1. Las babuchas fatídicas
Hubo una vez en El Cairo un boticario que era casi tan
famoso por su riqueza como por su tacañería. De Abu Kásim se
decía que había nacido con los brazos demasiado cortos, por-
que las manos nunca le llegaban a los bolsillos. «¿Para qué sirve
el dinero si no es para gastarlo y dárselo a quienes no lo
tienen?», piensa la mayoría de la gente. Sin embargo, Abu Kásim
prefería enterrar su dinero o esconderlo en los armarios. Tal vez
creía que, si el dinero se entierra, germina en un árbol que da
monedas en lugar de frutos, o quizá pensaba que el oro sirve
para perfumar la ropa guardada en los cajones.
Pero, precisamente a causa de su tacañería, la ropa de
Abu Kásim no tenía nada de perfumada. ¡Bien al contrario! El
boticario se había pasado la mitad de su vida con los mismos
calzones, que remendaba una y otra vez, y se bañaba con la
camisa puesta para no tener que enviarla a la lavandería. Con
todo, eran sus babuchas las prendas que mejor reflejaban la
tacañería del boticario. Abu Kásim las había llevado durante
veinte años. Para gastar lo menos posible, cada vez que se le
agujereaban las remendaba con tiras de cuero sujetas con
clavos de cabeza redonda, por lo que sus pies parecían una
pareja de armadillos, y las suelas de sus babuchas eran tan
gruesas como el cráneo de un rinoceronte.
Con el tiempo, las babuchas de Abu Kásim sirvieron como
punto de comparación en las casas y los salones de El Cairo. La
gente decía: «Esta sopa es tan densa como la babucha iz-
quierda de Abu Kásim» y «Los pasteles de mi suegra son tan
pesados como las babuchas de Abu Kásim», o «Estos huevos
huelen tan mal como la babucha derecha de Abu Kásim» o
«Ese chiste es tan viejo como las babuchas de Abu Kásim».
Dicho en pocas palabras: todo el mundo en El Cairo conocía a
fondo el calzado de Abu Kásim y la razón por la que sus babu-
chas eran tan grandes y pesadas.
Una mañana muy agradable de principios del verano, el
boticario decidió darse su baño turco de todos los años. A1 lle-
gar al hammam, Abu Kásim iba radiante de felicidad, pues el sol
de aquel día maravilloso le parecía una enorme moneda de oro
y los arneses relucientes y tintineantes de los camellos le
recordaban las monedas al chocar entre sí.
Preguntas
1. ¿En qué lugar transcurre esta historia?
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2. ¿A qué se refiere la frase "De Abu Kásim se decía que había
nacido con los brazos demasiado cortos" ?
a) A que Abu Kassim tenía problemas de crecimiento.
b) A que Abu Kassim era un hombre solidario.
c) A que Abu Kassim era un hombre demasiado avaro y
ambicioso.
d) A que Abu Kassim no podía plantar árboles en su patio.
3. ¿Por qué las babuchas de Abu Kassim reflejaban su
tacañería?
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4. ¿Con qué objetos o cosas se comparaban las babuchas de
Abu Kassim? Nombra dos.
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5. Según el texto las babuchas de Abu Kassim eran:
a) grandes y pesadas.
b) relucientes y tintineantes.
c) conocidas y brillantes.
d) hediondas y tacañas.
6.¿Con qué elemento Abu Kassim compara los arneses de sus
camellos?
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