Macondo 2021 analiza porque la escasez global de bienes producto de la recuperación económica pos pandemia, desató un proceso inflacionario que amenaza interrumpir el ciclo de expansión que condiciona a los gobiernos de todo el mundo ¿Cómo resolver esta distorsión del capitalismo que solo promueve mayor pobreza, exclusión y desigualdad en todo el planeta?
1. Capitalismo: escasez, inflación y desigualdad global
Macondo 2021 analiza porque la escasez global de bienes
producto de la recuperación económica pos pandemia,
desató un proceso inflacionario que amenaza interrumpir el
ciclo de expansión que condiciona a los gobiernos de todo
el mundo ¿Cómo resolver esta distorsión del capitalismo que
solo promueve mayor pobreza, exclusión y desigualdad en
todo el planeta?
Por Walter Darío Valdéz Lettieri
Editor Macondo 2021
Tras los cierres dispuestos el año pasado a raíz de la
pandemia, 2021 trajo consigo un acelerado crecimiento en
la demanda mundial que desencadenó una profunda
escasez bienes de todo tipo, desnudando la incapacidad
del capitalismo por abastecer debidamente todos los
insumos necesarios para satisfacer en tiempo y forma, los
requerimientos de la producción a nivel global.
Macondo 2021 interpreta que este fenómeno, que amenaza
interrumpir el ciclo de expansión global, condiciona a los
gobiernos de todo el mundo limitando sus márgenes de
maniobra política y promueve mayor concentración
económica, pobreza, exclusión y desigualdad en todo el
planeta.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) confirmó en su
último informe sobre perspectivas económicas mundiales,
que la economía global crecerá 5,9% promedio este año
teniendo así mejor evolución en décadas, con casos de alza
2. aún mayores, como Argentina para la que estima una mejora
del 10% India 9,5% y China 9% anual.
El mismo trabajo asegura que en 2022 la economía mundial
trepará 4,9% menor crecimiento originado por las ya
mencionadas “interrupciones en el suministro y un
empeoramiento de la dinámica de la pandemia. Esto se
compensa parcialmente - dice el FMI - con perspectivas más
3. sólidas a corto plazo para algunas economías de mercados
emergentes y en desarrollos exportadores de productos
básicos. La amenaza de nuevas variantes aumentó la
incertidumbre sobre la rapidez con la que se puede superar
la pandemia y las decisiones políticas se han vuelto más
difíciles, con un margen de maniobra limitado” reconoce el
organismo multilateral de crédito.
Sin embargo, lo que a priori debería ser una excelente
noticia se diluye, pues la mejora disparó un aumento en los
costos de producción (excepto el salarial) que, producto de
la escasez, derivó en fuerte alza de la inflación a nivel global.
La mayor inflación promueve mayor desigualdad y consagra
un mundo que concentra y potencia los ingresos de los
sectores económicos más poderosos, en detrimento del que
perciben trabajadores, jubilados y pensionados, sectores
sociales relegados y azotados no solo por la persistente
pérdida del poder adquisitivo de sus salarios, sino también y
especialmente, por un elevado desempleo, que pone un
techo muy bajo a las demandas salariales en el mercado
laboral.
La actual restricción que pesa sobre bienes de todo tipo, que
el capitalismo desde su dogma explica sintetizando las
carencias en función de 3 únicos factores: aumento en la
demanda, retracción de la oferta o incremento en la
acumulación de un determinado bien merece, sin embargo,
un enfoque explicativo más amplio y multidireccional.
Por un lado, hay factores logísticos (aumento en la demanda
portuaria, por ejemplo) que afectan a cadenas de valor que
producen “just in time” buscando reducir sus costos de stock,
lo que introduce un segundo factor de análisis, el referido al
que genera el propio modelo económico hegemónico.
A ello, debemos sumar la falta de inversión de ciertas
ramas de actividad productoras de bienes cuya rentabilidad
4. se resintió y también un capítulo vinculado a las decisiones
políticas que orientan y favorecen, o no, dichas inversiones
y al grado de concentración económica que prevalece en
cada país.
Resulta claro así que la escasez engendra inflación, y que
combatirla, será el principal reto económico y geopolítico que
afectará la evolución/crecimiento de la economía global
durante 2022.
Otro capítulo relevante de cara al año próximo deriva del
aumento en el precio de la energía, que castiga por igual a
consumidores finales y a productores de bienes y servicios,
contribuyendo a consolidar un círculo vicioso inflacionario
que el pensamiento económico mainstream, pretende
resolver solo subiendo tasas de interés y eliminando o
endureciendo, inútil y anticipadamente, los incentivos y
políticas monetarias adoptados en 2020 para limitar los
efectos negativos ocasionados por la pandemia y aún
vigentes en muchos países.
El mayor riesgo que trae consigo la interrupción anticipada
de tales incentivos es detener drásticamente el crecimiento
de la economía global, lo cual no derrotará a la temida
inflación, sino que, por el contrario, provocará un escenario
de estanflación o sea la coexistencia de altas tasas de
inflación y una aguda recesión.
Desde insumos tecnológicos como chips o microchips,
pasando por envases (que demoraron durante el año
pasado la distribución mundial de vacunas contra el COVID)
materias primas básicas, energía, bienes intermedios o de
consumo, padecieron y/o padecen escasez, profundizado
además un fenómeno social sensible y preocupante: el
desmesurado aumento en el precio de los alimentos.
Paralelamente, la recuperación en la dinámica del comercio
internacional trajo consigo, fruto del aumento en la demanda
5. portuaria, el encarecimiento del flete y de la logística interna,
favoreciendo aún más el alza de la inflación.
Según INDEC “Desde fines de 2020 la evolución del costo
del transporte internacional evidenció un aumento. En
noviembre de 2021 con relación a igual mes del año anterior,
el valor unitario del flete internacional (dólares/ toneladas) se
incrementó 49,4%, pasando de un valor unitario de 74,9
dólares la tonelada, a 111,9 dólares por tonelada. Si se
compara respecto a noviembre de 2019, el costo del flete
internacional aumentó 50,4%, puesto que en ese mes el
precio fue de 74,4 dólares la tonelada”.
“Las mayores tasas estuvieron asociadas con los orígenes
China, Unión Europea, USMCA y Mercosur que en conjunto
representaron el 68,2% del total del flete. El costo del flete
de origen China aumentó 156,0% respecto a noviembre del
año anterior y 137,5% respecto al mismo mes de 2019. En
6. relación con las importaciones valorizadas FOB, en
noviembre de este año, cada 100 dólares se pagaron 7,0
dólares de flete, mientras que en noviembre de 2020 el costo
fue de 4,7 dólares; y, en igual mes de 2019, fue de 4,3
dólares” señala el informe de INDEC.
Las exportaciones argentinas crecieron un 37% interanual
durante noviembre de este año, siendo el noviembre más
alto desde 2012, con un total de U$S 6164 millones, según
consta en el Informe de Comercio Exterior que publica la
Cancillería Argentina, a través de la Agencia Argentina de
Inversiones y Comercio Internacional.
Según los datos de la AAICI, que recopila, sintetiza y analiza
distintas informaciones, datos y categorías vinculadas con la
exportación de bienes y servicios, el sector automotriz
muestra el mejor desempeño exportador en los últimos 8
años y las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA)
alcanzaron un monto récord entre todos los noviembres.
También se resalta que Brasil fue el mayor destino de las
exportaciones, acumulando un 19,6% del total.
7. Asimismo, durante 2021, todos los commodities han
registrados importantes subas de precios, un hecho que
Argentina celebra, pues le ha permitido obtener un nivel de
superávit comercial que según datos oficiales totalizó 14.352
millones de pesos en lo que va del año, su mejor registro
desde 2011, producto de exportaciones por valor de 71.320
millones de pesos e importaciones por 56.968 millones de
pesos, durante el mismo período.
Para nuestro país ello es un problema y a la vez una
excelente noticia. Problema, porque dispara la suba en el
precio de los alimentos, consumo básico de los sectores
socialmente más vulnerables y gran noticia porque permite
al BCRA recibir dólares frescos que permiten compensar la
siempre presente restricción externa.
Así queda planteado el enorme desafío de política
económica que el gobierno nacional debe afrontar en el corto
y mediano plazo: ¿cómo desacoplar los precios
internacionales al alza, de aquellos que los argentinos
debemos pagar por los alimentos en nuestro mercado
interno?
La ortodoxia recomienda, tal su costumbre, enfriar la
economía, bajar aranceles y dejar que la mano “invisible” del
8. mercado, administre “sabiamente” los desequilibrios que se
perciben en materia de comercio internacional y su impacto
fronteras adentro.
Pero bien sabemos por experiencia propia, que la mano, si
bien invisible no es neutral, y siempre tiende a “resolver las
controversias” recurriendo a la defensa de los sectores más
poderosos y concentrados de una economía y condenando
a los consumidores a padecer sus consecuencias, mientras
espera por el prometido derrame que nunca llega.
“La inflación es un tema emocional” señala el economista
Paul Krugman y agrega “Ningún otro tema sobre el que
escriba genera tantos mensajes de odio. Y el debate sobre
la inflación actual es en particular tenso porque las
evaluaciones de la economía se han vuelto increíblemente
partidistas y vivimos en un entorno político de posverdad”.
Ello es así dado que, en rigor, no se trata solo de
expectativas, aumento en el gasto público, “recalentamiento”
de la demanda o exceso de dinero circulante en procura de
bienes los que la provocan, sino la permanente puja
distributiva y el carácter monopólico y oligopólico de los
mercados, quienes mayormente explicar sus causas.
En Brasil, cita Bloomberg la Fundación Getulio Vargas
calcula que los precios de la carne vacuna han subido un
15% en el último año, mientras que el costo del pollo se ha
disparado más de un 24%. En Reino Unido la bolsa de
harina de 25 kilos aumentó 30% en el último mes y en
Estados Unidos los precios al por mayor de la mantequilla
grado AA han subido un 40% este año, por citar tan solo
algunos ejemplos.
Según el índice de precios de que elabora Food and
Agriculture Organization (FAO) organismo dependiente de
las Naciones Unidas, en noviembre de este año el precio de
los alimentos creció 1,2 % respecto a octubre y 27,3% en
9. comparación con noviembre de 2020 a nivel global. “El
último aumento representó la cuarta subida mensual
consecutiva del valor del índice” indica el informe, agregando
“que alcanzó su nivel más elevado desde junio de 2011. De
todos los subíndices, el de los cereales y el de los productos
lácteos fueron los que más subieron en noviembre, seguidos
por el del azúcar, mientras que el de la carne y el de los
aceites vegetales disminuyeron, aunque ligeramente,
respecto del mes anterior”.
En nuestro país, INDEC informó que, en noviembre, el rubro
alimentos y bebidas aumentó sus precios en 2,1%, un
crecimiento que se ubica por debajo del 2,5% registrado por
el índice de Precios al Consumidor durante dicho mes y un
50,5% en lo que va del año, levemente inferior al 51,2% que
creció el IPC respecto a noviembre 2020. Ello especialmente
obedeció a la política del gobierno de promover acuerdos de
precios, regulando el mercado a fin de limitar el impacto de
la inflación global sobre la mesa de argentinas y argentinos.
El análisis desagregado permite apreciar que, en los últimos
30 días, ciertos precios crecieron muy por encima del
promedio registrado por el IPC. Son los casos de ciertos
cortes de carne vacuna como por ejemplo Asado 12,7%
Carne Picada 11,4% Paleta y Cuadril 8,3% y 8,1%
respectivamente, cortes que en su gran mayoría (excepto
este último) no forman parte de la oferta exportada por
nuestro país, desnudando como ya hemos dicho, que no
solo la inflación internacional es quien impone las reglas,
sino que, en este partido, también juegan intereses políticos
sectoriales y una fatal concentración de la cadena de valor
que contribuyen a disparar la inflación.
INDEC también refleja que el ingreso promedio per cápita
durante el último trimestre 2021, fue de apenas $31.035,
aunque el 80% de la población percibió ingresos por debajo
el valor que define la línea de pobreza: el ingreso promedio
10. del estrato bajo (deciles del 1 al 4) fue de $18.127 mientras
el del estrato medio (deciles del 5 al 8), de $48.546.
La suba en el precio de los alimentos grafica, en apretado
resumen, porque según datos del Observatorio de la Deuda
Social de la UCA, casi el 44% de la población total del país
es pobre.
Y lo que es más penoso 65% de los niños viven en la
pobreza en nuestro país, un hecho inconcebible si se tiene
en cuenta que Argentina tiene condiciones suficientes para
producir alimentos suficientes para satisfacer la potencial
demanda de una población que sextuplica largamente los 45
millones de habitantes que viven en la República Argentina.
Los datos que duelen y preocupan, contrastan con el ideal
que siempre encarnaron los gobiernos peronistas en nuestro
país. Un proyecto político que, apoyado en la articulación de
producción y trabajo, promete movilidad social y, por tanto,
genera esperanza en el futuro.
Lo que en el pasado resultaba posible hoy colisiona de frente
con el nuevo perfil que ofrece el capitalismo mundial: un
contexto neoliberal que, basado en la acumulación
financiera, promueve empresas globales que básicamente
generan trabajo flexible de escasos derechos y baja calidad,
11. especialmente en América latina donde la desigualdad es
contundente: el 1% más rico obtiene un volumen de renta
equivalente al 57% más pobre.
Además, la arquitectura financiera internacional exige que
los Estados se administren mediante presupuestos cada vez
más exiguos, garantizando rígidos equilibrios fiscales que
limitan exageradamente el margen de política económica
que cada nación, soberana, puede diseñar e impulsar en sus
territorios, condiciones que no hacen otra cosa que sumar y
promover aún más las desigualdades y la exclusión social.
Al mismo tiempo, la concentración económica es la
característica principal de la producción de alimentos en la
región y en nuestro país. Aproximadamente el 74% de lo que
facturan las cadenas de venta minoristas queda en manos
de apenas 20 empresas: Unilever, Mastellone, Empresa Del
Distribuidor Coca Cola Company, Sancor Coop. Unidas
(5%), Danone Molinos Rio De La Plata, Procter & Gamble,
Papelera Del Plata, Cervecería Quilmes, PepsiCo, Arcor,
Nestlé, Bagley, Molino Cañuelas y Kimberly-Clark entre
otras.
Al profundizar el análisis encontramos que a nivel lácteos
solo tres (Mastellone, Sancor y Danone) se reparten casi el
75% de la facturación; en bebidas sin alcohol, Coca Cola,
Aguas Danone y Pepsico se quedan con el 85% de las
ventas; en congelados, BRF, Swift y Molinos Río de La Plata
representan el 60% del mercado; y en aceites Molinos Río
de la Plata, Molinos Cañuelas y Aceitera General Deheza
explican el 90% del total facturado.
Queda claro entonces que a la “multicausalidad” de la
inflación es imprescindible sumar el rol que juegan estas
empresas, a las que podríamos señalar como el núcleo duro
de los formadores de precios en el país.
12. La respuesta que la Administración Ferrnández ha dado, en
especial desde que asumió Roberto Felleti como secretario
de comercio, fue diseñar herramientas que, mediante
acuerdos de precios con el sector privado, permitan
desacoplar el precio de los bienes exportables en el mercado
interno: derechos de exportación (retenciones) y
congelamiento de precios, iniciativas que, claro está, fueron
ampliamente repudiadas por el poder económico local.
Recientemente, Feletti aseguró en declaraciones a una radio
porteña que «Este capitalismo que emerge de la pandemia
respeta el modelo de producir poco y ganar mucho, apoyado
en concentración monopólica en todo el mundo. En este
marco aumentarán el precio del maíz, el trigo y la carne y
tenemos que evitar que impacten en la mesa de las y los
argentinos. Si queremos asegurar carne, pollo, pan y leche
tenemos que desvincular los precios internos de los
internacionales» advirtió.
Inicialmente el secretario de Comercio Interior se focalizó en
detener el ritmo de aceleración de precios, a partir de la
primera quincena de octubre. En líneas generales puede
decirse que, aun cuando resta mucho por hacer, su misión
está cumplida pues a partir de la segunda mitad de ese mes,
la inercia se desaceleró, frenando la caída del consumo y la
suba de precios.
Sin embargo, de cara al corto plazo, el gobierno nacional
enfrenta un reto quizá aún mayor: evitar que los precios se
disparen cuando el próximo 8 de enero, venza el plazo
acordado para el actual congelamiento de precios que rige
para unos 1.400 productos de consumo masivo.
El gobierno podría endurecerse y promover políticas
punitivas para “disciplinar” a aquellos empresarios que
díscolos, se nieguen a suscribir acuerdos que busquen
aportar algún grado de certidumbre y sustentabilidad y
13. permitan a las clases sociales más vulnerables, gozar de
una alimentación digna a precios accesibles.
Pero como hemos visto, el capitalismo actual, restringe a
niveles extremos, el margen de maniobra que cada gobierno
puede impulsar en términos de política económica.
Siendo así, ¿Cómo desentrañar la madeja?
El consenso, aparece como una de las maneras más
adecuadas para resolver dicha ecuación de cara al mediano
y largo plazo, sin embargo, los intereses corporativos se
muestran reacios a suscribir acuerdos con un gobierno que
les genera alergia.
Para dichos sectores, peronismo es sinónimo de
“populismo” y este el origen y razón principal de todos los
males de este mundo. Así parece entonces muy difícil llegar
al tan ansiado consenso, pues en el fondo el poder real
prefiere otro tipo de administración para la cosa pública:
aquella que solo garantice baja de impuestos y aumentos en
la rentabilidad corporativa a cualquier costo.
Sin duda la trama luce por demás compleja, aunque urgente,
porque nuestra sociedad cada día tiene más desconfianza
en su dirigencia y, a la vez, sus tiempos de tolerancia se
están acortando muy aceleradamente al compás de lo único
que hoy parece no ser incierto: la constante y permanente
pérdida de poder adquisitivo del ingreso de quienes menos
tienen y más necesitan.
El presente artículo, fue publicado originalmente en el
portal Macondo 2021