El periódico El País publicó en enero una foto falsa del presidente de Venezuela en portada que resultó ser uno de sus mayores errores históricos. El director del periódico asumió la equivocación y publicó un relato detallado del error, reconociendo públicamente el error cometido y anunciando cambios, lo que fue un acierto poco común. Aunque en otros casos los medios no han reconocido errores cometidos, apresurándose a publicar información falsa o prematura por la competencia por primicias.
1. El acierto del error de EL PAÍS
REDACCIÓN PRNOTICIAS 27/03/13
12:57
El pasado mes de enero, el periódico más leído
de España salía a la calle con una foto falsa, en portada y a cuatro
columnas, de un moribundo presidente de Venezuela en el transcurso
de una de las operaciones a las que se ha sometido en Cuba para atajar
el cáncer que sufría desde hacía tiempo y que finalmente le provocó la
muerte. Una imagen muy potente, que reunía todos los ingredientes de
emotividad y morbosidad necesarios para tentar a cualquier diario y
empresa periodística que busca la rentabilidad en un sector cada vez
más debilitado por la recesión económica.
El director del diario, Javier Moreno, fue el primero en asumir la
equivocación calificándola de uno de los 'mayores errores de su
historia', y tras anunciar cambios para mejorar el método en la toma de
decisiones, publicaba en el propio diario el relato pormenorizado de los
hechos acaecidos hasta la publicación de la imagen. Esta decisión
resultó ser un acierto al que no estamos acostumbrados ni en el
entorno periodístico ni, desde luego, en la vida política española: el
reconocimiento del error, las disculpas y el propósito de enmienda.
Aunque no es comparable, me vienen a la memoria otros casos en los
que, lejos de reconocer los errores cometidos, se hizo 'mutis por el foro'
o 'se echaron balones fuera'. En 2011 un periodista de TVE narraba una
noticia sobre la crisis de la prensa y la desaparición de algunos medios.
Entre ellos, en una imagen, aparecía La Gaceta que tuvo que ponerse en
contacto con RTVE para conseguir una rectificación. El rotativo
español criticó entonces que nadie asumiera su responsabilidad por el
error y que culparan a una becaria de ello.
A veces, incluso, se tiende a 'matar' a las personas antes de tiempo por
la premura de ser los primeros: en 2011 el Canal 24 horas informaba de
2. que ex primer ministro israelí Ariel Sharón, quien se encuentra en
estado de coma desde hace más de 5 años, había fallecido. En esa
ocasión, en vez de una becaria, fue un tuit del ex secretario general de
la OTAN Javier Solana, el que provocó la confusión. Unos años antes,
en 2007, las redacciones digitales de El Mundo, ABC y Público se
apresuraron en difundir un teletipo de la agencia Europa Press que
aseguraba que el escolta de un edil del Partido Socialista de Euskadi
había fallecido tras la explosión de un coche bomba en Bilbao, cuando,
en realidad, resultó herido.
La complicadísima situación económica en la que se encuentran la
mayoría de las empresas periodísticas y la proliferación de las redes
sociales como nuevas fuentes de información ha empujado a los Medios
de Comunicación a una vertiginosa competición por conseguir
primicias, descuidando, en ocasiones, la veracidad de las mismas.
El cúmulo de escándalos y corruptelas que se publican en los Medios
diariamente obedece en pocas ocasiones al ejercicio de un periodismo
de investigación serio en el que se contrastan las fuentes y más a
filtraciones interesadas de los poderes fácticos implicados en los
mismos.
En Comunicación pasa lo mismo: la precipitación nunca es buena y la
mentira nada rentable. Si no que se lo digan a algunos dirigentes
políticos que tras los últimos escándalos que amenazan su hegemonía
en el Gobierno han salido a la palestra antes de tiempo con negaciones
y afirmaciones rotundas que posteriormente han sido difíciles de
matizar y que han deteriorado gravemente su imagen.
La Comunicación necesita de prudencia, previsión y claridad. Como los
controladores del tráfico ferroviario o aéreo, que vigilan la trayectoria
de trenes o aviones, nuestro cometido como consultores, a la hora de
elaborar la estrategia de comunicación más acertada, es tener en cuenta
la trayectoria pasada y subsanar o contrarrestar las incidencias o
errores que puedan desviarnos de nuestra trayectoria futura para llegar
a nuestro objetivo final, a tiempo sí, pero más importante que ello, con
seguridad, sin poner en peligro la imagen de nuestros clientes.
Cristina Rubio Portales
Consultora Senior
@Cristina_RubioP