Por sus características podemos decir que existen dos tipos de prefijos: los prefijos propiamente dichos y los prefijoides. Estos últimos poseen un carácter parecido al de los prefijos, aunque con algunas diferencias: Poseen un significado léxico, porque son, en realidad, sustantivos que provienen de lexemas latinos, griegos o extranjeros, no de preposiciones. Forman series no de palabras derivadas, sino de palabras compuestas: aeropuerto, aeroflota, aerotransportado, aeromoza. Pueden aparecer al principio o al final de las palabras: filo–soviético/biblió–filo; grafo–manía/repro–grafía; fago–citar/aeró–fago. En cuanto a su posición, algunos prefijos pueden superponerse a palabras derivadas formadas con otros prefijos: redescubrir; otros se sitúan delante del lexema directamente. En cuanto a su origen, la mayoría provienten del latín y otros del griego, a veces incluso a través del latín. Muchas palabras griegas fueron traducidas al latín copiando prefijos griegos con otros latinos: metamorfosis>transformatio, de donde surge la española transformación.