Otras de las causas por las cuales la familia está en crisis, es por la falta de dialogo, se ha roto las comunicaciones, se han creado barreras insalvables.
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Serie Renueva tu vida familiar
Seminario 2: HABLEMOS
Por Alexander Dorado Albán
Otras de las causas por las cuales la familia está en crisis, es por la falta de dialogo, se ha
roto las comunicaciones, se han creado barreras insalvables.
La biblia nos pinta unos cuadros, que no están muy lejanos a la realidad que se vive en
las familias actuales:
“Dolor es para su padre el hijo necio, y gotera continua las contiendas de la
mujer.” (Proverbios 19:13) Vivir con un hijo necio, y tener una “loca” por esposa.
(Que tragedia)
“Hay generación que maldice a su padre, y a su madre ni bendice.” (Proverbios
30:11) Estas son las nuevas generaciones que se están levantando, ya no solo hay
una brecha generacional sino un repudio o aborrecimiento a los padres.
“el hermano ofendido es más tenaz, que una ciudad fuerte, las pugnas y las
contiendas de los hermanos son cerrojos de alcázar.” (Proverbios 18:19)
Lo grave de esto, es que los problemas se resuelven hablando, y si se ha roto la
comunicación, en vez de resolverse, se enredan mas, se hace más difícil o compleja la
situación.
Pero que es lo que encontramos hoy en las familia, ¿Cuál es la actitud de las personas?
“No quiero hablar con esa persona” “no quiero que toquemos este tema”, “dejemos eso
así”, “no vale la pena volver sobre asunto” “de que sirve hablar, si seguimos en lo
mismo”
“Si tu hermano tiene algo contra ti, ve y ponte de acuerdo con tu hermano” (Ni siquiera
dice, si tienes tu algo contra tu hermano) (Mateo 5:23)
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Esto es algo propio de la inmadurez de las personas, recuerdo que cuando éramos
niños, discutíamos entre hermanos, y lo primero que hacíamos era romper la
comunicación, nos dejábamos de hablar, viviendo en la misma casa y comiendo en la
misma mesa. Era el orgullo lo que prevalecía.
Nunca olvido, que el regalo que me dio mi hermano de grado de bachiller, fue que me
extendió su mano en señal de reconciliación, llevábamos como un año sin hablarnos.
Esta es una de las grandes contradicciones de los cristianos, ¿como dice amar a Dios a
quien no ve y no ama al hermano a quien ve? “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece
a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto,
no puede amar a Dios a quien no ha visto. (1 Juan 4:20)
Uno de los problemas, es que guardamos ira en nuestro corazón, y un día la liberamos,
diciendo cosas que nunca debimos decir, que hieren, zahieren a los demás, recordemos
que, “de la abundancia del corazón habla la boca.” (Mateo 12:34b) Es mejor
desocuparse de la ira, para no llenarse de amargura. La última gota es el detonante.
La gente se hace promesa de “nunca más volverse a hablar”, ¿acaso esto es de Dios?
Como la promesa que se hizo Esaú, ofendido con Jacob, se prometió y juró, que un día
cobraría con la sangre de Jacob, lo que este le hizo.
Uno de los cuadros más conmovedores de la Biblia, es cuando Jacob regresa a casa, a
riesgo que se encontraría con Esaú; quien al ver que él se aproximaba, salió a su
encuentro, para cumplir su cometido.
Lo que no se esperaba, era encontrarse con unos niños; cuando Esaú, preguntó a Jacob,
¿Quiénes eran esos niños? Él le dijo: “son tus sobrinos” Allí se rompió ese odio y se dio
la reconciliación. No le dijo son mis hijos, sino tus sobrinos.
Hay padres que cometen el error de transmitir a sus hijos los odios que ellos traen con
sus hermanos. Los primos heredan los conflictos y las peleas de sus padres y tíos, sin
entender ellos que está pasando. No podemos seguir legando la herencia de Caín.
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Nuestro Señor resumió toda la ley y los profetas en dos mandamientos, “amarás al
Señor…y al prójimo como a ti mismo.” Hay tres niveles de amor que debemos cultivar,
el amor a Dios, a si mismo, y al prójimo. Comenzando por el prójimo más cercano
próximo, que es su pariente, hermano, vecino.
Uno de los reclamos que nuestra familia nos hace, “luz de la calle, oscuridad de la casa.”
Una vez yo entendí, que para ganarme a mi mama, no debía actuar como líder con ella,
sino como su hijo, y partir de honrarla, comencé a ganarla para el Señor.
Otro de los problemas que se dan cuando hay conflictos, es que se involucran a
terceros, y así nacen los chismes, los rumores. En lugar de ir a hablar con el ofendido o
el ofensor, quees lo que dice la Biblia, comienza a contarles el cuento a personas que no
tienen que ver con el asunto. ¿Para qué tercerizar?
Cuantas veces ha sucedido, que luego terminan arreglándose los que habían tenido el
conflicto, en cambios, aquellos que involucraron, quedan afectados y se rompen las
relaciones.
Obviamente, lo que recomendamos, y que es lo aconsejable, antes de ir a hablar con la
persona, primero hable con Dios, desahogue su corazón, desocupe toda su ira, enojo,
enfado, molestia; llénese del Espíritu (Gálatas 5:22-23), y luego si, vaya y hable con la
persona.
Pero no vaya en plan de hacer reclamos, o presentar quejas, ni de volver sobre el
asunto; vaya en plan de pedir perdón, perdonar, de reconciliarse, de hacer la paz. “En
cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres…dejad lugar a la ira
de Dios.” (Romanos 12:18-19)
Si en algo debemos imitar a Jesús, es en el espíritu perdonador, quien aun estando en la
cruz, oraba al Padre, pidiendo, “perdónalos, no saben lo que hacen,” “no les tengas en
cuenta este pecado.” Solo el amor cubre multitud de faltas, y cuando estamos llenos de
Dios, estamos llenos de amor. Perdonar es liberador.
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Para mejorar la comunicación, debemos tener en cuenta, que el daño que hace la
actitud reactiva, somos muy reaccionarios, y damos respuestas cargadas de tensión. No
es solo que se dice, sino como se dice.
1. Las respuestas groseras, “¿Queeeee?”, “¿Que quiere?” Se siente en el tono de la
voz el disgusto o la molestia. Recordemos, “la blanda respuesta quita la ira, mas
la palabra áspera hace subir el furor.”
2. Las exageraciones, el caso de la amiga que le dice al esposo, me voy a morir, y el
esposo que sufre de problemas nerviosos, terminó en la clínica de reposo.
3. Las acusaciones personales, cuántas veces señalamos, juzgamos, sin habernos
cerciorado de la información antes de emitir un juicio; y esto sucede porque
estamos prevenidos.
4. Las generalizaciones, usar de manera continua, los “siempre”, o los “nunca”. Es
que usted siempre es así… usted nunca me presta atención…
5. Las comparaciones, que siempre resultan ser molestan. Se mencionan relaciones
anteriores (entre los esposos) se compara a la esposa con la madre; a los hijos
entre ellos, o con hijos de otras familias.
6. Los ultimátum, “hasta aquí llegamos con esto” perdemos de vista, que es Dios
quien tiene la última palabra. Que en un momento de ira, arrastrados por un
impuso no podemos tirar todo por la borda.
7. Los berrinches o pataletas, y esto a veces viene tanto de padres como de hijos.
Por todo arman un escándalo, todo lo vuelven una tragedia. Y todo esto va
generando cansancio.
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Otro es error es victimizarse, dejarse llevar por la susceptibilidad. Una de las frecuentes
quejas que presentan tanto padres como hijos, es “yo no existo para ellos.”, “no me
tienen en cuenta para nada.” “No les importo, prefieren estar con sus amigos, con su
PC, el TV, o cualquier otra cosa, que conmigo.”
El error de involucrar a los hijos en conversaciones de adultos, o lo que resulta peor,
contarles a los hijos los problemas, cuánto más, si son niños, incluso adolescentes.
Si queremos mejorar el dialogo familiar debemos evitar:
Los “monos” de la comunicación:
Monotemático
Monosílabo
Monólogo
Monótono
De otra parte, hay unas conductas que resultan tóxicas en todo proceso de
comunicación:
El silencio, (como una actitud de protesta o enfado)
El encierro, (como una expresión de aislamiento físico y emocional)
La desunión, (promover las divisiones)
Hay un caso en la Biblia que nos muestra una situación de conflicto, que la ocasionó,
que desarrollo tuvo, como se manejó y el desenlace final que tuvo. A este episodio, lo
llamamos, “el reto de formar un hijo de excelencia.” (Lucas 2:41-52)
“Se quedó solo sin que lo supieran sus padres” (Vers. 43) No consultó ni pidió
permiso.
Los padres dieron por hecho, asumieron que él estaba entre la compañía. (Vers.
44) La responsabilidad de la crianza, cuidado, formación de los hijos, sustento, es
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indelegable por parte de los padres. ¿Sabe usted dónde, con quien y que están
haciendo sus hijos en este momento?
Tres días buscándolo, en medio de la angustia y el desespero (Vers. 45) Esta fue la
consecuencia de un descuido de parte de los padres.
Finalmente, le hallaron en el templo (Vers. 46-47) Donde el niño demostraba sus
capacidades e inteligencia extraordinaria, así como el manejo de las escrituras
ante los doctores de la ley.
“Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: “Hijo, ¿Por qué nos has
hecho así? Tu padre y yo te hemos buscado con angustia.” (Vers. 48) En este
párrafo se encierra profundas enseñanzas de la sicología humana:
o No lo llama por su nombre, sino le dice, “Hijo”, resaltando el vínculo de ella
como madre y su derecho a amonestarlo; además de dejar constancia que
nadie más, lo ama como ella.
o El “Porque” es una típica expresión de una madre, que centra su atención
en ella y no en que ha pasado con su hijo.
o Le recuerda, que como padres, (así sean terrenales) tienen la
responsabilidad ante Dios por él.
Entonces les dijo: “Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi
Padre me es necesario estar? (Vers. 49)
o Esta es una respuesta insolente, además no es lo que ella le está
preguntando
o A pesar de su sorprendente inteligencia espiritual y brillantez intelectual,
demuestra con su respuesta que tiene la inteligencia emocional y madurez
de un niño de 12 años
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o Además, como niño no está en capacidad de atender los negocios de su
padre (sea hombre o Dios)
o A los hijos, sea por el inmenso amor que les tenemos, o por sus
sorprendentes dotes y talentos, no por eso, nos podemos dejar manipular o
manejar de ellos.
o Pablo lo enseñó: “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como
niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de
niño. (1 Corintios 13-11)
“Mas ellos no entendieron las palabras que él les habló.” (Vers. 50) No solo fue el
sentido espiritual y esencia de lo que él dijo; en este momento y contexto, les
resultó extraña esa respuesta, que no encajaba con lo ellos esperaban de él, tanto
en sus palabras como en sus acciones.
“Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre
guardaba todas estas cosas en su corazón.” (Vers. 51)
o Podría ser el Hijo del Dios viviente, pero fue el mismo, quien encargó a
estos padres la crianza, educación y formación de su Hijo.
o Es responsabilidad y el reto de los padres, formar hijos de excelencia.
“Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere
del esclavo, aunque es señor de todo; sino que está bajo tutores y
curadores hasta el tiempo señalado por el padre.” (Gálatas 4:1-2)
“Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los
hombres.” (Lucas 2:52) Jesús continuó con su proceso de formación, hasta que
alcanzó su madurez, física, emocional y espiritual; bajo el cuidado y
acompañamiento de sus padres.
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GUIA PARA UNA COMUNICACIÓN EFICAZ EN FAMILIA.
12 Reglas para mejorar nuestra comunicación en familia:
1. Aprender a escuchar, “el que responde antes de oír le es fatuidad y oprobio.”
(Proverbios 28:13)
2. Prestar atención cuando le hablan, (ahora con el tema del celular, que ya nadie
atiende) “Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de
tu madre” (Proverbios 1:8)
3. Pensar antes de responder, (Proverbios 15:28)
4. Cambiar las palabras rudas, toscas, por dulces y suaves (Proverbios 16:24)
5. Dar consejos no críticas, (Proverbios 3:21-26)
6. Haga del silencio un aliado, no lo use como protesta, sino que aprenda a callar
cuando sea necesario (Proverbios 17:27-28)
7. Hablar y andar siempre con la verdad (Proverbios 12:22), (Efesios 4:25)
8. No ventilar los problemas de la familia, (Proverbios 17:9) el que a todo el mundo
le cuenta lo que pasa en casa, o con una persona.
9. Dar importancia, y en algunos casos, sentido de urgencia al dialogo familiar. Hay
que priorizar el tiempo en familia, el tiempo de hablar en familia (Eclesiastés 3:1)
10.Elegir momentos oportunos para el dialogo familiar y para tratar algunos temas
específicos. Discernir cuando es conveniente hablar sobre unos temas específicos
y cuando no. (1 Corintios 6:12)
11.Hacer de la oración y del estudio de la Palabra de Dios, un habito para mejorar el
dialogo familiar (Mateo 18:19)
12.En algunos casos, cuente con un mediador, orientador o guía espiritual (1
Corintios 3:10) (Hebreos 13:7,17)