Las mujeres mapuches y sus hijos se quedaron atrapados en una gruta durante una tormenta mientras recolectaban frutos. Vieron una estrella brillante en el cielo con una larga cabellera dorada. Luego de un terremoto, piedras luminosas cayeron de la gruta y encendieron un árbol seco, dándoles fuego y calor. Al día siguiente, los mapuches descubrieron cómo frotar piedras para encender fuego, resolviendo así su problema de no tener cómo hacerlo.
Dialogo de los mapuches y el descubrimiento del fuego
1. Dialogo
Personajes :
Narrador : Bryan Cárcamo / Stefano Enríquez
Abuelo Collalla : Diego Fernández
Madre Mallen : Javiera Palestro
Padre Caleu : Roberto Leal
Hija Lican : Paula Guerrero
Cheruve : Kyron Díaz
Bryan : Un día los mapuches estaban reunidos en sus grutas y escucharon una fuerte
erupción, era el Cheruve que se había enojado y lanzó mucha lava y empezó
a caer del cielo en forma de aerolito.
Stefano : Los mapuches al mirar el cielo nocturno decían que cada estrella era un antiguo
abuelo iluminado que cazaba avestruces entre las galaxias.
Bryan : El sol y la luna daban vida a la Tierra como Dioses buenos, a ellos
los llamaban Padre y Madre. Cada vez que salía el Sol todos los saludaban,
y por otro lado la Luna salía cada 28 dias y dividía el tiempo en meses.
Stefano : Al no tener fuego, porque no sabían encenderlo, se comían sus alimentos crudos
y para abrigarse en invierno donde hacía mucho frío dormían junto a sus animales
para poder abrigarse.
Bryan : Eran miedosos, les tenían miedo a la oscuridad, se imaginaban
cosas terribles.
Stefano : En una de sus grutas vivía una familia con los siguientes integrantes :
Caleu el padre, Mallén la madre y Licán la hija.
Un anoche Caleu el padre de Licán miró hacia el cielo y vió una enorme estrella.
Caleu : Que hermosa estrella !! y tiene una cabellera dorada muy larga.
No le contaré a nadie para no asustarlos.
Bryan : Caleu al mirar ésta estrella quedó muy impresionado y a la vez asustado que pensó
que esto traería una desgracia al pueblo como que se quemarían los bosques,
pero igual la vieron los demás indios.
Stefano : Todas las mujeres en tiempo de verano suben muy temprano una montaña
a buscar frutos de los bosques para tener alimentación en invierno.
Mallen : Le dice a Licán :
Vamos a buscar frutos así tendremos la comida lista en tiempos de frío.
Licán : Yo te acompañaré mamá, así traeremos un poco mas.
Mallen : Traeremos piñones dorados y avellanas rojas.
Licán : También traeremos raíces y pepinos del Copihue.
Bryan : Licán acompañó otras veces a su madre en éstas excursiones y se sentía muy feliz.
Caleu : Vuelvan antes de que caiga la noche.
Mallen : Si nos sorprende la noche nos refugiaremos en una gruta que hay allá arriba
en los bosques.
2. Stefano : Todas las mujeres llevaban canastos tejidos con enredaderas y conversaban mucho,
allá arriba habían gigantescas araucarias que dejaban caer lluvias de piñones
y los avellanos lucían sus frutas redondas según iban madurando,
no se dieron cuenta y pasaron las horas, el Sol empezó a ocultarse y muy asustadas
se hecharon los canastos a la espalda y tomaron a sus hijos de la mano.
Mallen : ¡ Bajemos ! ¡ bajemos !
No tendremos tiempo, nos perderemos en la oscuridad y nos perderemos
para siempre.
Collalla : ¿ Qué haremos entonces ?
Mallen : Yo sé donde hay una gruta por aquí cerca, no tenga miedo abuelo.
Bryan : Mallen guió a todas las mujeres con sus niños por un sendero rocoso.
Pero al llegar a la gruta ya era de noche y lograron ver en el cielo a la estrella
con su cabellera dorada.
Collalla : Esa estrella nos trae un mensaje de nuestros antepasados que viven en la
bóbeda del cielo.
Stefano : Licán muy asustada se aferró a su madre.
Mallen : Vamos entremos a la gruta y dormiremos bien juntas para que se nos pase el miedo.
Collalla : Eso sería lo mejor.
Bryan : Cuando estaban en la gruta un profundo ruido subterráneo las hizo abrazarse
llamando al Sol y la Luna, sus espíritus protectores.
Era un terremoto, la montaña se estremeció como el cuerpo de un animal nervioso.
Stefano : Las mujeres estaban muy asustadas nadie estaba herido, pero al mirar hacia la boca
blanquecina de la gruta cayó una lluvia de piedras que al chocar entre ellas
hechaban chispas.
Collalla : ¡ Miren ! ¡ Piedras de luz ! Nuestros antepasados nos mandan éste regalo.
Bryan : Las piedras como luciérnagas rodaron cerro abajo y con sus chispas encendieron
un enorme árbol decoihue seco que se erguía al fondo de una quebrada.
El fuego iluminó la noche y las mujeres se tranquilizaron al ver la luz.
Collalla : La estrella con su espíritu protector envió el fuego para que no tengamos miedo.
Stefano : Niños y mujeres también aplaudieron del fuego.
El grupo silencioso contempló las llamas como si fuera el mismo Padre Sol que
hubiera venido a acompañarlas.
Bryan : Se sentaron junto a la gruta oyendo crepitar las llamas como música desconocida.
Al rato llegaron los hombres desafiando las tinieblas por buscar a sus niños y
mujeres.
Caleu, el padre, se acercó al incendio y cogió una llama ardiente, los otros los
imitaron y una procesión centellante bajó de los cerros hasta sus casas.
Por el camino iban encendiendo otras ramas para guiarse.
Stefano : Al otro día gracias a las piedras que lanzaban chispas,
los indios subieron a recogerlas y al frotarlas junto a ramas secas lograron
3. encender pequeñas fogatas.
Caleu : ¡ Descubrimos el fuego ! ¡ descubrimos el fuego !
Bryan : Desde entonces los mapuches tuvieron fuego para alumbrar sus noches,
calentarse y cocer sus alimentos.