2. HISTORIA
Sus orígenes se remontan a 1702, cuando según los moradores la Virgen se
apareció ante un campesino tallada en una piedra, sobre la que se edificó
toda una leyenda, una parroquia y una aldea.
Y es que la piedra siempre ha estado ligada con los baricharas o
"patiamarillos", considerados los mejores talladores de Colombia y de
Latinoamérica.
Barichara o "lugar para el descanso" en el dialecto de los guanes, pueblo
indígena que habitaba la región, se mantiene como un enclave colonial que
en los últimos años emprendió una estrategia para custodiar con celo sus
tradiciones culturales y económicas.
3. UBICACIÓN
Barichara se alza en la meseta más seca de Colombia como un premio, al
final de un sinuoso viaje que desde Bogotá toma al menos siete horas,
sensación que ha calado entre los visitantes al punto de haber convertido el
turismo en la principal actividad económica del pueblo.
4. OFERTA HOTELERA Y TURISMO
El pueblo cuenta ya con una oferta hotelera de 323 habitaciones y 747
camas en diferentes opciones de hospedaje que van desde casas
campestres a hoteles "boutique" y hostales para mochileros, acompañada
de "cada vez más restaurantes, que era el punto débil de Barichara", según
Plata.
Entre los atractivos arquitectónicos se encuentran el Parque de las Artes
Jorge Delgado Sierra, la plaza principal, las capillas de Jesús, de Santa
Bárbara, de La Inmaculada, el mirador y el Monumento a la Hormiga
Culona.
5. EXPERIENCIAS ÚNICAS
Desde Barichara, donde los tonos ocre de la Catedral de la Inmaculada
Concepción le imprimen un sello único al parque principal de este
municipio, fundado en 1705, basta viajar media hora por carretera hacia el
sur para llegar a San Gil, el destino de deportes de aventura más importante
de Colombia. Allí se pueden vivir emociones intensas al practicar
parapente, rafting, rappel y otras actividades.
La tranquilidad de las calles llega hasta un mirador de ensueño que expresa
a la mejor manera de un artista, la belleza del paisaje
santandereano. Barichara, monumento nacional, está poblada por discretas
tiendas artesanales, hoteles boutique, iglesias cargadas de historias y
personas que narran los buenos tiempos del pueblo.