1. “¿De qué se ríen?”
Carta de la senadora de UPN María Caballero tras la aprobación de la Ley del
Aborto, publicada en el Diario de Navarra el 28 febrero de 2010
Estoy observando una foto que ha aparecido en la mayoría de periódicos del
día 25 de febrero. Están un grupo de mujeres muy sonrientes, entre las que se
encuentran las ministras Aído y Corredor, Leyre Pajín, alguna senadora
socialista y en medio de todas ellas el ministro de Justicia, Caamaño. La foto
plasma unos semblantes alegres con grandes sonrisas y si no fuese porque yo
estaba en el momento de tomarla pensaría que les ha tocado la lotería o que
todas esas mujeres le están haciendo una fiesta al ministro, pero no es eso, no,
la foto corresponde al momento en que se rechazaron los vetos de la Ley del
Aborto e iba a quedar aprobada definitivamente en el Senado.
Con esta ley que se acaba de aprobar se permite a las mujeres abortar
libremente, incluso aunque sólo tengan 16 años, siempre y cuando lo hagan en
las primeras catorce semanas de vida del hijo que llevan dentro. Esta es una
ley que pretende imponer el aborto libre a la sociedad española como un
derecho que tiene la mujer y, en cambio, no muestra ningún interés por
proteger la vida del no nacido.
Como sociedad no es un día para sonreír sino cuando menos para
reflexionar. ¿Qué ha pasado que en pleno siglo XXI no se nos ocurra otra
solución ante un embarazo no previsto que acabar con la vida del inocente?,
¿qué ha pasado para que después de tantos recursos empleados en campañas
de “educación sexual” sigan incrementándose el número de abortos cada
año?, ¿qué ha pasado para que se crea que los padres son un problema para
sus hijas adolescentes?, ¿qué hemos hecho mal para que se piense que el poder
abortar en un país es un signo de progreso y de avance social?
Yo tengo que decir que después de asistir a este último debate de la ley del
aborto sentí vergüenza y pena, porque el aborto es un fracaso; es un fracaso
de la sociedad, es un mal irreversible que no pone en valor la vida y resuelve
un problema por el camino más corto. No es un derecho y mucho menos un
avance social; no es progresista ni es social ni es solidario, ni es ético, niega el
primero de los derechos al ser humano y con él todos los demás. No libera a
la mujer ni respeta al hombre. En una sociedad avanzada como la nuestra, con
tantos medios de todo tipo, es triste pensar que esto es todo lo que se nos
ocurre hacer cuando las cosas no vienen conforme a lo previsto.
Así que permítanme que no comparta su alegría que es insultante para
los que apostamos por la vida y por los derechos de las personas, por muy
muy pequeñitas que sean.