Este documento describe los eventos de la "Masacre de Avellaneda" de 2002 en la que la policía reprimió violentamente una manifestación piquetera, dejando 2 muertos y decenas de heridos. Los medios de comunicación tradicionales ocultaron inicialmente la verdad sobre lo sucedido, publicando versiones sesgadas bajo presión del gobierno. Solo luego de evidencias fotográficas y testimonios innegables, los medios informaron adecuadamente sobre la represión policial. El documento analiza cómo los medios alternativos jugaron un
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Disputas por la visibilidad
Trayectorias por los medios y la ciudad
La “Masacre de Avellaneda” dejó como saldo un total de 160 detenidos,
33 heridos con bala de plomo y 2 muertos. Cabe destacar, que el número de
muertos pudo haber ascendido a 15 si se tiene en cuenta a los manifestantes
que recibieron impactos en zonas vitales como el pecho o la cabeza.
Estos resultados se dieron a conocer con el transcurso de las horas;
mientras tanto… ¿qué sucedió?
Los representantes de diversos medios de comunicación, presentes en los
diferentes lugares dónde ocurrieron los hechos, parecerían haber perdido la
memoria de forma casi inmediata.
El día declinaba y era inminente la aparición de diferentes
representantes políticos oficialistas en programas de televisión, que no hacían
otra cosa que ocultar los verdaderos autores de tan violentas consecuencias.
Amanecía el jueves 27 de junio y los diarios mostraban lo recabado el día
anterior. Tanto fotográficamente como en sus titulares elegidos, los periódicos
dejaban más que dudas de lo que realmente había sucedido en la represión de
las fuerzas de seguridad hacia grupos piqueteros. Lo que parecía
incuestionable, era el control que el gobierno estaba ejerciendo o queriendo
ejercer para evitar que la verdad trascendiera.
Mientras velaban a uno de los jóvenes asesinados en los incidentes de la
mañana anterior, se encontraron en el lugar: periodistas y fotógrafos que
habían realizado las coberturas de lo ocurrido, participantes de la
manifestación y familiares de los heridos y muertos.
Fue en el correr de esa mañana cuando nuevas interpretaciones, nuevas
lecturas comenzaron a circular. Comparando las publicaciones los diferentes
soportes gráficos, se observaba lo poco explícitos y poco claros que decidieron
ser, quizás, por presiones políticas.
“La irrupción mediática de los piqueteros no fue gratuita. La exposición
mediática permitió hacer conocer a los movimientos, sirvió de colchón para
frenar la prepotencia policial, ayudó a que los reclamos sean escuchados, pero
a la vez los enfrentó a otros sectores sociales 1”.
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Se empezaron a realizar diferentes entrevistas a familiares de las víctimas
y la búsqueda por la visibilidad en la ciudad, comenzó a plasmarse a lo largo
de ese viernes de nerviosismo interminable para algunos, y de gran quebranto
e indignación para otros. Asimismo, se percibía que al sector hegemónico no le
convenía mostrar y decir la verdad; paradójicamente, es algo que muchos
medios le venden a la audiencia, escuchas y lectores, en cada publicación o
transmisión.
Pasaron muchas horas para que, luego de las evidencias fotográficas y
testimoniales innegables, sólo así, se publicaran en los medios gráficos del día
viernes 28 de junio de 2002 todo lo necesario para que la sociedad y las
investigaciones pertinentes, lograran alcanzar una aproximación a la veracidad
de lo sucedido el miércoles 26 de junio de 2002, en el trayecto desde Puente
Pueyrredón, hasta la Estación Avellaneda.
“Los medios no construyen inocentemente sus discursos como meros
reflejos de la realidad sino que, como industrias culturales, juegan y participan
como actores fundamentales dentro de la construcción de poder y hegemonía, y
es allí donde es necesario ver las tensiones que se generan en la producción,
distribución, circulación y recepción de los discursos mediáticos 2”.
En esta puja que comenzó a hacerse visible, se instala en la sociedad
esta idea de pensar en profundidad “la cuestión del poder 3”; y este es el campo
en donde “convertidas en diferencias, las contradicciones son sistematizadas y
los conflictos funcionarizados. El poder es algo oscuro, algo que escapa a los
esquemas. El discurso es poder, lugar de una lucha específica por el poder. Y
esa lucha forma parte de sus condiciones de producción y de circulación. 4”
Lo que “pasó en la realidad” y lo que “pasó la televisión o por los diarios”
no fue lo mismo, pero fue leído como si lo hubiera sido; aunque no en la
totalidad de la población.
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1.5. Los piqueteros y los medios. ¿Por qué hablar de comunicación?, por Pascual Calicchio.
(Contrainformación. Medios Alternativos para la acción política)
2 “Identidad, medios de comunicación y producción simbólica”, Facultad de Periodismo y
Comunicación Social. UNLP.
3 Jesús Martín Barbero, Procesos de Comunicación y Matrices de Cultura.
4 Idem.
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Esta cuestión de poder no es nueva, no se puede identificar solo en este
caso puntual. La diferencia es el rol de críticos, de cuestionadores, que algunos
comienzan a asumir; es la sensación de que la venda se cayó y surgen las
preguntas. Ante una sociedad adormecida políticamente como consecuencia de
los lineamientos que en la década del 90 se implementaron en este país, surge
una población “queriendo saber”; lo que abre camino al comienzo de los medios
alternativos, con la idea de ganar en el campo simbólico la batalla por la
verdad, o la perspectiva más acertada.
“Existen hechos o momentos en los cuales esta definición de la agenda
por parte de los medios alternativos coincide con las coberturas de los medios
de la burguesía, y es en esos momentos cuando la batalla por la imposición del
sentido se hace evidentemente explícita. El 27 de junio de 2002, un día
después de la cacería humana ordenada por el gobierno de Eduardo Duhalde y
llevada a cabo por sus fuerzas represivas en el Puente Pueyrredón y sus
alrededores --que terminó con la vida de dos compañeros y con otros ochenta
piqueteros heridos con balas de plomo--, Clarín (el “gran diario argentino”)
tituló su portada con una línea que quedará para la historia de la
manipulación y la complicidad mediáticas: “La crisis se cobró dos muertos”. El
título principal del sitio web de Indymedia, el mismo 26 por la noche y
mientras los multimedios aseguraban descaradamente que “los piqueteros se
mataron entre ellos”, fue, en cambio, “Asesinos 5”.
5 1.1. Desarmando espejismos, Carlos Rodríguez Esperón y Natalia Vinelli ((Contrainformación.
Medios Alternativos para la acción política)