1. Maria Camila Ramírez Zuluaga
Noveno-1
KIRA
Después de un largo día de escuela, llego a mi casa descargo mi
bolso y me dirijo hacia una puerta blanca en el fondo, el sonido de la
chapa se combina con el de sus orejas al chocar con su rostro
mientras se sacude; abro la puerta y de repente un gran hocico
negro se asoma y en cuestión de segundos siento sus dos grandes
patas sobre mi estómago, dejando sus huellas en mi camiseta, y a
mi nariz llega un fuerte aroma a alimento para perro, una sonrisa se
dibuja en mi rostro y como una estúpida empiezo a acariciarla y a
hablarle como si fuera un bebé, pues bueno ella al fin y al cabo es
mi bebé, le digo cosas como: ¿Cómo está la princesa de la casa?,
¿Cómo se comportó la bebé?, mi negra hermosa carajo, ¿Quién es la
negra más hermosa de este mundo?, te amo mi orejona , entre
muchísimas otras, unas que repito cotidianamente, otras que
simplemente me surgen en el momento. Kira, sí ese es su nombre,
sacudiendo su cola de un lado a otro sale corriendo por toda la
casa, luego se monta a la cama de Valentina, mi hermana, y muerde a
Coco, un peluche de cocodrilo que ella tiene desde muy pequeña, yo
voy con la intensión de regañarla pues está haciendo algo malo, pero
al verle esa carita, en vez de reprenderla me acuesto a su lado y
empiezo a molestarla , luego de un rato, se supone que ya está
2. Maria Camila Ramírez Zuluaga
Noveno-1
dormida, pero apenas me levanto de la cama, abre los ojos y me
observa, aunque no se inmuta siquiera por levantarse y prefiere
volver a cerrar los ojos y seguir descansando, y aunque mis padres
no dejan que Kira haga esto, la veo tan feliz y relajada ahí acostada
que no hago que se baje, es más me gusta verla ahí porque esa única
manera en la que se puede tener controlada, por lo menos cuando
estoy solo yo, porque eso sí, desde que están mis papás Kira no hace
nada malo, como dicen por ahí es una santa paloma, pero no la culpo,
yo misma soy la culpable del comportamiento que tiene con migo,
pues no le he demostrado la suficiente autoridad y en vez de esto
le alcahueteó todo.
En la calle un perro ladra y como un huracán sale corriendo y en el
balcón salta como loca, con su pelo todo erizado y ladrando con
muchísima fuerza, mientras salta de lado a lado desesperada.
Momentos de tranquilidad en mi casa son muy raros, en estos
simplemente debemos parar lo que estemos haciendo y buscar a
Kira para saber que travesuras está haciendo, y en el momento
menos previsto pasa corriendo a mi lado con un peluche en la boca, o
se escucha crujir la bolsa de la basura pues ella tiene su hocico allí
metido, o sus garras rasguñando sobre el mesón de la cocina, pues
seguramente está mirando que se puede robar o simplemente se
escucha la puerta del baño al abrirse, pues seguramente tiene toda
su carota metida en la papelera. Llegan las 5:30 y Kira se hecha a mi
lado y empieza a rasguñarme con sus patas delanteras para que le
de comida y si no le prestó atención se me monta encima y empieza
a morderme las manos, cuando ya no me aguanto más, me levanto de
la silla y voy a la cocina, abro el cajón donde está la coca con la que
3. Maria Camila Ramírez Zuluaga
Noveno-1
se le sirve el cuido y me dirijo al otro extremo de la casa hacia la
habitación donde está guardado este, apenas llego la siento detrás
de mí con la coca entre sus mandíbulas y voleando alegremente su
cola de un lado para otro, apenas siente que introduzco la coca en
el cuido, sale corriendo para el patio, lugar donde se encuentran los
respectivos recipientes para consumir su alimento. Devorarse ese
plato de cuido para Kira no es problema y en un santiamén ya tiene
el plato limpio.
Llega la noche, y mis padres ya están en casa y como es ya
costumbre, mi padre me hace la siguiente pregunta: ¿ Y usted pa’
que un perro?, yo simplemente hago silencio un rato, la verdad no sé
qué decirle y simplemente le respondo con la verdad –No lo sé, pero
la amo.