PAI Hemofilia hereditaria en los servicios de salud
Perfil del-suelo
1. Desarrollo de los suelos y su configuración.
Los suelos se caracterizan por estar organizados en capas diferentes unos de otros en sus
propiedades y composición y del material original subyacente. Aparte de las diferencias en el color
y textura que facilitan el reconocimiento en el campo, tenemos también las propiedades de los
elementos como el pH, el contenido de materia orgánica, el tipo de arcilla mineral, y la cantidad de
óxidos de Fe-Al-Mn.
Las capas individuales se conocen como horizontes del suelo y pueden ser de unos pocos
centímetros a un metro o más de espesor. En conjunto, estos horizontes constituyen el perfil del
suelo. En términos generales, el perfil de suelo es sinónimo de formación del suelo. Es
principalmente el resultado del movimiento vertical (hacia arriba y hacia abajo) del material en
solución y suspensión, acompañada de una serie compleja de reacciones químicas, muchas de las
cuales son de origen orgánico. El agua es el medio esencial para que esta transferencia y la
reconstitución se lleven a cabo.
Perfil de suelos.
Un rasgo característico de los suelos es una “zonificación” evidente en sección vertical en
donde las capas secuenciales son llamadas horizontes. Cada horizonte difiere en composición,
color, textura y/o estructura y los límites entre ellos son comúnmente bien definidos.
Desde la superficie y hacia profundidad, los horizontes son designados como A, B, C y D,
presentándose a menudo subhorizontes definibles como A0, A1, A2, B1 etcétera.
2. Los suelos pueden desarrollarse sobre el material del cual fueron originados, generando así a los
suelos residuales, o bien pueden ser transportados para generar materiales glaciares, aluviales o
coluviales.
Los horizontes A y B constituyen el “suelo verdadero” o solum sobre la roca que lo originó, el cual
consiste de materia orgánica, una capa lixiviada y una capa de depositación. El perfil gradúa hacia
abajo en donde se encuentra el material intemperizado que se identifica como horizonte C y
posteriormente el sustrato rocoso sin intemperizar que representa el horizonte D.
El horizonte C de los suelos residuales consiste de fragmentos intemperizados de material original
con algunos valores anómalos de metales similares a los de la roca original, este horizonte puede
también comprender suelos antiguos de los cuales se ha formado nuevo suelo.
La figura 11 muestra la representación esquemática de diferentes perfiles de suelos con sus
respectivos horizontes y subhorizontes.
Horizonte A
La capa superior del horizonte A consiste de detritos orgánicos hospedados en el suelo y es la zona
de máxima actividad biológica. La capa A0 es designada para detritos orgánicos parcialmente
descompuestos y comúnmente llamado humus. La capa A1 esta caracterizada por humus mezclado
con algo de material inorgánico.
El horizonte A0 refleja estrechamente la química de la vegetación de la cual se ha derivado y el
análisis del material de este horizonte tiene mucho en común con la prospección biogeoquímica.
Los análisis geoquímicos practicados en humus indican que fuertes anomalías pueden ser
encontradas en él; aunque el mismo enriquecimiento puede ser asignado al horizonte A1, el cual
contiene también gran contenido de humus. La interpretación de este tipo de datos es a menudo
complicada por el hecho de que la materia orgánica puede contener valores anómalos no
relacionados con la mineralización, sino más bien con otros mecanismos como adsorción.
A medida que el agua se filtra a través de la materia orgánica descompuesta, el ácido carbónico y
otros ácidos orgánicos están siendo formados con el consecuente decrecimiento del pH. Estos
ácidos orgánicos son débiles y son continuamente formados por la descomposición del humus,
moviéndose a niveles inferiores en donde reaccionan con los minerales y generan la liberación de
los productos solubles y material coloidal, ambos son removidos hacia abajo en forma de
soluciones o en suspención por las aguas meteóricas.
Esta liberación química de elementos es característica de todo el horizonte A y es llamada
lixiviación, y si ésta lixiviación es intensa puede tener lugar una zona conocida como A2 o de
máxima eluviación. Este horizonte A2 se encuentra desprovisto de gran parte de la materia
3. orgánica, elementos traza y arcillas, es de color claro como opuesto a los colores oscuros (negro y
café) característicos de los horizontes superiores.
La zona A2 es principalmente una mezcla de arena y limo con algo de arcilla. Su color claro es muy
característico y su espesor es generalmente menor a 30 cm. Este horizonte no se debe muestrear
con fines geoquímicos.
Puede haber una zona A3 como transicional hacia el horizonte B, y de existir, generalmente es muy
delgado.
Horizonte B
Se encuentra inmediatamente abajo del horizonte A, presentando algunas características del
horizonte A como del C. Se presenta generalmente de color café a café anaranjado, pegajoso
cuando esta húmedo y más duro cuando está seco. Contiene altas concentraciones de óxidos de
fierro y/o aluminio normalmente combinados con óxidos de manganeso y materia orgánica
El horizonte A presenta un origen de eluviación o lixiviación, mientras que el horizonte B es de
iluviación o concentración, considerándose que parte del material lixiviado del horizonte A es
depositado en el horizonte B.
Durante la lixiviación, los elementos más solubles pueden ser transportados mucho más abajo,
pudiendo entrar en el sistema de aguas subterráneas y ser removidos fuera del área por el drenaje
y llegar a formar anomalías considerables desde la fuente
Cuando la remoción es completa, como en los suelos bien drenados en zonas húmedas, el perfil
es calificado como un “sistema químico abierto” y los suelos en este ambiente normalmente serán
ácidos.
Por otro lado, los suelos alcalinos son característicamente encontrados en regiones semiáridas a
secas, en donde el agua es insuficiente para drenar completamente hasta el nivel de aguas
freáticas, clasificándose a este perfil como un “sistema químico cerrado”, en donde la carencia en
éstas áreas, más la escasa vegetación de la cual se podrían derivar ácidos orgánicos, resulta no
solo en una menor lixiviación, sino en la precipitación de una capa de carbonato de calcio llamada
caliche que es contenida en el nivel general del horizonte B y su posición es determinada por la
profundidad a la cual penetra el agua antes de evaporarse.
El caliche es el resultado más notable de iluviación en regiones semiáridas y en áreas secas éste
puede estar cerca o incluso sobre la superficie, pero si se llega a presentar en áreas más húmedas
se localizará a profundidades de más de seis metros.
A causa de que el horizonte B es de acumulación de elementos y que en él se encuentran arcillas
minerales y óxidos de fierro y manganeso, los cuales tienen la capacidad de adsorber metales en
varias proporciones, éste horizonte es el que normalmente se muestrea durante una exploración
4. geoquímica por muestras de suelo. Este horizonte generalmente es fácil identificarlo por su color
cafesoso y por su textura arcillosa.
Horizonte C
La parte superior del horizonte C consiste de roca suelta y parcialmente descompuesta, con
excepción de suelos transportados, éste gradúa hacia abajo a material original inalterado con muy
escaso contenido de materia orgánica, la iluviación es mínima y generalmente restringida a la
parte superior, presentándose normalmente en color más claro que el horizonte B.
El horizonte C sólo será muestreado en un limitado número de ocasiones, por ejemplo, cuando los
valores anómalos esperados se encuentran en él (suelos lateríticos).
Los suelos son comúnmente más complejos de cómo se han presentado aquí, ya que muchos
subhorizontes pueden existir y partes del perfil pueden no encontrarse a causa de la erosión o por
un desarrollo muy pobre y otras dificultades pueden presentarse por múltiples y diferentes ciclos
de intemperismo relacionados a cambios climáticos.
El espesor de los horizontes de los suelos varía considerablemente dependiendo del clima,
actividad biológica, material original y el tiempo en el que el perfil se ha desarrollado
Como una generalización, se considera que el horizonte A varía de aproximadamente 3
centímetros a 1.5 metros; el horizonte B, de unos cuantos centímetros a aproximadamente 2
metros y el horizonte C generalmente es más potente, y en suelos tropicales muy lixiviados en los
que el intemperismo ha sido un proceso largo e ininterrumpido, este puede ser de 100 metros o
más, por ejemplo en algunas zonas de Africa y Australia.
En un estudio geoquímico de suelos es esencial que las muestras sean tomadas siempre del mismo
horizonte para poder hacer comparaciones significativas y reconocer a las anomalías.
Si no es posible realizar estudios preliminares para determinar el horizonte de suelo óptimo para
los propósitos de exploración y sólo un horizonte puede ser muestreado, normalmente el
horizonte B será el preferido