1. Crónicas de la ínsula
La IEEPO tragicómica
Cuauhtémoc Blas.
“Totopo, camarón y queso, ganaremos la congreso”, reza un eslogan cuasi en broma del magisterio y sus grupos en
busca de ganar el Congreso General o Asamblea donde eligen a su jerarquía seccional. Sin embargo, estas bromas
reflejan una patética realidad, la indigencia de un magisterio devenido en simple grupo de presión y de poder que
subordina groseramente a las autoridades del IEEPO y de todo el gobierno.
También a manera de broma circulan anécdotas de profesores idiotas como el “maestro Cha” o el “maestro Fan”,
uno que aconsejaba estupideces y otro que no dominaba el español y de similar catadura. El primero no sabía definir
que era lógica, por lo tanto la ilustraba así a sus alumnos: “Lógica es que muera papá y mamá y yo me quede con la
casa”. Fan, por su parte, reconvenía a los niños rijosos diciéndoles “no se pelian, niños, no se pelian”, o apuntaba en
el pizarrón diciendo “Un millón, dos millón, tres millón”.
Persiste esta dolorosa realidad en la geografía estatal, pues la lucha dizque democrática no es para elevar la calidad
educativa del pueblo de Oaxaca, como está más que confirmado en estos 30 años de “lucha magisterial”. Esta lucha
es por el control de poder sindical que de entrada deja enormes dividendos a los dirigentes. Sólo un botón de
muestra: por cada cheque pagado a cada uno de los más de 70 mil trabajadores de la educación, los jerarcas de la
sección 22 reciben del banco un estímulo monetario.
Una hipótesis de un libro que publicamos en 2007 es que quienes han ejercido el poder en el gobierno de Oaxaca se
han dedicado a dominar sin desarrollar. Así como no hace falta decir mucho para probar que el magisterio ha
destruido la educación de generaciones de oaxaqueños, tampoco hace falta decir mucho para hacer lo mismo con el
legado de lo ex gobernadores: Oaxaca está en ruinas y cada vez peor. En dicho libro sí explicamos un poco más
esto.
Las decisiones de los gobernantes se han tomado en función de intereses personales y de grupo. En estos días se
discute una ley que prohíbe a gobernadores interinos volver a ocupar el cargo. Ley que en las postrimerías del
gobierno de Heladio Ramírez fue impuesta para cerrarle el paso evidentemente a quien como gobernador interino le
entregara el gobierno en 1986: Jesús Martínez Álvarez. El revuelo es porque este último ha vuelto a Oaxaca nada
menos que como secretario general de gobierno. Y porque la hija de Aldeco Reyes, mozo de estoques de Martínez,
propuso arreglar esa ley paras beneficio de Jesús.
Heladio tenía claro que su poder terminaba a su partida, pues Diódoro Carrasco si bien llegaba con su venía no era
su subordinado, arreglos nacionales abrieron paso al famoso “Juniorcique” (junior hijo de cacique, Porfirio Muñoz
Ledo dixit). Hoy Diódoro es distinguido panista prohombre de Josefina Vásquez Mota. Aun resuena en el Centro de
Convenciones el solitario grito de “muera Dióroro” cuando lo anunciaron como acompañante de la señora en su más
reciente visita. ¿De verdad cree que es aclamado por la gente de Oaxaca y ganara por mayoría la Senaduría? Ya
queremos verlo en la zona de los Loxichas.
Con esa visión clara de que su virreinato había acabado, Heladio dejó esa ley que cerraba el paso al abanderado de
sus adversarios. Además de dejar fortalecido a sus peones jefes de grupos y gavillas políticas regionales: la COCEI
en el Istmo, la UGOCEP en Tuxtepec, Beto Pazos en la Mixteca, entre los más importantes. Pero dejó algo más
duro: una fortalecida sección 22 con un poder enorme. Del libro mencionado tomamos una cita, “Oaxaca ínsula de
rezagos. Crítica a su gobiernos de razón y de costumbre”:
“El 23 de mayo de 1992 Heladio Ramírez López emitió el decreto de creación del Instituto Estatal de Educación
Pública de Oaxaca (IEEPO), junto a esto y para que el magisterio oaxaqueño inconforme con la llamada
descentralización de la educación lo permitiera, entregó varios espacios de poder institucional a los dirigentes del
magisterio democrático oaxaqueño, al incluirlos en la estructura de la administración pública educativa de Oaxaca.
“Los sindicalistas se volvieron patrón y empleados al mismo tiempo. Todos los puestos de control, evaluación y
vigilancia quedaron en manos de los sindicalizados: inspectores y supervisores. Ellos mismos se habrían de vigilar.
“Entre los puestos entregados al sindicato destacan: la Dirección de Educación Primaria y la de Educación Indígena,
además de jefaturas de departamento y de oficina. Controla así el sindicato buena parte de la administración, de tal
manera que sus procesos de control gremial, donde las promociones y ascensos se dan en función de la participación
sindical, marchas y plantones, y no basados en la capacitación y superación académica, afectan severamente la
calidad educativa. (pag.45).
La descomposición que con lo anterior se iniciaba no ha dejado de hundir al sector educativo, cada vez vemos
peores manifestaciones. Y si es largo hablar de estos temas, al menos nos ocuparemos del escándalo más reciente
donde no pocos comunicadores hemos resbalado. El pleito entre Timoteo Agustín Chávez Aquino, director de
Proyectos Educativos del IEEPO y Miriam Elena Velasco Velasco, responsable de área en esa dirección. Vaya una
solicitud de disculpa por la ligereza con que tratamos este tema hace un par de domingos.
Puestos a investigar un poco saltan un par de incontrovertibles debilidades por parte de Miriam, quien mostrando
similitud con los profesores “Cha” y “Fan” ofende el buen gusto, exhibe al magisterio de nuevo al poner sobre ella
un tendedero de pantaletas y sostenes dizque como medida de protesta. Pero las debilidades de que hablamos son
otras. Miriam acusa a Timoteo de acoso sexual y en sus primeras declaraciones en radio y en este mismo diario dijo
que tenía mensajes de texto en ese sentido enviados a su celular por Timoteo. Quien escribe le pidió a ella que las
mostrara y sin inmutarse dijo que no, que no tenía mensajes sino grabaciones. Obra en nuestro poder también
documentos oficiales de la Institución donde se confirma que no son cinco, como ella dice, sino apenas dos años de
ser empleada de base. Sobre bases de mentiras no se sustenta la justicia. Y las autoridades deben juzgar con hechos
más que con escándalos.
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