2. 2 PEDRO 3
10 Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la
noche; en el cual los cielos pasarán con grande
estruendo, y los elementos ardiendo serán
deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay
serán quemadas.
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3. APOCALIPSIS 20
9 Y subieron sobre la anchura de la tierra, y
rodearon el campamento de los santos y la ciudad
amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los
consumió.
4.
5. GÉNESIS 6:17 (2 Ped. 3: 10; Apoc. 14: 10). Carbón y petróleo,
elementos en la destrucción final.
Aquellos árboles majestuosos que Dios había hecho que
crecieran en la tierra para beneficio de los habitantes del
mundo antiguo, y que ellos habían usado para convertirlos
en ídolos y para corromperse con ellos, Dios los ha
reservado en la tierra -en forma de carbón y petróleo- para
usarlos como instrumentos de la destrucción final de ellos.
Así como hizo salir las aguas que estaban dentro de la tierra
en el tiempo del diluvio- como armas de su arsenal para
realizar la destrucción de la raza antediluviano-, así también
al fin de los mil años hará salir los fuegos que están dentro
de la tierra como sus armas que ha reservado para la
destrucción final, no sólo de las generaciones sucesivas del
diluvio en adelante, sino de la raza antediluviana que
pereció con el diluvio (3SG 87).
6. Destrucción procedente de la tierra y del cielo.-
A la mano de la Omnipotencia no le faltan formas y
medios para cumplir sus propósitos. Podría penetrar
en las entrañas de la tierra en busca de sus armas,
aguas allí ocultas, para que ayudaran en la
destrucción de los corrompidos habitantes del
envejecido mundo...
El agua no volverá nunca a destruir la tierra; pero las
armas de Dios están ocultas en las entrañas de la
tierra. El las extraerá para unirlas con el fuego del
cielo y cumplir su propósito de destruir a todos los
que no reciban el mensaje de amonestación y
purifiquen sus almas obedeciendo a la verdad y
siendo obedientes a las leyes de Dios (ST 3-1-1878).
7. (Sal. 144:5-6; Nah. 1:5-6.) Destrucción mediante
agua y fuego.-
Dios tiene en reserva en las entrañas de la tierra
las armas que usará para destruir a la raza
pecadora. Después del diluvio Dios ha usado tanto
el agua como el fuego que están ocultos en la
tierra para destruir las ciudades impías. En la
conflagración final, Dios en su ira enviará rayos del
cielo que se unirán con el fuego del interior de la
tierra. Las montañas arderán como un horno y
verterán torrentes de lava [se citan Nah. 1:5-6; Sal.
144:5-61 (MS 21, 1902).