 — pos. Ocurre que los artistas, como to- dos los seres humanos, necesitan sub- sistir, lo que muchas veces los pone al servicio del poder. Y he aquí nuestro punto. Hoy como ayer, el patrocinio de quienes tienen los medios materiales —la riqueza en su- ma— resulta fundamental para que los intelectuales y los artistas puedan rea- lizar su trabajo. Hasta tiempos de la Ilustración era esencial a este respecto el mecenazgo de la elite gobernante, la Iglesia, los reyes, los nobles, los aristó- cratas. En el curso del siglo XIX, ese rol fue paulatinamente siendo asumido por las instituciones burguesas, los mu- seos, la academia, las casas editoria- les, en un proceso por medio del cual las obras de arte y los libros se convir- tieron en mercancías de fácil acceso, primero para las clases más acomoda- das y luego para las grandes masas. Poco después, ya en el siglo XX, irrum- pió con fuerza el protagonismo del Es- tado. En la medida en que los valores tra- dicionales fueron dando paso al pre- dominio de las ideologías, el arte y la literatura se transformaron en el medio idóneo para la propagación de las ideas que el poder de turno necesitaba dise- minar. Este proceso fue especialmente efectivo en los estados que se inclina- ron por aplicar modelos socialistas, que fueron los más eficientes en el control de la producción cultural. Un claro ejemplo de ello lo encontramos en las políticas culturales de la URSS, la Ale- mania nazi o la China de Mao, entre otros. Estos regímenes totalitarios aprendieron que necesitaban del com- promiso de artistas e intelectuales para promover sus ideas, aplastando al mismo tiempo todo atisbo de disiden- cia. En esta intención los regímenes de inspiración marxista, directa o indirec- tamente influidos por el pensamiento de Gramsci —quien decía: «Tomen la educación y la cultura, y el resto se dará por añadidura»—, tomaron la delantera. En este punto en particular, la Alemania nacionalsocialista no le llegaba ni a los talones a la URSS de Stalin y a la China maoísta. Por el contrario, quienes se identifi- can con el complejo entramado de ideas y valores que ha dado origen a las diversas corrientes que se denomi- nan “de derecha”, han desdeñado tradi- cionalmente el arte y la cultura —como no sea en su dimensión decorativa o de mero entretenimiento—, abandonando, por decirlo de alguna manera, a los ar- tistas e intelectuales a su suerte. Des- pués de todo, la libertad de emprendi- miento y el individualismo representan el alma del sistema en el que sustentan sus valores. En pocas palabras, el éxito o fracaso de un productor de mercan- cías culturales dependerá únicamente de su talento y de su capacidad de conducirse en el mercado establecien- do relaciones con quienes, velando por su propio beneficio, puedan asociarse con él en la comercialización de sus obras. Con este desinterés, la derecha pasa por alto que toda la rica herencia cultural de Occidente, toda la historia del arte, de la literatura, de la filosofía y del pensamiento occidental, base de sus tradiciones políticas y de sus insti- tuciones, así como de su desarrollo científico y tecnológico —fundamento, por cierto, de su prosperidad económi- ca—, no habría podido concretarse sin el concurso de las clases gobernantes que, bajo la institución del mecenazgo auspiciaron, sea por conveniencia o por mera vanidad de los benefactores, el trabajo de artistas, escritores y científi- cos desde tiempos inmemoriales. Así las cosas, no es de extrañar que en el curso del siglo XX la vocación artística y la labor intelectual en sí fue- ran siendo cada vez menos atractivas en términos económicos. Es revelador a este respecto lo problemático que suele resultar para los hijos de los
  • 5. — 5 — segmentos altos de la sociedad la vo- cación por el arte, la literatura y las ca- rreras humanistas, a excepción, claro está, del ejercicio de disciplinas como el Derecho, la Economía o las Ciencias Políticas. No es casual entonces la permanente sequía de intelectuales y artistas de derecha. No hay que esfor- zarse mucho para constatar la hege- monía que mantiene la izquierda en materia de producción cultural a escala global. Desde Hollywood hasta la Aca- demia Sueca, pasando por las grandes cadenas mediáticas, las productoras de cine y televisión, las productoras musi- cales, las plataformas de streaming, la industria del libro, así como las institu- ciones que fomentan la creación artís- tica y literaria a nivel mundial —en po- cas palabras, buena parte de la activi- dad cultural a escala global—, se en- cuentra abocada de lleno a la produc- ción de contenidos que refuerzan, has- ta la saciedad, el discurso políticamen- te correcto emanado de los círculos intelectuales adscritos a las ideas “pro- gresistas”. Como sabemos de sobra, los ejes temáticos de este discurso, que moldea el relato de la realidad que las masas abrazan con la mansedumbre de un rebaño de ovejas, son la ideología de género; la defensa, validación y promo- ción del mundo gay; el fundamentalis- mo feminista, completamente despoja- do de lo femenino en sí; la destrucción de la familia tradicional; el aborto; el multiculturalismo; el levantamiento de las banderas de los supuestos “pueblos originarios”; el ecologismo radical; la apropiación y tergiversación del con- cepto de derechos humanos; la idola- tría del Estado; la tradicional animad- versión contra “el capitalismo”; etc. Las masas, por supuesto, han caído bur- damente en la trampa seducidas por los cantos de sirena que, desde el mundo del arte y la cultura, con el gentil auspicio de los medios de comunica- ción y de la industria del entretenimien- to, bombardean sus sentidos por los cuatro costados con las cantinelas de un discurso hecho a la medida de las élites neomalthusianas que han perge- ñado el plan que está haciendo colap- sar la civilización occidental, inaugu- rando una era de totalitarismo oscuran- tista como jamás conoció la historia humana. La pregunta es, ¿continuarán los que aún permanecen conscientes de lo que está sucediendo, sin hacer nada? Cultura EL METAVERSO, LA SINGULARIDAD Y EL GRAN FILTRO. DESAFÍOS MORALES Y POLÍTICOS DE NUESTRO TIEMPO PARTE 1. EL PASO DEL HOMO SAPIENS AL HOMO VITUALIS: EL HOMBRE EN- TRE LA ERA ESPACIAL Y LA EDAD DE PIEDRA En lo relativo a la frontera abierta en el mundo por la cultura digital, el hombre moderno se halla en la Edad de Piedra Por Javier Orrego C. a vida no puede eludir el desafío de la transformación constante. Vivir es luchar. La existencia humana impli- ca chocar, combatir, lidiar infatigable- mente con el entorno hostil de una na- turaleza salvaje, abrirse espacio en un mundo que busca continuamente so- meter aquello que obstinadamente flo- rece, indócil, libre, hermoso, en medio del polvo de la tierra. Somos vectores de un impulso misterioso que trans- forma ese polvo —la sustancia mineral del planeta— en vida inteligente. Desde el principio de los tiempos el hombre debe cruzar el abismo insondable a lomos de su propia fuerza interior desa- fiando a la niebla que lo engulle, sin piedad, en el reverso de cada jornada. En suma, la sola existencia implica la imposibilidad de eludir la responsabili- L
  • 6. — 6 — dad implícita en el acto de nacer de resolver el desafío de la muerte y en- frentar el miedo a la nada saltando al vacío. En ese contexto cabe hacerse la pregunta: ¿Qué es lo que se proyecta desde la tierra, a través del hombre, al infinito? Desde cierto punto de vista, el ser humano de hoy se encuentra en una situación similar al hombre de la Edad de Piedra. Hubo un momento crucial en la historia de nuestro planeta en que a la humanidad primitiva le fue posible compensar las desventajas naturales de su configuración física ―más frágil que la de la mayoría de los depredado- res que pululaban por su entorno― me- diante la irrupción del arma bilógica más poderosa que haya existido jamás: una mayor capacidad cerebral, con to- dos los cambios morfológicos asocia- dos. La ciencia actual nos dice que este lento proceso de hipercefalización, que terminó por separar al Homo habilis del Australopithecus hace unos 2,4 millo- nes de años, le permitió a la especie humana desarrollar rudimentarias he- rramientas de piedra y estrategias de caza que pusieron a esa humanidad primitiva a la cabeza de la evolución planetaria. El ingenio y la colaboración fueron claves a la hora de definir esa nueva situación de preponderancia del hombre de la Edad de Piedra frente a los terribles y continuos desafíos que le planteaba la naturaleza circundante. En caso de que dos o más grupos se disputaran la exclusividad de un territo- rio no había más fronteras que las que pudieran delimitarse temporalmente por medio de la destreza en el uso de dichas armas, útiles tanto para la caza como para la batalla. La irrupción del Homo sapiens, ca- paz ya de elaborar pensamientos abs- tractos, tomaría aún unos cuantos mi- lenios. Los restos más antiguos de nuestro ancestro más inmediato datan de unos 300.000 años atrás. Con su llegada comenzarían a aparecer paula- tinamente las novedades que traía con- sigo el impulso inteligente: la agricultu- ra, el sedentarismo, el comercio, el len- guaje complejo, la escritura. Así, ese díscolo descendiente de los homínidos primitivos, premunido de esa extraña floración de su espina dorsal —el cere- bro—, aspiraba a conquistar el mundo… y a entenderlo. Lo que vino después ya lo sabemos. Ante la mirada perpleja del nuevo invi- tado a la comparsa de la vida, el mundo circundante fue lentamente revelando su doble faz. La capacidad de pensar sobre lo que lo rodeaba, de hacerse una idea del mundo y sus misterios, hizo que nuestro ancestro buscara una ex- plicación para el rayo, la lluvia, el viento, los volcanes, los terremotos y demás fenómenos naturales, trayendo consigo una primera escisión de la realidad. Fue de este modo como, respondiendo a un instinto innato por asir lo inasible, el hombre primitivo descubrió que había un afuera —el mundo físico, la materia— y un adentro, una suerte de espacio interior que emergió, en su forma pri- migenia, del mundo onírico (o astral), y que luego se fue ensanchando con las experiencias derivadas del encuentro con el mundo externo y las explicacio- nes que, en lo profundo de los bosques y cavernas, fraguaban los primeros sa- cerdotes, esos hacedores de puentes entre uno y otro plano, para entender e interpretar los hechos del mundo que habitaban. Lentamente, el universo se volvió bi- nario. Todo el espectáculo de la naturaleza salvaje de los primeros tiempos —ese primer planeta— servía para clavar el aguijón de la duda en el hombre-niño que habitaba ese edén primitivo afe- rrándose con uñas y dientes a la vida. De este modo, la intermitencia del día y de la noche, la danza de los astros en el
  • 7. — 7 — cielo nocturno, la constante sucesión de las estaciones, el misterio de la vida y de la muerte, se entrelazaron en na- rraciones que daban sentido al mundo. De este impulso por comprender y ex- plicar, pero también por controlar — aunque sea indirectamente ganándose el favor de las fuerzas ocultas tras los fenómenos naturales—, surgió la reli- gión, la filosofía, la ciencia, todo el sa- ber humano en definitiva. El hombre comprendió que, tras la materia del mundo, en los intersticios de la realidad, algo susurraba en la os- curidad: Ve más allá, busca, conoce, conquista. Tu destino te aguarda al otro lado, más allá de tu piel y tus sentidos. Desde entonces la humanidad debió combatir hacia adentro y hacia afuera por el dominio del mundo. Ya no eran sólo las selvas lujuriosas, los páramos agrestes, las llanuras y desiertos indo- mables o las cohortes de bestias que atestaban el escenario terrestre, ahora se presentaban también a su conscien- cia sombras ignominiosas que asecha- ban tras sus certidumbres y creencias abriendo una puerta secreta a los des- peñaderos del alma, esos abismos del espíritu donde moraban los fantasmas y demonios que plagaban su universo infantil, prístino, salvaje hasta la médu- la. Abierta esa frontera, el hombre fue descubriendo lentamente que su con- dición estaba a medio camino entre el ángel y la bestia. Pero pronto se hizo patente que a partir del despliegue del primer impulso todo avance tenía su precio. Cada con- quista —el fuego, las herramientas, la metalurgia, la agricultura, la escritura, la ciencia, el conocimiento— implica una compensación. En el juego de la vida, ganar por un lado implica perder por otro. Es en la administración de lo que se gana y se pierde que cada civiliza- ción se ve las caras con ese fantasma antiguo que asecha en las penumbras de la existencia misma. Tal vez el mito que mejor exprese esta ambivalencia es el del Minotauro, el monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro que representa las sombras perennes de la existencia humana. Si la tierra es un baile de máscaras, tras la máscara del Minotauro se esconde toda la irraciona- lidad, la barbarie, la bestialidad que se oculta en las sombras del subconscien- te humano. Hoy, por segunda vez en su historia, la humanidad se encuentra ante la irrupción de una herramienta que lo cambia todo. Ya conquistado el plano físico, el espacio vital en que se desen- vuelve la vida humana se ha ensancha- do hacia un horizonte para el cual no había precedente alguno: la frontera digital, el ciberespacio. En dicha fronte- ra, que nuevamente divide en dos el escenario en que se despliega nuestra existencia —mundo “real” y mundo vir- tual— el ser humano del presente se encuentra en una situación similar a la del hombre de la Edad de Piedra. Así pues, cabe preguntarse, ¿qué hemos de sacrificar en el altar de la nueva realidad? Para entender bien esta frontera — que es un nuevo laberinto—, debemos tirar del hilo de la razón, del entendi- miento, que echa luz sobre las tinieblas del espíritu humano y del mundo. Para salir del laberinto, el héroe (el Yo) debe echar mano de las facultades anímicas superiores —el pensamiento, el senti- miento, la voluntad— para penetrar en el misterio del nuevo mundo que se abre a sus pies y salir indemne de la lucha con el monstruo, la bestia antigua que anida tras cada recodo del camino. Lo característico de ese espacio vir- tual ―que también puede ser conside- rado como “vital” en tanto ámbito signi- ficativo y trascendental de la experien- cia humana de nuestros tiempos― es la inexistencia total de fronteras. En este sentido, si bien las bases materiales de
  • 8. — 8 — la era digital tienen un indiscutible so- porte físico, lo esencial de su naturale- za se parece bastante al paisaje virgen al que han de haberse enfrentado nues- tros antepasados. De forma análoga a los territorios vírgenes en que deambu- laba el hombre de la Edad de Piedra, en la frontera virtual del ciberespacio el hombre de hoy se mueve con total li- bertad, embriagado por el vértigo de lo que se asoma a su imaginación como inabarcable e ilimitado. Esa clase de libertad que experimen- tamos tras la irrupción de la cibercultu- ra y la revolución del conocimiento li- bre, ya casi no es posible de apreciar en el mundo físico, espacio saturado de líneas divisorias, barreras y regulacio- nes propias de la vida en común. Así, el mundo digital, ilimitado en sus posibili- dades, le ha proporcionado al hombre de nuestros días la oportunidad de asomarse hacia el otro lado del espejo de su propia realidad limitada y llena de restricciones. Hasta se le ha dado un nombre a ese mundo complejo, infinito, desconocido: el Metaverso, término que agrupa todas las posibilidades de la nueva realidad en que se está sumer- giendo la conciencia humana. Pero los sueños y anhelos de liber- tad del homo virtualis ―ensanchados ilimitadamente por el anonimato y la pulverización de las barreras físicas que entraña el ciberspacio― están im- pregnados por las mismas fuerzas, in- flujos y arbitrios del mundo previo amasado por el sapiens. El corazón humano es, en este sentido, el hogar del Minotauro; y el cerebro —esa vieja y milagrosa floración de la médula espi- nal— el vehículo de sus desvaríos. De este modo, dado que el hombre no puede dejar de ser lo que es en ningún plano en que proyecte su existencia ―¡una mezcla de bestia y de ángel!―, se trasvasijan más allá del espejo to- das las cualidades humanas del ciclo anterior, virtudes y depravaciones in- cluidas. Es así como este nuevo mundo ha llegado a asemejarse a una selva exuberante donde se multiplican ad infinitum todos los claroscuros del al- ma humana: bondad y maldad en esta- do puro, verdad y mentira, belleza y fealdad, etc. Porque debemos aceptar esta realidad insoslayable de nuestra condición: la carencia de límites suele convertir con frecuencia la experiencia humana en un ensayo a medio camino entre el paraíso y el infierno. En ese abismo misterioso, en ese espacio henchido simultáneamente de luz y de oscuridad, cada quién ha de aprender a cuidarse sólo poniendo má- xima atención a los senderos que tran- sita. Porque lo mismo puede uno en- contrar verdaderos tesoros de sabidu- ría, que tropezar con el horror de la bar- barie y el salvajismo más abyectos, omnipresentes en el territorio descono- cido de la Dark Web. Es en esta abun- dancia de libertad y falta de reglas que radica el parentesco entre el ciberespa- cio y las selvas lujuriosas en que deambuló el hombre primitivo. Pues en lo relativo a la frontera abierta en el mundo por la cultura digital, el hombre moderno ha dado un salto ambivalente: mientras el conocimiento, la ciencia y la tecnología lo proyectan hacia el futuro, la falta de límites –no la libertad en sí misma– lo retrotrae al pasado. En síntesis, podemos decir que en el alma del homo virtualis se ven las caras la Era Espacial y la Edad de Piedra. De cuál impulso prevalezca depende la subsistencia de la especie humana. Porque no será necesario argumentar demasiado para demostrar que, siendo lo propio de la primera la colaboración y de la segunda, la lucha [porque no se pone un hombre en el espacio más que uniendo muchas mentes y voluntades; mientras que la fuerza motriz del hom- bre que subsiste en el elemento físico planetario es el instinto de sobreviven- cia], la suerte de la humanidad depende
  • 9. — 9 — del camino que se escoja. En este sen- tido, sólo el triunfo de la razón asegura- rá que la historia humana no culmine en una guerra catastrófica de todos contra todos. Pues, en rigor, en tanto prevalezcan únicamente las pulsiones elementales ―esto es, la lucha incesan- te por conquistar y conservar para sí un espacio vital en un entorno finito―, no encontraremos al final del camino otra cosa que el abismo. Decimos esto considerando dos realidades ineludibles de nuestro tiem- po: en primer lugar, la amplia variedad de herramientas potencialmente auto- destructivas que el avance científico- tecnológico ha puesto al alcance del hombre contemporáneo; y, segundo, el nuevo escenario planetario: ciudades sobrepobladas, degradación medioam- biental, escasez de agua, crisis energé- tica, inestabilidad política, guerras, co- rrupción generalizada, crisis humanita- rias, etc. Este escenario pone a la hu- manidad frente a una encrucijada sin precedentes: colaboración o… colapso. No hay más. Es decir, o triunfa la razón, poniendo énfasis en la colaboración, o volvemos a la Edad de Piedra. Continuará en AURORA DE CHILE E HISPANOAMÉRICA N° 4. Opinión LA DECONSTRUCCIÓN DE CHILE Por El Editor [Nota de El Editor: Este texto es de enero de 2020. Lo publicamos como testimonio de la huella sombría que ha dejado en el alma de la nación el actual proceso insurreccional, más allá incluso de la destrucción de la infraestructura urbana] flige pasar por la Plaza Baquedano hoy en día. Recorrer el eje Alameda entre la antigua Plaza Italia y la Esta- ción Central nos ofrece una metáfora de este nuevo Chile surgido de nuestra Revolución de Octubre. En los seis o siete kilómetros que hay entre un punto y otro se condensa toda la herencia de los hijos de esta insurrección criolla, el Chile del odio y de la depravación, el de la anomia intelectual y la falta de ima- ginación, el de la estrechez de miras y la ignorancia supina en el que campea a sus anchas el ansia adolescente de darlo vuelta todo —¡como en el mundo del revés de las canciones infantiles!—, que es un poco como humillar al padre y violar a la madre, todo de una vez, en represalia por la insignificancia hereda- da de un pasado anodino y por la falta de sentido. De esa nadería extrema surge en al- gunos enajenados el impulso por lo que llaman la deconstrucción de Chile, asestando una puñalada artera al alma nacional. Hablamos del instinto de desmontar y disolver las bases espiri- tuales de lo que somos, de desbaratar nuestras instituciones, tradiciones, cos- tumbres y creencias, reinterpretando nuestro modo de pensar, sentir y vivir la tierra que nos vio nacer. Deconstruir Chile implica reescribir su historia, des- truir todo lo edificado antes del naci- miento espurio del nuevo paradigma “liberador”, labrado a pulso en medio de una lucha escatológica y refundacional de los que sólo han aprendido a flotar en la viscosa atmósfera de sus pulsio- nes básicas. Este movimiento de vísce- ras implica un cambio per se sin senti- do, atado a un instinto adolescente por rehacer el mundo, por repensarlo, re- significándolo a partir de meros esló- ganes y cánticos a ras de suelo de ni- ños malcriados que juegan a ser gran- des destruyendo lo que otros, sin duda más grandes que ellos, construyeron. El juguete —¡el país, su historia y sus símbolos!— es mío y no te lo presto. Punto. Sí, el infantilismo de las turbas hizo metástasis en las calles de Chile. Pero no se queda ahí el gusano que roe el A
  • 10. — 10 — alma de los hijos de esta larga, angosta y huérfana franja de tierra. En el extre- mo, tirando de los hilos de la primera, segunda y tercera líneas —y de todas las demás “líneas” hasta llegar a los prosaicos escenarios intramuros de las vidas nimias de los que apoyan las pro- testas frente a la pantalla del televisor— , están los orcos y dementores de la hoz y el martillo, las fuerzas oscuras del resentimiento y la intolerancia, su- premos estrategas del absurdo, mani- puladores del drama y la comedia, indi- gestados de discursos y arengas in- cendiarias, sin otro norte que conquis- tar el poder para destruirlo todo, emu- lando, consciente o inconscientemente, al gran cacique Michimalonko, señor del valle del Aconcagua, el primer des- tructor de Santiago —en ese entonces Santiago del Nuevo Extremo— hace 478 años, ¡un 11 de septiembre de 1541! Pero Michimalonko, a diferencia de ellos, estaba defendiendo su mundo, sus tierras ancestrales, mientras que los actuales incendiarios sólo buscan tumbar el obstáculo que les impide im- poner su ideología del odio y establecer por la fuerza su satrapía marxista en contubernio con narcotraficantes y de- lincuentes. La Alameda de hoy se parece más a una postal de Alepo que al Santiago de hace apenas unos meses, cuando des- puntaba la primavera. Da la impresión que por ahí pasaron Atila, Gengis Khan y los cuatro jinetes del Apocalipsis jun- tos: edificios dañados, iglesias quema- das, paraderos destruidos, las aceras desnudas de adoquines, los muros sa- turados de grafitis. El triste espectáculo está coronado por las masas de vagos y delincuentes que, acampando por doquier, pululan ahora por sus calles, orgullosos, impunes, ebrios de poder. En suma, la columna vertebral de la capital de Chile, la antigua Alameda de las Delicias, yace hoy, maltratada, agra- viada, ultrajada, exánime y sin esperan- zas, secuestrada por la borra de la so- ciedad. Ahora, con Chile de rodillas, imposi- ble no pensar en lo hermosa que esta- ba hace sólo cien días la Plaza Baque- dano, ¡el corazón de Santiago! Da pena ver lo que hicieron con la imponente estatua del prócer invicto del Ejército de Chile, profanada mil veces por las turbas enajenadas, rayada y mutilada, ya sin la compañía silenciosa de la es- tatua al Soldado Desconocido, manci- llada, como todo lo demás en el en- torno, en nombre de la “dignidad” de un pueblo que se deshonró a sí mismo en el altar de la ignorancia. Como silente testigo del agravio permanece aún, cru- zando el eje norte de Providencia, la augusta y poco conocida imagen del monumento vecino de la Plaza Italia, el Genio de la Libertad, ofrenda de la Italia de Víctor Manuel III para el centenario de la independencia nacional. Es curioso como apelan a la “digni- dad” los profanadores del alma de Chile mostrando a contraluz su abismal ruin- dad y su bajeza. Porque invocan, preci- samente, aquello de lo que carecen bautizando de manera espuria la zona cero de su ataque artero —donde cele- bran a destajo sus orgías— con el adje- tivo que nos muestra, en negativo, su verdadera naturaleza degenerada. Para finalizar, un dato curioso. Po- cos saben que Baquedano fue presi- dente interino de Chile —¡por dos días!— tras la caída de Balmaceda en 1891, cargo del que fue defenestrado por no haber podido detener los sa- queos a las propiedades de los derro- tados de la guerra civil. Es decir, más de un siglo después, el pobre general vuelve a ser víctima del desenfreno del “pueblo” que lo vio nacer y prosperar, como si el alma de Chile se congraciara de tanto en tanto en la autodestrucción, el suicidio, el amancebamiento con la muerte menos digna de todas: la del cobarde.
  • 11. — 11 — Sociedad NUEVA MASCULINIDAD, NUEVA FE- MINIDAD… Y NUEVA ANIMALIDAD Por Colaborador Las personas que se respetan a sí mis- mas muestran cierta dureza, una especie de coraje; hacen gala de lo que antes se llamaba “carácter”, una cualidad que, aunque aceptada en abstracto, a veces pierde terreno frente a otras virtudes más negociables al instante (…) El carácter, la voluntad de aceptar la responsabilidad de la propia vida, es la fuente de la que brota el respeto por uno mismo. Joan Didion a sociedad occidental se ha des- masculinizado. Esto no es algo que sucedió de la noche a la mañana; la hombría, la virilidad, han estado en re- troceso desde hace por lo menos me- dio siglo. Ser hombre, hoy en día, es peligroso y tiene muy mala prensa, siendo una condición generalmente mal vista por una sociedad compuesta mayoritariamente por gente voluble y sin carácter, eternamente adolescente, obsesionada, entre otras cosas, con el dogma de la “igualdad de género”. En el fondo, la masculinidad, ahora que se culpa al “patriarcado” hasta del cambio climático y de la pobreza en África, atenta contra el corazón de las estrate- gias de demolición de los valores tradi- cionales. La razón de esto tiene que ver con el hecho de que los hombres con los huevos bien puestos fastidian, in- comodan, y son, en efecto, peligrosos para el poder, porque no consienten la destrucción del mundo en el que han de crecer sus descendientes. Pero la sociedad blandengue de nuestros días confunde virilidad con machismo, y en esa grieta concentran su ataque los demoledores. El adoles- cente se asusta ante un hombre com- pleto, íntegro, capaz de desplegar algo más que su verga ante los problemas que le salen al encuentro. No se trata sólo de biología, sino de la estructura psíquica del ser encarnado en un cuer- po masculino, de cierta disposición espiritual. En el hombre –el macho de la especie homo sapiens– se encarna el arquetipo de la masculinidad, el princi- pio activo del universo, pletórico de luz y de fuerza; en la mujer, el principio pa- sivo, eternamente receptivo, fecundo, pródigo manantial de abundancia y de frescura. No vamos a entrar en profun- didades, pero es claro que los arquitec- tos del mundo distópico en que vivimos están empeñados en borrar la diferen- cia, tirando al trasto de la basura miles de millones de años de evolución. Para ellos, ser hombre o mujer no depende ni de la biología ni de las leyes cósmi- cas, porque, además de materialistas, son voluntaristas. Las condiciones ob- jetivas del mundo real les dan lo mis- mo: ¡que viva la subjetividad! [¡Son ado- lescentes después de todo!] Esto sucede porque han decidido vi- vir de espaldas al Espíritu en un mundo sin Dios, incompleto y fragmentado, mutilado del Logos: «Fuera de la mate- ria no hay nada –piensan, creen–, el mundo no es más que un mecanismo súper complejo…», etc. De modo que no existe realmente un arquetipo mascu- lino y otro femenino que se exprese bilógicamente en el cuerpo o a través del cuerpo, en la disposición anímica de hombres y mujeres; no existe una pola- ridad universal manifestándose a tra- vés de dicha diferencia en el plano hu- mano. Ves un perro o un gato en la ca- lle y no salta a la vista si son machos o hembras. Por supuesto, es un poco distinto con los leones y las leonas, pero aparte de la melena y el tamaño del macho –además de los órganos sexuales–, no hay mucho más que los distinga. Pasa lo mismo con muchas especies, y cada vez más con los pro- pios seres humanos. Sucede que las características sexuales secundarias se expresan de manera escalonada en todo lo que vive y palpita bajo el sol, siendo cada vez más evidentes en tan- L
  • 12. — 12 — to nos remontamos de un nivel a otro: del reino vegetal al animal, y de éste al humano. Pero el globalismo progresista ne- cesita tanto de hombres emocional- mente castrados, privados de fuerza intelectual y de valor, como de mujeres despojadas de femineidad y de instinto maternal, e incluso de espiritualidad, de interioridad, de capacidad transforma- dora de la realidad. Es en esa carencia de lo masculino y de lo femenino en sí que radica el anclaje de la voluntad en el nivel de los instintos, reflejando una irrefrenable atracción hacia lo mera- mente animal, cuya consecuencia es la ruptura con el orden natural, la nega- ción de la vida y de la propia matriz — de eso se trata, a fin de cuentas, el aborto—, con la profanación de iglesias como símbolo de esa actitud profun- damente sacrílega. En Occidente, preciso es reconocer- lo, es cada vez más difícil encontrar hombres y mujeres con mayúsculas; en cambio, proliferan los machos y las hembras de fachada, empoderados, presuntuosos, superficiales; además, claro está, de una vasta pluralidad de seres anímicamente castrados. Para los arquitectos del mundo, para los ingenieros sociales, la sociedad ideal es indiferenciada, por eso tienen sueños húmedos con la igualdad. Si al hombre le quitas la masculinidad, sólo queda el macho; si le quitas la femini- dad a la mujer, sólo quedará la hembra. Mientras más iguales, mientras menos diferenciados, mejor. Así las cosas, no es de extrañar que de un momento a otro sacaran de su roñosa chistera de mago lo de los cien o más géneros, que lo reduce todo a penes y vaginas: «Si tu “género” no concuerda con tu cuerpo [Ya nos en- cargaremos nosotros, los biempensan- tes del mundo, progresistas todos, de introducir dudas en las mentes previa- mente debilitadas de las masas, espe- cialmente de los más jóvenes], simple- mente te llenas artificialmente de hor- monas y te operas ese cuerpo desubi- cado que no respeta tus sentimientos. ¡Que se vaya a la mierda la naturaleza! ¡Habrase visto, hacer nacer machos en cuerpos de hembras, y viceversa!». He aquí la raíz de la barbarie: ¡se es- tán animalizando por voluntad propia! Para ellos sólo existe el cuerpo, la ma- teria. A partir de esa creencia, lo prime- ro a lo que le dan la espalda es al alma [Si, ¡se des-alman por voluntad propia estos pajaritos de Dios!]. No es de ex- trañar entonces que vivamos entre zombis. Muchos ya ni siquiera se emo- cionan conformándose con pulular ale- targados por las calles del mundo, in- sensibilizados, vegetando a lomos de su hambre insaciable –insatisfechos, después de todo, con la vida superflua que los condenaron a vivir–, esclavos de sus instintos desnudos, de sus bajas pasiones. Y mientras más anestesiada el alma, peor se va poniendo la cosa. La mal- dad, la violencia, la crueldad que vemos en las calles todos los días, tiene esa raíz. ¿Querían un mundo sin hombres de verdad, un mundo lleno de mujeres a medias despojadas de su instinto de ser madres? Pues ya lo tienen, es cosa de asomarse a la calle. Y es un mundo oscuro, cada vez más violento, habita- do por seres que involucionan acelera- damente hacia el animal. En relación a la desmasculinización de los hombres, a esa escasez de tes- tosterona que los arquitectos del mun- do post-humano fueron induciendo a fuerza de propaganda y operaciones psicológicas, además de manipular los alimentos que nos llevamos a la boca, sólo añadiremos algo más: El 8 de junio de 1978, cuatro años después de ser expulsado de la URSS, Alexander Solz- henitsyn pronunció un notable discurso en una ceremonia de graduación de la
  • 13. — 13 — Universidad de Harvard. En la ocasión, el Premio Nobel de Literatura dijo: «La merma de coraje puede ser la característica más sobresaliente que un observador imparcial nota en Occi- dente en nuestros días. El mundo Occi- dental ha perdido en su vida civil el co- raje, tanto global como individualmente, en cada país, en cada gobierno, cada partido político y, por supuesto, en las Naciones Unidas. Tal descenso de la valentía se nota particularmente en las élites gobernantes e intelectuales y causa una impresión de cobardía en toda la sociedad». El autor ruso remata preguntando a los más de quince mil asistentes al evento: «¿Habrá que señalar que, desde la más remota antigüedad, la pérdida de coraje ha sido considerada siempre como el principio del fin?». Ciencia y Tecnología ELON MUSK: «CON LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL INVOCAMOS AL DEMO- NIO» Musk llamó la atención al revelar que está más preocupado por la inteligencia artificial que por las armas nucleares. Publicado originalmente en Ejército Remanente lon Musk, el CEO de Tesla Motors y fundador de la empresa de cohetes espaciales comerciales SpaceX, el mul- timillonario también tiene un puñado de emprendimientos inusuales. Una de ellas, dice, es la que puso en marcha para lograr algún día la “simbiosis” en- tre el cerebro humano y la inteligencia artificial. Neuralink es la empresa de tecnología de interfaz neural de Musk, y desde hace un tiempo está constru- yendo un dispositivo que podría incrus- tarse en el cerebro de una persona, donde podría tanto registrar la activi- dad cerebral como estimularla poten- cialmente. Es un «evangelista» de la tecnología. Su currículo de vida da fe de ello. Sin embargo, hay un avance tecnológico del que confiesa, teme que se puede utilizar de mala manera. Se trata de la inteligencia artificial. «Con la inteligencia artificial esta- mos convocando al demonio», dijo Musk durante una charla en el MIT Ae- ronautics and Astronautics Depart- ment’s 2014 Centennial Symposium. «Creo que deberíamos tener mucho cuidado con la inteligencia artificial. Si tuviese que conjeturar cuál es nuestro mayor peligro existencial, sería proba- blemente eso…. Con la inteligencia arti- ficial estamos invocando al demonio», dijo Elon Musk, citado por ‘The Wa- shington Post’. «Yo me inclino mucho a pensar a que debe haber una especie de regula- ción, quizás a nivel nacional e interna- cional, sólo para asegurarnos que no haremos algo muy tonto», dijo. «Con la inteligencia artificial estamos convo- cando al demonio. Sabes todas estas historias dónde hay un hombre con un pentagrama y agua bendita, pensando que seguro podrá controlar al demonio, pero nunca funciona así», dijo Musk haciendo una analogía sobre lo que cree que pasaría con la inteligencia artificial. El directivo agregó que en el escena- rio que él se imagina, «Hal 9000», el ordenador antagonista de la novela 2001: A Space Odyssey , sería sólo un «pequeño cachorrito». Anteriormente, Musk llamó la aten- ción al revelar que está más preocupa- do por la inteligencia artificial que por las armas nucleares. «Tenemos que tener mucho cuidado con la inteligencia artificial. Es potencialmente más peli- grosa que las armas nucleares», afirmó el investigador tras su cuenta de Twit- ter. E
  • 14. — 14 — «Espero que no seamos solo los cargadores biológicos para inicializar la superinteligencia digital. Desafortuna- damente, esto es cada vez más proba- ble», aseveró en otra publicación. En los últimos años, la mayor parte de los comentarios de Musk inspirados por la ciencia ficción han girado alrede- dor de la colonización de Marte. Así, el emprendedor afirmó que pretende en- viar a Marte un millón de personas para asegurar de esta manera la superviven- cia de la humanidad. Neuralink Neuralink es la empresa de Elon Musk que se centra en la integración de tec- nología de inteligencia artificial en el cerebro humano. Cuando se lanzó esta compañía en 2016, el multimillonario declaró que su objetivo era implantar el primer chip en un cerebro humano an- tes de finales de 2020. El chip permiti- rá a las personas comunicarse con dis- positivos electrónicos a través del pen- samiento. Elon Musk fundó su empre- sa Neuralink en 2016 con el objetivo de desarrollar neurotecnología que permi- tiese conectar el ser humano con las máquinas. Según el empresario, la compañía comenzará a implantar mi- crochips en los cerebros humanos el próximo año 2022 y, con ello, pretende- rá mejorar la medicina. Musk está preocupado por todo lo que gira en torno a la relación entre poder e IA. Ya en abril de 2018, tras el estreno del documental “Do you trust this computer?” («¿Confías en este computador?») fue muy comentada una de las reflexiones que realizaba en el mismo: «El futuro menos terrorífico que se me ocurre es uno en el que al menos hayamos democratizado la inteligencia artificial, porque si una gran compañía o un pequeño grupo de personas con- siguen desarrollar una superinteligen- cia digital divina, podrían dominar el mundo». Muchos expertos en demonología consideran que el avance de la tecno- logía ha proporcionado un acceso a nuestro mundo para ciertas entidades demoníacas, las quieren integrar con nuestros cerebros humanos dirigidas desde un servidor externo malévolo. Es todo diabólico y está sucediendo ahora, y con la nanotecnología que están in- yectando en los cuerpos humanos con las vacunas lo estamos viendo. Ya han accedido a los cerebros sin necesidad de implantar un chip cerebral. Política y Espíritu EXORCISTA CHILENO: EN LOS ATA- QUES A IGLESIAS DEL 18 DE OCTUBRE HUBO UN RITUAL SATÁNICO Publicado originalmente en Verdad en Libertad / 26 de octubre 2020 l sacerdote y exorcista chileno Luis Escobar denunció que «en los ata- ques a iglesias del 18 de octubre hubo un ritual satánico», en una reflexión enviada a Portaluz. Hace más de una semana, durante las manifestaciones quemaron 2 templos católicos en San- tiago, el de la Asunción y el de San Francisco de Borja. Los manifestantes celebraron cuando cayó la cúpula en llamas, tras el colapso de la estructura de la Iglesia de la Asunción. E
  • 15. — 15 — Escobar sostuvo que existen abun- dantes “signos satánicos” como para afirmar un vínculo identitario satanista en estos individuos que la policía califi- có de «antisociales» y los medios inter- nacionales consideraron que son «anarquistas». «No es al azar que al inicio de los festejos en la Plaza Ba- quedano pintaran de rojo la estatua del General Baquedano. No olvidar que este lugar es una tumba histórica, por- que ahí están sepultados los restos de Un Soldado de identidad desconocida que defendió a Chile durante la Guerra del Pacífico. Sobre este mismo lugar se desplazaron danzantes vestidos de rojo y disfrazados de diablos, tanto hom- bres como mujeres; danzaban emulan- do de forma engañosa un baile religio- so tradicional del altiplano chileno- boliviano-peruano que honra a la Santí- sima Virgen María. Estos bailes religio- sos, conocidos como diabladas, ponen de manifiesto la magnificencia de Ma- ría, frente a la cual hasta los demonios se rinden en su presencia. No era lo que auguraba esta danza en la Plaza Baquedano de Santiago. Fue luego de esto que ocurrió el inicio de la profana- ción y quema de dos Iglesias cerca- nas», advirtió. «En la primera de ellas se destruye- ron signos religiosos relevantes para los cristianos católicos chilenos, como la imagen de Nuestra Señora del Car- men Reina y Patrona de Chile, cuya es- tatua sagrada terminó descabezada entre las llamas. Junto a la imagen de su madre la estatua del Sagrado Cora- zón de Jesús también fue violentada. Fuego, gritos de burlas y de odio prece- dían a este ignominioso acto. No sufi- ciente con ello atacaron una segunda iglesia, dedicada nada menos que a la Asunción de María, simbolizada en una torre aguja que se yergue hacia el cielo como signo de María que se eleva a la presencia de Dios. Misma que fue in- cendiada y en su caída, la televisión abierta de Chile transmitió en directo los vivas y aplausos de una multitud eufórica que gesticulaba y bramaba por haber logrado tan maligna osadía. A estas alturas la catarsis del ritual reto- maba bríos con gritos de: viva el dia- blo», denunció el exorcista chileno, al sostener que «por los antecedentes que aporta la historia del culto a Sata- nás en Chile, la evidencia de los hechos recientes y el conocimiento que com- parto con mis hermanos exorcistas, en los mencionados ataques a las Iglesias en Chile del pasado 18 de octubre de 2020 hubo un ritual satánico». Precisó que la «liturgia en honor a Satanás que inició con danzas repre- sentando la algarabía de los demonios, culminando con la profanación de los templos y las imágenes de María Santí- sima». «Un ritual satánico requiere pro- fanar los elementos sagrados de la Iglesia, generalmente la Eucaristía, los sacramentales o las imágenes religio- sas; ya sea para destruirlas o bien para ser usadas en otros actos que simboli- zan una ofensa a Dios. Quemar la igle- sia de San Francisco de Borja es un acto que va más allá del anarquismo, más allá del ofender y atacar a la insti- tución de carabineros. Satanás y sus seguidores se sirven de los incautos estimulando la euforia del odio, la vio- lencia y la soberbia, como condimento de este ritual dedicado al demonio que pretende dejar una huella como mensa- je: Muerte al Nazareno; pretenciosa frase que suele utilizar el demonio para dirigirse a Jesús. Pero el ritual, esta catequesis satánica que fue posible ver en vivo por la televisión, requería ofen- der a María. Es muy significativo que hayan elegido quemar la Parroquia de la Asunción, pues el último dogma ma- riano declarado por la Iglesia es la Asunción de María al Cielo, triunfante y gloriosa ante Dios», indicó.
  • 16. Alameda de las Delicias y Pérgola de las Flores. Fotografía: Enrique Mora, 1935.
  • 17. PALABRAS DE RUDOLF STEINER (1861-1925), FUNDADOR DE LA ANTROPOSOFÍA, EN LA CO- LOCACIÓN DE LA PIEDRA DE FUNDACIÓN DEL PEQUEÑO TEMPLO DE LA COMUNIDAD CRIS- TIANA DE MALSCH (KARLSRUHE, ALEMANIA), EL 5 DE ABRIL DE 1909. Nuestra madre Tierra se condensó a través de sufrimientos. Nuestra misión es espiritualizarla, liberarla, transformándola a través de la fuerza de nuestras manos en una obra de arte plena de es- píritu. Que esta piedra sea igualmente una prime- ra piedra de fundación para la liberación y trans- formación de nuestro planeta Tierra, y que la fuerza de esta piedra se multiplique miles de ve- ces. Cuando aún descansábamos en el regazo de la divinidad, envueltos por divinas fuerzas, entonces tejía en nosotros el Espíritu del Padre que todo penetra y envuelve. Pero éramos aún inconscien- tes, y carecíamos de independencia. Por ello des- cendimos hacia la materia, para aprender a desa- rrollar aquí la autoconciencia. Entonces llegó el mal, entonces llegó la muerte. Pero en la materia también obró Cristo, y nos ayudó a vencer la muerte. Y muriendo en Cristo, vivimos. Vencere- mos a la muerte y, por nuestra gran fuerza, espiri- tualizaremos y divinizaremos la materia. Así se despertará en nosotros la fuerza del espíritu sa- nador, del Espíritu Santo. AURORA DE CHILE E HISPANOAMÉRICA Contacto: aurora.chile@protonmail.com [SITIO WEB EN CREACIÓN] HECHO EN [LO QUE QUEDA DE] CHILE