El documento proporciona información sobre eventos conmemorativos del Día de las Personas Sin Hogar en Zaragoza y Teruel, España. En Zaragoza se llevará a cabo una jornada el 20 de noviembre con charlas y actividades. En Teruel, el 23 de noviembre habrá una charla sobre la campaña "Su historia es parte de la nuestra". También incluye un manifiesto que describe la situación de las personas sin hogar y cómo la crisis económica ha empeorado su situación.
1. ZARAGOZA
20 de noviembre, Jornada conmemorativa del día de las personas sin hogar. Con
el lema “Lloviendo sobre mojado”, organizada por la Coordinadora de centros y
servicios para personas sin hogar de la ciudad de ciudad de Zaragoza (en la que
participan Cáritas. Parroquia El Carmen. Hijas de San Vicente de Paúl. Cruz Roja
Española y Fundación La Caridad). Se desarrollará de 9:30 a 14:00 h. y de 16:30 a
20:00 h., en el salón de Actos del CMU Virgen del Carmen (Albareda, 23)
TERUEL
23 de noviembre: Charla-coloquio de presentación de la campaña “Su historia es
parte de la nuestra. Todos contamos”, por Sonia Olea de Cáritas Española, a las 19:30
h, en el Servicio Cultural CAI.
Esa misma semana se inserta en la hoja diocesana de Teruel, el boletín mensual de
Cáritas “Puertas abiertas” que contiene información sobre la campaña sin techo. Para
intentar que la información general que aparezca complemente, y no duplique, la del
boletín, hablamos la semana pasada con Gregorio Muñío. Te envío los archivos que le
hemos remitido.
2. MANIFIESTO elaborado por la Coordinadora de centros y servicios para personas sin
hogar de la ciudad de ciudad de Zaragoza
“LLOVIENDO SOBRE MOJADO”
Al acabar Noviembre, celebramos el día de los sin techo con el objetivo de, al menos
un día al año, situar a las personas que están sin hogar en primera línea , enfocándoles para
dejar constancia de que existen, de que siguen existiendo más bien, y de que, como personas,
únicas e irrepetibles, deberían poder ejercer sus derechos y deberes, sus cualidades y sus
miedos; sus alegrías y sus cansancios; sus luces y sus sombras. Pasar de sobrevivir, malvivir,
subsistir, resistir, ... a VIVIR
Con más motivo este año de la crisis global cuyas repercusiones inciden, antes que a
nadie, a los más vulnerables, a los más indefensos…
La jornada de mañana, que se celebrará a nivel nacional este próximo domingo 22,
pretende ser informativa, reivindicativa y lúdica, también.
Pero… ¿quiénes son las personas sin hogar? … son aquellas que viven, literalmente, en
la calle, en soportales, parques, marquesinas, cajeros automáticos…; o los que se ven en la
obligación de utilizar recursos de urgencia para pernoctar, comer, etc pasando el resto del día
en un espacio público; o residen en centros de acogida temporales para personas sin hogar,
para mujeres, inmigrantes…; o “de prestado”…
Son personas que, al no residir legal ni establemente en un domicilio carecen de
derechos que todas las personas residentes legalmente en una ciudad, tenemos. Son
ciudadanos, porque habitan las ciudades, pero no lo son desde la perspectiva del acceso a los
derechos de ciudadanía. Incluso los Servicios Sociales, a quienes representamos en esta
Coordinadora local de Zaragoza, son especiales para ellos, son recursos diferentes a los que,
por supuesto, también tienen acceso el resto de las personas. Perdiendo la residencia, por
ejemplo, se trunca el derecho a percibir rentas mínimas de inserción, que son el último asidero
económico.
Las personas que están sin hogar tienen una red de recursos específicos y
especializados. Cuando una persona esta residiendo en su vivienda, empadronado, puede
acudir a su centro de servicios sociales comunitarios de referencia. Cuando pierde la condición
de residente, pasa a la última red, en la que aspectos como el tiempo (solo puede contar con
un número de días cada cierto tiempo), los horarios de los comedores sociales, o el número de
plazas disponibles, o la mendicidad, “buscarse la vida”… se transforman en fundamentales,
convirtiéndose las subsistencia en el objetivo vital al que dedicar todas las energías.
Personas que, aunque las asociemos solamente a la falta de hogar, de vivienda, han
sufrido hasta cuatro veces más que cualquiera de nosotros episodios estresantes del tipo
malos tratos, muerte de la madre, separación o divorcio de la pareja, pérdida de empleo,
soledad, abandono, adicciones, pérdida de vivienda, desempleo, ….
Uno de los efectos de la crisis económica mundial ha sido el emerger de las situaciones
de personas sin hogar. De pronto, parece una situación a la que pueden llegar tu hermano, tu
3. primo, tu vecino, o tu mismo… que, a causa del desempleo, no puedes afrontar tus pagos,
puedes ser desahuciado y ¡zas!, la calle.
¡Ya no está tan lejos!, ¡ya no son tan extraños!, ¡podría tocarnos a cualquiera!.... que
son afirmaciones que siempre hemos dicho pero, quizá, con la “boca pequeña” y, de repente,
se convierten en factibles….
Mayoritariamente hombres (más del 89%), de menos de 30 años (el 40%), con estudios
básicos (41%), con más de tres años sin alojamiento propio (37,5%); que ha trabajado, sobre
todo en construcción y hostelería; la mitad españoles; con más de un año en la calle (62%),
enfermos un 46%... (datos del recuento de personas sin hogar en Madrid y Barcelona de 2008)
A los que la crisis ha “tapado las salidas” puesto que, aunque acostumbrados a
sobrevivir en crisis (económica, residencial, social, de empleo…) la nueva coyuntura dificulta,
más si cabe, su acceso a una vivienda, a un empleo, a una estabilidad….
Sin duda sería más fácil, para las personas sin hogar y para todas aquellas personas en
situación de exclusión social, si el derecho a una vivienda digna, reconocido en la Constitución,
fuera un derecho real y exigible, como lo es en el País Vasco, por ejemplo, si en lugar de rentas
mínimas sujetas a empadronamiento mínimo existiera una garantía de ingresos mínimos para
situaciones de necesidad, si la actividad (y el empleo para aquellos que puedan realizar un
trabajo) estuviera contemplado como un derecho que diera opción a cumplir con la
obligación… si, en definitiva, fuéramos capaces de situar el bienestar de todos y cada uno, de
las personas, por encima del bien económico.
Mientras tanto, crisis como la actual vendrán a complicar, más si cabe, la situación de
aquellos que ya estaban en el margen sobre los que sigue “Lloviendo sobre mojado”