Relato Bélico sobre la Guerra entre los paises sudamericanos Bolivia y Paragu...
Creatura3
1. CENA DE NAVIDAD
Tiempo de rehacer memorias. Con tres noches sin dormir y un día sin comer. Se me revuelven los
recuerdos como una revolución de atravesadas virtudes cardinales.
Aún recuerdo las caídas en inmensas tardes de emoción y dudas. Recuerdo como el director nos
apremiaba a seguir con el esfuerzo. Sexo imaginado en garajes con media luz.
Follow da leader!
Búsquedas de hermosos senos cadenciosos. Ritmo de sensuales palabras que se amontonaban en
castillos de reactivos. Omeprazol en cantidades industriales para apagar incendios.
Una mujer se engancha en los hierros de ventanas oxidadas. Otra en las palabras enredadas de un
señor dubitativo y con gafas. Y la más bella en el enhiesto miembro viril del tipo más asqueroso en
manzanas cuadradas de calles asombrosas.
Los departamentos se abrazan, en ocasiones se lamen con pasión el cuello y el alma. Otros se
escupen y se emocionan en ardor guerrero.
La cabeza me zumba mientras subo las escaleras para mirar el reloj de las horas que se me pierden.
Rubén está arriba y está serio.
“¿Has visto esa tía?” Me dice. A esas horas todas son zumbonas mulatas de curvas peligrosas.
Y la fuente de alcoholes y vahídos sigue manando cuan maná en el desierto de la primera
evaluación sagreña.
La sangre me baja. Y sube aún lenta. La tradición y el sonaje de electrónicas percusiones se asocia
con el bermellón color de tangas asfixiados.
Las alegres muchachas en flor llegan pronto. Vienen con sus cabellos rubios al viento y un aire
dejado, casi hippie.
Fantaseamos con la hirsuta ilusión de despegar sus labios en busca de brillantes perlas.
Se quedan sus cabellos en madeja intocables para siempre.
Y Mario quiere coger el coche para subir a las estrellas.
Y el director decide bajar en tobogán a los infiernos.
Ya ha marcado nuestras vidas con su boli rojo de corregir informes. Ha sentenciado a sus
compañeras con soeces juicios de cuatro palabras. Y, al natural, perjura mantenernos unidos sin
2. confiar en referendum vacuo que cuartee nuestros cuerpos sudorosos.
Mañana sortean un fin de ciclo con veinte nuevas primaveras. Y la música se queda al fondo
esperando eternas fiestas.
La culpa es del director que se quedó para siempre en su cueva.
PEQUEÑO LEMMING