1. ¿LAS FIESTA DE QUIEN?
Abraham Cruz García.
Las razones de la sinrazón. Un padrino ad
doc, para los quince años de la hija del líder de la
Sección XXII. El zócalo capitalino (en plena fiesta),
atiborrado de casas de campaña, multicolores,
proporcional a la policromía que guarda la inigualable
belleza oaxaqueña en estos días de julio; una expresión máxima de que el poder caciquil de unos cuántos está
por encima de la ley y del sentir de un pueblo que no puede mostrarse al mundo. Contradicciones variopintas
que pocos entienden dado que a unos se apapacha y a otros se les trata con el tolete.
Desde la conquista, Oaxaca, fue territorio para la ocupación y servidumbre de aquellos. Floreció la
hacienda, la esclavitud; reducto de esa ignominia e imposición colonial es la monumental arquitectura del Centro
Histórico que llama la atención de propios y extraños, construcciones que asombran a cualquiera; junto a esa
majestuosidad, están los usos, costumbres y tradiciones de un pueblo que se niega a morir; hoy por hoy, su
folklor es el gran negocio, pero también, tratado vivo de la secular resistencia indígena que lucha contra la
opresión y aplastamiento de sus derechos, intermitentemente, conculcados por los poderes económico y político.
Lo inaudito e inconcebible, ningún dinero de esa gran verbena va a para al rescate de las lenguas indígenas están
a punto de desaparecer; nada para sacar de la indigencia al paria que se le sigue usando como carne de cañón en
los graves conflictos agrarios que ominosamente desatiende el Estado. En poco tiempo, la globalización habrá
engullido lo poco que queda de la gran fiesta de las comunidades rurales de Oaxaca.
Lo que antaño se concibió como un espacio para la solidaridad, la unidad y fraternidad de pueblos,
Guelaguetza, ha perdido su esencia, cayó bajo el control de uno cuántos de los herederos de aquellos. Sirve para
lucir al personaje más importante en turno, para traer a los amigos tanto de la farándula como de la política; se
ha convertido en un escenario pletórico de luz donde el dinero y las componendas con los grandes consorcios de
las vendimias, sirven de marco para inmolar a las huestes delegacionales.
Ya nada es igual, los dizque defensores de la educación –como
hace 30 años- vienen siendo los grandes ganones de las fiestas de julio,
aprendieron a llenar sus redes en esta temporada, chantajeando y
haciendo manita de cuche, al responsable del erario; otro tanto hace la
mafia que regentea los boletos de los Lunes del Cerro, con maestría
aplican lo de: “a río revuelto…ganancia de pescadores”, todo bajo la
serena mirada del gran tatamandón, que también sabe actuar en la
turbulencia, cuando abiertamente, -vía compadrazgo-, se alía al enemigo, sin poder sacar raja. Porque, vaya
desilusión, después de que de palacio se anunció que no iba a ver boicot, ni plantones. Que los triquis ya habían
quedado fuera de la vista de las cámaras y que el mero mero de la Sección XXI, iba a cerrar lazos de afinidad con
el primer espectador de la máxima fiesta de los oaxaqueños, resultó que el pronóstico del equipo de asesores y
logística falló. Porque de todos modos el plantón y el boicot –de quienes luchan por la educación del pueblo-
hacen gala en las horas que apremia dar una imagen impecable ante el mundo. La gente ve con recelo lo que
pasa en los fríos corrillos de palacio, donde hace ecos aquello de que: “no tiene la culpa el indio, sino quien lo
hace su compadre”. abrahamoax@hotmail.com