2. En el siglo XX fue encontrado la tumba de Tutankamon . El arqueólogo
Howerd Carter encontró la tumba en 1922. Su descubrimiento y los
tesoros encontrados fueron muy valiosos. Fue un aporte fundamental
para la compresión de la historia y culturas egipcias. Este
descubrimiento sacó a la luz una cantidad apreciable de joyas,
muebles, armas y utensilios variados,permitiendo así ampliar el
conocimiento de estas civilizaciones.
EL DESCUBRIMIENTO DE
LA TUMBA DE
TUTANKAMON
3.
4. Si bien
formalmente se
define que la
Dinastia XVII
finaliza con el
reino de
Horemelo, se
puede afirmar
con un alto
grado de certeza,
que el joven
Tuntakamon fue
el último faraón
de sangre real de
la dinastía.
Ascendido el
último rey.
¿QUIÉN FUE EL ULTIMO REY?
5. Los datos de su reinado son breves. Se
sabe que fue coronado rey a la edad de
ocho a diez años aproximadamente El
ascenso al trono fue legitimado, —de
acuerdo con la costumbre de los
antecesores de la Dinastía XVIII—
desposando a la princesa
Anjesenpaatón, única hija superviviente
de Ajenatón y Nefertiti y portadora por
tanto de la legitimidad real, que también
cambió su nombre cuando se restauró el
culto a Amón, pasando a llamarse
Anjesenamón.
SU VIDA COMO REY
Cuando ascendió al trono, se produjo la
restauración de los antiguos cultos,
intentando olvidar el interludio que
significó la experiencia religiosa de
Ajenatón. Por las fechas en que ocurrió
esto y la escasa edad que tenía
Tutankamón, muchos estudiosos creen
que el abandono del culto a Atón fue
debido más a sus consejeros, sobre todo
a Ay y Horemheb, que a una propia
decisión del faraón.
No se conocen muchos textos de campañas militares durante el reinado de
Tutankamón, solo unas representaciones grabadas en bloques encontrados
en el templo de Karnak, los cuales pertenecían a una antigua fachada en
construcción mandada a edificar por el joven faraón.
Su papel resultó ser mucho más importante de lo que en un principio pareció,
y fue un gran constructor que se encargó de reparar los daños cometidos por
Ajenatón sobre los templos egipcios. Así, no cabe sorprenderse ante el hecho
de que la mayoría de los rostros de las estatuas de Amón de esta época
sean los del propio Tutankamón; esto es explicable desde el enfoque
religioso, ya que se creía que el faraón tenía un origen divino y que era
engendrado por el mismo dios. El rostro del faraón era la imagen viviente de
Dios en la faz de la tierra.
Restauración religiosa
Durante el cuarto año de su reinado el faraón trasladó la corte a Tebas y
restableció no solo el culto a Amón sino también al resto del panteón egipcio,
adoptando su nombre definitivo, Tut-anj-Amón