Artículo de Carlos Alberto Aguilar Meza, sobre la importancia de atacar los problemas del Perú desde su raíz, con un enfoque integral, en base a un modelo aplicado con éxito en Colombia.
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Cultura, Moral y Ley: la fórmula colombiana para reducir la violencia
1. Cultura, Moral y Ley
Artículo de Carlos Alberto Aguilar Meza
“…lo central no es exactamente la ley: es la congruencia entre la regulación cultural y moral y
la ley. Lo que importa son las justificaciones para obedecer o para desobedecer la ley, o el
ejemplo de los demás, o lo acostumbrado, o el único medio para alcanzar el objetivo. Así, la
centralidad no está puesta exactamente en la ley, sino en el acompañamiento a la ley desde la
cultura y la moral”. Esta frase formulada por Antanas Mockus, dos veces Alcalde Bogotá,
célebre por desarrollar iniciativas creativas para la reducción de la violencia y el crimen en la
Capital Colombiana, resulta vigente para el caso peruano.
Cultura, Moral y Ley, es una fórmula utilizada de manera recurrente en todo Colombia para
reducir los índices de violencia y crimen en las ciudades del vecino país. Es simple, la fórmula
se puede descifrar de la siguiente manera: debemos asumir que vivimos en una sociedad que
tiene como núcleo a la Familia, a quien entendemos como una estructura sólida
fundamentada en la educación y cultura, respetuosa de las normas formales y las normas
informales. En caso el desempeño y comportamiento de la Familia, falle, asumimos que
vivimos dentro de una sociedad consolidada con indicadores de Moral adecuadamente
desarrollados y que es capaz de controlar y fiscalizar un eventual desvío o mal desempeño de
unos de sus miembros.
Al final del día, si la Familia falla y la sociedad no está en capacidad de corregir esta falla,
entonces es ahí cuando la Ley debería activarse. Todos los indicadores demuestran que en el
tiempo, la aplicación de esta fórmula ha funcionado y continua funcionando en todas la
ciudades principales de Colombia. Podemos revisar la curva de la tasa de homicidios en
ciudades como Bogotá, Cali y Medellín y esta demostrado que han bajado significativamente.
2. En este esquema, es evidente que el Perú está priorizando atender las consecuencias y no
poner atención a las causas de la violencia y el crimen, por ello, como ciudadanos somos
testigos que: i) los delitos y la percepción siempre van en aumento, ii) la Policía Nacional
evidentemente se ha visto rebasada y se ve involucrada en temas que probablemente no son
de su competencia, iii) las autoridades solo piensan en incrementar las penas. Es decir,
llevamos años haciendo lo mismo y por ello no encontramos soluciones, tampoco tenemos
resultados.
Alexandra Díaz Lazo (alexandra_diaz2@usmp.pe), para mencionar un estudio local, en su
investigación denominada: EL ENDURECIMIENTO DE LAS PENAS NO DISMINUYE LA ACCIÓN
DELICTIVA, dice lo siguiente: “La experiencia nacional demuestra que los incrementos de la
temporalidad de las sanciones privativas de la libertad no generan un efecto preventivo, pues
los índices delictivos van en aumento, ya que no se trabaja en el origen del delito, sino en su
consecuencia”. Estudios del Banco Mundial y el BID desarrollan esta teoría, especialmente
cuando se refieren al fenómeno de los Maras en Centro América. El incremento de penas no
tiene efectos disuasivos, lo hemos visto en los últimos años para los casos de violencia familiar,
acoso, secuestros, abuso sexual, entre otros. Los casos han ido en aumento año a año.
Un indicador que debería preocupar a los peruanos hoy en día, es el comportamiento de la
tasa de homicidios en las ciudades principales. Según el INEI, la tasa de homicidios en el Perú
ha pasado de 5.4 por cada 100,000 habitantes en el 2011 a 7.8 en el 2017. Todavía no estamos
considerados entre los países con índices altos como El Salvador, Brasil, Guatemala, Colombia,
entre otros, sin embargo, sí debería preocupar el aumento por año, especialmente los
registrados en ciudades como Cusco, Puerto Maldonado o Trujillo.
La seguridad en nuestras ciudades, más allá que de manera comprensible genera percepciones
negativas, debería empezar a ser trabajada utilizando una fórmula similar a la de Colombia, ir
al encuentro de las causas que la generan y no priorizar las consecuencias a través de
aprobación de Leyes y más Leyes que incrementan las penas.
(1) CONVIVENCIA COMO ARMONIZACIÓN DE LEY, MORAL Y CULTURA. Antanas Mockus. 2002