1. Las cuatro R's de la memoria
Aprender consiste en depositar en nuestra memoria información y procedimientos que
puedan ser recordados y reutillzados cuando lo deseemos.
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Registrar. La primera vez que oyes hablar de algo, o lees acerca de un tema, estás
registrando algo nuevo. Mientras mejor sea ese registro, mayores serán las posibilidades
de que algo se quede bien grabado en tu memoria.
Puedes mejorar tu registro si te encuentras tranquilo y relajado. Si no estás rodeado de
multitud de estímulos que puedan distraerte. Si has dormido bien, haces ejercicio y tu
estado de salud es bueno. Y por supuesto, si prestas atención. No basta "suficiente
atención": necesitas prestar "atención extraordinaria".
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Retener. La retención es la etapa en la que haces un esfuerzo deliberado para memorizar
algo. En lugar de permitir que las cosas nos entren por un oído yu nos salgan por otro,
debemos hacer un esfuerzo por retener la información. Y no te engañes: es difícil. Las
tareas mentales son más arduas que la mayoría de las tareas físicas.
Para pensar en algo, nuestro cerebro necesita apoyarse en algo que ya conoce. Busca las
similitudes entre las información que intentas retener. Aquí te explicamos cómo puedes
aplicar las similitudes para mejorar tu retención y las posibilidades de crear "surcos" en
tu memoria.
Nuestro cerebro evolucionó para hacerle mucho caso a nuestro sentido de la vista.
Puedes mejorar tu registro de la información y de los temas de estudio si logras
visualizarlos. Los mapas mentales no sólo te ayudan a visualizar, sino que al elaborarlos
te obligas a pensar en el tema y a tener una idea más clara y ordenada del mismo.
También puedes pensar en imágenes llamativas o extravagantes que te ayuden a reforzar
algunos detalles de tu registro. La mayoría de nuestras memorias son memorias
visuales. ¿Crees que tienes una mala memoria? Apuesto a que puedes recordar
perfectamente la disposición de las habitaciones y pasillos no sólo de tu propia casa,
sino de otras casas de parientes, de tus escuelas, e inclusive de los edificios o lugares
que has visitado apenas unas cuantas veces. Nuestra memoria visual y espacial es
estupenda.
También es importante que reescribas con tus propias palabras la información que estás
intentando retener. El mero hecho de que tu cerebro se ocupe en pensar en la
información y que escribir sea una tarea física colabora para afianzar tu memoria.
Divide el material que deseas estudiar en temas y subtemas que te permitan avanzar tu
estudio por bloques. Nuestro cerebro prefiere trabajar en informaciones no muy
extensas, que después puede unir con facilidad. Es más fácil estudiar en un buen mapa
mental, o por lo menos con un buen cuadro sinóptico, que en decenas de páginas de
prosa corrida.
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2. Repetir. Acabo de emplear la palabra "zurco" para referirme a los nuevos enlaces
neuronales que construye el cerebro cuando aprendes. Vale la pena emplearla también
porque nos da una idea del esfuerzo reiterado que se necesita como para cavar un zurco.
La repetición es clave para la memorización.
No está mal repetirte las cosas en voz alta, pero hay métodos más eficaces que eso.
Además de leer y releer, toma apuntes, escribe y reescribe, con tus propias palabras, la
información que deseas memorizar. Puedes crear fichas, es decir, apuntar en tarjetas de
tamaño media carta o cualquier otro, la información que te parezca más relevante y que
te ayude, cuando la sumas a lo que ya tienes en tu cerebro, a formular el contenido de la
información que deseas memorizar.
Conviene que hagas pausas durante tu estudio, cada unos 15 minutos o así, porque la
capacidad de atención que puedes prestar a un solo asunto se va degradando conforme
pasa el tiempo. Planea bien tu sesión de estudios considerando la famosa curva de
Ebbinghaus y las pausas que te permiten sacarle el mayor provecho a tus horas de
estudio.
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Recordar. De poco te sirve estudiar si no practicas también el recordar. Cada sesión de
estudio debe estar acompañada de una buena práctica de lo más importante: recordar.
Puedes formularte pregutas que te imaginas que podrían venir en un examen. Intenta
primero con un examen ficticio y por escrito. Responde con tus propias palabras, y si es
necesario revisa de nuevo tus apuntes, tus notas y los libros, para repasar los huecos y
las dudas que te vayas encontrando. Después practica con un examen oral, intentando
responder en voz alta a las preguntas que te parezcan más relevantes para el material
que acabas de estudiar.