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MANUAL DE ESCALAS Y CUESTIONARIOS IBEROAMERICANOS
EN PSICOLOGIA CLINICA Y DE LA SALUD
INDICE
UNA INTRODUCCIÓN A LOS ASPECTOS CONCEPTUALES DE LAS ESCALAS
Y CUESTIONARIOS EN PSICOLOGÍA CLINICA Y DE LA SALUD
Introducción
Teoría clásica de los test
Técnicas de construcción de escalas y cuestionarios
El proceso de construcción de una prueba
Dificultades de la medición
Desafíos
Referencias
PRINCIPALES MODELOS TEÓRICOS EN PSICOLOGÍA DE LA SALUD
Introducción
Comportamiento y Salud
Modelo de creencias en salud
Análisis empírico e investigaciones en el área de la salud
Modelo de la acción razonada
Análisis empírico e investigaciones en el área de la salud
Modelo del Comportamiento Planeado
Teoría de la cognición social
Modelo Transteórico
Observaciones generales en torno a los modelos teóricos de la Psicología de la salud
Referencias
INVENTARIO DE ROL SEXUAL
Introducción
Descripción del instrumento
Formas de corrección
Propiedades Psicométricas del instrumento
Estabilidad temporal (test-retest)
Aspectos por considerar
Referencias
ESCALA DE RIESGO BIOPSICOSOCIAL PRENATAL
Problema por tratar y línea de investigación que soporta la Escala de Riesgo
Marco teórico
Validación de la Escala de Riesgo Biopsicosocial Prenatal en Colombia y otros países
Segundo estudio
Aplicación de la Escala de Riesgo Biopsicosocial Prenatal
Riesgo psicosocial
Soporte Familiar
Cálculo del Puntaje total riesgo biopsicosocial
Instrumento
Referencias
ESCALA DE MASCULINIDAD FEMINIDAD
Introducción
Descripción del instrumento
Formas de corrección
Propiedades psicométricas del instrumento
Análisis de los ítems
Aspectos por considerar
El Instrumento
Referencias
ESCALA DE SATISFACCIÓN USUARIA PARA HOSPITALES PÚBLICOS
Introducción
Modelos teóricos del instrumento
Descripción del instrumento
Formas de corrección
Propiedades psicométricas del instrumento
Aspectos por considerar
¿Quiénes pueden contestar esta Escala?
El Instrumento
Referencias
EL INVENTARIO DE DEPRESIÓN RASGO-ESTADO
Introducción
Modelos teóricos del instrumento
Descripción del instrumento
Propiedades psicométricas del Instrumento
Validación del Instrumento
Aspectos por considerar
El Instrucciones
Referencias
UNA METODOLOGÍA COMPUTARIZADA PARA OPTIMIZAR LA ASISTENCIA LA INVESTIGACIÓN Y
LA DOCENCIA CON PACIENTES CON ENFERMEDADES CRÓNICAS
Introducción
Factores psicológicos y enfermedades crónicas
Descripción del instrumento
Aplicación del cuestionario
Interpretación de los resultados del instrumento
Aspectos por considerar
Referencias
LA EVALUACIÓN PROCESUAL DEL BURNOUT O DESGASTE PROFESIONAL: EL CUESTIONARIO
BREVE DE BURNOUT
Introducción
Cuestionario Breve de Burnout
Descripción del Cuestionario
Estudios realizados con el Cuestionario
Formas de corrección
Propiedades psicométricas del instrumento
Análisis comparativo de los índices de consistencia interna de dos cuestionarios relacionados
Análisis de la Validez Convergente entre el MBI y el Cuestionario
Discusión
El Instrumento
Referencias
LA EVALUACIÓN TRANSACCIONAL Y ESPECÍFICA DEL DESGASTE PROFESIONAL: EL
CUESTIONARIO DE DESGASTE PROFESIONAL DE ENFERMERÍA
Introducción
El Cuestionario de Desgaste Profesional en Enfermería
Descripción del Instrumento
Análisis Psicométrico
Análisis descriptivo
Factores de predicción y análisis de moderación
Discusión
El Instrumento
Referencias
ESCALA PARA LA DETECCIÓN DE LA ANSIEDAD SOCIAL
Introducción
Descripción del instrumento
Formas de corrección
Propiedades Psicométricas del instrumento
Aspectos por considerar
El Instrumento
Referencias
VALIDACIÓN DE UN INSTRUMENTO QUE MIDE COMPORTAMIENTOS RELACIONADOS CON
ENFERMEDADES DEL CORAZÓN
Introducción
Descripción del Instrumento
Discusión
El Instrumento
Referencias
VALIDACIÓN DE UN INSTRUMENTO QUE MIDE VARIABLES PSICOLÓGICAS Y
COMPORTAMIENTOS DE RIESGO/PREVENCIÓN RELACIONADOS CON EL VIH/SIDA
Introducción
Descripción del Instrumento
Procedimiento
Análisis de los datos
Resultados
Discusión
El Instrumento
Referencias
INVENTARIO BREVE PARA EL MODELO DE CINCO FACTORES DE PERSONALIDAD
Introducción
Modelos teóricos del instrumento
Descripción del instrumento
Formas de corrección
Propiedades Psicométricas del Instrumento
Aspectos por considerar
El Instrumento
Referencias
UN INSTRUMENTO PARA LA PREVENCIÓN DE QUEMADURAS EN NIÑOS
Introducción
Modelos teóricos del instrumento
Descripción del instrumento
Forma de corrección
Propiedades Psicométricas del instrumento
Aspectos por considerar
El Instrumento
Referencias
UN INSTRUMENTO PARA LA PREVENCIÓN DE LA OBESIDAD INFANTIL LA ESCALA DE
CREENCIAS DE OBESIDAD EN NIÑOS
Introducción
Descripción del instrumento
Forma de corrección
Aspectos por considerar
El Instrumento
Referencias
UNA INTRODUCCIÓN A LOS ASPECTOS CONCEPTUALES DE LAS ESCALAS
Y CUESTIONARIOS EN PSICOLOGÍA CLÍNICA Y DE LA SALUD
Pablo Livacic-Rojas
Ana María Fernández
Luis Mena
Luis Oblitas
Pablo Vera-Villarroel
Introducción
La Psicología adoptó el estatus de ciencia debido a que abordó su objeto de estudio mediante los
métodos experimentales, la aplicación de pruebas estadísticas para analizar datos y, por el desarrollo y
uso de pruebas psicológicas. Estas pruebas fueron desarrolladas por distintos autores, marcando
diferentes etapas del desarrollo de los constructos psicológicos, a saber:
1. Etapa Sensorio Motriz: Este período del desarrollo de las pruebas psicológicas se caracterizó por el
énfasis de la medición de reacciones sensorio motoras. Entre sus más destacados exponentes se
encuentran Sir Francis Galton y su discípulo Karl Pearson. Ellos crearon el primer lab oratorio
antropométrico en Londres en 1884,cuyo objetivo era evaluar la inteligencia a través de las capacidades
sensorio motoras del ser humano.Famosos fueron sus estudios sobre la herencia, los que permitieron el
desarrollo de los conceptos de regresión ycorrelación,los cuales fueron formalizados matemáticamente
por Karl Pearson (Aiken, 2003: Cronbach, 2000: Muñiz, 1998).
2. Medición de la capacidad intelectual: El desarrollo de las pruebas para la medición de la capacidad
intelectual se inicia en Francia a principios del siglo XX asociado a las demandas en la educación que el
gobierno de ese país requería atender.Esta prueba de inteligencia,construida por Alfred Binet y conocida
como la primera en su tipo, tenía como objetivo discriminar o seleccionar entre niños normales y niños
con discapacidades intelectuales. De tal manera, este científico y su discípulo, Theodore Simón,
elaboraron una prueba para evaluar indirectamente a través del logro académico algunas de las
capacidades intelectuales presentes en los niños.Pocos años después y en una revisión de la escala de
inteligencia de Binet-Simón, aparece el concepto de edad mental como un indicador del desempeño
general de la persona (Anastasi y Urbina, 1998). Posteriormente, entre los años 1910 a 192 0, Stern
introdujo el concepto de CI como una relación entre la edad mental y la cronológica. En la década de los
años 30,Wechsler publica la escala de inteligencia para adultos (Wechsler-Bellevue) y en 1949 publica la
escala de inteligencia para niños introduciendo el concepto de CI desviación (CI basado en puntuaciones
típicas o puntuaciones z).
3. Desarrollo de las pruebas de aplicación colectiva:El desarrollo de este tipo de pruebas se vio motivado
por la influencia de las dos guerras mundiales durante el siglo pasado. En efecto, estos instrumentos se
desarrollaron con el objeto de seleccionar contingente para formar parte de las tropas estadounidenses
que participaban en los diferentes movimientos bélicos.De este modo,surgieron en 1914 las pruebas d e
aplicación colectiva para la medición de la inteligencia creadas por Arthur Otis. Además, se construyó el
primer inventario de Personalidad estandarizado u hoja de datos personales, construido por Robert
Woodworth en 1917.Esta prueba se utilizó para evaluar trastornos emocionales, la cual fue la base para
la construcción posterior de otros inventarios para la medición de diferentes patologías afectivas. En este
mismo año se desarrollaron los testdel ejército Alfa y Beta, siendo el primero para personas alfabetas y el
segundo de aplicación generalizada (Aiken, 2003, Cowles, 1989).
4. Desarrollo de los testfactoriales:Estas pruebas surgen de la técnica estadística denominada Análisis
Factorial. Uno de sus principales exponentes fue Charles Spearman, quien, basado en esta técnica,
desarrolló su teoría de dos factores de la inteligencia (Factor g y Factor s, ver en Muñiz, 1998). El análisis
factorial ha sido la base de test tales como el Minnesota Multiphasic Personality Inventory (MMPI), 16
Personality Factor Questionnaire (16 PF de Cattell), Raven’s Progressive Matrices (RPM), entre otros.
Por cierto, la construcción de las pruebas ydesarrollo de las técnicas estadísticas para su análisis,no han
ocurrido en el vacío. La vida cotidiana se ha tornado altamente compleja, razón por la cual no es posible
comprender el comportamiento humano si no existen procesos y sistemas de medición ajustados a esas
necesidades de evaluación e intervención (Kazdin, 2001). Hoy en día no sólo existe una disciplina
psicológica más diversificada en áreas de interés y en problemáticas que resolver, sino también, es una
disciplina que cuenta con un apoyo tecnológico mayor para dar cuenta de las variables de interés y de sus
efectos e influencias en el comportamiento (Borges y Sánchez Bruno, 2003).
Dentro de este contexto con una orientación altamente profesionalizante, el psicólogo tiene la necesidad
no sólo de aplicar pruebas válidas yconfiables para reducir el error en sus inferencias y predicciones,sino
también, el desafío de manejar destrezas mínimas para evaluar problemas emergentes propios de los
medios sociales y culturales donde realiza su trabajo.
Por lo tanto, el presente capítulo tiene como objetivo plantear algunos conceptos básicos para facilitar la
utilización de los instrumentos de medición por parte de los profesionales de la salud, de cara a optimizar
su quehacer profesional.
Teoría clásica de los test
Los cimientos de la teoría clásica de los test fueron propuestos a principios de siglo XX por Spearman
(Muñiz, 1996). El objetivo central de este enfoque era desarrollar un modelo estadístico que diera un
fundamento sólido a las puntuaciones de los test. Según Muñiz (1998), este es un enfoque que sigue
siendo utilizado para la construcción y análisis de los cuestionarios e inventarios que se utilizan
actualmente debido a que es sencillo de implementar al momento de construir un instrumento y porque
presenta una estructura matemática simple.
La propuesta de Spearman (Modelo Lineal Clásico) que dio origen a la Teoría Clásica de los test fue
desarrollada y extendida por un número importante de autores en el ámbito de la Psicometría. Una de las
características centrales de este modelo es la posibilidad de estimar los errores cuando se aplican
pruebas construidas para medir variables psicológicas. Conviene destacar que en una situación de
evaluación, la puntuación que se registra del sujeto se compone de dos partes, a saber: la puntuación
verdadera y el error (Aiken, 2003; Anastasi y Urbina, 1998; Cronbach, 1998, Muñiz, 1998).
De acuerdo a estos autores, este modelo se puede formalizar del siguiente modo:
X = V + e
Donde, X es la puntuación registrada por el sujeto, V es la puntuación verdadera y e es el error de la
medida. Para dar cuenta de esta situación, Muñiz (1998) plantea que hay tres supuestos:
Supuesto 1: Definir operacionalmente la puntuación verdadera del sujeto en la prueba. Dado que no se
puede administrar reiteradamente un test a un individuo a fin de estimar su puntuación verdadera sin
error, "la puntuación verdadera es la esperanza matemática de la puntuación empírica"(Muñiz, 1996,p.6).
Su expresión formal es:
V = E(X)
Donde, V es la puntuación verdadera; E(X) es la media de las puntuaciones registradas.
Supuesto 2:Ausencia de correlación entre las puntuaciones verdaderas y los errores de medida.Es decir,
no existiría una covariación sistemática entre las puntuaciones y el tamaño de los errores. Su expresión
formal es:
Donde, es el coeficiente de correlación de las puntuaciones y el error.
Tercer Supuesto: Si se aplicaran correctamente dos test o más, los errores obtenidos se distribuyen
aleatoria mente, razón por la cual, debe existir independencia en las puntuaciones (ausencia de
covarianza) y un coeficiente de correlación igual a cero. Su expresión formal es:
Donde, y son los puntajes debidos al error en las pruebas y , es el coeficiente de
correlación entre ambas.
Según Muñiz (1996), estas tres asunciones serían razonables aunque de difícil demostración. Con
relación a lo aquí expuesto,desde la década de los 60 en adelante se han intentado resolver algunas de
las dificultades de la teoría clásica a través de otras como la Teoría de Respuesta a los Ítems (TRI). En
este contexto, García Cueto (1996) plantea que algunos de los inconvenientes de la teoría clásica de los
ítems son:
1. Dependencia del grupo normativo: Esta situación conlleva que las pruebas reporten indicadores
estadísticos como "el poder discriminativo" o "el índice de dificultad", altamente dependientes de los
promedios obtenidos por el grupo de referencia en la variable que se esta midiendo. En tal sentido, los
valores obtenidos en los diferentes ítems dependerían más de las características de las personas
medidas más que de la capacidad del instrumento para discriminar distintos niveles de la variable de
interés.
2. Coexistencia de distintos coeficientes según como se aplique el test en los diferentes grupos: En esta
situación el evaluador puede influenciar el cambio en los indicadores referidos a la confiabilidad, validez y
homogeneidad de los ítems de una prueba debido a que estos se estiman a través del coeficiente de
correlación de Pearson. Por lo tanto, el valor de estos coeficientes de correlación variarán en función de
variaciones en las situaciones de aplicación de las pruebas. En este contexto, sería necesario que el
evaluador establezca condiciones de control (constancia) que minimicen los efectos asociados a la
situación de evaluación.
3. Dificultad para comparar al mismo sujeto en una misma variable, pero, utilizando diferentes pruebas:
En esta situación, el evaluador debe considerar que la aplicación de formas alternas de una misma
prueba puede dar como resultado diferencias en los niveles de la variable de interés, las cuales, no
reflejarían las diferencias reales en los sujetos evaluados.
4. Dificultad para obtener un coeficiente de confiabilidad que sea estimado con precisión. En esta
situación,el evaluador puede asumir que la aplicación de una prueba en dos momentos distintos acarrea
consigo variaciones estables, lo cual puede afectar las inferencias relacionadas con el coeficiente de
correlación obtenido dado que soslayaría tanto las características de los ítems y la manera en que los
sujetos responden.
5. Asumir que el error típico promedio asociado a la aplicación de una prueba es indepen diente de la
muestra que la responde:En esta situación,el evaluador debe considerar que las variaciones existentes
en las puntuaciones de una muestra pueden afectar la estimación de la puntuación de un sujeto en el test,
los intervalos de confianza y las comparaciones realizadas.Aún a pesar de estas críticas a la teoría
clásica de los test (las cuales se basan preferentemente en la medición del rendimiento), el evaluador
debería considerar este enfoque para la construcción de escalas y cuestionarios dado que se ajusta a la
necesidad de medir la prevalencia de constructos psicológicos (Hambleton, 1996).
Técnicas de construcción de escalas y cuestionarios
Conceptos básicos
Según Pérez-Pareja (1996), los cuestionarios y escalas son auto informes estructurados. Estos, se
presentan "de manera integrada y en forma de lista o formulación secuenciada" y se encuentran
"constituidos por un formulario de preguntas o aseveraciones ante las cuales el sujeto ha de responder".
En este contexto, los cuestionarios pueden construirse con preguntas que requieren del sujeto evaluado
respuestas dicotómicas como:presencia/ausencia,de acuerdo/en desacuerdo,verdadero/falso,si/no, etc.
En cambio, las respuestas de las escalas pueden darse a nivel ordinal o de intervalo, siguie ndo un
formato tipo Likert. Las alternativas de respuesta para este tipo de pruebas pueden ser del tipo:"nada = 0;
algo = 1; bastante = 2; mucho = 3; muchísimo = 4" (Pérez-Pareja, 1996,p.305). Otra forma de respuestas
utilizadas frecuentemente en la medición de actitudes es el diferencial semántico, el cual, contempla
adjetivos opuestos y extremos. Estos adjetivos se relacionan con la actitud del sujeto que responde.
Dentro de la evaluación psicológica, estos instrumentos son de uso masivo y se han implem entado en
diferentes áreas como las cogniciones, los rasgos de personalidad y repertorios conductuales. Sin
embargo,se diferencian tanto en la manera en como están construidos asícomo por el tipo de respuestas
que requieren del sujeto.
Propiedades Psicométricas de los cuestionarios y escalas: Confiabilidad y validez.
Actualmente todas las propiedades psicométricas pueden ser fácilmente analizadas por medio de
programas estadísticos computacionales.A continuación se describen la definición de los conceptos, las
fórmulas y procedimientos de modo de guiar al lector para realizar los análisis correspondientes.
Confiabilidad
La confiabilidad de una prueba (escala o cuestionario) hace referencia a "la precisión, consistencia y la
constancia"que tiene la medida (Álvaro, 1996).Es decir,una prueba aplicada en diferentes ocasiones en
una misma muestra y en condiciones de constancia, debería arrojar resultados similares. Dentro de los
métodos clásicos para estimar los coeficientes de confiabilidad encontramos el uso de formas paralelas,
método de las dos mitades y el de consistencia interna (Aiken, 2003; Álvaro, 1996, Anastasi y Urbina,
1998,Cronbach,1998,Muñiz, 1998). Cabe señalar que cada uno de estos métodos utliza un estadístico
específico, a saber:
3.2.1-. Formas paralelas o formas alternas:Consiste en la aplicación de ítems equivalentes en dos formas
diferentes a los mismos sujetos. Una vez obtenidos los resultados de su aplicación, se aplica el
coeficiente de correlación de Pearson o su equivalente dependiendo del tipo de datos que las respuestas
conlleven. Para la estimación del coeficiente de confiabilidad en pruebas con ítems medidos a nivel
continuo, se utiliza la siguiente formula:
Donde, es la puntuación del sujeto i en el ítem X, es la media de las puntuaciones de X y es la
desviación estándar que corresponde a una de las formas paralelas del test.Por su parte, los estadísticos
paralelos de la forma del test son: es la puntuación del sujeto i en el ítem Y, es la media de las
puntuaciones de Y, es la desviación estándar.
3.2.2-. Método de las dos mitades: A diferencia del caso anterior, una misma prueba se divide en dos
mitades equivalentes (o nones y pares) y a partir de las puntuaciones en cada una de ellas se obtiene el
coeficiente de confiabilidad mediante un coeficiente de correlación. Dentro de los coeficientes de
correlación desarrollados para este objetivo, encontramos los coeficientes de correlación de Rulon,
Spearman-Brown y el de Guttman.
3.2.2.1 Método de Rulon:
Donde, es la varianza de las diferencias entre las puntuaciones observadas de las dos mitades de un
test, y es la varianza de las puntuaciones totales de la prueba.
3.2.2.2 Método de Spearman-Brown: Este estadístico es un ajuste matemático del coeficiente de
correlación de Pearson,el cual se ve seriamente disminuido en caso de ser calculado con la mitad de los
reactivos de una prueba.Además,para la correcta aplicación de esta prueba,se requiere la presencia de
homogeneidad de las varianzas correspondientes a las dos mitades de la misma. Para este contraste de
homogeneidad de varianzas se puede utilizar la prueba de Hartley.
Una vez comprobada la homogeneidad de varianzas,el ajuste de Spearman-Brown contempla la longitud
total de la prueba pese a que el cálculo del coeficiente de correlación se hace a partir de la mitad de los
reactivos de la prueba. Para tal efecto, la formula original del coeficiente de correlación es:
Donde k es el número de veces que aumenta la longitud de la prueba y es el coeficiente de correlación
original obtenido al aplicar la fórmula de Pearson.
Cuando se realiza el método de las dos mitades con el ajuste de Spearman-Brown, la fórmula de este
coeficiente queda como sigue:
Donde, es el coeficiente de correlación de Pearson de dos mitades.
3.2.2.3 Método de Guttman: Una variante de los coeficientes de correlación anteriores es el coeficiente de
correlación de Guttman, cuya formula es:
Donde, es la varianza de una mitad, es la varianza de la otra mitad y es la varianza total.
3.2.3-. Consistencia interna: Este procedimiento permite calcular el coeficiente de correlación de los
diferentes ítems de la prueba asumiendo que todas las preguntas evalúan el mismo rasgo.A diferencia de
los anteriores, que evaluaban la confiabilidad dividiendo los ítems de una prueba en mitades, los
estadísticos alfa de Cronbach y Kuder-Richardson consideran el conjunto de correlaciones entre las
posibles mitades que pudieran construirse con todos los ítems. Para calcular la consistencia interna, el
evaluado debe analizar los datos de cada ítem en relación al total de ítems de la prueba (Aiken, 2003;
Álvaro, 1996, Anastasi y Urbina, 1998, Cronbach, 1998, Muñiz, 1998).
3.2.3.1 Coeficiente alfa de Cronbach: En comparación a los estadísticos del punto anterior, este
coeficiente tiene la ventaja de calcular el promedio de todas las correlaciones por mitades en vez de una
sola. Además, permite calcular el aporte individual de cada reactivo a la consistencia interna total de la
prueba. Para tal efecto se aplica la siguiente fórmula:
Donde,N es el número total de los ítems, es la varianza de las puntuaciones de cada item y es la
varianza de toda la prueba. En este contexto, si los ítems no se encuentran correlacionados con los
demás, el coeficiente de alfa será cero.
En la medida que exista una mayor ínter correlación, el coeficiente alfa será mayor y, por lo tanto, la
prueba tendrá un mayor índice de consistencia interna.
3.2.3.2 Kuder-Richardson 20: Este estadístico es equivalente al alfa de Cronbach aplicado a preguntas
que se han puntuado de manera dicotómica. Este tipo de respuestas es frecuentemente utilizado en
escalas y cuestionarios en Psicología y que requieren que el sujeto indique si una afirmación es
verdadera o falsa (Ejemplo: 1= Correcto; 0= Incorrecto).
La fórmula para calcular este estadístico es:
Donde, es la proporción de sujetos que responde correctamente una pregunta o ítem, es la
varianza total de la prueba, N es el numero total de reactivos.
3.2.3.3 Kuder-Richardson 21:Se utiliza en lugar de la fórmula anterior cuando la proporción de respuestas
correctas no varía en demasía de un ítem a otro, por lo cual, resulta apropiado utilizar la proporción media
(Álvaro, 1996).
La fórmula para calcular este estadístico es:
Donde, es la proporción media de respuestas correctas para todos los ítems de la prueba, es la
varianza total de la prueba, N es el número total de reactivos, la media de la cantidad de respuestas
correctas.
Validez
La validez puede ser entendida como un índice de seguridad de que una prueba mide el constructo que
se intenta medir. Específicamente, la validez se ha definido como el grado en que una prueba
correlaciona con un criterio externo que mide el mismo constructo, el cual puede ser otro test o unas
puntuaciones predichas (Álvaro, 1996; Paz, 1996). En este contexto, el criterio externo es el que indica si
el test es válido para los fines que se ha construido.Sin embargo,la validez es un concepto que involucra
aspectos experimentales,estadísticos y filosóficos (Wilcox, 2003). Diversos autores señalan la existencia
de diferentes tipos de validez (Aiken, 2003; Álvaro, 1996, Anastasi y Urbina, 1998, Cronbach, 1998,
Muñiz, 1998), los cuales pueden reducirse a tres tipos, a saber:
3.3.1 Validez de Contenido: Se refiere a la relevancia del contenido de la prueba la cual se puede
establecer a través de la representatividad de los ítems que la componen, así como también, la totalidad
del campo o rasgo objeto de la evaluación. En otras palabras, un test tendrá este tipo de validez si la
totalidad de preguntas que se han incluido en él son una muestra representativa y extensa del rasgo que
se está midiendo.Sin embargo,es oportuno señalar que el índice de validez de contenido depende de las
personas que construyen la prueba, así como el grado de conocimiento del área evaluada. Una de las
formas más fáciles de calcular este tipo de validez es el coeficiente de acuerdo entre jueces o interjueces
(índice conocido como CAI; en León y Montero, 2002;Cohen y Swerdlik, 2001). El coeficiente de acuerdo
interjueces,se calcula elaborando una pauta donde se le pide a un juez experto que indique si cada uno
de los reactivos de una prueba miden o no, el constructo en cuestión. De este modo, este procedimiento
permite medir el grado de acuerdo o consistencia que existe entre 2 o más evaluadores (jueces,
expertos), acerca de la validez de contenido de los reactivos presentados.
La fórmula para realizar este cálculo es la siguiente:
Donde, corresponde al numero de jueces o evaluadores que considera apropiado un reactivo, y
corresponde al número total de jueces que evalúa dicho reactivo.
3.3.2 Validez referida a un criterio externo: Dado que este tipo de validez refiere al grado de correlación
entre el test construido y un criterio externo, encontramos dos sub tipos, a saber:
a-. Validez concurrente: Se refiere al índice de correlación existente entre la prueba construida y otra
prueba que evalúan el mismo rasgo.Este indicador se obtiene mediante el coeficiente de correlación de
Pearson
b-. Validez predictiva: Este tipo de validez se utiliza cuando el evaluador pretende hacer predicciones en
una variable sobre la base a las puntuaciones de las puntuaciones obtenidas en la prueba. En otras
palabras, indica el grado en que las puntuaciones en una variable criterio futura s e correlaciona con las
puntuaciones predichas por los resultados de la prueba aplicada. El indicador del índice de validez se
obtiene mediante la regresión de la puntuación de la prueba sobre la variable criterio. El estadístico
utilizado es la regresión lineal simple.
3.3.3 Validez de Constructo: Este tipo de validez se refiere a la definición clásica que se ha dado de
validez. En otras palabras, que la prueba aplicada evalúe todos los componentes del rasgo que intenta
medir.Esta validez hace referencia al grado de concordancia entre los resultados obtenidos al aplicar una
prueba y los planteamientos o hipótesis teóricas existentes sobre el campo o rasgo evaluado (Alvaro,
1996).
El proceso de construcción de una prueba
Este procedimiento permitirá al evaluador obtener los indicadores de los constructos que requiere medir
en su investigación. En tal sentido, es oportuno subrayar que cuando el investigador construye un
instrumento debe tener presente que:
a) Un mismo constructo se puede manifestar a través de múltiples variables observadas y,
b). Una misma variable puede reflejar distintos constructos.
Dentro de las estrategias para la elaboración de instrumentos,el investigador puede llevar a cabo su tarea
según los objetivos que desee alcanzar. En tal s entido, según Miguel-Tobal (2001) encontramos tres
estrategias diferentes para su elaboración a saber: racional, empírica y factorial.
Estrategia Racional: Consiste en la elaboración de reactivos basado en el contenido de la teoría que esta
a la base de un constructo que el evaluador tiene por interés en medir.
Estrategia Empírica: Consiste en la elaboración de reactivos basado en el interés de discriminar entre
grupos de sujetos que presentan la variable a evaluar en distinto grado (Por ejemplo,sujetos normales v/s
sujetos ansiosos).
Estrategia factorial: Los ítems son seleccionados de acuerdo a criterios estadísticos acerca de la
distribución de factores que conforman un constructo.Por ejemplo,si estamos midiendo el constructo de
inteligencia g, los reactivos que evalúan lenguaje y aritmética (ámbitos teóricamente diferentes) se
agruparían en factores distintos dentro de este constructo.
Adoptando alguna de estas estrategias, el evaluador puede alcanzar los objetivos que persigue al
construir un instrumento pasando por una serie de fases:
FASE 1: Conceptualización del Constructo.
Esta fase tiene por objeto identificar y generar las dimensiones a evaluar por el instrumento. Para tal
efecto, el investigador debe hacer una revisión teórica y/o realizar entrevistas semi estructuradas para
identificar las dimensiones emergentes del constructo.
FASE 2: Construcción de los ítems o reactivos.
En esta etapa, y de acuerdo con las dimensiones pre-establecidas, el evaluador debe redactar los
reactivos correspondientes a cada ámbito o factor que se va a medir. En tal sentido, a fin de seleccionar
los ítems que presenten mayor validez y consistencia,se sugiere la construcción del triple de los reactivos
necesarios para el instrumento o la escala definitiva.
FASE 3: Aplicación de la prueba inter-jueces.
Los reactivos construidos según los criterios de la etapa anterior deben ser evaluados a través del criterio
de expertos. En tal sentido, se requiere que para el análisis y pertinencia de los mismos, al menos 10
profesionales expertos en la temática procedan a evaluar la validez de contenido muestral de cada uno de
ellos.
Previo a este paso (evaluar validez de contenido), se utilizan pruebas estadísticas que entregan
indicadores acerca del grado de acuerdo de los expertos. Dependiendo del nivel de medición de los
reactivos, algunas de las técnicas que se pueden utilizar son el índice de concordancia de Kendall, el
coeficiente de acuerdo inter jueces o el coeficiente Kappa.
FASE 4: Aplicación Piloto.
Esta etapa se debe aplicar la prueba en una muestra que es no objeto de intervención posterior (muestreo
no probabilística de tipo accidental),y que tiene por objeto evaluar aspectos propios de la administración
de la prueba tales como: nivel de comprensión los ítems, de las instrucciones de la prueba y tiempo de
respuesta.Posteriormente,en función de esta muestra,se realiza un análisis preliminar de la confiabilidad
del instrumento a fin de evaluar la consistencia interna del mismo y eliminar ítems con varianza cero (con
ausencia de discriminación).
FASE 5: Aplicación y ensamblaje definitivo del instrumento.
Para este propósito, se toma una muestra normativa con el objeto de obtener los indicadores
psicométricos definitivos de confiabilidad y de validez. Esta muestra requiere ser de tipo probabilística y
estratificada proporcional, cuyo tamaño definitivo se puede calcular con un error de muestreo y nivel de
significación de a = 0.05 o bien a = 0.01.
Según el tipo de prueba elaborada, se pueden obtener índices de confiabilidad y validez. Para la
confiabilidad se utilizan la consistencia interna (Por ejemplo Alfa de Cronbach. Ver apartado 3.2.3.1 de
este capitulo), y para la validez del instrumento, aplicar el Análisis Factorial Exploratorio y Confirmatorio.
Igualmente, existen otros aspectos relacionados con los instrumentos de medición como el tipo de
reactivos que se utilicen, la escala para su ponderación, que determina diferencias respecto a la
interpretación de los resultados de las puntuaciones en relación a grupos de referencia específicos que se
busca evaluar, los cuales, sirven para realizar inferencias respecto a la prevalencia, adecuación,
diferenciación y, finalmente, evaluación del constucto de interés.
En este sentido, Cohen y Swerdlick (2001) realizan una distinción entre los instrumentos destinados a
evaluar una variable con base a una norma (rendimiento general de la población de interés), y los
instrumentos referidos a un criterio (determinar si la persona que responde la prueba posee, en mayor o
menor medida una variable de interés). De esta forma, los instrumentos con referencia a una norma,
expresan la cantidad o calidad que posee una persona en una variable o constructo que se desea
evaluar, teniendo como base la prevalencia del constructo en la población general.
Por otro lado, las pruebas con base a un criterio, permiten discriminar entre grupos con características
particulares, sean estos un constructo psicológico, una psicopatología, o una habilidad particular.
Dificultades de la medición
A fin de favorecer que el instrumento de medición tenga la calidad suficiente para medir los factores
propios de los constructos de interés, el evaluador debe considerar que las respuestas de los
participantes pueden estar sujetas a fuentes de errores,las cuales generan distorsiones (Garriga, 2001).
Estas distorsiones de las respuestas probablemente afecten los resultados del instrumento a pesar del
contenido que tenga.Miguel- Tobal (2001) señala como tipos de distorsiones de respuestas la simulación
o falseamiento, la deseabilidad social y las tendencias de respuestas.
Simulación o falseamiento: Ocurre cuando el sujeto que responde el instrumento busca de manera
voluntaria falsear las respuestas y con ello, el resultado que arroja el instrumento, escala o cuestion ario
que se le aplique. A fin de reducir este fenómeno, se han utilizado dos estrategias:
1. Persuadir mediante las instrucciones a la persona que responde a que lo haga con honestidad en aras
de la valoración de su colaboración y de la utilidad de los resultados.
2. Incluir escalas de sinceridad en el instrumento a fin de detectar los casos en que las personas que lo
responden están falseando la información.
Deseabilidad Social: Ocurre cuando el sujeto emite de manera inadvertida respuestas que de manera
consistente dan una mejor imagen de sí mismo. Una de las estrategias que se han desarrollado para
controlar esta distorsión es la incorporación de escalas de sinceridad.
Tendencias de respuestas: Ocurren cuando el sujeto responde de manera consistente en función del
formato de respuesta exigido en vez de responder al contenido del ítem. Dentro este tipo de distorsión
encontramos dos subtipos, a saber:
1. Aquiescencia o asentimiento: Es la tendencia a responder de manera afirmativa sin considerar el
contenido de los ítems. Generalmente este tipo de casos ocurre cuando el formato de respuesta es
dicotómico (Ejp: Sí o No, Verdadero o Falso, etc).
2. Errores escalares:Es la tendencia de los sujetos a responder en el centro de la dimensión del continuo
por sobre los extremos.Estas respuestas ocurren de manera inadvertida e involuntaria y sin considerar el
contenido del ítem. Para abordar esta distorsión se ha desarrollado pruebas estadísticas que lo midan.
Desafíos
En el contexto de una crítica a la verdadera industria que se ha generado alrededor de la construcción de
instrumentos de medición, y particularmente a las pruebas de inteligencia y evaluación de Aptitudes
(como las pruebas de selección universitaria) se ha planteado que la medición es un área de la disciplina
psicológica,claramente susceptible a cambios en las demandas económicas de la sociedad, mas allá del
verdadero interés científico por medir, evaluar e influenciar constructos de interés (Stenberg, 1992). Por
ejemplo, la medición de la inteligencia así como de otros procesos psicológicos (la personalidad, las
psicopatologías,las cogniciones ylos auto reportes de comportamientos) no son una tarea fácil dado que
son constructor latentes y susceptibles de observación de manera indirecta a través de las respuestas
manifiestas de un sujeto a un conjunto de ítems,razón por la cual, se requiere de modelos cada vez más
sensibles y refinados para dar cuenta de los factores en estudio (Meijer y Baneke, 2004). Sin embargo,
los métodos utilizados por varios evaluadores no ha cambiado mucho desde sus inicios a comienzos del
siglo XX, y las diferentes pruebas,escalas o cuestionarios en general, no varían mucho, simplemente se
actualizan sus contenidos, de acuerdo al paso del tiempo.
La mayoría de los "consumidores" de instrumentos de medición, desea obtener pruebas que ayuden a
predecir el rendimiento de las personas en un dominio particular,asícomo pruebas que sean consistentes
con sus formas alternas o su aplicación consecutiva. Igualmente, la estandarización (o la adecuación
empírica de una prueba desarrollada en un contexto distinto de aquel en que se aplica), pasa a ser
fundamental para el usuario de los instrumentos de medición psicológica (Stenberg,1992). La correlación
con otras pruebas que midan un constructo similar, así como la facilidad de administración e
interpretación,la objetividad de las puntuaciones yla apreciación del costo/beneficio; son todos aspectos
que el autor destaca a la hora de optar por un instrumento en particular. Sin embargo, la mayoría de las
pruebas de personalidad, inteligencia y aptitudes existentes en el mercado, cumplen con estos y otros
criterios psicométricos de forma adecuada. Por lo tanto, el principal sentido de continuar desarrollando
instrumentos en esta área ha sido la búsqueda de instrumentos que reflejen los avances teóricos de la
conceptualización de la inteligencia y las aptitudes,más allá de las propiedades psicométricas particulares
de un instrumento específico.
De igual forma,Millon (2003), reconoce que la psicología clínica, así como la conceptualización empírica
de la psicopatología, amerita la consistencia entre teoría, constructos y variables particulares con los
instrumentos diseñados para medirlos, buscando la correspondencia empírica entre el con structo,
tratamiento, evaluación e intervención psicológica. Cronbach (1998), así como Kerlinger y Lee (2001),
también reconoce que el desafío fundamental de la elaboración y utilización de instrumentos consiste en
determinar cómo medir de forma apropiada un constructo (validez), así como la apreciación de la utilidad
del instrumento que se utilice para evaluarlo.
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PRINCIPALES MODELOS TEÓRICOS EN PSICOLOGÍA DE LA SALUD
Pablo Vera-Villarroel
Pablo Livacic-Rojas
Ana María Fernández
Luis Oblitas
Introducción
La Psicología de la Salud es una rama de la Psicología que emerge en la década de 1970 y que se
orienta a evaluar y modificar los comportamientos de la salud con relación a la enfermedad. Según
Fernández, Amigo, Pérez Álvarez y Fernández-Hermida (2003), los ámbitos de aplicación de Psicología
de la Salud son los de promoción en salud,prevención de las enfermedades, evaluación y tratamiento de
enfermedades específicas y, evaluación y mejora del sistema sanitario. En este sentido se han
desarrollado diversas técnicas, procedimientos y modelos teóricos que buscan describir y explicar las
variables que afectan los comportamientos en Salud.Así, el presente capítulo tiene por objetivo hacer una
revisión acerca de los diferentes modelos de salud y las implicancias que conlleva su aplicación e
implementación como programas de intervención de corto alcance (terapia) o de largo alcance
(programas sociales de intervención comunitaria, regional o nacional), y de la misma forma, mostrar de
manera resumida los principales modelos en los que se basan la mayoría de las escalas y cuestionarios
en Psicología de la Salud.
Comportamiento y Salud
Conforme el ser humano va transitando por diferentes períodos del desarrollo, sus repertorios
conductuales se van haciendo más complejos y a la vez más extensos, lo cual, permite que el individuo
sea capaz de enfrentar las contingencias del medio tanto de manera directa como indirecta. Ciertamente,
estos cambios en el comportamiento no ocurren en el vacío, sino que se asocian con procesos
fisiológicos relacionados con la maduración y con el aprendizaje. En este contexto, el aprendizaje es
relevante para analizar y explicar los comportamientos relacionados con la salud, es decir, permite dar
cuenta en términos de causalidad múltiple la conducta saludable como la de enfermedad (Vera -Villarroel,
1999).
Dado lo anterior, el hecho que una persona realice o no una determinada conducta puede aumentar la
probabilidad de adquirir o no una enfermedad, así como también, una vez adquirida una enfermedad,
formar parte activa del tratamiento mediante acciones que permitan la mejoría. En otras palabras, la
conducta o comportamiento de la persona es parte importante dentro de la ecuación funcional dado que
ésta se encuentra influida por los principios del aprendizaje que permiten aislar aquellos factores o
variables relacionados con la adquisición, mantenimiento y/o eliminación de diferentes conductas
saludables o no saludables.Por ejemplo,si analizamos un simple resfrío podemos observar que existen
diferentes probabilidades de adquisición o no del mismo si es que la persona se abriga o no ante cambios
de temperatura,si ha existido una alimentación previa adecuada o, si existen pocos factores estresantes
que influyan sobre el sistema inmunológico.De igual modo sucede con el tratamiento una vez padecidos
los síntomas del resfrío. Es decir, consumir fármacos , jugos de frutas que contengan altos niveles de
vitamina C y guardar cama entre otros (Vera-Villarroel, 1999). En todo ello está implicado que el sujeto
realice o no ciertas conductas que ha aprendido. Esta adquisición de comportamientos es explicada
adecuadamente por los principios de la Psicología del Aprendizaje.
Aunque lo anterior parezca una perogrullada dado el alto volumen de información existente acerca de los
riesgos que conlleva el no emitir determinadas conductas para prevenir enfermedades, no e s menos
cierto que sorprende y preocupa la inconsistencia que existe en el comportamiento saludable y los índices
de distintas enfermedades a nivel mundial.De igual modo,sorprende que el alto volumen de investigación
y de publicaciones no tenga como consecuencia resultados que generen teorías y propuestas de
intervención más consistentes a nivel de políticas públicas (Silva, 1997).
Probablemente,una de las causas de este panorama esté basada en que las enfermedades se adquieran
por desconocimiento de la información, porque su sobreabundancia provoca desorientación sobre qué
conducta seguir,o bien, porque en muchos de los estudios no prospectivos,los investigadores se centran
sólo en las condiciones presentes sin atender a aquellos factores que pudieron haber estado presentes
previos a la ocurrencia del cuadro.
Así, Bayés y Ribes (1992;Ribes,1990) han señalado en su modelo psicológico de la salud biológica que
muchas de estas conductas de enfermedad estarían explicadas porque las consecuencias negativas de la
conducta no saludable no son inmediatas, sino que están diferidas en el tiempo (Bayés y Borrás, 1999).
En este sentido, estas dificultades serían problemas de contingencias entre las consecuencias y los
comportamientos. Según Ribes (1990) y Piña (2003) dentro de los comportamientos para prevenir la
cronicidad de estados ydel deterioro del individuo encontramos la promoción de conductas de adhesión
al tratamiento,la eliminación de conductas que interfieren en la eficacia de tratamientos biomédicos y el
aumento de la inmunocompetencia por reducción de las reacciones de estrés. Algunos ejemplos de ello
se observan en la conducta de fumar,consumir alcohol,la ausencia de uso del preservativo para prevenir
VIH/SIDA y el embarazo no deseado y el consumo de estupefacientes entre otros.
En este contexto, Silva (1997) señala que aún en el ámbito de la epidemiología esta situación no es del
todo alentadora dado que con cuatro décadas de costosas e intensas investigaciones, los resultados
obtenidos respecto a determinar las causas de las conductas de riesgo son decepcionantes. Este autor
señala que,conductas de riesgo como el hábito de fumar,consumo de grasas saturadas y sedentarismo
son factores muy inespecíficos para dar cuenta de padecer dificultades de s alud porque la mayoría de los
enfermos no se encuentran afectados por ellos,por lo tanto, son de escaso valor predictivo. Por ejemplo,
los resultados obtenidos por el Pooling Research Group en 1978 mostraron que sólo cerca del 10%
(sobre una muestra de 7.000) de las personas a quienes se les evaluó la presencia de cardiopatías
presentaban las conductas de fumar y ser hipercolesterolémicos e hipertensos. De este reducido grupo,
sólo el 13% tuvo ataque cardíaco en el siguiente decenio.
Lo anteriormente expuesto nos entrega luces de cuan relevante son los modelos que se desarrollen para
dar cuenta de los comportamientos relacionados con la salud y cuan predictivos resultan junto a otros
factores para padecer una enfermedad.Esto cobra mayor relevancia si consideramos que el campo de la
Psicología de la Salud es la intersección entre factores relacionados con la modificación de los estilos de
vida y la aparición o evolución de enfermedades que pueden conducir al aumento en los índices de
morbilidad en la población (Florez-Alarcón, 2000). Aún teniendo presentes estas ventajas, es oportuno
señalar que la interacción entre el modelo psicológico y el biomédico se ve favorecida por la falta de
consistencia que cada uno por si sólo es capaz de entregar para dar cuenta de los comportamientos
relacionados con la salud y la enfermedad (Fernández et al, 2003).
Otra variante es las posiciones que señalan que las conductas saludables más que verse explicadas por
las creencias que individuo tiene acerca la probabilidad de adquirir una enfermedad, ésta debería
explicarse por las relaciones conducta verbal-conducta motora del individuo en relación con las variables
antecedentes y consecuentes.Puesto que esta propuesta se basa sobre desarrollos teóricos recientes,
aún los resultados no logran dar un panorama que permita aunar los factores comunes a la conducta
saludable (Moreno y Roales-Nieto, 2003).
Paralelamente a los enfoques expuestos, algunos modelos cognitivos han intentado dar cuenta del
comportamiento saludable a partir de las actitudes y creencias que las personas tienen, dado que éstas
serían las determinantes para explicar las acciones de auto cuidado o enfermedad y, finalmente,el que se
realice o no un determinado comportamiento saludable.
Modelo de creencias en salud
El modelo de Creencias de la Salud (MCS) surgió en los años cincuenta, a partir de los trabajos
realizados por algunos psicólogos sociales en el servicio de salud pública de Estados Unidos, quienes
buscaban respuesta a los resultados limitados de varios programas de prevención sanitaria (Paéz,
Ubillos, Pizarro y Canelón, 1994). Este modelo ha sido uno de los más utilizados en Psicología de la
Salud para dar cuenta de los comportamientos saludables y preventivos de la enfermedad (Moreno y
Roales-Nieto,2003). Como modelo, se encuadra en una línea de teorías cognoscitivas, que plantean al
ser humano como un ser racional que busca maximizar los beneficios y minimizar los costos o riesgos de
su conducta (Paéz et al., 1994). Es necesario tener presente,sin embargo,que a pesar de su alta difusión
y puesta en práctica, diferentes investigaciones han reportado resultados más bien contradictorios
respecto a su validez explicativa (Moreno y Roales-Nieto, 2003).
El Modelo de Creencias de la Salud supone que las acciones preventivas son función de la preocupación
que tiene una persona por evitar una enfermedad y la creencia de que una o algunas acciones de salud
determinada prevendrán la enfermedad (Becker, 1990; Rosenstock, Strecher y Becker 1988).
Los componentes de este modelo son:
1. La preocupación general por la salud: Es la creencia que tiene la persona que la reducción de las
amenazas a la salud es algo importante y positivo.
2. La susceptibilidad percibida: Está constituida por la percepción que tiene la pers ona del riesgo de
contraer la enfermedad.
3. La severidad percibida: Son las creencias que tiene la persona acerca de las consecuencias de
contraer la enfermedad.
4. Las barreras y facilitadores psico-sociológicos: Estos son el resultado de la comparación entre los
costes y beneficios percibidos por realizar la conducta preventiva.
5. La percepción de autoeficacia: Es la expectativa que tiene la persona sobre sí misma en torno a ser
capaz de ejecutar una acción dada, en forma exitosa. Esta variable se incorporó recientemente, tomada
de la teoría cognoscitiva social de Bandura (1987), a fin de explicar cambios de largo alcance,
particularmente en el caso de enfermedades crónicas y modificar hábitos de larga data.
En consecuencia, "el Modelo de Creencias de la Salud postula que para que ocurra un cambio en la
conducta de la salud de una persona en la dirección deseable, ésta deberá sentirse amenazada con su
patrón de comportamiento presente,creer que el cambio será beneficioso para ella,creer que éste tendrá
un mínimo de consecuencias negativas y sentirse competente para ejecutar la debida acción" (Collazo,
1994,p. 28). En el modelo se contemplan además las claves para la acción, los estímulos internos como
síntomas de una enfermedad o externos (los anuncios en los medios de comunicación, relaciones
interpersonales) y, avisos escritos que impulsen a la persona al cambio conductual deseable. No
obstante,el efecto de estos estímulos,hasta el momento,ha sido poco estudiado (Latorre y Beneit, 1994).
Gráfica 2 - Esquema del Modelo de Creencias de la Salud
(Adaptado de Becker, 1990; Collazo, 1994).
Análisis empírico e investigaciones en el área de la salud
Este modelo ha sido utilizado para generar investigación en el campo de la promoción de la salud y del
cumplimiento de tratamiento médico. Algunas de las conductas preventivas que se han estudiado son:
inoculación contra enfermedades, profilaxis dental, chequeos generales preventivos, tabaquismo, auto
exámenes en la detección temprana de tumores malignos y dietas para el control de la obesidad, entre
otras. Los últimos estudios generados por este modelo tratan, de forma importante, sobre la conducta
sexual y la prevención de VIH, no obstante los resultados en torno al poder predictivo de sus variables,en
algunos casos no son lo bastante claros,a pesar de su importancia ynivel de influencia en el campo de la
Psicología de la salud (Latorre y Beneit, 1994). Sin embargo, cabe destacar que en todos los estudios y
para los diferentes comportamientos de la salud, las barreras percibidas resultan ser el mejor predictor
entre todas las variables del modelo, seguido por la susceptibilidad y finalmente, la se veridad presenta
una escasa relevancia pronostica cuando la conducta de salud es preventiva, aumentando su influencia
cuando la persona se encuentra enferma (Collazo, 1994).
Modelo de la acción razonada
Un modelo similar al de las creencias de la salud, aunque enraizado en el marco más general de las
investigaciones sobre actitudes, es la teoría de la acción razonada de Fishbein y Ajzen (Ajzen y Fishbein,
1980; Fishbein y Ajzen, 1975). Este modelo busca la integración de factores actitudinales y
comportamentales para explicar las conductas de salud de tipo volitivo. En esta teoría el concepto central
lo constituye la intención conductual que es entendida como la causa primera de la conducta y
operacionalizada como el juicio probabilístico que emite un sujeto acerca de ejecutar o no ejecutar un
comportamiento (Morales y Moya, 1994). No obstante, la intención conductual depende directamente de
las actitudes, las cuales, a su vez, son función de las creencias acerca de las consecuencias de la
conducta en cuestión y las normas sociales que influencian la posibilidad de ejecutar una conducta.
Los componentes del modelo son:
1. Actitud hacia la conducta: Son las creencias que tiene la persona en torno a los efectos que tendrá la
acción y de la evaluación que realiza acerca de sus probables consecuencias.
2. Norma subjetiva:Es la percepción que la persona tiene acerca de lo que los otros significativos piensan
acerca de si uno debería o no realizar una conducta de interés y de su motivación para cumplir con dichas
creencias.Se encuentra basada en los referentes normativos que pueden sustentar el comportamiento
(padres,amigos,etc) y junto con las actitudes hacia la conducta influencian las intenciones conductuales
(Albarracín et al., 2000).
3. Creencias sobre las consecuencias de la Conducta y la posterior evaluación de las consecuencias.
4. Creencias normativas:Son los supuestos que la persona tiene acerca de lo que los demás esperan de
ella. En otras palabras, refiere a la motivación para acomodarse.
5. La intención conductual: Es el elemento "gatillante" de la conducta (Latorre y Beneit, 1994).
Gráfica 2 - Esquema del Modelo de la Acción Razonada
(Adaptado de Ajzen y Fishbein, 1980).
Análisis empírico e investigaciones en el área de la salud
Este modelo fue modificado en dos puntos relevantes. Por una parte, plantean que la conducta previa
afecta tanto a las actuales intenciones conductuales como a la conducta futura y, por otra parte, que las
actitudes pueden influir directamente en la conducta además de influirla indirectamente por medio de las
intenciones conductuales. El aumento de la capacidad explicativa se extendió gracias a la inclusión de
estos factores, situación que fue demostrada en algunos trabajos sobre ingestión de alcohol y drogas y
que posteriormente han sido aplicados a diversas áreas de la investigación en salud (Páez, Ubillos y
Pizarro, 1994).
Otro factor que se incluyó recientemente en el modelo, es la medición de las actitudes no sólo ante la
conducta, sino también frente a alternativas conductuales (por ejemplo, usar o no preservativo). Este
elemento ha mostrado en varias investigaciones aumentar la capacidad predictiva del modelo (Tesser y
Shaffer, 1990).
El modelo de la acción razonada ha generado un gran número de investigaciones en el campo de la
salud; control de obesidad, drogadicción, aseo dental, planificación familiar y prevención de VIH, entre
otras (Fishbein, 1990; Latorre y Beneit, 1994).
Modelo del Comportamiento Planeado
Con la finalidad de ampliar el Modelo de la Acción Razonada,Ajzen en 1988 adicionó un componente que
denominó percepción de control de la conducta. Este factor intenta predecir las conductas vo luntarias e
involuntarias (Ajzen y Madden, 1986; Madden, Sholder y Ajzen, 1992). El control percibido hace
referencia a la percepción de obstáculos internos (falta de habilidades, competencias) y externos o
situacionales (accesibilidad,colaboración de otros (Páez,Ubillos y Pizarro, 1994), factor que ha mostrado
tener efectos directos e indirectos sobre la conducta, en niveles incluso mayores que la intención
conductual (Chaiken y Stangor, 1987).
De igual forma, se ha descubierto que existe una tendencia bastante extendida entre las personas
denominada Ilusión de Control,que consiste en la tendencia a tener la ilusión optimista de su capacidad
de controlar la realidad (Páez, Ubillos yPizarro, 1994),factor que,aplicado al ámbito de la salud indicaría
en que medida las personas se sienten controlando sus conductas preventivas o de tratamiento. En el
caso que la persona se encuentre enferma, se presentaría un sesgo positivo que ha resultado ser un
factor explicativo en conductas de riesgo y prevención (Chaiken y Stangor, 1987).
Existen investigaciones donde el control percibido ha resultado ser relevante como factor predictivo y
explicativo de conductas preventivas en salud como es el caso del uso del cinturón de seguridad,
conducta sexual en jóvenes, y reducción de peso (Collazo, 1994).
Aportando de esta forma la inclusión de una variable que contribuye a la conformación de un cuerpo
teórico y empírico más comprensivo en el área de la Psicología de la salud.
Un ejemplo de su aplicación ha sido la aplicación del modelo del comportamiento planeado en las
conductas de tránsito (Moyano, 1997; Olivos y Martínez, 1999). Esta línea de trabajo ha resultado ser un
aporte a la aplicación de este modelo en problemas contingentes y de relevancia social. De esta forma,
nuevos estudios han abordado una gran variedad de campos, destacándose la aplicación al área de la
conducta sexual, en pro de aportar al desarrollo de la prevención del VIH (Petty, Wegener y Fabrigar,
1997).
No obstante lo anterior y, como fue desde sus comienzos, este modelo y su aplicación al campo de la
salud continúan en pleno desarrollo, enfrentando nuevos desafíos y campos a explorar.
Teoría de la cognición social
La teoría da la cognición social desarrollada por Albert Bandura es una teoría psicológica general y que
ha influido de gran forma en la explicación y predicción de la conducta de la salud. Este autor plantea que
la implementación de conductas preventivas y de tratamiento de enfermedades, requiere que las
personas influyan en su propia motivación y conductas. En esta línea el aumento de conocimiento sobre
los riesgos para la salud de las personas constituye un elemento imprescindible para el cambio
autodirigido (Bandura, 1987).
De acuerdo con este autor, la conducta autorregulada es la clave tanto para el cambio conductual como
para su mantenimiento.Para que dicha conducta se implemente,la persona requiere de la adquisición de
destrezas,competencias yde una fuerte creencia en sus propias capacidades para ejercer control sobre
éstas.
Así desde este marco conceptual, el cambio de la conducta estaría en función de:
1. Las expectativas de logro que tiene la persona de ejercer la conducta.
2. Las expectativas de logro sobre su capacidad para ejecutar la conducta en forma exitosa.
Si estas expectativas son negativas, anulan el potencial motivacional de las expectativas de logro. Las
expectativas de logro sobre su capacidad para ejecutar la conducta se agrupan en el concepto de
Autoeficacia y se postula que afectaría directamente el pensamiento, la m otivación, el afecto y finalmente
la acción (Glasman, Acosta y Albarracín, 1997).
Bandura desarrolló un programa de aplicabilidad de su modelo, mediante un trabajo relacionado con la
instauración de conductas preventivas en VIH, mostrando que este resulta aplicable a cualquier tipo de
problema da salud.El autor,propone tres componentes necesarios para generar un cambio autodirigido,
a saber:
1-. La información es una precondición para el cambio: Las personas deben ser informadas y tener
conciencia en cuanto a la existencia de enfermedades y riesgos para la salud, factores predisponentes a
la enfermedad,formas para impedir el contagio o medidas de tratamiento que se debe seguir, en el caso
de que la persona se encuentre enferma,aunque las evidencias empíricas muestran que el conocimiento
es una condición necesaria pero no suficiente para el cambio (Koniak y Brecht, 1997).
2-. El desarrollo de destrezas y capacidades sociales son necesarias para ejecutar el cambio: Una vez
que las personas se han auto convencido de que deben efectuar un cambio en sus conductas de salud,
éstas deben desarrollar habilidades para llevarlo a cabo.
3-. El perfeccionamiento y dominio de las destrezas adquiridas: Las personas deben manejar las
habilidades adquiridas de forma proficiente y espontánea,esto contribuye al desarrollo de la auto eficacia.
Algunos trabajos que se han realizado utilizando este programa han mostrado resultados positivos,
ejemplo de ello ha sido que jóvenes que recibieron este tipo de intervención mostraron mayor nivel de
conocimiento y actitudes más favorables al uso del condón que un grupo de control (Collazo, 1994).
Diversos estudios respaldan la relación entre auto eficacia y conducta de la salud tales como disminución
del consumo de grasas,uso de preservativos,dejar de fumar (Bandura,1987).Un ejemplo más específico
de este respaldo empírico lo constituyen los estudios de auto eficacia y su relación con las conductas de
salud. En todas estas investigaciones la auto eficacia resultó ser un predictor co nsistente del cambio
exitoso de la conducta, tanto a corto como a largo plazo. Otros estudios han mostrado que una
percepción positiva de auto eficacia reduce el dolor e inflamación en pacientes con artritis reumatoide, y
para concluir de nombrar algunos ejemplos de la influencia y poder explicativo de este factor, cabe
mencionar que junto con las expectativas de logro, la auto eficacia resultó ser un buen predictor de la
intención de realizar conductas preventivas del cáncer de seno (Collazo, 1994).
Modelo Transteórico
Este modelo es conocido también como un modelo de Estadios de Cambio, propuesto por Prochaska y
DiClemente (1982; Prochaska y DiClemente, 1992). La tesis central de esta aproximación es que las
personas pasan por diferentes etapas dentro de un proceso de cambio independiente de la naturaleza de
la intervención. Los sujetos, por lo tanto, deben pasar por cada uno de ellas antes de realizar el cambio
definitivo o terapéutico.Este modelo cuenta con diversas áreas de aplicaciones,siendo principa lmente el
área de adicciones (consumo de cigarrillos,drogas y alcohol) donde se cuenta con mayor apoyo empírico
en la actualidad (Sanabria, Alvarez, Hurtado y Trujillo, 2000).
Las etapas o estadios por las que un sujeto pasa antes de cambiar sus comportamientos son:
1. Precontemplación; Aquí los sujetos no perciben el problema, es decir, no evalúan como dañino sus
conductas, presentando entonces ninguna intención de cambio.
2. Contemplación; Aquí los sujetos piensan en cambiar su conducta aunque solo se queda esto a nivel
cognitivo y no se traduce en una conducta motora. Los sujetos consideran que deben cambiar su
conducta, han analizado que no es conveniente continuar con esos hábitos y que, por lo tanto, es
perjudicial continuar así. Sin embargo, no hacen ningún plan de cambio.
3. Preparación; En esta etapa los sujetos empiezan a elaborar planes para el cambio, ejemplo pueden
iniciar una terapia o programa de rehabilitación e interrumpirlos. También realizan cambios iniciales y
pequeños, por ejemplo disminuir el consumo. Se ha planteado que esta etapa tiende a durar hasta 6
meses aproximadamente.
4. Acción; Aquí los sujetos realizan los verdaderos cambios.Se comprometen por ejemplo a un verdadero
programa de rehabilitación o terapia siguiendo todo el proceso. Tiende a durar seis meses
aproximadamente. Aquí es donde el cambio puede ser efectivo.
5. Mantenimiento:Esta etapa se caracteriza por el mantenimiento del cambio. Aquí es crucial el prevenir
las recaídas y el adquirir un nuevo estilo de vida. Es decir el sujeto pasa a adquirir todas las ventajas y
"desventajas" de su cambio.
6. Salida o Terminación: Los sujetos aquí "salen" del proceso de etapas consolidándose el cambio.
Es necesario recalcar que este modelo no se plantea en forma lineal si no más bien circular donde los
sujetos pasan de una etapa a otra y vuelven a pasar por las diferentes etapas antes de realizar el cambio
definitivo.
Las investigaciones en relación a este modelo han sido prometedoras tanto en evaluación y diagnóstico
como por su valor y utilidad predicativa. Adicionalmente se ha planteado su relevancia para definir las
diferentes estrategias e intervenciones dependiendo de las etapas consideradas (Fiorentino, 2004). Así,
una técnica o procedimiento puede ser adecuada si el sujeto se encuentra en una determinada fase, pero
inefectiva si se encuentra en otra.
Observaciones generales en torno a los modelos teóricos de la Psicología de la salud.
Los modelos aquí expuestos si bien presentan características distintas entre ellos, poseen elementos
comunes entre los cuales destacan:
1-. Concebir al ser humano como un individuo capaz de cambiar y por ende responsable de su conducta y
los cuidados de la salud.
2-. Destacar la influencia de factores directos e indirectos en la conducta de la salud; la amenaza
percibida o susceptibilidad, actitudes hacia la conducta, presión social y autoeficacia son factores de
impacto directo sobre el comportamiento en salud, mientras características sociodemográficas,
información sobre la salud, creencias son elementos de influencia indirecta en las conductas de salud.
3-. Contribuir a la investigación y predicción de las conductas de salud. No obstante, ninguna de estas
logra por si sola abordar y comprender de una forma íntegra los diversos problemas y aristas que
presenta el campo de la conducta de la salud.
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INVENTARIO DE ROL SEXUAL
Enrique Barra Almagiá
Universidad de Concepción,Chile
Introducción
Problema por tratar
El concepto de rol sexual corresponde a lo que tradicionalmente se ha llamado masculinidad y feminidad,
y puede ser definido como las expectativas acerca de cuáles son las características de personalidad y las
conductas apropiadas para cada sexo, desde el punto de vista social. Este concepto se refiere al
aprendizaje y desempeño de los comportamientos socialmente esperados y aprobados para cada sexo,
es decir, de aquellos comportamientos tipificados sexualmente.A diferencia de la identidad sexual que se
establece tempranamente en la infancia, el rol sexual se va estableciendo más lentamente, no tiene un
carácter sólo cognitivo, y se consolidaría durante la adolescencia,en interacción con los cambios físicos,
sociales y sexuales asociados con esa etapa de desarrollo (Barra, 2002a).
La orientación de rol sexual ha mostrado tener influencia en importantes y muy diferentes ámbitos
psicológicos.Algunos de los factores que estarían relacionados con las dimensiones de rol sexual son la
comunicación no verbal (LaFrance & Carmen,1980),las reacciones hacia estímulos sexuales (De Souza
& Hutz, 1995), la auto-estima (Lamke, 1982; Withley, 1983), la creatividad (Norlander, Erixon & Archer,
2000), la experiencia de soledad (Cramer & Neyedley, 1998), la conciencia de las emociones (Conway,
2000), las actitudes hacia la homosexualidad (Barra, 2002b; Withley, 1987), diversas dimensiones de
personalidad (Marusic & Bratko, 1998) y algunos aspectos de la salud física (Courtenay, 2000; Shifren,
Bauserman & Carter, 1993)
En la concepción tradicional la masculinidad yla feminidad se consideraban primero como dos categorías
separadas y luego como los dos extremos de una dimensión única,en la cual mientras más masculino era
un individuo también era menos femenino, y a la inversa. Sólo a partir de los años setenta se empieza a
plantear la idea de que la masculinidad y la feminidad serían dos dimensiones independientes, y por lo
tanto ambas pueden darse en mayor o menor medida en cualquier persona, sea hombre o mujer (Bem,
1974,1981). Este modelo bidimensional de la masculinidad y la feminidad sirve de base al concepto de
androginia psicológica,que se refiere a poseer en un grado similar características tanto masculinas como
femeninas.
Se han desarrollado diversos instrumentos de medición de las dimensiones de masculinidad y feminidad
(para una descripción completa ver Hoffman, 2001). Sin embargo, el m ás conocido y utilizado hasta hoy
en día es el Inventario de Rol Sexual de Bem (BSRI), en el cual los individuos deben indicar en qué grado
ciertas características masculinas, femeninas y neutras se aplican a ellos. Al elaborar dicho inventario,
determinadas características fueron consideradas como masculinas o femeninas si cumplían con el
criterio de ser juzgadas independientemente por los hombres y por las mujeres como significativamente
más deseables para un hombre o una mujer respectivamente. Los rasgos masculinos se refieren a
aspectos de seguridad en símismo y de ejecución y logro de metas, mientras que los rasgos femeninos
se refieren a aspectos afectivos, expresivos y de preocupación por el bienestar de otros. El BRSI se
compone de 60 ítems referidos a características de personalidad, 20 masculinas, 20 femeninas y 20
neutras, frente a las cuales los individuos deben indicar en una escala de 7 puntos en qué grado tales
características se aplican a ellos.
A pesar de que el BRSI continúa siendo hasta hoy el instrumento más utilizado en la investigación
(Hoffman & Borders, 2001), es evidente que en los 30 años transcurridos desde su elaboración, las
prescripciones tradicionales de roles sexuales han experimentado cambios significativos. Estos cambios
han sido más acentuados en las mujeres y se han manifestado claramente en su participación creciente
en la fuerza laboral, en sus mayores niveles de educación y capacitación, en su incursión creciente en
campos profesionales y laborales anteriormente dominados por los hombres y en el logro de mayor
independencia económica. Dada la magnitud y rapidez de tales cambios sociales y culturales, ellos
también podrían afectar las concepciones de masculinidad y feminidad que tienen las personas
actualmente, en comparación con la época en que se elaboró el BRSI.
Respecto a lo anterior, y comparando los datos originales de Bem (1974) obtenidos en 1972 con datos
obtenidos en 1997,Holty Ellis (1998) concluyen que aunque el BRSI puede ser aún una medida válida de
las percepciones de rol sexual, el hecho que se observen en los datos de 1997 menores diferencias de
género en la deseabilidad de las características asociadas a ambos sexos, indica que la validez del BRSI
puede estar disminuyendo con los años. Por su parte, y en una comparación similar entre 1972 y 1999,
Auster y Ohm (2000) informan que mientras 18 de las 20 características femeninas del BRSI continuaban
cumpliendo el criterio para ser clasificadas como femeninas, sólo 8 de las 20 características masculinas
del BRSI continuaban cumpliendo el criterio para ser clasificadas como masculinas.
Auster y Ohm (2000) también concluyen que los cambios más significativos se observan en la evaluación
de los rasgos deseables para una mujer, con una mayor deseabilidad en 1999 que en 1972 de las
características masculinas y una menor deseabilidad de las características femeninas. Esta misma
tendencia se refleja en un meta-análisis de Twenge (1997) de 63 estudios que utilizaron el BRSI, donde
se concluye que los puntajes de masculinidad de las mujeres se han ido incrementando con el transcurso
del tiempo,y que consecuentemente las diferencias de género en la dimensión de masculinidad han ido
decreciendo en el tiempo.
Y en relación con el aspecto cultural, se ha señalado que el BRSI puede ser considerado un indicador
válido de las definiciones culturales de la masculinidad y la feminidad en los anglosajones, pero que sería
menos válido en otros grupos (latinos, afro-americanos o asiáticos), en quienes existiría una distinta
evaluación de la deseabilidad de las características asociadas a la masculinidad y a la feminidad en el
BRSI (Harris, 1994; Ward, 2000).
Por lo tanto, a pesar que el BRSI continúa siendo hasta hoy el instrumento más utilizado para medir la
orientación de rol sexual, tanto la época como el contexto cultural en que fue elaborado plantearon la
necesidad de contar con un instrumento más ajustado a la propia realidad cultural y que además
incorporara los cambios importantes que parecen haberse dado en las concepciones de los roles
sexuales y los rasgos considerados más deseables para cada sexo. Para lograr tales objetivos se
procedió a la elaboración del Inventario de Rol Sexual o IRS (Barra, 2002c).
Modelos teóricos del instrumento
El marco conceptual que sirvió de base al BRSI y también sirve de base al IRS es la teoría del esquema
de género (Bem, 1981), según la cual la tipificación sexual deriva en parte de la predisposición del
individuo a codificar y organizar la información –incluyendo la información acerca del yo- en términos de
las definiciones culturales de lo masculino ylo femenino.El propósito específico es evaluar el grado en el
cual las definiciones culturales de los atributos masculinos y femeninos deseables se reflejan en la auto -
descripción del individuo (Bem,1979),por lo cual una persona es categorizada como masculina,femenina
o andrógina en función de la diferencia entre su auto adjudicación de características de personalidad
masculinas y femeninas. Así, una persona es considerada sexualmente tipificada, ya sea masculina o
femenina,en la medida en que esa diferencia sea alta, y andrógina, en la medida que esa diferencia sea
baja.
De acuerdo a esta nueva concepción,la masculinidad yla feminidad aluden a dos tipos de orientaciones y
competencias que los individuos utilizan para interactuar con su medio. Y en general se tiende a
considerar que los individuos andróginos tendrían una mayor flexibilidad y adaptabilidad, ya que su
repertorio conductual no estaría restringido a su rol sexual tradicional, com o ocurriría con aquellos
individuos más tipificados (hombres muy masculinos y mujeres muy femeninas). En otras palabras, la
adecuada adaptación psicológica de un individuo dependería de su posesión de características tanto
masculinas (o instrumentales) como femeninas (o expresivas), ya que de esa manera tendría mayor
capacidad para comportarse de modo flexible según lo requieran las circunstancias (Bem, 1975).
Para elaborar este nuevo Inventario de Rol Sexual, el primer paso consistió en examinar la tipificación
sexual de un conjunto de 200 características personales, determinando cuáles de ellas eran juzgadas
independientemente tanto por los hombres como por las mujeres como significativamente más deseables
para uno u otro sexo. En una segunda etapa, y utilizando otra muestra, se examinó la auto adjudicación
por parte de hombres ymujeres de aquellas características clasificadas como masculinas y femeninas de
acuerdo al criterio anterior.Mediante la combinación de diversos criterios utilizados en la constru cción de
instrumentos similares (diferencias de género, correlación ítem -puntaje total, etc.), se seleccionaron
finalmente 30 ítems para constituir el Inventario de Rol Sexual (IRS), 15 de la escala de Masculinidad (M)
y 15 de la escala de Feminidad (F)
Considerando la creciente importancia de las dimensiones de rol sexual en la investigación psicosocial
moderna,un instrumento breve como el IRS puede ser una herramienta útil para realizar una evaluación
global de estas dimensiones, las cuales parecen tener una influencia significativa en diversos ámbitos
psicológicos individuales e interpersonales, incluyendo aspectos afectivos, actitudinales y conductuales.
Además, una medición de tales dimensiones desarrollada en el contexto latinoamericano reflejaría de
mejor manera los aspectos más característicos de los roles sexuales en nuestra cultura actual, en
comparación con otros instrumentos elaborados en otros contextos y/o en otras épocas.
Descripción del instrumento
El IRS se compone de dos escalas,Masculinidad y Feminidad,destinadas a medir la autoadjudicación de
características personales diferencialmente deseables para cada sexo. Cada escala incluye 15 ítems con
un formato de respuesta tipo Likertde cinco alternativas, las cuales varían entre 1 (nunca o casi nunca) y
5 (siempre o casi siempre). El puntaje en cada escala del IRS está constituido por la suma de las
respuestas a los ítems de esa escala, por lo cual cada puntaje puede variar entre 15 y 75 puntos.
Mientras más alto sea el puntaje en una escala, mayor es la auto percepción de características
correspondientes a esa escala y, por lo tanto, mayor el nivel ya sea de masculinidad o feminidad.
Además,mientras mayor sea la diferencia entre ambos puntajes en un individuo, mayor será su grado de
tipificación de rol sexual,siempre que el puntaje superior corresponda a la escala asociada socialmente
con su sexo biológico.
En la construcción del IRS (Barra, 2002c) se trabajó con dos muestras de estudiantes de ambos sexos de
diversas carreras de la Universidad de Concepción: a) un grupo de 202 estudiantes con una edad
promedio de 22.4 años que participaron en la clasificación de las características como masculinas o
femeninas yb) otro grupo de 341 estudiantes con una edad promedio de 20.2 años en quienes se medió
la auto adjudicación de las características seleccionadas.
En el estudio de validación del IRS años (Barra,2004) la muestra estuvo conformada por 390 estudiantes
universitarios y secundarios de ambos sexos con un promedio de edad de 20 años y que p ertenecían a
dos grupos:a) 261 estudiantes de la Universidad de Concepción, con una edad promedio de 22.2 años y
b) 129 estudiantes secundarios de dos colegios privados de Concepción,con una edad promedio de 15.6.
Además, y como parte de otros estudios relacionados, se cuenta con datos del IRS obtenidos en una
muestra de 179 estudiantes secundarios de ambos sexos de colegios públicos de Concepción con una
edad promedio de 14.6 años (Barra et al., 2003) y en una muestra de 110 universitarios argentinos de
ambos sexos de la Universidad del Aconcagua de Mendoza, con una edad promedio de 21.9 años (Barra
e Ison, 2003).
En el IRS se solicita a la persona indicar en una escala de 5 alternativas en qué grado cree que ella
presenta cada una de las características incluidas.Sobre la base de sus respuestas,cada persona recibe
dos puntajes:un puntaje de Masculinidad y un puntaje de Feminidad.El primero equivale a la suma de las
respuestas a los 15 ítems masculinos (2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 10, 11, 15, 16, 17, 20, 2 6, 30) y el segundo
equivale a la suma de las respuestas a los 15 ítems femeninos (1, 9, 12, 13, 14, 18, 19, 21, 22, 23, 24, 25,
27, 28, 29). Como las alternativas varían entre 1 (nunca o casi nunca) y 5 (siempre o casi siempre), cada
puntaje puede variar entre 15 y 75 puntos.
Propiedades Psicométricas del instrumento
CONFIABILIDAD
Consistencia interna
En las muestras utilizadas en la construcción y en la validación del IRS se obtuvieron coeficientes alpha
de Cronbach entre 0.82 y 0.84 para la escala de Masculinidad y entre 0.84 y 0.86 para la escala de
Feminidad.
Estabilidad temporal (test-retest)
En una muestra de 118 estudiantes universitarios se evaluó la estabilidad temporal del IRS con un
intervalo de un año, obteniéndose correlaciones test-retest de 0.70 para la escala de Masculinidad y de
0.72 para la escala de Feminidad (Barra, 2004).
VALIDEZ
Tanto en la muestra utilizada en la construcción (n= 341) como en la de validación (n= 390) del IRS se
confirmaron las diferencias de género esperadas, es decir, que los hombres obtienen puntajes de
masculinidad significativamente mayores que las mujeres, y que las mujeres obtienen puntajes de
feminidad significativamente superiores a los hombres.Y respecto a las relaciones con otras variables, el
estudio de validación (Barra, 2004) reveló que, tal como se predecía, la escala de Masculinidad se
correlacionaba positivamente con las dimensiones de Control Social (r= 0.43), Asertividad (r= 0.41),
Motivación de Logro (r= 0.29) y Control Emocional (r= 0.26), y negativamente con las dimensiones de
Motivación de Afiliación (r= -0.29), Sensibilidad Social (r= -0.19) y Empatía (r= -0.16). Por su parte la
escala de Feminidad mostró relaciones positivas con Empatía (r= 0.64), Sensibilidad Emocional (r= 0.56),
Expresividad Emocional (r= 0.38), Sensibilidad Social (r= 0.28) y Motivación de Afiliación (r= 0.23), y
relación negativa con Control Emocional (r= -0.27) y Motivación de Logro (r= -0.18).
CORRELACION ENTRE AMBAS ESCALAS
Confirmando lo que postula el modelo que le sirve de base, en el sentido que las dimensiones de
Masculinidad y de Feminidad son independientes entre sí, las correlaciones obtenidas entre las dos
escalas del IRS han sido de –0.02 en la muestra utilizada en su construcción y de 0.06 en la muestra
utilizada en su validación.
Aspectos por considerar
La elaboración del IRS incluyó más criterios de selección final de ítems que otros instrumentos de rol
sexual, incluyendo el Inventario de Rol Sexual de Bem (Bem, 1974), el Inventario de Masculinidad -
Feminidad de Lara (Lara, 1993) y el Inventario de Androginia de Singapur de Ward (Ward, 2000). Cada
uno de los ítems del IRS primero tuvo que ser evaluado independientemente tanto por los hombres como
por las mujeres como significativamente más deseable para uno u otro sexo, luego tuvo que mostrar una
correlación ítem-puntaje total superior a 0.30,además debió mostrar una auto-adscripción diferencial en
ambos sexos y, por último, tal auto-adscripción diferencial tenía que ser en la dirección esperada de
acuerdo al criterio de deseabilidad diferencial para cada sexo. Respecto a la confiabilidad, el presente
Inventario muestra índices de consistencia interna muysatisfactorios que son equivalentes a los mejores
índices informados para instrumentos similares, y además posee una estabilidad temporal muy
satisfactoria considerando el intervalo de un año utilizado para el test-retest. Y respecto a la correlación
entre ambas dimensiones, las dos escalas del IRS han mostrado ser más independientes entre sí, tal
como postula la visión moderna de la masculinidad yla feminidad,que las escalas correspondientes de la
mayor parte de los instrumentos equivalentes mencionados.
Como limitaciones hayque mencionar que sólo se dispone de datos obtenidos con adolescentes yadultos
jóvenes, y en este último caso sólo de nivel universitario, por lo cual se hace muy deseable incluir
muestras de adultos de diferentes edades y niveles educacionales, así como obtener datos de otros
grupos culturales. También queda por analizar la estructura factorial del IRS así como su relación con
medidas de deseabilidad social y con otras dimensiones psicológicas.
El Instrumento
INVENTARIO DE ROL SEXUAL
A continuación aparecen una serie de características personales. Le solicitamos indicar en qué medida
cree que se dan en Ud. cada una de estas características, marcando con una X una de las siguientes
alternativas:
1. Nunca o casi nunca
2. Rara vez
3. Algunas veces
4. Habitualmente
5. Siempre o casi siempre
Por favor asegúrese de contestar todos los ítems
Sexo: ( ) Hombre ( ) Mujer Edad: .......años
1 2 3 4 5
Afectuoso(a)
Ambicioso(a)
Analítico(a)
Arriesgado(a)
Autosuficiente
Aventurero(a)
Competitivo(a)
Con don de mando
Coqueto(a)
Decidido(a)
Defiende sus ideas
Dispuesto(a) a consolar
Emotivo(a)
Expresivo(a)
Firme
Individualista
Ingenioso(a)
Ingenuo(a)
Le gustan los niños
Líder
Llora con facilidad
Pasivo(a)
Preocupado(a) por los otros
Preocupado(a) por su apariencia
Romántico(a)
Seguro(a)
Suave
Sutil
Tierno(a)
Valiente
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Withley, B. (1987).The relationship ofsex-role orientation to heterosexuals’ attitudes toward homosexuals.
Sex Roles, 17, 103-113.
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  • 1.
  • 2. MANUAL DE ESCALAS Y CUESTIONARIOS IBEROAMERICANOS EN PSICOLOGIA CLINICA Y DE LA SALUD INDICE UNA INTRODUCCIÓN A LOS ASPECTOS CONCEPTUALES DE LAS ESCALAS Y CUESTIONARIOS EN PSICOLOGÍA CLINICA Y DE LA SALUD Introducción Teoría clásica de los test Técnicas de construcción de escalas y cuestionarios El proceso de construcción de una prueba Dificultades de la medición Desafíos Referencias PRINCIPALES MODELOS TEÓRICOS EN PSICOLOGÍA DE LA SALUD Introducción Comportamiento y Salud Modelo de creencias en salud Análisis empírico e investigaciones en el área de la salud Modelo de la acción razonada Análisis empírico e investigaciones en el área de la salud Modelo del Comportamiento Planeado Teoría de la cognición social Modelo Transteórico Observaciones generales en torno a los modelos teóricos de la Psicología de la salud Referencias INVENTARIO DE ROL SEXUAL Introducción Descripción del instrumento Formas de corrección Propiedades Psicométricas del instrumento Estabilidad temporal (test-retest) Aspectos por considerar Referencias ESCALA DE RIESGO BIOPSICOSOCIAL PRENATAL Problema por tratar y línea de investigación que soporta la Escala de Riesgo Marco teórico Validación de la Escala de Riesgo Biopsicosocial Prenatal en Colombia y otros países Segundo estudio Aplicación de la Escala de Riesgo Biopsicosocial Prenatal Riesgo psicosocial Soporte Familiar Cálculo del Puntaje total riesgo biopsicosocial Instrumento Referencias
  • 3. ESCALA DE MASCULINIDAD FEMINIDAD Introducción Descripción del instrumento Formas de corrección Propiedades psicométricas del instrumento Análisis de los ítems Aspectos por considerar El Instrumento Referencias ESCALA DE SATISFACCIÓN USUARIA PARA HOSPITALES PÚBLICOS Introducción Modelos teóricos del instrumento Descripción del instrumento Formas de corrección Propiedades psicométricas del instrumento Aspectos por considerar ¿Quiénes pueden contestar esta Escala? El Instrumento Referencias EL INVENTARIO DE DEPRESIÓN RASGO-ESTADO Introducción Modelos teóricos del instrumento Descripción del instrumento Propiedades psicométricas del Instrumento Validación del Instrumento Aspectos por considerar El Instrucciones Referencias UNA METODOLOGÍA COMPUTARIZADA PARA OPTIMIZAR LA ASISTENCIA LA INVESTIGACIÓN Y LA DOCENCIA CON PACIENTES CON ENFERMEDADES CRÓNICAS Introducción Factores psicológicos y enfermedades crónicas Descripción del instrumento Aplicación del cuestionario Interpretación de los resultados del instrumento Aspectos por considerar Referencias LA EVALUACIÓN PROCESUAL DEL BURNOUT O DESGASTE PROFESIONAL: EL CUESTIONARIO BREVE DE BURNOUT Introducción Cuestionario Breve de Burnout Descripción del Cuestionario Estudios realizados con el Cuestionario Formas de corrección Propiedades psicométricas del instrumento Análisis comparativo de los índices de consistencia interna de dos cuestionarios relacionados Análisis de la Validez Convergente entre el MBI y el Cuestionario Discusión El Instrumento Referencias
  • 4. LA EVALUACIÓN TRANSACCIONAL Y ESPECÍFICA DEL DESGASTE PROFESIONAL: EL CUESTIONARIO DE DESGASTE PROFESIONAL DE ENFERMERÍA Introducción El Cuestionario de Desgaste Profesional en Enfermería Descripción del Instrumento Análisis Psicométrico Análisis descriptivo Factores de predicción y análisis de moderación Discusión El Instrumento Referencias ESCALA PARA LA DETECCIÓN DE LA ANSIEDAD SOCIAL Introducción Descripción del instrumento Formas de corrección Propiedades Psicométricas del instrumento Aspectos por considerar El Instrumento Referencias VALIDACIÓN DE UN INSTRUMENTO QUE MIDE COMPORTAMIENTOS RELACIONADOS CON ENFERMEDADES DEL CORAZÓN Introducción Descripción del Instrumento Discusión El Instrumento Referencias VALIDACIÓN DE UN INSTRUMENTO QUE MIDE VARIABLES PSICOLÓGICAS Y COMPORTAMIENTOS DE RIESGO/PREVENCIÓN RELACIONADOS CON EL VIH/SIDA Introducción Descripción del Instrumento Procedimiento Análisis de los datos Resultados Discusión El Instrumento Referencias INVENTARIO BREVE PARA EL MODELO DE CINCO FACTORES DE PERSONALIDAD Introducción Modelos teóricos del instrumento Descripción del instrumento Formas de corrección Propiedades Psicométricas del Instrumento Aspectos por considerar El Instrumento Referencias UN INSTRUMENTO PARA LA PREVENCIÓN DE QUEMADURAS EN NIÑOS Introducción Modelos teóricos del instrumento Descripción del instrumento Forma de corrección
  • 5. Propiedades Psicométricas del instrumento Aspectos por considerar El Instrumento Referencias UN INSTRUMENTO PARA LA PREVENCIÓN DE LA OBESIDAD INFANTIL LA ESCALA DE CREENCIAS DE OBESIDAD EN NIÑOS Introducción Descripción del instrumento Forma de corrección Aspectos por considerar El Instrumento Referencias
  • 6. UNA INTRODUCCIÓN A LOS ASPECTOS CONCEPTUALES DE LAS ESCALAS Y CUESTIONARIOS EN PSICOLOGÍA CLÍNICA Y DE LA SALUD Pablo Livacic-Rojas Ana María Fernández Luis Mena Luis Oblitas Pablo Vera-Villarroel Introducción La Psicología adoptó el estatus de ciencia debido a que abordó su objeto de estudio mediante los métodos experimentales, la aplicación de pruebas estadísticas para analizar datos y, por el desarrollo y uso de pruebas psicológicas. Estas pruebas fueron desarrolladas por distintos autores, marcando diferentes etapas del desarrollo de los constructos psicológicos, a saber: 1. Etapa Sensorio Motriz: Este período del desarrollo de las pruebas psicológicas se caracterizó por el énfasis de la medición de reacciones sensorio motoras. Entre sus más destacados exponentes se encuentran Sir Francis Galton y su discípulo Karl Pearson. Ellos crearon el primer lab oratorio antropométrico en Londres en 1884,cuyo objetivo era evaluar la inteligencia a través de las capacidades sensorio motoras del ser humano.Famosos fueron sus estudios sobre la herencia, los que permitieron el desarrollo de los conceptos de regresión ycorrelación,los cuales fueron formalizados matemáticamente por Karl Pearson (Aiken, 2003: Cronbach, 2000: Muñiz, 1998). 2. Medición de la capacidad intelectual: El desarrollo de las pruebas para la medición de la capacidad intelectual se inicia en Francia a principios del siglo XX asociado a las demandas en la educación que el gobierno de ese país requería atender.Esta prueba de inteligencia,construida por Alfred Binet y conocida como la primera en su tipo, tenía como objetivo discriminar o seleccionar entre niños normales y niños con discapacidades intelectuales. De tal manera, este científico y su discípulo, Theodore Simón, elaboraron una prueba para evaluar indirectamente a través del logro académico algunas de las capacidades intelectuales presentes en los niños.Pocos años después y en una revisión de la escala de inteligencia de Binet-Simón, aparece el concepto de edad mental como un indicador del desempeño general de la persona (Anastasi y Urbina, 1998). Posteriormente, entre los años 1910 a 192 0, Stern introdujo el concepto de CI como una relación entre la edad mental y la cronológica. En la década de los años 30,Wechsler publica la escala de inteligencia para adultos (Wechsler-Bellevue) y en 1949 publica la escala de inteligencia para niños introduciendo el concepto de CI desviación (CI basado en puntuaciones típicas o puntuaciones z). 3. Desarrollo de las pruebas de aplicación colectiva:El desarrollo de este tipo de pruebas se vio motivado por la influencia de las dos guerras mundiales durante el siglo pasado. En efecto, estos instrumentos se desarrollaron con el objeto de seleccionar contingente para formar parte de las tropas estadounidenses que participaban en los diferentes movimientos bélicos.De este modo,surgieron en 1914 las pruebas d e aplicación colectiva para la medición de la inteligencia creadas por Arthur Otis. Además, se construyó el primer inventario de Personalidad estandarizado u hoja de datos personales, construido por Robert Woodworth en 1917.Esta prueba se utilizó para evaluar trastornos emocionales, la cual fue la base para la construcción posterior de otros inventarios para la medición de diferentes patologías afectivas. En este mismo año se desarrollaron los testdel ejército Alfa y Beta, siendo el primero para personas alfabetas y el segundo de aplicación generalizada (Aiken, 2003, Cowles, 1989). 4. Desarrollo de los testfactoriales:Estas pruebas surgen de la técnica estadística denominada Análisis Factorial. Uno de sus principales exponentes fue Charles Spearman, quien, basado en esta técnica, desarrolló su teoría de dos factores de la inteligencia (Factor g y Factor s, ver en Muñiz, 1998). El análisis
  • 7. factorial ha sido la base de test tales como el Minnesota Multiphasic Personality Inventory (MMPI), 16 Personality Factor Questionnaire (16 PF de Cattell), Raven’s Progressive Matrices (RPM), entre otros. Por cierto, la construcción de las pruebas ydesarrollo de las técnicas estadísticas para su análisis,no han ocurrido en el vacío. La vida cotidiana se ha tornado altamente compleja, razón por la cual no es posible comprender el comportamiento humano si no existen procesos y sistemas de medición ajustados a esas necesidades de evaluación e intervención (Kazdin, 2001). Hoy en día no sólo existe una disciplina psicológica más diversificada en áreas de interés y en problemáticas que resolver, sino también, es una disciplina que cuenta con un apoyo tecnológico mayor para dar cuenta de las variables de interés y de sus efectos e influencias en el comportamiento (Borges y Sánchez Bruno, 2003). Dentro de este contexto con una orientación altamente profesionalizante, el psicólogo tiene la necesidad no sólo de aplicar pruebas válidas yconfiables para reducir el error en sus inferencias y predicciones,sino también, el desafío de manejar destrezas mínimas para evaluar problemas emergentes propios de los medios sociales y culturales donde realiza su trabajo. Por lo tanto, el presente capítulo tiene como objetivo plantear algunos conceptos básicos para facilitar la utilización de los instrumentos de medición por parte de los profesionales de la salud, de cara a optimizar su quehacer profesional. Teoría clásica de los test Los cimientos de la teoría clásica de los test fueron propuestos a principios de siglo XX por Spearman (Muñiz, 1996). El objetivo central de este enfoque era desarrollar un modelo estadístico que diera un fundamento sólido a las puntuaciones de los test. Según Muñiz (1998), este es un enfoque que sigue siendo utilizado para la construcción y análisis de los cuestionarios e inventarios que se utilizan actualmente debido a que es sencillo de implementar al momento de construir un instrumento y porque presenta una estructura matemática simple. La propuesta de Spearman (Modelo Lineal Clásico) que dio origen a la Teoría Clásica de los test fue desarrollada y extendida por un número importante de autores en el ámbito de la Psicometría. Una de las características centrales de este modelo es la posibilidad de estimar los errores cuando se aplican pruebas construidas para medir variables psicológicas. Conviene destacar que en una situación de evaluación, la puntuación que se registra del sujeto se compone de dos partes, a saber: la puntuación verdadera y el error (Aiken, 2003; Anastasi y Urbina, 1998; Cronbach, 1998, Muñiz, 1998). De acuerdo a estos autores, este modelo se puede formalizar del siguiente modo: X = V + e Donde, X es la puntuación registrada por el sujeto, V es la puntuación verdadera y e es el error de la medida. Para dar cuenta de esta situación, Muñiz (1998) plantea que hay tres supuestos: Supuesto 1: Definir operacionalmente la puntuación verdadera del sujeto en la prueba. Dado que no se puede administrar reiteradamente un test a un individuo a fin de estimar su puntuación verdadera sin error, "la puntuación verdadera es la esperanza matemática de la puntuación empírica"(Muñiz, 1996,p.6). Su expresión formal es: V = E(X) Donde, V es la puntuación verdadera; E(X) es la media de las puntuaciones registradas. Supuesto 2:Ausencia de correlación entre las puntuaciones verdaderas y los errores de medida.Es decir, no existiría una covariación sistemática entre las puntuaciones y el tamaño de los errores. Su expresión formal es: Donde, es el coeficiente de correlación de las puntuaciones y el error.
  • 8. Tercer Supuesto: Si se aplicaran correctamente dos test o más, los errores obtenidos se distribuyen aleatoria mente, razón por la cual, debe existir independencia en las puntuaciones (ausencia de covarianza) y un coeficiente de correlación igual a cero. Su expresión formal es: Donde, y son los puntajes debidos al error en las pruebas y , es el coeficiente de correlación entre ambas. Según Muñiz (1996), estas tres asunciones serían razonables aunque de difícil demostración. Con relación a lo aquí expuesto,desde la década de los 60 en adelante se han intentado resolver algunas de las dificultades de la teoría clásica a través de otras como la Teoría de Respuesta a los Ítems (TRI). En este contexto, García Cueto (1996) plantea que algunos de los inconvenientes de la teoría clásica de los ítems son: 1. Dependencia del grupo normativo: Esta situación conlleva que las pruebas reporten indicadores estadísticos como "el poder discriminativo" o "el índice de dificultad", altamente dependientes de los promedios obtenidos por el grupo de referencia en la variable que se esta midiendo. En tal sentido, los valores obtenidos en los diferentes ítems dependerían más de las características de las personas medidas más que de la capacidad del instrumento para discriminar distintos niveles de la variable de interés. 2. Coexistencia de distintos coeficientes según como se aplique el test en los diferentes grupos: En esta situación el evaluador puede influenciar el cambio en los indicadores referidos a la confiabilidad, validez y homogeneidad de los ítems de una prueba debido a que estos se estiman a través del coeficiente de correlación de Pearson. Por lo tanto, el valor de estos coeficientes de correlación variarán en función de variaciones en las situaciones de aplicación de las pruebas. En este contexto, sería necesario que el evaluador establezca condiciones de control (constancia) que minimicen los efectos asociados a la situación de evaluación. 3. Dificultad para comparar al mismo sujeto en una misma variable, pero, utilizando diferentes pruebas: En esta situación, el evaluador debe considerar que la aplicación de formas alternas de una misma prueba puede dar como resultado diferencias en los niveles de la variable de interés, las cuales, no reflejarían las diferencias reales en los sujetos evaluados. 4. Dificultad para obtener un coeficiente de confiabilidad que sea estimado con precisión. En esta situación,el evaluador puede asumir que la aplicación de una prueba en dos momentos distintos acarrea consigo variaciones estables, lo cual puede afectar las inferencias relacionadas con el coeficiente de correlación obtenido dado que soslayaría tanto las características de los ítems y la manera en que los sujetos responden. 5. Asumir que el error típico promedio asociado a la aplicación de una prueba es indepen diente de la muestra que la responde:En esta situación,el evaluador debe considerar que las variaciones existentes en las puntuaciones de una muestra pueden afectar la estimación de la puntuación de un sujeto en el test, los intervalos de confianza y las comparaciones realizadas.Aún a pesar de estas críticas a la teoría clásica de los test (las cuales se basan preferentemente en la medición del rendimiento), el evaluador debería considerar este enfoque para la construcción de escalas y cuestionarios dado que se ajusta a la necesidad de medir la prevalencia de constructos psicológicos (Hambleton, 1996). Técnicas de construcción de escalas y cuestionarios Conceptos básicos Según Pérez-Pareja (1996), los cuestionarios y escalas son auto informes estructurados. Estos, se presentan "de manera integrada y en forma de lista o formulación secuenciada" y se encuentran "constituidos por un formulario de preguntas o aseveraciones ante las cuales el sujeto ha de responder". En este contexto, los cuestionarios pueden construirse con preguntas que requieren del sujeto evaluado respuestas dicotómicas como:presencia/ausencia,de acuerdo/en desacuerdo,verdadero/falso,si/no, etc.
  • 9. En cambio, las respuestas de las escalas pueden darse a nivel ordinal o de intervalo, siguie ndo un formato tipo Likert. Las alternativas de respuesta para este tipo de pruebas pueden ser del tipo:"nada = 0; algo = 1; bastante = 2; mucho = 3; muchísimo = 4" (Pérez-Pareja, 1996,p.305). Otra forma de respuestas utilizadas frecuentemente en la medición de actitudes es el diferencial semántico, el cual, contempla adjetivos opuestos y extremos. Estos adjetivos se relacionan con la actitud del sujeto que responde. Dentro de la evaluación psicológica, estos instrumentos son de uso masivo y se han implem entado en diferentes áreas como las cogniciones, los rasgos de personalidad y repertorios conductuales. Sin embargo,se diferencian tanto en la manera en como están construidos asícomo por el tipo de respuestas que requieren del sujeto. Propiedades Psicométricas de los cuestionarios y escalas: Confiabilidad y validez. Actualmente todas las propiedades psicométricas pueden ser fácilmente analizadas por medio de programas estadísticos computacionales.A continuación se describen la definición de los conceptos, las fórmulas y procedimientos de modo de guiar al lector para realizar los análisis correspondientes. Confiabilidad La confiabilidad de una prueba (escala o cuestionario) hace referencia a "la precisión, consistencia y la constancia"que tiene la medida (Álvaro, 1996).Es decir,una prueba aplicada en diferentes ocasiones en una misma muestra y en condiciones de constancia, debería arrojar resultados similares. Dentro de los métodos clásicos para estimar los coeficientes de confiabilidad encontramos el uso de formas paralelas, método de las dos mitades y el de consistencia interna (Aiken, 2003; Álvaro, 1996, Anastasi y Urbina, 1998,Cronbach,1998,Muñiz, 1998). Cabe señalar que cada uno de estos métodos utliza un estadístico específico, a saber: 3.2.1-. Formas paralelas o formas alternas:Consiste en la aplicación de ítems equivalentes en dos formas diferentes a los mismos sujetos. Una vez obtenidos los resultados de su aplicación, se aplica el coeficiente de correlación de Pearson o su equivalente dependiendo del tipo de datos que las respuestas conlleven. Para la estimación del coeficiente de confiabilidad en pruebas con ítems medidos a nivel continuo, se utiliza la siguiente formula: Donde, es la puntuación del sujeto i en el ítem X, es la media de las puntuaciones de X y es la desviación estándar que corresponde a una de las formas paralelas del test.Por su parte, los estadísticos paralelos de la forma del test son: es la puntuación del sujeto i en el ítem Y, es la media de las puntuaciones de Y, es la desviación estándar. 3.2.2-. Método de las dos mitades: A diferencia del caso anterior, una misma prueba se divide en dos mitades equivalentes (o nones y pares) y a partir de las puntuaciones en cada una de ellas se obtiene el coeficiente de confiabilidad mediante un coeficiente de correlación. Dentro de los coeficientes de correlación desarrollados para este objetivo, encontramos los coeficientes de correlación de Rulon, Spearman-Brown y el de Guttman. 3.2.2.1 Método de Rulon:
  • 10. Donde, es la varianza de las diferencias entre las puntuaciones observadas de las dos mitades de un test, y es la varianza de las puntuaciones totales de la prueba. 3.2.2.2 Método de Spearman-Brown: Este estadístico es un ajuste matemático del coeficiente de correlación de Pearson,el cual se ve seriamente disminuido en caso de ser calculado con la mitad de los reactivos de una prueba.Además,para la correcta aplicación de esta prueba,se requiere la presencia de homogeneidad de las varianzas correspondientes a las dos mitades de la misma. Para este contraste de homogeneidad de varianzas se puede utilizar la prueba de Hartley. Una vez comprobada la homogeneidad de varianzas,el ajuste de Spearman-Brown contempla la longitud total de la prueba pese a que el cálculo del coeficiente de correlación se hace a partir de la mitad de los reactivos de la prueba. Para tal efecto, la formula original del coeficiente de correlación es: Donde k es el número de veces que aumenta la longitud de la prueba y es el coeficiente de correlación original obtenido al aplicar la fórmula de Pearson. Cuando se realiza el método de las dos mitades con el ajuste de Spearman-Brown, la fórmula de este coeficiente queda como sigue: Donde, es el coeficiente de correlación de Pearson de dos mitades. 3.2.2.3 Método de Guttman: Una variante de los coeficientes de correlación anteriores es el coeficiente de correlación de Guttman, cuya formula es: Donde, es la varianza de una mitad, es la varianza de la otra mitad y es la varianza total. 3.2.3-. Consistencia interna: Este procedimiento permite calcular el coeficiente de correlación de los diferentes ítems de la prueba asumiendo que todas las preguntas evalúan el mismo rasgo.A diferencia de los anteriores, que evaluaban la confiabilidad dividiendo los ítems de una prueba en mitades, los estadísticos alfa de Cronbach y Kuder-Richardson consideran el conjunto de correlaciones entre las posibles mitades que pudieran construirse con todos los ítems. Para calcular la consistencia interna, el evaluado debe analizar los datos de cada ítem en relación al total de ítems de la prueba (Aiken, 2003; Álvaro, 1996, Anastasi y Urbina, 1998, Cronbach, 1998, Muñiz, 1998). 3.2.3.1 Coeficiente alfa de Cronbach: En comparación a los estadísticos del punto anterior, este coeficiente tiene la ventaja de calcular el promedio de todas las correlaciones por mitades en vez de una
  • 11. sola. Además, permite calcular el aporte individual de cada reactivo a la consistencia interna total de la prueba. Para tal efecto se aplica la siguiente fórmula: Donde,N es el número total de los ítems, es la varianza de las puntuaciones de cada item y es la varianza de toda la prueba. En este contexto, si los ítems no se encuentran correlacionados con los demás, el coeficiente de alfa será cero. En la medida que exista una mayor ínter correlación, el coeficiente alfa será mayor y, por lo tanto, la prueba tendrá un mayor índice de consistencia interna. 3.2.3.2 Kuder-Richardson 20: Este estadístico es equivalente al alfa de Cronbach aplicado a preguntas que se han puntuado de manera dicotómica. Este tipo de respuestas es frecuentemente utilizado en escalas y cuestionarios en Psicología y que requieren que el sujeto indique si una afirmación es verdadera o falsa (Ejemplo: 1= Correcto; 0= Incorrecto). La fórmula para calcular este estadístico es: Donde, es la proporción de sujetos que responde correctamente una pregunta o ítem, es la varianza total de la prueba, N es el numero total de reactivos. 3.2.3.3 Kuder-Richardson 21:Se utiliza en lugar de la fórmula anterior cuando la proporción de respuestas correctas no varía en demasía de un ítem a otro, por lo cual, resulta apropiado utilizar la proporción media (Álvaro, 1996). La fórmula para calcular este estadístico es: Donde, es la proporción media de respuestas correctas para todos los ítems de la prueba, es la varianza total de la prueba, N es el número total de reactivos, la media de la cantidad de respuestas correctas. Validez La validez puede ser entendida como un índice de seguridad de que una prueba mide el constructo que se intenta medir. Específicamente, la validez se ha definido como el grado en que una prueba correlaciona con un criterio externo que mide el mismo constructo, el cual puede ser otro test o unas puntuaciones predichas (Álvaro, 1996; Paz, 1996). En este contexto, el criterio externo es el que indica si el test es válido para los fines que se ha construido.Sin embargo,la validez es un concepto que involucra aspectos experimentales,estadísticos y filosóficos (Wilcox, 2003). Diversos autores señalan la existencia de diferentes tipos de validez (Aiken, 2003; Álvaro, 1996, Anastasi y Urbina, 1998, Cronbach, 1998, Muñiz, 1998), los cuales pueden reducirse a tres tipos, a saber:
  • 12. 3.3.1 Validez de Contenido: Se refiere a la relevancia del contenido de la prueba la cual se puede establecer a través de la representatividad de los ítems que la componen, así como también, la totalidad del campo o rasgo objeto de la evaluación. En otras palabras, un test tendrá este tipo de validez si la totalidad de preguntas que se han incluido en él son una muestra representativa y extensa del rasgo que se está midiendo.Sin embargo,es oportuno señalar que el índice de validez de contenido depende de las personas que construyen la prueba, así como el grado de conocimiento del área evaluada. Una de las formas más fáciles de calcular este tipo de validez es el coeficiente de acuerdo entre jueces o interjueces (índice conocido como CAI; en León y Montero, 2002;Cohen y Swerdlik, 2001). El coeficiente de acuerdo interjueces,se calcula elaborando una pauta donde se le pide a un juez experto que indique si cada uno de los reactivos de una prueba miden o no, el constructo en cuestión. De este modo, este procedimiento permite medir el grado de acuerdo o consistencia que existe entre 2 o más evaluadores (jueces, expertos), acerca de la validez de contenido de los reactivos presentados. La fórmula para realizar este cálculo es la siguiente: Donde, corresponde al numero de jueces o evaluadores que considera apropiado un reactivo, y corresponde al número total de jueces que evalúa dicho reactivo. 3.3.2 Validez referida a un criterio externo: Dado que este tipo de validez refiere al grado de correlación entre el test construido y un criterio externo, encontramos dos sub tipos, a saber: a-. Validez concurrente: Se refiere al índice de correlación existente entre la prueba construida y otra prueba que evalúan el mismo rasgo.Este indicador se obtiene mediante el coeficiente de correlación de Pearson b-. Validez predictiva: Este tipo de validez se utiliza cuando el evaluador pretende hacer predicciones en una variable sobre la base a las puntuaciones de las puntuaciones obtenidas en la prueba. En otras palabras, indica el grado en que las puntuaciones en una variable criterio futura s e correlaciona con las puntuaciones predichas por los resultados de la prueba aplicada. El indicador del índice de validez se obtiene mediante la regresión de la puntuación de la prueba sobre la variable criterio. El estadístico utilizado es la regresión lineal simple. 3.3.3 Validez de Constructo: Este tipo de validez se refiere a la definición clásica que se ha dado de validez. En otras palabras, que la prueba aplicada evalúe todos los componentes del rasgo que intenta medir.Esta validez hace referencia al grado de concordancia entre los resultados obtenidos al aplicar una prueba y los planteamientos o hipótesis teóricas existentes sobre el campo o rasgo evaluado (Alvaro, 1996). El proceso de construcción de una prueba Este procedimiento permitirá al evaluador obtener los indicadores de los constructos que requiere medir en su investigación. En tal sentido, es oportuno subrayar que cuando el investigador construye un instrumento debe tener presente que: a) Un mismo constructo se puede manifestar a través de múltiples variables observadas y, b). Una misma variable puede reflejar distintos constructos. Dentro de las estrategias para la elaboración de instrumentos,el investigador puede llevar a cabo su tarea según los objetivos que desee alcanzar. En tal s entido, según Miguel-Tobal (2001) encontramos tres estrategias diferentes para su elaboración a saber: racional, empírica y factorial. Estrategia Racional: Consiste en la elaboración de reactivos basado en el contenido de la teoría que esta a la base de un constructo que el evaluador tiene por interés en medir.
  • 13. Estrategia Empírica: Consiste en la elaboración de reactivos basado en el interés de discriminar entre grupos de sujetos que presentan la variable a evaluar en distinto grado (Por ejemplo,sujetos normales v/s sujetos ansiosos). Estrategia factorial: Los ítems son seleccionados de acuerdo a criterios estadísticos acerca de la distribución de factores que conforman un constructo.Por ejemplo,si estamos midiendo el constructo de inteligencia g, los reactivos que evalúan lenguaje y aritmética (ámbitos teóricamente diferentes) se agruparían en factores distintos dentro de este constructo. Adoptando alguna de estas estrategias, el evaluador puede alcanzar los objetivos que persigue al construir un instrumento pasando por una serie de fases: FASE 1: Conceptualización del Constructo. Esta fase tiene por objeto identificar y generar las dimensiones a evaluar por el instrumento. Para tal efecto, el investigador debe hacer una revisión teórica y/o realizar entrevistas semi estructuradas para identificar las dimensiones emergentes del constructo. FASE 2: Construcción de los ítems o reactivos. En esta etapa, y de acuerdo con las dimensiones pre-establecidas, el evaluador debe redactar los reactivos correspondientes a cada ámbito o factor que se va a medir. En tal sentido, a fin de seleccionar los ítems que presenten mayor validez y consistencia,se sugiere la construcción del triple de los reactivos necesarios para el instrumento o la escala definitiva. FASE 3: Aplicación de la prueba inter-jueces. Los reactivos construidos según los criterios de la etapa anterior deben ser evaluados a través del criterio de expertos. En tal sentido, se requiere que para el análisis y pertinencia de los mismos, al menos 10 profesionales expertos en la temática procedan a evaluar la validez de contenido muestral de cada uno de ellos. Previo a este paso (evaluar validez de contenido), se utilizan pruebas estadísticas que entregan indicadores acerca del grado de acuerdo de los expertos. Dependiendo del nivel de medición de los reactivos, algunas de las técnicas que se pueden utilizar son el índice de concordancia de Kendall, el coeficiente de acuerdo inter jueces o el coeficiente Kappa. FASE 4: Aplicación Piloto. Esta etapa se debe aplicar la prueba en una muestra que es no objeto de intervención posterior (muestreo no probabilística de tipo accidental),y que tiene por objeto evaluar aspectos propios de la administración de la prueba tales como: nivel de comprensión los ítems, de las instrucciones de la prueba y tiempo de respuesta.Posteriormente,en función de esta muestra,se realiza un análisis preliminar de la confiabilidad del instrumento a fin de evaluar la consistencia interna del mismo y eliminar ítems con varianza cero (con ausencia de discriminación). FASE 5: Aplicación y ensamblaje definitivo del instrumento. Para este propósito, se toma una muestra normativa con el objeto de obtener los indicadores psicométricos definitivos de confiabilidad y de validez. Esta muestra requiere ser de tipo probabilística y estratificada proporcional, cuyo tamaño definitivo se puede calcular con un error de muestreo y nivel de significación de a = 0.05 o bien a = 0.01. Según el tipo de prueba elaborada, se pueden obtener índices de confiabilidad y validez. Para la confiabilidad se utilizan la consistencia interna (Por ejemplo Alfa de Cronbach. Ver apartado 3.2.3.1 de este capitulo), y para la validez del instrumento, aplicar el Análisis Factorial Exploratorio y Confirmatorio. Igualmente, existen otros aspectos relacionados con los instrumentos de medición como el tipo de reactivos que se utilicen, la escala para su ponderación, que determina diferencias respecto a la interpretación de los resultados de las puntuaciones en relación a grupos de referencia específicos que se busca evaluar, los cuales, sirven para realizar inferencias respecto a la prevalencia, adecuación, diferenciación y, finalmente, evaluación del constucto de interés.
  • 14. En este sentido, Cohen y Swerdlick (2001) realizan una distinción entre los instrumentos destinados a evaluar una variable con base a una norma (rendimiento general de la población de interés), y los instrumentos referidos a un criterio (determinar si la persona que responde la prueba posee, en mayor o menor medida una variable de interés). De esta forma, los instrumentos con referencia a una norma, expresan la cantidad o calidad que posee una persona en una variable o constructo que se desea evaluar, teniendo como base la prevalencia del constructo en la población general. Por otro lado, las pruebas con base a un criterio, permiten discriminar entre grupos con características particulares, sean estos un constructo psicológico, una psicopatología, o una habilidad particular. Dificultades de la medición A fin de favorecer que el instrumento de medición tenga la calidad suficiente para medir los factores propios de los constructos de interés, el evaluador debe considerar que las respuestas de los participantes pueden estar sujetas a fuentes de errores,las cuales generan distorsiones (Garriga, 2001). Estas distorsiones de las respuestas probablemente afecten los resultados del instrumento a pesar del contenido que tenga.Miguel- Tobal (2001) señala como tipos de distorsiones de respuestas la simulación o falseamiento, la deseabilidad social y las tendencias de respuestas. Simulación o falseamiento: Ocurre cuando el sujeto que responde el instrumento busca de manera voluntaria falsear las respuestas y con ello, el resultado que arroja el instrumento, escala o cuestion ario que se le aplique. A fin de reducir este fenómeno, se han utilizado dos estrategias: 1. Persuadir mediante las instrucciones a la persona que responde a que lo haga con honestidad en aras de la valoración de su colaboración y de la utilidad de los resultados. 2. Incluir escalas de sinceridad en el instrumento a fin de detectar los casos en que las personas que lo responden están falseando la información. Deseabilidad Social: Ocurre cuando el sujeto emite de manera inadvertida respuestas que de manera consistente dan una mejor imagen de sí mismo. Una de las estrategias que se han desarrollado para controlar esta distorsión es la incorporación de escalas de sinceridad. Tendencias de respuestas: Ocurren cuando el sujeto responde de manera consistente en función del formato de respuesta exigido en vez de responder al contenido del ítem. Dentro este tipo de distorsión encontramos dos subtipos, a saber: 1. Aquiescencia o asentimiento: Es la tendencia a responder de manera afirmativa sin considerar el contenido de los ítems. Generalmente este tipo de casos ocurre cuando el formato de respuesta es dicotómico (Ejp: Sí o No, Verdadero o Falso, etc). 2. Errores escalares:Es la tendencia de los sujetos a responder en el centro de la dimensión del continuo por sobre los extremos.Estas respuestas ocurren de manera inadvertida e involuntaria y sin considerar el contenido del ítem. Para abordar esta distorsión se ha desarrollado pruebas estadísticas que lo midan. Desafíos En el contexto de una crítica a la verdadera industria que se ha generado alrededor de la construcción de instrumentos de medición, y particularmente a las pruebas de inteligencia y evaluación de Aptitudes (como las pruebas de selección universitaria) se ha planteado que la medición es un área de la disciplina psicológica,claramente susceptible a cambios en las demandas económicas de la sociedad, mas allá del verdadero interés científico por medir, evaluar e influenciar constructos de interés (Stenberg, 1992). Por ejemplo, la medición de la inteligencia así como de otros procesos psicológicos (la personalidad, las psicopatologías,las cogniciones ylos auto reportes de comportamientos) no son una tarea fácil dado que son constructor latentes y susceptibles de observación de manera indirecta a través de las respuestas manifiestas de un sujeto a un conjunto de ítems,razón por la cual, se requiere de modelos cada vez más sensibles y refinados para dar cuenta de los factores en estudio (Meijer y Baneke, 2004). Sin embargo, los métodos utilizados por varios evaluadores no ha cambiado mucho desde sus inicios a comienzos del siglo XX, y las diferentes pruebas,escalas o cuestionarios en general, no varían mucho, simplemente se actualizan sus contenidos, de acuerdo al paso del tiempo. La mayoría de los "consumidores" de instrumentos de medición, desea obtener pruebas que ayuden a predecir el rendimiento de las personas en un dominio particular,asícomo pruebas que sean consistentes
  • 15. con sus formas alternas o su aplicación consecutiva. Igualmente, la estandarización (o la adecuación empírica de una prueba desarrollada en un contexto distinto de aquel en que se aplica), pasa a ser fundamental para el usuario de los instrumentos de medición psicológica (Stenberg,1992). La correlación con otras pruebas que midan un constructo similar, así como la facilidad de administración e interpretación,la objetividad de las puntuaciones yla apreciación del costo/beneficio; son todos aspectos que el autor destaca a la hora de optar por un instrumento en particular. Sin embargo, la mayoría de las pruebas de personalidad, inteligencia y aptitudes existentes en el mercado, cumplen con estos y otros criterios psicométricos de forma adecuada. Por lo tanto, el principal sentido de continuar desarrollando instrumentos en esta área ha sido la búsqueda de instrumentos que reflejen los avances teóricos de la conceptualización de la inteligencia y las aptitudes,más allá de las propiedades psicométricas particulares de un instrumento específico. De igual forma,Millon (2003), reconoce que la psicología clínica, así como la conceptualización empírica de la psicopatología, amerita la consistencia entre teoría, constructos y variables particulares con los instrumentos diseñados para medirlos, buscando la correspondencia empírica entre el con structo, tratamiento, evaluación e intervención psicológica. Cronbach (1998), así como Kerlinger y Lee (2001), también reconoce que el desafío fundamental de la elaboración y utilización de instrumentos consiste en determinar cómo medir de forma apropiada un constructo (validez), así como la apreciación de la utilidad del instrumento que se utilice para evaluarlo. REFERENCIAS Aiken, L (2003). Test Psicológicos y evaluación. México: Pearson, Prentice Hall. Álvaro, M. (1996). Principios psicométricos en la evaluación psicológica. Manual de evaluación psicológica. Fundamentos, técnicas y aplicaciones. Gualberto Buela Casal y J.C. Sierra (dirs). Siglo XXI. Madrid. Anastasi, A. y Urbina, S. (1998). Tests Psicológicos. México: Prentice Hall. Borges,A. y Sánchez Bruno,A. (2002). La simulación al servicio de los contrastes estadísticos: resumen de los métodos y estado de la cuestión en grupos pequeños e independientes. Metodología de las Ciencias del Comportamiento, 4, 255-271. Cohen, R. J. y Swerdlik, M. E. (2001). Pruebas y Evaluación Psicológicas. Introducción a las Pruebas y a la Medición, Cuarta Edición. México: McGraw Hill. Cowles, M. (1989). Statistics in Psychology: An historical perspective. Lawrence Erlbaum Associates, Publishers. Cronbach, L. J. (1998). Fundamentos de los Tests Psicológicos. Aplicación a las Organizaciones, la Educación y la Clínica. Madrid: Editorial Biblioteca Nueva. Garriga, P. (2001). Diseños de Investigación en Psicología. Madrid: UNED. García Cueto, E. (1996). Teoría de Respuesta al ítem. Principios psicométricos en la evaluación psicológica. Manual de evaluación psicológica. Fundamentos, técnicas y aplicaciones. Gualberto Buela Casal y J.C. Sierra (dirs). Siglo XXI. Madrid. Hambleton,R. (1996). Adaptación de test para su uso en diferentes idiomas y culturas: fuentes de error, posibles soluciones y directrices prácticas. Capítulo 6. En Muñiz, J (Coordinador). Psicometría (pp.207 - 238). Madrid: Editorial Universitas S.A. Kazdin, A. (2001). Métodos de Investigación en Psicología Clínica. México: Prentice Hall. Kerlinger, F. y Lee, H. (2002). Metodología de la investigación del Comportamiento. México: Mac Graw Hill.
  • 16. León, O. G. y Montero, I. (2002). Métodos de investigación en Psicología y Educación. Madrid: McGraw - Hill. Meijer, R. y Baneke, J. (2004). Analyzing Psychopathology Ítems: A Case of Nonparametric Item Response Theory Modeling. . Psychological Methods, 9, 354-368. Millon, T. (2003).It's Time to Rework the Blueprints: Building a Science for Clinical Psychology. American Psychologist, 58, 949-961 Miguel-Tobal, J. (2001). Cuestionarios, inventarios y escalas. Capítulo 6. En Labrador, F., Cruzado, J.,y Muñoz, M. (Eds). Manual de técnicas de modificación y de terapia de conducta (pp.151-180). Madrid: Psicología Pirámide. 3ª Edición Muñiz, J. (1996). Fiabilidad. Capítulo 1. En Muñiz, J (Coordinador). Psicometría (pp.1-48). Madrid: Editorial Universitas S.A. Muñiz, J. (1998). Teoría Clásica de los ítems. Psicología-Pirámide. Madrid. Paz, M. (1996). Validez. Capítulo 2. En Muñiz, J (Coordinador). Psicometría (pp.49-104). Madrid: Editorial Universitas S.A. Pérez-Pareja, F. (1996).Autoinformes.Principios psicométricos en la evaluación psicológica. Manual de evaluación psicológica.Fundamentos,técnicas y aplicaciones. Gualberto Buela Casal y J.C. Sierra (dirs). Siglo XXI. Madrid. Sternberg,R. J. (1992). Ability Tests,Measurements,and Markets.Journal of Educational Psychology, 84, 134-140. Wilcox, R. R. (2003). Applying Contemporary Statistical Techniques. San Diego: Academic Press.
  • 17. PRINCIPALES MODELOS TEÓRICOS EN PSICOLOGÍA DE LA SALUD Pablo Vera-Villarroel Pablo Livacic-Rojas Ana María Fernández Luis Oblitas Introducción La Psicología de la Salud es una rama de la Psicología que emerge en la década de 1970 y que se orienta a evaluar y modificar los comportamientos de la salud con relación a la enfermedad. Según Fernández, Amigo, Pérez Álvarez y Fernández-Hermida (2003), los ámbitos de aplicación de Psicología de la Salud son los de promoción en salud,prevención de las enfermedades, evaluación y tratamiento de enfermedades específicas y, evaluación y mejora del sistema sanitario. En este sentido se han desarrollado diversas técnicas, procedimientos y modelos teóricos que buscan describir y explicar las variables que afectan los comportamientos en Salud.Así, el presente capítulo tiene por objetivo hacer una revisión acerca de los diferentes modelos de salud y las implicancias que conlleva su aplicación e implementación como programas de intervención de corto alcance (terapia) o de largo alcance (programas sociales de intervención comunitaria, regional o nacional), y de la misma forma, mostrar de manera resumida los principales modelos en los que se basan la mayoría de las escalas y cuestionarios en Psicología de la Salud. Comportamiento y Salud Conforme el ser humano va transitando por diferentes períodos del desarrollo, sus repertorios conductuales se van haciendo más complejos y a la vez más extensos, lo cual, permite que el individuo sea capaz de enfrentar las contingencias del medio tanto de manera directa como indirecta. Ciertamente, estos cambios en el comportamiento no ocurren en el vacío, sino que se asocian con procesos fisiológicos relacionados con la maduración y con el aprendizaje. En este contexto, el aprendizaje es relevante para analizar y explicar los comportamientos relacionados con la salud, es decir, permite dar cuenta en términos de causalidad múltiple la conducta saludable como la de enfermedad (Vera -Villarroel, 1999). Dado lo anterior, el hecho que una persona realice o no una determinada conducta puede aumentar la probabilidad de adquirir o no una enfermedad, así como también, una vez adquirida una enfermedad, formar parte activa del tratamiento mediante acciones que permitan la mejoría. En otras palabras, la conducta o comportamiento de la persona es parte importante dentro de la ecuación funcional dado que ésta se encuentra influida por los principios del aprendizaje que permiten aislar aquellos factores o variables relacionados con la adquisición, mantenimiento y/o eliminación de diferentes conductas saludables o no saludables.Por ejemplo,si analizamos un simple resfrío podemos observar que existen diferentes probabilidades de adquisición o no del mismo si es que la persona se abriga o no ante cambios de temperatura,si ha existido una alimentación previa adecuada o, si existen pocos factores estresantes que influyan sobre el sistema inmunológico.De igual modo sucede con el tratamiento una vez padecidos los síntomas del resfrío. Es decir, consumir fármacos , jugos de frutas que contengan altos niveles de vitamina C y guardar cama entre otros (Vera-Villarroel, 1999). En todo ello está implicado que el sujeto realice o no ciertas conductas que ha aprendido. Esta adquisición de comportamientos es explicada adecuadamente por los principios de la Psicología del Aprendizaje. Aunque lo anterior parezca una perogrullada dado el alto volumen de información existente acerca de los riesgos que conlleva el no emitir determinadas conductas para prevenir enfermedades, no e s menos cierto que sorprende y preocupa la inconsistencia que existe en el comportamiento saludable y los índices de distintas enfermedades a nivel mundial.De igual modo,sorprende que el alto volumen de investigación y de publicaciones no tenga como consecuencia resultados que generen teorías y propuestas de intervención más consistentes a nivel de políticas públicas (Silva, 1997). Probablemente,una de las causas de este panorama esté basada en que las enfermedades se adquieran por desconocimiento de la información, porque su sobreabundancia provoca desorientación sobre qué conducta seguir,o bien, porque en muchos de los estudios no prospectivos,los investigadores se centran
  • 18. sólo en las condiciones presentes sin atender a aquellos factores que pudieron haber estado presentes previos a la ocurrencia del cuadro. Así, Bayés y Ribes (1992;Ribes,1990) han señalado en su modelo psicológico de la salud biológica que muchas de estas conductas de enfermedad estarían explicadas porque las consecuencias negativas de la conducta no saludable no son inmediatas, sino que están diferidas en el tiempo (Bayés y Borrás, 1999). En este sentido, estas dificultades serían problemas de contingencias entre las consecuencias y los comportamientos. Según Ribes (1990) y Piña (2003) dentro de los comportamientos para prevenir la cronicidad de estados ydel deterioro del individuo encontramos la promoción de conductas de adhesión al tratamiento,la eliminación de conductas que interfieren en la eficacia de tratamientos biomédicos y el aumento de la inmunocompetencia por reducción de las reacciones de estrés. Algunos ejemplos de ello se observan en la conducta de fumar,consumir alcohol,la ausencia de uso del preservativo para prevenir VIH/SIDA y el embarazo no deseado y el consumo de estupefacientes entre otros. En este contexto, Silva (1997) señala que aún en el ámbito de la epidemiología esta situación no es del todo alentadora dado que con cuatro décadas de costosas e intensas investigaciones, los resultados obtenidos respecto a determinar las causas de las conductas de riesgo son decepcionantes. Este autor señala que,conductas de riesgo como el hábito de fumar,consumo de grasas saturadas y sedentarismo son factores muy inespecíficos para dar cuenta de padecer dificultades de s alud porque la mayoría de los enfermos no se encuentran afectados por ellos,por lo tanto, son de escaso valor predictivo. Por ejemplo, los resultados obtenidos por el Pooling Research Group en 1978 mostraron que sólo cerca del 10% (sobre una muestra de 7.000) de las personas a quienes se les evaluó la presencia de cardiopatías presentaban las conductas de fumar y ser hipercolesterolémicos e hipertensos. De este reducido grupo, sólo el 13% tuvo ataque cardíaco en el siguiente decenio. Lo anteriormente expuesto nos entrega luces de cuan relevante son los modelos que se desarrollen para dar cuenta de los comportamientos relacionados con la salud y cuan predictivos resultan junto a otros factores para padecer una enfermedad.Esto cobra mayor relevancia si consideramos que el campo de la Psicología de la Salud es la intersección entre factores relacionados con la modificación de los estilos de vida y la aparición o evolución de enfermedades que pueden conducir al aumento en los índices de morbilidad en la población (Florez-Alarcón, 2000). Aún teniendo presentes estas ventajas, es oportuno señalar que la interacción entre el modelo psicológico y el biomédico se ve favorecida por la falta de consistencia que cada uno por si sólo es capaz de entregar para dar cuenta de los comportamientos relacionados con la salud y la enfermedad (Fernández et al, 2003). Otra variante es las posiciones que señalan que las conductas saludables más que verse explicadas por las creencias que individuo tiene acerca la probabilidad de adquirir una enfermedad, ésta debería explicarse por las relaciones conducta verbal-conducta motora del individuo en relación con las variables antecedentes y consecuentes.Puesto que esta propuesta se basa sobre desarrollos teóricos recientes, aún los resultados no logran dar un panorama que permita aunar los factores comunes a la conducta saludable (Moreno y Roales-Nieto, 2003). Paralelamente a los enfoques expuestos, algunos modelos cognitivos han intentado dar cuenta del comportamiento saludable a partir de las actitudes y creencias que las personas tienen, dado que éstas serían las determinantes para explicar las acciones de auto cuidado o enfermedad y, finalmente,el que se realice o no un determinado comportamiento saludable. Modelo de creencias en salud El modelo de Creencias de la Salud (MCS) surgió en los años cincuenta, a partir de los trabajos realizados por algunos psicólogos sociales en el servicio de salud pública de Estados Unidos, quienes buscaban respuesta a los resultados limitados de varios programas de prevención sanitaria (Paéz, Ubillos, Pizarro y Canelón, 1994). Este modelo ha sido uno de los más utilizados en Psicología de la Salud para dar cuenta de los comportamientos saludables y preventivos de la enfermedad (Moreno y Roales-Nieto,2003). Como modelo, se encuadra en una línea de teorías cognoscitivas, que plantean al ser humano como un ser racional que busca maximizar los beneficios y minimizar los costos o riesgos de su conducta (Paéz et al., 1994). Es necesario tener presente,sin embargo,que a pesar de su alta difusión y puesta en práctica, diferentes investigaciones han reportado resultados más bien contradictorios respecto a su validez explicativa (Moreno y Roales-Nieto, 2003). El Modelo de Creencias de la Salud supone que las acciones preventivas son función de la preocupación que tiene una persona por evitar una enfermedad y la creencia de que una o algunas acciones de salud determinada prevendrán la enfermedad (Becker, 1990; Rosenstock, Strecher y Becker 1988).
  • 19. Los componentes de este modelo son: 1. La preocupación general por la salud: Es la creencia que tiene la persona que la reducción de las amenazas a la salud es algo importante y positivo. 2. La susceptibilidad percibida: Está constituida por la percepción que tiene la pers ona del riesgo de contraer la enfermedad. 3. La severidad percibida: Son las creencias que tiene la persona acerca de las consecuencias de contraer la enfermedad. 4. Las barreras y facilitadores psico-sociológicos: Estos son el resultado de la comparación entre los costes y beneficios percibidos por realizar la conducta preventiva. 5. La percepción de autoeficacia: Es la expectativa que tiene la persona sobre sí misma en torno a ser capaz de ejecutar una acción dada, en forma exitosa. Esta variable se incorporó recientemente, tomada de la teoría cognoscitiva social de Bandura (1987), a fin de explicar cambios de largo alcance, particularmente en el caso de enfermedades crónicas y modificar hábitos de larga data. En consecuencia, "el Modelo de Creencias de la Salud postula que para que ocurra un cambio en la conducta de la salud de una persona en la dirección deseable, ésta deberá sentirse amenazada con su patrón de comportamiento presente,creer que el cambio será beneficioso para ella,creer que éste tendrá un mínimo de consecuencias negativas y sentirse competente para ejecutar la debida acción" (Collazo, 1994,p. 28). En el modelo se contemplan además las claves para la acción, los estímulos internos como síntomas de una enfermedad o externos (los anuncios en los medios de comunicación, relaciones interpersonales) y, avisos escritos que impulsen a la persona al cambio conductual deseable. No obstante,el efecto de estos estímulos,hasta el momento,ha sido poco estudiado (Latorre y Beneit, 1994). Gráfica 2 - Esquema del Modelo de Creencias de la Salud (Adaptado de Becker, 1990; Collazo, 1994).
  • 20. Análisis empírico e investigaciones en el área de la salud Este modelo ha sido utilizado para generar investigación en el campo de la promoción de la salud y del cumplimiento de tratamiento médico. Algunas de las conductas preventivas que se han estudiado son: inoculación contra enfermedades, profilaxis dental, chequeos generales preventivos, tabaquismo, auto exámenes en la detección temprana de tumores malignos y dietas para el control de la obesidad, entre otras. Los últimos estudios generados por este modelo tratan, de forma importante, sobre la conducta sexual y la prevención de VIH, no obstante los resultados en torno al poder predictivo de sus variables,en algunos casos no son lo bastante claros,a pesar de su importancia ynivel de influencia en el campo de la Psicología de la salud (Latorre y Beneit, 1994). Sin embargo, cabe destacar que en todos los estudios y para los diferentes comportamientos de la salud, las barreras percibidas resultan ser el mejor predictor entre todas las variables del modelo, seguido por la susceptibilidad y finalmente, la se veridad presenta una escasa relevancia pronostica cuando la conducta de salud es preventiva, aumentando su influencia cuando la persona se encuentra enferma (Collazo, 1994). Modelo de la acción razonada Un modelo similar al de las creencias de la salud, aunque enraizado en el marco más general de las investigaciones sobre actitudes, es la teoría de la acción razonada de Fishbein y Ajzen (Ajzen y Fishbein, 1980; Fishbein y Ajzen, 1975). Este modelo busca la integración de factores actitudinales y comportamentales para explicar las conductas de salud de tipo volitivo. En esta teoría el concepto central lo constituye la intención conductual que es entendida como la causa primera de la conducta y operacionalizada como el juicio probabilístico que emite un sujeto acerca de ejecutar o no ejecutar un comportamiento (Morales y Moya, 1994). No obstante, la intención conductual depende directamente de las actitudes, las cuales, a su vez, son función de las creencias acerca de las consecuencias de la conducta en cuestión y las normas sociales que influencian la posibilidad de ejecutar una conducta. Los componentes del modelo son: 1. Actitud hacia la conducta: Son las creencias que tiene la persona en torno a los efectos que tendrá la acción y de la evaluación que realiza acerca de sus probables consecuencias. 2. Norma subjetiva:Es la percepción que la persona tiene acerca de lo que los otros significativos piensan acerca de si uno debería o no realizar una conducta de interés y de su motivación para cumplir con dichas creencias.Se encuentra basada en los referentes normativos que pueden sustentar el comportamiento (padres,amigos,etc) y junto con las actitudes hacia la conducta influencian las intenciones conductuales (Albarracín et al., 2000). 3. Creencias sobre las consecuencias de la Conducta y la posterior evaluación de las consecuencias. 4. Creencias normativas:Son los supuestos que la persona tiene acerca de lo que los demás esperan de ella. En otras palabras, refiere a la motivación para acomodarse. 5. La intención conductual: Es el elemento "gatillante" de la conducta (Latorre y Beneit, 1994).
  • 21. Gráfica 2 - Esquema del Modelo de la Acción Razonada (Adaptado de Ajzen y Fishbein, 1980). Análisis empírico e investigaciones en el área de la salud Este modelo fue modificado en dos puntos relevantes. Por una parte, plantean que la conducta previa afecta tanto a las actuales intenciones conductuales como a la conducta futura y, por otra parte, que las actitudes pueden influir directamente en la conducta además de influirla indirectamente por medio de las intenciones conductuales. El aumento de la capacidad explicativa se extendió gracias a la inclusión de estos factores, situación que fue demostrada en algunos trabajos sobre ingestión de alcohol y drogas y que posteriormente han sido aplicados a diversas áreas de la investigación en salud (Páez, Ubillos y Pizarro, 1994). Otro factor que se incluyó recientemente en el modelo, es la medición de las actitudes no sólo ante la conducta, sino también frente a alternativas conductuales (por ejemplo, usar o no preservativo). Este elemento ha mostrado en varias investigaciones aumentar la capacidad predictiva del modelo (Tesser y Shaffer, 1990). El modelo de la acción razonada ha generado un gran número de investigaciones en el campo de la salud; control de obesidad, drogadicción, aseo dental, planificación familiar y prevención de VIH, entre otras (Fishbein, 1990; Latorre y Beneit, 1994). Modelo del Comportamiento Planeado Con la finalidad de ampliar el Modelo de la Acción Razonada,Ajzen en 1988 adicionó un componente que denominó percepción de control de la conducta. Este factor intenta predecir las conductas vo luntarias e involuntarias (Ajzen y Madden, 1986; Madden, Sholder y Ajzen, 1992). El control percibido hace referencia a la percepción de obstáculos internos (falta de habilidades, competencias) y externos o situacionales (accesibilidad,colaboración de otros (Páez,Ubillos y Pizarro, 1994), factor que ha mostrado tener efectos directos e indirectos sobre la conducta, en niveles incluso mayores que la intención conductual (Chaiken y Stangor, 1987). De igual forma, se ha descubierto que existe una tendencia bastante extendida entre las personas denominada Ilusión de Control,que consiste en la tendencia a tener la ilusión optimista de su capacidad de controlar la realidad (Páez, Ubillos yPizarro, 1994),factor que,aplicado al ámbito de la salud indicaría
  • 22. en que medida las personas se sienten controlando sus conductas preventivas o de tratamiento. En el caso que la persona se encuentre enferma, se presentaría un sesgo positivo que ha resultado ser un factor explicativo en conductas de riesgo y prevención (Chaiken y Stangor, 1987). Existen investigaciones donde el control percibido ha resultado ser relevante como factor predictivo y explicativo de conductas preventivas en salud como es el caso del uso del cinturón de seguridad, conducta sexual en jóvenes, y reducción de peso (Collazo, 1994). Aportando de esta forma la inclusión de una variable que contribuye a la conformación de un cuerpo teórico y empírico más comprensivo en el área de la Psicología de la salud. Un ejemplo de su aplicación ha sido la aplicación del modelo del comportamiento planeado en las conductas de tránsito (Moyano, 1997; Olivos y Martínez, 1999). Esta línea de trabajo ha resultado ser un aporte a la aplicación de este modelo en problemas contingentes y de relevancia social. De esta forma, nuevos estudios han abordado una gran variedad de campos, destacándose la aplicación al área de la conducta sexual, en pro de aportar al desarrollo de la prevención del VIH (Petty, Wegener y Fabrigar, 1997). No obstante lo anterior y, como fue desde sus comienzos, este modelo y su aplicación al campo de la salud continúan en pleno desarrollo, enfrentando nuevos desafíos y campos a explorar. Teoría de la cognición social La teoría da la cognición social desarrollada por Albert Bandura es una teoría psicológica general y que ha influido de gran forma en la explicación y predicción de la conducta de la salud. Este autor plantea que la implementación de conductas preventivas y de tratamiento de enfermedades, requiere que las personas influyan en su propia motivación y conductas. En esta línea el aumento de conocimiento sobre los riesgos para la salud de las personas constituye un elemento imprescindible para el cambio autodirigido (Bandura, 1987). De acuerdo con este autor, la conducta autorregulada es la clave tanto para el cambio conductual como para su mantenimiento.Para que dicha conducta se implemente,la persona requiere de la adquisición de destrezas,competencias yde una fuerte creencia en sus propias capacidades para ejercer control sobre éstas. Así desde este marco conceptual, el cambio de la conducta estaría en función de: 1. Las expectativas de logro que tiene la persona de ejercer la conducta. 2. Las expectativas de logro sobre su capacidad para ejecutar la conducta en forma exitosa. Si estas expectativas son negativas, anulan el potencial motivacional de las expectativas de logro. Las expectativas de logro sobre su capacidad para ejecutar la conducta se agrupan en el concepto de Autoeficacia y se postula que afectaría directamente el pensamiento, la m otivación, el afecto y finalmente la acción (Glasman, Acosta y Albarracín, 1997). Bandura desarrolló un programa de aplicabilidad de su modelo, mediante un trabajo relacionado con la instauración de conductas preventivas en VIH, mostrando que este resulta aplicable a cualquier tipo de problema da salud.El autor,propone tres componentes necesarios para generar un cambio autodirigido, a saber: 1-. La información es una precondición para el cambio: Las personas deben ser informadas y tener conciencia en cuanto a la existencia de enfermedades y riesgos para la salud, factores predisponentes a la enfermedad,formas para impedir el contagio o medidas de tratamiento que se debe seguir, en el caso de que la persona se encuentre enferma,aunque las evidencias empíricas muestran que el conocimiento es una condición necesaria pero no suficiente para el cambio (Koniak y Brecht, 1997). 2-. El desarrollo de destrezas y capacidades sociales son necesarias para ejecutar el cambio: Una vez que las personas se han auto convencido de que deben efectuar un cambio en sus conductas de salud, éstas deben desarrollar habilidades para llevarlo a cabo.
  • 23. 3-. El perfeccionamiento y dominio de las destrezas adquiridas: Las personas deben manejar las habilidades adquiridas de forma proficiente y espontánea,esto contribuye al desarrollo de la auto eficacia. Algunos trabajos que se han realizado utilizando este programa han mostrado resultados positivos, ejemplo de ello ha sido que jóvenes que recibieron este tipo de intervención mostraron mayor nivel de conocimiento y actitudes más favorables al uso del condón que un grupo de control (Collazo, 1994). Diversos estudios respaldan la relación entre auto eficacia y conducta de la salud tales como disminución del consumo de grasas,uso de preservativos,dejar de fumar (Bandura,1987).Un ejemplo más específico de este respaldo empírico lo constituyen los estudios de auto eficacia y su relación con las conductas de salud. En todas estas investigaciones la auto eficacia resultó ser un predictor co nsistente del cambio exitoso de la conducta, tanto a corto como a largo plazo. Otros estudios han mostrado que una percepción positiva de auto eficacia reduce el dolor e inflamación en pacientes con artritis reumatoide, y para concluir de nombrar algunos ejemplos de la influencia y poder explicativo de este factor, cabe mencionar que junto con las expectativas de logro, la auto eficacia resultó ser un buen predictor de la intención de realizar conductas preventivas del cáncer de seno (Collazo, 1994). Modelo Transteórico Este modelo es conocido también como un modelo de Estadios de Cambio, propuesto por Prochaska y DiClemente (1982; Prochaska y DiClemente, 1992). La tesis central de esta aproximación es que las personas pasan por diferentes etapas dentro de un proceso de cambio independiente de la naturaleza de la intervención. Los sujetos, por lo tanto, deben pasar por cada uno de ellas antes de realizar el cambio definitivo o terapéutico.Este modelo cuenta con diversas áreas de aplicaciones,siendo principa lmente el área de adicciones (consumo de cigarrillos,drogas y alcohol) donde se cuenta con mayor apoyo empírico en la actualidad (Sanabria, Alvarez, Hurtado y Trujillo, 2000). Las etapas o estadios por las que un sujeto pasa antes de cambiar sus comportamientos son: 1. Precontemplación; Aquí los sujetos no perciben el problema, es decir, no evalúan como dañino sus conductas, presentando entonces ninguna intención de cambio. 2. Contemplación; Aquí los sujetos piensan en cambiar su conducta aunque solo se queda esto a nivel cognitivo y no se traduce en una conducta motora. Los sujetos consideran que deben cambiar su conducta, han analizado que no es conveniente continuar con esos hábitos y que, por lo tanto, es perjudicial continuar así. Sin embargo, no hacen ningún plan de cambio. 3. Preparación; En esta etapa los sujetos empiezan a elaborar planes para el cambio, ejemplo pueden iniciar una terapia o programa de rehabilitación e interrumpirlos. También realizan cambios iniciales y pequeños, por ejemplo disminuir el consumo. Se ha planteado que esta etapa tiende a durar hasta 6 meses aproximadamente. 4. Acción; Aquí los sujetos realizan los verdaderos cambios.Se comprometen por ejemplo a un verdadero programa de rehabilitación o terapia siguiendo todo el proceso. Tiende a durar seis meses aproximadamente. Aquí es donde el cambio puede ser efectivo. 5. Mantenimiento:Esta etapa se caracteriza por el mantenimiento del cambio. Aquí es crucial el prevenir las recaídas y el adquirir un nuevo estilo de vida. Es decir el sujeto pasa a adquirir todas las ventajas y "desventajas" de su cambio. 6. Salida o Terminación: Los sujetos aquí "salen" del proceso de etapas consolidándose el cambio. Es necesario recalcar que este modelo no se plantea en forma lineal si no más bien circular donde los sujetos pasan de una etapa a otra y vuelven a pasar por las diferentes etapas antes de realizar el cambio definitivo. Las investigaciones en relación a este modelo han sido prometedoras tanto en evaluación y diagnóstico como por su valor y utilidad predicativa. Adicionalmente se ha planteado su relevancia para definir las diferentes estrategias e intervenciones dependiendo de las etapas consideradas (Fiorentino, 2004). Así, una técnica o procedimiento puede ser adecuada si el sujeto se encuentra en una determinada fase, pero inefectiva si se encuentra en otra.
  • 24. Observaciones generales en torno a los modelos teóricos de la Psicología de la salud. Los modelos aquí expuestos si bien presentan características distintas entre ellos, poseen elementos comunes entre los cuales destacan: 1-. Concebir al ser humano como un individuo capaz de cambiar y por ende responsable de su conducta y los cuidados de la salud. 2-. Destacar la influencia de factores directos e indirectos en la conducta de la salud; la amenaza percibida o susceptibilidad, actitudes hacia la conducta, presión social y autoeficacia son factores de impacto directo sobre el comportamiento en salud, mientras características sociodemográficas, información sobre la salud, creencias son elementos de influencia indirecta en las conductas de salud. 3-. Contribuir a la investigación y predicción de las conductas de salud. No obstante, ninguna de estas logra por si sola abordar y comprender de una forma íntegra los diversos problemas y aristas que presenta el campo de la conducta de la salud. REFERENCIAS Ajzen, I. y Madden,T. (1986). Prediction of goal-directed behavior: Attitudes, intentions and perceived behavioral control. Journal of Experimental Social Psychology, 22, 453-474. Ajzen, L. y Fishbein,M. (1980).Understanding attitudes and predicting social behavior. Englewood Cliffs, New Jersey: Prentice-Hall. Albarracín, D., Ho, P., Mac Natt, P., Williams, W., Rhodes, F., Mallott, C., Hoxworth, T., Bolan, G., Zenilman, J., e Iatesta, M (2000). Structure of outcomes beliefs in Condom Use. Health Psychology, 19, 458-468. Bandura,A. (1987).Social Foundations ofthoughtand action:a social cognitive theory. Englewood. Cliffs, N.S. Ed. Prentice- Hall. Bayés, R., y Borrás F. (1999). Psiconeuroinmunología y Salud. En M. A. Simon (Ed.). Manual de Psicología de la Salud. Fundamentos, Metodología y aplicaciones. Biblioteca Nueva. Madrid. Bayés, R. y Ribes,E. (1992).Un modelo psicológico de prevención de enfermedad ysu aplicación al cas o del SIDA. En J.A. Piña (Comp.), Psicología y salud: aportes del análisis de la conducta (pp. 1 -21). Hermosillo, México: Editorial UNISON. Becker, M.H. (1990). Theoretical models of adherence and strategies for improving adherence. En S.A. Schumaker, E. B. Schron y J. K. Ockexe (Eds.). The handbook of health behavior change. Heidelber: Springer. Berríos, X. Y Jadue, L. (1993). Prevención primaria de enfermedades crónicas del adulto: intervención sobre sus factores de riesgo en población escolar. Revista Chilena de Pediatría, 64, 397-402. Collazo, A. (1994). La formación de la conducta de la salud: teoría, investigación y práctica. Revista Perspectivas, 17, 24-44. Cheiken, S. y Stangor, C. (1987). Attitudes and attitude change. Annual review of Psychology, 38, 575- 630. Fernández, C., Amigo, I., Pérez Álvarez, M. y Fernández-Hermida, J. (2003). Superando el desfase entre Psicología de la Salud y su incipiente profesionalización. Guía de tratamientos psicológicos eficaces II. Psicología de la Salud. Madrid. En Pérez Álvarez, M., Fernández-Hermida, J., Fernández, C., y Amigo, I. Ediciones Pirámide Psicología. Fishbein, M. (1990). AIDS and behavior change: an analysis based on the theory of reasoned action. Revista Interamericana de Psicología/Interamerican Journal of Psychology, 24, 37-56.
  • 25. Fishbein, M. y Ajzen, I. (1975). Belief, Attitude, Intention and Behavior a introduction to theory and reseach. Ed. Addison-Wesley Publishing Company. Fiorentino, M. T. ( 2004). Conductas de la Salud. En L. Oblitas (Cord.). Ps icología de la Salud y Calidad de Vida. Thomson, México. Florez-Alarcón, L. (2000). El proceso psicológico de la promoción y de la prevención. Avances en psicología clínica latinoamericana. 18, pp. 13-22. Glasman,L.,Acosta, S., y Albarracín, D. (1997). El asesoramiento psicológico en la prevención del SIDA. Modelos y estrategias de asesoramiento para el examen del VIH. Revista Interamericana de Psicología, 31, 91-108. Greenberg, R., Flanders, W., Eley, J., Daniels, S., y Boring, J. (2002). Epidemiología Médica. Manual Moderno. Bogotá. Koniak, D. y Brecht, M. (1997). AIDS risk behaviors, Knowledge, And attitudes among pregnant adolescents and young mothers. Review Health Education and Behavior, 24, 613-24. Latorre, J. M. y Beneit, P. J. (1994). Psicología de la salud. Aportaciones para los profesionales de la salud. Buenos Aires: Ed. Lavalle Ltda. Madden,T., Sholder, P. y Ajzen, I. (1992). A comparison of the theory of planned behavior and the theory of reasoned action. Personality and social Psycology bulletín, 18, 3-9. Morales, J. Y Moya, M. (1994). Psicología social. Madrid: Ed. Mc. Graw- Hill. Moreno, E., y Roales-Nieto, J. (2003). El modelo de creencias de salud: revisión teórica, consideración crítica y propuesta alternativa I: hacia un análisis funcional de las creencias en salud. Revista Internacional de Psicología y Terapia Psicológica, 3, 91-109. Moyano Diaz, E. (1997). Teoría del comportamiento planificado e intención de infringir normas de tránsito en peatones. Estudios de Psicología, 2, 335-348. Olivos, P. y Martínez, J. M. (1999). Actitud, Riesgo y Teoría del comportamiento planeado: Una aplicación a la conducta transgresora en tránsito.Tesis para optar al título profesional de Psicólogo,con mención en psicología social y de las organizaciones, Universidad de Santiago de Chile. Páez, D., Ubillos, S., Pizarro, M. y Canelón, L. (1994). Modelos de creencias de salud y de la acción razonada al caso de SIDA. Revista de Psicología General y Aplicada, 47, 141-149. Petty, R., Wegeneger, D. y Fabrigar, L. (1997). Attitudes and attitude change. Annual Review of Psychology, 48, 609-47. Piña, J. (2003). Intervención psicológica en el área de la infección por VIH: Obstáculos y retos para la Psicología de la Salud. Terapia Psicológica, 21, 23-27. Prochaska, J. y DiClemente, C. (1982). Transtheoretical Therapy: toward a more integrative model of change. Psychotherapy: Research and Practice, 19, 276-288. Prochaska,J. y DiClemente,C.(1992). The Transtheoretical Approach:Crossing Traditional Boundaries of Therapy: Chicago: Dow Jones Irwin. Ribes, E. (1990). Psicología y salud: un análisis conceptual. Barcelona: Martínez Roca. Rosenstock, I. M., Strecher, V. J. y Becker, M. H. (1988). Social Learning theory and the health belief model. Health Educational Quarterly, 15, 175-83.
  • 26. Sanabria, P., Alvarez, A., Hurtado, J. y Trujillo, J. (2000). Distribución de las etapas de cambio en estudiantes fumadores de la Facultad de Psicología de la Pontificia Universidad Javeriana. Avances en Psicología Clínica Latinoamericana, 18, 107-133. Silva, C. (1997).Cultura estadística e investigación científica en el campo de la salud: una mirada crítica. Madrid. Ediciones Díaz de Santos. Tesser , A y Shaffer, D. (1990). Attitudes and attitude change. Annual Review of Psychology, 41, 479-523.
  • 27. INVENTARIO DE ROL SEXUAL Enrique Barra Almagiá Universidad de Concepción,Chile Introducción Problema por tratar El concepto de rol sexual corresponde a lo que tradicionalmente se ha llamado masculinidad y feminidad, y puede ser definido como las expectativas acerca de cuáles son las características de personalidad y las conductas apropiadas para cada sexo, desde el punto de vista social. Este concepto se refiere al aprendizaje y desempeño de los comportamientos socialmente esperados y aprobados para cada sexo, es decir, de aquellos comportamientos tipificados sexualmente.A diferencia de la identidad sexual que se establece tempranamente en la infancia, el rol sexual se va estableciendo más lentamente, no tiene un carácter sólo cognitivo, y se consolidaría durante la adolescencia,en interacción con los cambios físicos, sociales y sexuales asociados con esa etapa de desarrollo (Barra, 2002a). La orientación de rol sexual ha mostrado tener influencia en importantes y muy diferentes ámbitos psicológicos.Algunos de los factores que estarían relacionados con las dimensiones de rol sexual son la comunicación no verbal (LaFrance & Carmen,1980),las reacciones hacia estímulos sexuales (De Souza & Hutz, 1995), la auto-estima (Lamke, 1982; Withley, 1983), la creatividad (Norlander, Erixon & Archer, 2000), la experiencia de soledad (Cramer & Neyedley, 1998), la conciencia de las emociones (Conway, 2000), las actitudes hacia la homosexualidad (Barra, 2002b; Withley, 1987), diversas dimensiones de personalidad (Marusic & Bratko, 1998) y algunos aspectos de la salud física (Courtenay, 2000; Shifren, Bauserman & Carter, 1993) En la concepción tradicional la masculinidad yla feminidad se consideraban primero como dos categorías separadas y luego como los dos extremos de una dimensión única,en la cual mientras más masculino era un individuo también era menos femenino, y a la inversa. Sólo a partir de los años setenta se empieza a plantear la idea de que la masculinidad y la feminidad serían dos dimensiones independientes, y por lo tanto ambas pueden darse en mayor o menor medida en cualquier persona, sea hombre o mujer (Bem, 1974,1981). Este modelo bidimensional de la masculinidad y la feminidad sirve de base al concepto de androginia psicológica,que se refiere a poseer en un grado similar características tanto masculinas como femeninas. Se han desarrollado diversos instrumentos de medición de las dimensiones de masculinidad y feminidad (para una descripción completa ver Hoffman, 2001). Sin embargo, el m ás conocido y utilizado hasta hoy en día es el Inventario de Rol Sexual de Bem (BSRI), en el cual los individuos deben indicar en qué grado ciertas características masculinas, femeninas y neutras se aplican a ellos. Al elaborar dicho inventario, determinadas características fueron consideradas como masculinas o femeninas si cumplían con el criterio de ser juzgadas independientemente por los hombres y por las mujeres como significativamente más deseables para un hombre o una mujer respectivamente. Los rasgos masculinos se refieren a aspectos de seguridad en símismo y de ejecución y logro de metas, mientras que los rasgos femeninos se refieren a aspectos afectivos, expresivos y de preocupación por el bienestar de otros. El BRSI se compone de 60 ítems referidos a características de personalidad, 20 masculinas, 20 femeninas y 20 neutras, frente a las cuales los individuos deben indicar en una escala de 7 puntos en qué grado tales características se aplican a ellos. A pesar de que el BRSI continúa siendo hasta hoy el instrumento más utilizado en la investigación (Hoffman & Borders, 2001), es evidente que en los 30 años transcurridos desde su elaboración, las prescripciones tradicionales de roles sexuales han experimentado cambios significativos. Estos cambios han sido más acentuados en las mujeres y se han manifestado claramente en su participación creciente en la fuerza laboral, en sus mayores niveles de educación y capacitación, en su incursión creciente en campos profesionales y laborales anteriormente dominados por los hombres y en el logro de mayor independencia económica. Dada la magnitud y rapidez de tales cambios sociales y culturales, ellos
  • 28. también podrían afectar las concepciones de masculinidad y feminidad que tienen las personas actualmente, en comparación con la época en que se elaboró el BRSI. Respecto a lo anterior, y comparando los datos originales de Bem (1974) obtenidos en 1972 con datos obtenidos en 1997,Holty Ellis (1998) concluyen que aunque el BRSI puede ser aún una medida válida de las percepciones de rol sexual, el hecho que se observen en los datos de 1997 menores diferencias de género en la deseabilidad de las características asociadas a ambos sexos, indica que la validez del BRSI puede estar disminuyendo con los años. Por su parte, y en una comparación similar entre 1972 y 1999, Auster y Ohm (2000) informan que mientras 18 de las 20 características femeninas del BRSI continuaban cumpliendo el criterio para ser clasificadas como femeninas, sólo 8 de las 20 características masculinas del BRSI continuaban cumpliendo el criterio para ser clasificadas como masculinas. Auster y Ohm (2000) también concluyen que los cambios más significativos se observan en la evaluación de los rasgos deseables para una mujer, con una mayor deseabilidad en 1999 que en 1972 de las características masculinas y una menor deseabilidad de las características femeninas. Esta misma tendencia se refleja en un meta-análisis de Twenge (1997) de 63 estudios que utilizaron el BRSI, donde se concluye que los puntajes de masculinidad de las mujeres se han ido incrementando con el transcurso del tiempo,y que consecuentemente las diferencias de género en la dimensión de masculinidad han ido decreciendo en el tiempo. Y en relación con el aspecto cultural, se ha señalado que el BRSI puede ser considerado un indicador válido de las definiciones culturales de la masculinidad y la feminidad en los anglosajones, pero que sería menos válido en otros grupos (latinos, afro-americanos o asiáticos), en quienes existiría una distinta evaluación de la deseabilidad de las características asociadas a la masculinidad y a la feminidad en el BRSI (Harris, 1994; Ward, 2000). Por lo tanto, a pesar que el BRSI continúa siendo hasta hoy el instrumento más utilizado para medir la orientación de rol sexual, tanto la época como el contexto cultural en que fue elaborado plantearon la necesidad de contar con un instrumento más ajustado a la propia realidad cultural y que además incorporara los cambios importantes que parecen haberse dado en las concepciones de los roles sexuales y los rasgos considerados más deseables para cada sexo. Para lograr tales objetivos se procedió a la elaboración del Inventario de Rol Sexual o IRS (Barra, 2002c). Modelos teóricos del instrumento El marco conceptual que sirvió de base al BRSI y también sirve de base al IRS es la teoría del esquema de género (Bem, 1981), según la cual la tipificación sexual deriva en parte de la predisposición del individuo a codificar y organizar la información –incluyendo la información acerca del yo- en términos de las definiciones culturales de lo masculino ylo femenino.El propósito específico es evaluar el grado en el cual las definiciones culturales de los atributos masculinos y femeninos deseables se reflejan en la auto - descripción del individuo (Bem,1979),por lo cual una persona es categorizada como masculina,femenina o andrógina en función de la diferencia entre su auto adjudicación de características de personalidad masculinas y femeninas. Así, una persona es considerada sexualmente tipificada, ya sea masculina o femenina,en la medida en que esa diferencia sea alta, y andrógina, en la medida que esa diferencia sea baja. De acuerdo a esta nueva concepción,la masculinidad yla feminidad aluden a dos tipos de orientaciones y competencias que los individuos utilizan para interactuar con su medio. Y en general se tiende a considerar que los individuos andróginos tendrían una mayor flexibilidad y adaptabilidad, ya que su repertorio conductual no estaría restringido a su rol sexual tradicional, com o ocurriría con aquellos individuos más tipificados (hombres muy masculinos y mujeres muy femeninas). En otras palabras, la adecuada adaptación psicológica de un individuo dependería de su posesión de características tanto masculinas (o instrumentales) como femeninas (o expresivas), ya que de esa manera tendría mayor capacidad para comportarse de modo flexible según lo requieran las circunstancias (Bem, 1975). Para elaborar este nuevo Inventario de Rol Sexual, el primer paso consistió en examinar la tipificación sexual de un conjunto de 200 características personales, determinando cuáles de ellas eran juzgadas independientemente tanto por los hombres como por las mujeres como significativamente más deseables para uno u otro sexo. En una segunda etapa, y utilizando otra muestra, se examinó la auto adjudicación por parte de hombres ymujeres de aquellas características clasificadas como masculinas y femeninas de acuerdo al criterio anterior.Mediante la combinación de diversos criterios utilizados en la constru cción de instrumentos similares (diferencias de género, correlación ítem -puntaje total, etc.), se seleccionaron finalmente 30 ítems para constituir el Inventario de Rol Sexual (IRS), 15 de la escala de Masculinidad (M) y 15 de la escala de Feminidad (F)
  • 29. Considerando la creciente importancia de las dimensiones de rol sexual en la investigación psicosocial moderna,un instrumento breve como el IRS puede ser una herramienta útil para realizar una evaluación global de estas dimensiones, las cuales parecen tener una influencia significativa en diversos ámbitos psicológicos individuales e interpersonales, incluyendo aspectos afectivos, actitudinales y conductuales. Además, una medición de tales dimensiones desarrollada en el contexto latinoamericano reflejaría de mejor manera los aspectos más característicos de los roles sexuales en nuestra cultura actual, en comparación con otros instrumentos elaborados en otros contextos y/o en otras épocas. Descripción del instrumento El IRS se compone de dos escalas,Masculinidad y Feminidad,destinadas a medir la autoadjudicación de características personales diferencialmente deseables para cada sexo. Cada escala incluye 15 ítems con un formato de respuesta tipo Likertde cinco alternativas, las cuales varían entre 1 (nunca o casi nunca) y 5 (siempre o casi siempre). El puntaje en cada escala del IRS está constituido por la suma de las respuestas a los ítems de esa escala, por lo cual cada puntaje puede variar entre 15 y 75 puntos. Mientras más alto sea el puntaje en una escala, mayor es la auto percepción de características correspondientes a esa escala y, por lo tanto, mayor el nivel ya sea de masculinidad o feminidad. Además,mientras mayor sea la diferencia entre ambos puntajes en un individuo, mayor será su grado de tipificación de rol sexual,siempre que el puntaje superior corresponda a la escala asociada socialmente con su sexo biológico. En la construcción del IRS (Barra, 2002c) se trabajó con dos muestras de estudiantes de ambos sexos de diversas carreras de la Universidad de Concepción: a) un grupo de 202 estudiantes con una edad promedio de 22.4 años que participaron en la clasificación de las características como masculinas o femeninas yb) otro grupo de 341 estudiantes con una edad promedio de 20.2 años en quienes se medió la auto adjudicación de las características seleccionadas. En el estudio de validación del IRS años (Barra,2004) la muestra estuvo conformada por 390 estudiantes universitarios y secundarios de ambos sexos con un promedio de edad de 20 años y que p ertenecían a dos grupos:a) 261 estudiantes de la Universidad de Concepción, con una edad promedio de 22.2 años y b) 129 estudiantes secundarios de dos colegios privados de Concepción,con una edad promedio de 15.6. Además, y como parte de otros estudios relacionados, se cuenta con datos del IRS obtenidos en una muestra de 179 estudiantes secundarios de ambos sexos de colegios públicos de Concepción con una edad promedio de 14.6 años (Barra et al., 2003) y en una muestra de 110 universitarios argentinos de ambos sexos de la Universidad del Aconcagua de Mendoza, con una edad promedio de 21.9 años (Barra e Ison, 2003). En el IRS se solicita a la persona indicar en una escala de 5 alternativas en qué grado cree que ella presenta cada una de las características incluidas.Sobre la base de sus respuestas,cada persona recibe dos puntajes:un puntaje de Masculinidad y un puntaje de Feminidad.El primero equivale a la suma de las respuestas a los 15 ítems masculinos (2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 10, 11, 15, 16, 17, 20, 2 6, 30) y el segundo equivale a la suma de las respuestas a los 15 ítems femeninos (1, 9, 12, 13, 14, 18, 19, 21, 22, 23, 24, 25, 27, 28, 29). Como las alternativas varían entre 1 (nunca o casi nunca) y 5 (siempre o casi siempre), cada puntaje puede variar entre 15 y 75 puntos. Propiedades Psicométricas del instrumento CONFIABILIDAD Consistencia interna En las muestras utilizadas en la construcción y en la validación del IRS se obtuvieron coeficientes alpha de Cronbach entre 0.82 y 0.84 para la escala de Masculinidad y entre 0.84 y 0.86 para la escala de Feminidad. Estabilidad temporal (test-retest) En una muestra de 118 estudiantes universitarios se evaluó la estabilidad temporal del IRS con un intervalo de un año, obteniéndose correlaciones test-retest de 0.70 para la escala de Masculinidad y de 0.72 para la escala de Feminidad (Barra, 2004).
  • 30. VALIDEZ Tanto en la muestra utilizada en la construcción (n= 341) como en la de validación (n= 390) del IRS se confirmaron las diferencias de género esperadas, es decir, que los hombres obtienen puntajes de masculinidad significativamente mayores que las mujeres, y que las mujeres obtienen puntajes de feminidad significativamente superiores a los hombres.Y respecto a las relaciones con otras variables, el estudio de validación (Barra, 2004) reveló que, tal como se predecía, la escala de Masculinidad se correlacionaba positivamente con las dimensiones de Control Social (r= 0.43), Asertividad (r= 0.41), Motivación de Logro (r= 0.29) y Control Emocional (r= 0.26), y negativamente con las dimensiones de Motivación de Afiliación (r= -0.29), Sensibilidad Social (r= -0.19) y Empatía (r= -0.16). Por su parte la escala de Feminidad mostró relaciones positivas con Empatía (r= 0.64), Sensibilidad Emocional (r= 0.56), Expresividad Emocional (r= 0.38), Sensibilidad Social (r= 0.28) y Motivación de Afiliación (r= 0.23), y relación negativa con Control Emocional (r= -0.27) y Motivación de Logro (r= -0.18). CORRELACION ENTRE AMBAS ESCALAS Confirmando lo que postula el modelo que le sirve de base, en el sentido que las dimensiones de Masculinidad y de Feminidad son independientes entre sí, las correlaciones obtenidas entre las dos escalas del IRS han sido de –0.02 en la muestra utilizada en su construcción y de 0.06 en la muestra utilizada en su validación. Aspectos por considerar La elaboración del IRS incluyó más criterios de selección final de ítems que otros instrumentos de rol sexual, incluyendo el Inventario de Rol Sexual de Bem (Bem, 1974), el Inventario de Masculinidad - Feminidad de Lara (Lara, 1993) y el Inventario de Androginia de Singapur de Ward (Ward, 2000). Cada uno de los ítems del IRS primero tuvo que ser evaluado independientemente tanto por los hombres como por las mujeres como significativamente más deseable para uno u otro sexo, luego tuvo que mostrar una correlación ítem-puntaje total superior a 0.30,además debió mostrar una auto-adscripción diferencial en ambos sexos y, por último, tal auto-adscripción diferencial tenía que ser en la dirección esperada de acuerdo al criterio de deseabilidad diferencial para cada sexo. Respecto a la confiabilidad, el presente Inventario muestra índices de consistencia interna muysatisfactorios que son equivalentes a los mejores índices informados para instrumentos similares, y además posee una estabilidad temporal muy satisfactoria considerando el intervalo de un año utilizado para el test-retest. Y respecto a la correlación entre ambas dimensiones, las dos escalas del IRS han mostrado ser más independientes entre sí, tal como postula la visión moderna de la masculinidad yla feminidad,que las escalas correspondientes de la mayor parte de los instrumentos equivalentes mencionados. Como limitaciones hayque mencionar que sólo se dispone de datos obtenidos con adolescentes yadultos jóvenes, y en este último caso sólo de nivel universitario, por lo cual se hace muy deseable incluir muestras de adultos de diferentes edades y niveles educacionales, así como obtener datos de otros grupos culturales. También queda por analizar la estructura factorial del IRS así como su relación con medidas de deseabilidad social y con otras dimensiones psicológicas.
  • 31. El Instrumento INVENTARIO DE ROL SEXUAL A continuación aparecen una serie de características personales. Le solicitamos indicar en qué medida cree que se dan en Ud. cada una de estas características, marcando con una X una de las siguientes alternativas: 1. Nunca o casi nunca 2. Rara vez 3. Algunas veces 4. Habitualmente 5. Siempre o casi siempre Por favor asegúrese de contestar todos los ítems Sexo: ( ) Hombre ( ) Mujer Edad: .......años 1 2 3 4 5 Afectuoso(a) Ambicioso(a) Analítico(a) Arriesgado(a) Autosuficiente Aventurero(a) Competitivo(a) Con don de mando Coqueto(a) Decidido(a) Defiende sus ideas Dispuesto(a) a consolar Emotivo(a) Expresivo(a) Firme Individualista Ingenioso(a) Ingenuo(a) Le gustan los niños Líder Llora con facilidad Pasivo(a) Preocupado(a) por los otros
  • 32. Preocupado(a) por su apariencia Romántico(a) Seguro(a) Suave Sutil Tierno(a) Valiente REFERENCIAS Auster, C. & Ohm, S. (2000). Masculinity and femininity in contemporary American society: A reevaluation using the Bem Sex-Role Inventory. Sex Roles, 43, 499-528. Barra, E. (2002a). Psicología de la Sexualidad (2ª Ed.). Concepción: Universidad de Concepción. Barra, E. (2002b). Influencia del sexo y de la tipificación del rol sexual sobre las actitudes hacia la homosexualidad masculina y femenina. Revista Latinoamericana de Psicología, 34, 275 -284. Barra, E. (2002c). Construcción de un Inventario de Rol Sexual en Universitarios Chilenos. Revista Intercontinental de Psicología y Educación, 4, 11-19. Barra, E. (2004).Validación de un Inventario de Rol Sexual construido en Chile. Revista Latinoamericana de Psicología, 36, 97-106. Barra, E. e Ison, M. (2003, Julio). Rol sexual y habilidades sociales en universitarios Argentinos y Chilenos. Trabajo presentado en el XXIX Congreso Interamericano de Psicología, Lima. Barra, E., Cancino, V., Jiménez, P., Lagos, G., Leal, P. y San Martín, J. (2003). Salud y factores psicológicos en estudiantes de Primer Año de Enseñanza Media. Manuscrito no publicado. Departamento de Psicología, Universidad de Concepción. Bem, S. (1974). The measurement of psychological androgyny. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 42, 155-162. Bem, S. (1975). Sex role adaptability: One consequence of psychological androgyny. Journal of Personality and Social Psychology, 31, 634-643. Bem, S. (1981). Gender schema theory: A cognitive account of sex typing. Psychological Review, 88, 354-364. Conway, M. (2000).On sex roles and representations ofemotional experience:Masculinity,femininity, and emotional awareness. Sex Roles, 43, 687-698 Courtenay, W. (2002). Constructions of masculinity and their influence on men’s well -being: A theory of gender and health. Social Science and Medicine, 50, 1385-1401. Cramer, K. & Neyedley, K. (1998). Sex differences in loneliness: The role of masculinity and femininity. Sex Roles, 38, 645-653.
  • 33. De Souza, E. & Hutz, C. (1995). Responses toward sexual stimuli in Brazil as a function of one’s gender role identity and sex. Revista Interamericana de Psicología, 29, 13-21. Harris,A. (1994). Ethnicity as a determinant of sex role identity: A replication study ofitem selection for the Bem Sex Role Inventory. Sex Roles, 31, 241-273. Hoffman, R. (2001). The measurement of masculinity and femininity: Historical perspective and implications for counseling. Journal of Counseling and Development, 79, 472-485. Hoffman, R. & Borders, L. (2001). Twenty-five years after the Bem Sex Role Inventory: A reassessment and new issues regarding classification variability. Measurement and Evaluation in Counseling and Development, 34, 39-55. Holt, Ch. & Ellis, J. (1998). Assessing the current validity of the Bem Sex-Role Inventory. Sex Roles, 38, 929-941. LaFrance, M. & Carmen, B. (1980). The nonverbal display of psychological androgyny. Journal of Personality and Social Psychology, 38, 36-49. Lamke, L. (1982). The impact of sex-role orientation on self-esteem in early adolescence.Child Development, 53, 1530-1535. Lara, M.A. (1993) Inventario de Masculinidad y Femineidad IMAFE. México: El Manual Moderno. Marusic, I. & Bratko, D. (1998).Relations of masculinity and femininity with personality dimensions of the five-factor model. Sex Roles, 38, 29-44. Norlander, T., Erixon A. & Archer, T. (2000). Psychological androgyny and creativity: Dynamics of gender- role and personality trait. Social Behavior and Personality, 28, 423-436. Pedhazur, E. & Tetenbaum, T. (1979) Bem Sex Role Inventory. A theoretical and methodological critique. Journal of Personality and Social Psychology, 37, 996-1016. Shifren, K, Bauserman,R.& Carter, D. (1993).Gender role orientation and physical health:A study among young adults. Sex Roles, 29, 421-432. Spence,J. (1993).Gender- related traits and gender ideology:Evidence for a multifactorial theory. Journal of Personality and Social Psychology, 64, 624-635. Twenge, J. (1997). Changes in masculine and feminine traits over time: A meta-analysis. Sex Roles, 36, 305-325 Ward, C. (2000). Models and measurements of psychological androgyny: A cross-cultural extension of theory and research. Sex Roles, 43, 529-552. Withley, B. (1983). Sex role orientation and self-esteem: A critical meta-analytical review. Journal of Personality and Social Psychology, 44, 765-778. Withley, B. (1987).The relationship ofsex-role orientation to heterosexuals’ attitudes toward homosexuals. Sex Roles, 17, 103-113.