Este documento es una carta de amor de una madre dirigida a sus hijas Isabela y Catalina, en la que expresa su profundo amor y gratitud por ellas. Ella dice que Dios la bendijo con su presencia y amor, y que ellas son el amor más grande del mundo. Ella las adora desde el momento en que supo que estaban en su ser, y su fe es que cuando crezcan se conviertan en grandes mujeres que hagan el bien y serán bendecidas.