Desde el CEE compartimos un nuevo informe realizado por Javier Vicuña. Esperamos les resulte interesante. Estaremos gustosos de recibir sus comentarios!!
2. Las principales Bolsas de todo el mundo, con Wall Street a la cabeza, vivieron jornadas
negras de caídas generalizadas por encima del 2 %, debido al temor de que la alta inflación
provoque una desaceleración de la economía y, en definitiva, una inevitable recesión. Al
mismo tiempo, los operadores bursátiles sospechan que la FED, el Banco Central
estadounidense, aumentó su tasa de interés en tres cuartos de punto porcentual debido al
impulso inflacionario. Su método principal es elevar las tasas para desacelerar la economía,
una herramienta que corre el riesgo de una recesión si se usa de manera demasiado
agresiva. Eso es el triple de la cantidad habitual y algo que la entidad financiera no ha hecho
desde 1994.
Al final de las operaciones del día martes 14 de junio en Nueva York, el Dow Jones cayó
un 2,7 % y el índice Nasdaq, donde cotizan las principales compañías tecnológicas, perdió
un 4,6 %. La Bolsa de Milán cayó un 2,79 %; la de París, el 2,67 %; Frankfurt, el 2,43 %; y
Londres, la menos afectada, el 1,53 %. En el comienzo del día también se registraron
cuantiosas pérdidas en los mercados de Asia. Tokio se desplomó un 3 % por la
depreciación del yen frente al dólar a su nivel mínimo en casi 24 años y por la inquietud a
una estanflación global. La Bolsa china de Shanghái perdió el 0,89 %, tanto por la inflación
estadounidense como por nuevos brotes de Covid.
Todo es un cambio brusco con respecto a principios de la pandemia, cuando los bancos
centrales de todo el mundo redujeron las tasas a mínimos históricos e hicieron otros
movimientos que apuntalaron los precios de las acciones y otras inversiones con la
esperanza de impulsar la economía.
La crisis está trastocando los valores de las criptomonedas después que se dispararon a
principios de la pandemia cuando las tasas de interés en mínimos históricos alentaron a
algunos inversores a realizar las inversiones más riesgosas. Bitcoin cayó el 13 de junio más
de 14% respecto al día anterior por debajo US$23,973, según Coindesk. Los movimientos
3. de la FED influyen mucho en este comportamiento porque las tasas más altas hacen que
los inversores estén menos dispuestos a pagar precios altos por inversiones de riesgo.
El impacto de la invasión rusa no solo es económico sino también político, el Kremlin
necesita aliados ya que los principales países de occidente con EE. UU a la cabeza intenta
aislar a Vladimir Putin. Es así que India, China y otras naciones asiáticas se están
convirtiendo en una fuente cada vez más vital de ingresos petroleros para Moscú a pesar
de la fuerte presión de EE.UU. para que no aumenten sus compras, mientras la Unión
Europea y otros aliados cortan las importaciones de energía de Rusia en línea con
sanciones por su guerra contra Ucrania.
Tales ventas están impulsando los ingresos de exportación de Rusia en un momento en
que Washington y sus aliados intentan limitar los flujos financieros que respaldan el
esfuerzo bélico de Moscú. Un informe del Centro para la Investigación sobre Energía y Aire
4. Limpio con sede en Helsinki dijo que Rusia obtuvo US$ 97,4 mil millones en ingresos por
exportaciones de combustibles en los primeros 100 días de la invasión, a pesar de una
caída en los volúmenes de exportación en mayo. “Los ingresos de las exportaciones de
combustibles son el facilitador clave de la acumulación y agresión militar de Rusia,
proporcionando el 40% de los ingresos del presupuesto federal”, dijo.
India, un país necesitado de petróleo de 1.400 millones de personas, ha consumido casi 60
millones de barriles de petróleo ruso en 2022 hasta ahora, en comparación con 12 millones
de barriles en todo 2021, según la firma de datos de materias primas Kpler. Los envíos a
otros países asiáticos, como China, también han aumentado en los últimos meses, pero en
menor medida. Desde el inicio de la guerra, los precios del petróleo se han disparado, lo
que brinda a las refinerías de India y otros países un incentivo adicional para aprovechar el
petróleo que Moscú les ofrece con grandes descuentos de $ 30 a $ 35, en comparación
con otros petróleos internacionales que se cotizan a US$ 120 por barril. China también
subió las compras.
5. Inmediatamente de tomada la decisión de Europa de prohibir las importaciones de petróleo
ruso, Jamie Dimon, CEO de JP Morgan Chase — uno de los 3 principales fondos de
inversión de EE.UU y del mundo— advirtió que se aproxima “un huracán” en el sistema
financiero internacional, que puede ser incluso “…una super tormenta Sandy”, la catástrofe
que se abatió sobre los estados del Golfo de México en 2021, y que destruyó amplias
regiones de Louisiana, en la más ruinosa tormenta de la historia de EE.UU.
En la misma presentación, Dimon sostuvo que el precio del petróleo puede trepar hasta
US$175 por barril a fin de año, un alza de más de 40% respecto a los niveles actuales. Esto
implica una sola cosa: se aproxima en EE.UU. y en la economía mundial una recesión
profunda en 2022/2023. Esta situación surge directamente de la Guerra de Ucrania,
combinada con las sanciones internacionales impuestas a Rusia por EE.UU., la Unión
Europea y Gran Bretaña, que constituyen un solo conjunto sistémico en la economía
mundial.
Rusia asume que el conflicto de Ucrania se ha transformado en una guerra global de largo
plazo, que EE.UU. y la OTAN despliegan contra ella, y en la que el papel que cumplen las
fuerzas ucranianas es subordinado y accesorio. Por eso ha adoptado una estrategia
defensiva, destinada a consolidar posiciones en el sudeste de Ucrania, con eje en la región
del Donbas, donde más de 80% de la población es de lengua rusa.
Putin presume que el tiempo como factor estratégico juega a su favor, y lo hace en dos
dimensiones. La primera es Europa, donde Francia, Alemania, e Italia señalan que el
próximo paso es negociar una salida, necesariamente imperfecta, frágil, pero siempre
orientada al futuro ha llegado el momento de poner término a la guerra, que ha desatado
tres grandes “catástrofes” en la economía mundial —las crisis alimentaria, energética, e
inflacionaria—; y para eso hay que negociar con Rusia, reconociendo la legitimidad de sus
intereses de seguridad frente a Ucrania; y la segunda, y verdaderamente decisiva, es
EE.UU. —allí está el verdadero epicentro de esta guerra global—, donde el presidente
6. Biden es el comandante en jefe más débil de la historia estadounidense en un conflicto de
este tipo.
Pero la clave de esta Primera Guerra Global del siglo XXI está en EE.UU., donde el
indicador fundamental es un nivel de inflación de 8,3% anual en abril, y 8,5% en marzo, el
más elevado de los últimos 40 años.
Según la Cepal, el conflicto hará crecer un 33,7% la pobreza en América latina. Los efectos
de la guerra en Ucrania, especialmente el aumento de los precios de la energía y los
alimentos, elevarán la pobreza al 33,7 % y la pobreza extrema 14,9 % este año, lo que
implica un aumento del 1,6 % y 1,1 % con respecto a 2021, respectivamente, alertó ayer
lunes la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El organismo regional, aseguró en su informe “Repercusiones en América Latina y el Caribe
de la guerra en Ucrania: ¿cómo enfrentar esta nueva crisis?” que el conflicto provocará que
7,8 millones de personas se sumen a los 86,4 millones que ya están en pobreza extrema y
sufren inseguridad alimentaria. “Estos niveles son notoriamente superiores a los
observados antes de la pandemia y alejan la posibilidad de una pronta recuperación”
La inflación empezó a aumentar en Latinoamérica a mediados de 2021, debido
principalmente a las ayudas fiscales otorgadas durante la pandemia y al aumento del
consumo, y la región cerró con una tasa promedio del 6,6 %. En abril pasado, la inflación
regional se disparó 8,1 % y la mayoría de bancos centrales anticipan que se mantendrá
elevada en lo que resta de año.
A la inflación se agregan “el contexto externo de incertidumbre y la desaceleración de la
actividad económica y el comercio en la región”, dijo el organismo. Tras el rebote económico
del 6,3 % en 2021, el PBI regional alcanzará en 2022 un alza anual promedio de 1,8 %.
Latinoamérica tiende así a regresar al lento patrón de crecimiento del período 2014-2019,
cuando el promedio anual de expansión del PIB era solo del 0,3 %. Los mayores precios
7. de materias primas, el alza del transporte y las perturbaciones en las cadenas de suministro
impactarán también en las exportaciones de bienes de la región.
Según las expectativas surgidas por los altos precios internacionales de los productos
exportados por Argentina, las ventas al exterior de bienes de Argentina en 2022 llegarán a
un resultado anual que será récord histórico. Entre diversos pronósticos, la Bolsa de
Comercio de Rosario (BCR), en mayo, estimó que los unos 3.000 millones de dólares por
encima del récord máximo alcanzado en 2011.
La principal razón de ese resultado de 2022 comparándolo con el de 2011 será el alza de
los precios internacionales. Lo muestra el resultado del primer trimestre de este año según
el INDEC. Efectivamente, los resultados esperados para 2022 suponen una cifra superior
al récord máximo de 2011, cuando llegaron a US$ 84.051 millones según las cifras de la
OMC.
8. Esta nueva cifra esperada para 2022, que podría alcanzarse de mantenerse las condiciones
actuales, en las que se destacan los efectos en los commodites de los efectos de la guerra
en Ucrania, y que supondría un alza de casi 12% en relación con los resultados de 2021,
en realidad sigue siendo impactada (considerando diversas razones que explican el
proceso) por precios más que por volúmenes. un índice de precios de sus exportaciones
que es el más alto desde los altos precios de 2014, 2013, 2012 y 2011.
El año pasado, la Argentina exportó en volúmenes 13% más que en 2020 (año signado por
el efecto en el comercio mundial de la pandemia Covid-19). En 2020, medidas en
volúmenes, las exportaciones habían sido de 116 millones de toneladas, mientras que en
2021 se alcanzaron 130 millones de toneladas.
Ahora bien: medidas según el índice de cantidades de exportaciones del INDEC, las ventas
externas en 2021 fueron más bajas que las de 2019, las de 2011 (récord en cantidades), y
que las de 2010, las de 2008 y aun las de 2007.
Debe advertirse que Argentina en realidad había acompañado recientemente en sus
resultados de comercio exterior una recuperación general por lo que su comportamiento,
en el alza interanual, no fue excepcional. Fue parte del contexto, al que supo seguir. Esto
es: Argentina se ha movido en líneas generales acompañando la tendencia internacional.
Pero como no recuperó el dinamismo que lograron sus vecinos, se explica que la
participación de las exportaciones argentinas en el total mundial no llega a la de inicios del
siglo XXI. Las exportaciones argentinas de bienes y servicios (aun con el buen resultado
del año anterior) apenas superaron el 0,3% del total mundial en 2021. Sumaron en total
(bienes más servicios) US$87.293 millones, lo que representa 0,306% del total planetario.
Ahora bien: de alcanzarse (como se espera) en nuestro país el récord máximo de
exportaciones de bienes este año, debe decirse que Argentina logrará superar los mayores
registros obtenidos en la década anterior más tarde que la gran mayoría de los países de
9. la región, que ya habían superado a aquellos altos resultados de inicios de la segunda
década antes que Argentina.
Dicho de otro modo: al llegar Argentina a superar sus mejores marcas históricas más tarde
que sus vecinos, la performance (justificada en mejores precios, sobre todo) muestra un
rezago en lograr lo que otros consiguieron antes.
Así, mientras se espera que todas las exportaciones de la región serán en 2022 más altas
que en 2021 (por la alta incidencia de los precios internacionales), las exportaciones de
Argentina (de bienes) recién y por primera vez superarán en 2022 su techo de 2011.
Las de Brasil llegaron en 2021 a US$285.806 millones, superando su anterior récord
histórico logrado en 2013 (US$250.556 millones). Las de México también el año pasado
alcanzaron su máximo récord, US$504.808 millones, superando la anterior máxima marca
(lograda en 2014 con US$411.591 millones).
Chile, por su parte, llegó a los US$98.814 millones de exportaciones en 2021, superando
su anterior mejor marca, que había sido la de US$80.074 millones en 2012. Hay más
ejemplos. Las de Perú, US$60.629 millones, fueron las mayores de la historia el año
anterior, superando el récord previo de US$43.670 millones de 2013; las de Paraguay,
US$15.161 millones, fueron en 2021 las más altas de la historia superando su mejor récord.
Y hay más casos similares, como Bolivia y Uruguay.
Solo Colombia y Ecuador (no hay datos de Venezuela) no alcanzaron a equiparar todavía
sus máximos récords, quedando esos países entre los pocos rezagados en la recuperación
de las exportaciones y mostrando —de ese modo— una lentitud en empatar tendencias de
sus vecinos.
El mundo había alcanzado en 2018 el récord de exportaciones totales (había sido el mayor
hasta el año anterior con US$25,02 billones). Eso muestra que hasta 2018 había continuado
en alza después de los resultados de 2011/2012 que para Argentina fueron un récord en
2011. También los países vecinos de Argentina continuaron con exportaciones crecientes
10. (como se mostró más arriba en la referencia a la superación de los récords en la materia
de cada país de la región) después de 2011, pero no la Argentina.