Lecciones 05 Esc. Sabática. Fe contra todo pronóstico.
La expulsión. Ricardo F. Colmenero
1. La expulsión
RICARDO F. COLMENERO
10 MAR. 2018; EL MUNDO
El miércoles expulsaron a Iago del colegio. Reconozco que al principio me extrañó muchísimo
porque todavía le queda año y medio para matricularse. Sin embargo no tuve valor de
contradecir a la jefa de estudios. "A la visita al colegio se viene sin niños", me abroncó
señalando una puerta que me devolvía a 1983. Puse cara de "claro, a quién se le ocurre
venir a un colegio con un niño", y solo se me ocurrió decir, "por favor, no se lo diga a mi
madre".
Me he puesto a visitar colegios como si en realidad pudiera elegir a cuál irá el mío. En Ibiza
si tienes dinero puedes enviarlo al colegio inglés o al francés. Si tienes muchísimo dinero
puedes enviarlo al colegio español, que en realidad tiene las clases en inglés. Si no tienes
dinero tu hijo irá a clase en catalán, cuya principal ventaja es que a los ocho años ya tiene
un montón de puntos para opositar para médico.
El colegio era de esos que llevan una enseñanza "por proyectos". Los niños aprenden sin
libros de texto, o van fabricando los suyos, las aulas se dividen en retos, que si el antiguo
Egipto, que si gestionar con el ayuntamiento cómo mover un banco del parque, crear una
ONG, o fabricar un robot. Había oído hablar de ello pero tenía que verlo. Más que nada por
si los retos de la inmersión lingüística derivaban en fabricar lazos amarillos como en un
taller de Bangladesh, o en preparar un referéndum ilegal. Pero la cosa fue bastante
decepcionante, salvo que antes de llegar escondieran las esteladas y la visita no incluyera el
aula Puigdemont, ante cuyo retablo los alumnos encienden una vela antes de cada examen.
Es más, durante la reunión de padres la directora nos soltó: "A los niños les hablamos en
catalán, pero entre ellos hablan en castellano, no hay manera".
Yo no veía un cole desde que Ronald Reagan era el presidente de los Estados Unidos, y el
impacto fue tremendo. Cuando nos explicaron cómo celebrar la Navidad políticamente
correcta, y con villancicos inclusivos, recordé cuando en South Park, Kyle canta "soy judiito,
y estoy solito, en Navidad", y en otra estrofa, "en vez de un buen jamón, como bolas de
pescado, en vez de noche de paz, canto 'El violinista en el tejado'". Cuando nos dijeron que
nos olvidáramos de que nuestros hijos nos hicieran un detalle por el día del padre y de la
madre, recordé el episodio de “Friends” en el que Ross va a tener un hijo de su ex mujer,
que le abandonó por una chica, cuando en el momento del parto se lamenta de que no haya
día de la amiga lesbiana, a lo que Ross responde fatigado que cada día es el día de la amiga
lesbiana.
Un colegio por proyectos está entre un parque de atracciones y la iglesia de la cienciología.
Pude ver una clase que era un supermercado, otra estaba llena de lienzos. Había un aula de
música con paelleras colgando de las paredes, otra llena de tinas de agua, otra con
hamacas. En una pizarra se hablaba de que un niño había traído un fósil, y se añadían los
comentarios del profesor y de los alumnos. Uno sugería enterrarlo. En un aula había niños en
círculo que estaban como en terapia. Una niña con acento alemán contaba que jugando a
papás alguien le había sacado la lengua, y el profesor la animaba a hablar de cómo se
sentía. En otra zona había conchas, redes y distintos tipos de barcos diminutos construidos
con corchos, maderas y cuerdas. Efectivamente allí no estudiaba ni dios. Los alumnos hacían
cosas útiles, como si eso fuera a servirles para el futuro, pudiendo rellenar fichas. Aquello
de ser privado iba a costar una pasta. Y además se estaba corriendo el grave riesgo de
fabricar niños felices, con ganas de aprender y preparados para la vida, para una, lo que
todavía no sé es cuál.
[font Chalkboard, size 10]