1. LOS CRIMENES DE LA CALLE MORGUE
-COMENTARIO:
KAREN ARTEAGA LOPEZ 11-5
No encuentro la necesidad de negación a los sucesos, menos aun sabiendo que las
personas estamos cada vez más inquietos respecto a todo lo que nos rodea. Sabiendo
esto cabe la posibilidad que una persona sea consciente de la realidad. Tal como lo fue
Dupin, quien poseía una cosmovisión prodigiosa, una mirada que irradiaba perspicacia.
Ilustra perfectamente lo que es un analista e interpreta muy bien el papel de detective. Su
técnica es bastante eficaz dado que consiste en utilizar una mirada superficial y a la vez
penetrante. El sigue con detenimiento el fluir del agua. Cada paso sea grande o pequeño,
ni forte, ni piano, la atención que se le brinda es simplemente media. Al toparse
bruscamente con el mar. Ahí, justo ahí percibimos todo el camino recorrido
probablemente te asombres por la distancia interminable entre el punto de inicio y el de
cierre, algo que por su conclusión parece inconexo.
La calle morgue escenario de aquel sádico evento. Alrededor del cual giraban todas las
voces, toda la atención. Más para resolver aquel misterio fue necesario recorrer paso a
paso aquel lugar y proyectar poco a poco cada escena. El desenlace inhabitual provoca
para el explorador placer y al mismo tiempo lujuria, no es de esperar que el homicida se
comporte de manera bestial y feroz.
Quién diría que no hay que inclinarse tanto a la abstracción pues el vacío puede ser muy
hondo, espacio que pudo habitar un conocimiento. Inquirimos para encontrar una
solución, para llenar un vacío, de la misma forma en que lo hizo Dupin. Es motivo de vedar
que actuemos en contra de las nuestra propia voluntad, de lo que nos pide nuestra
naturaleza. Estamos inmersos en un contexto lleno de incógnitas, cuestiones e
interrogantes. Cada una cuenta con su propio misterio, su fin, su propósito esclarecerlos
puede originar un grado de dificultad mayor que percibirlos.