1. Ser, haber, existir
TIEMPO RECOBRADO
El acto de existir es puramente
aleatorio y contingente puesto que venimos al
ESCRIBE Heidegger que «el ente que mundo por un cúmulo de factores puramente
somos en cada caso nosotros mismos es casuales. El haber es, hasta cierto punto, el
ontológicamente lo más lejano». Lo que yo producto de una elección. Ejerzo de periodista
interpreto como la dolorosa cercanía de nuestra porque he querido y he podido. Pero la
existencia y la dificultad de entender lo que pregunta más difícil de responder es
somos, es decir, nuestra esencia. qué soy, ya que podría haber desempeñado
otro oficio y haber tenido otra personalidad.
Podríamos decir, y ésta es mi
experiencia , que durante toda la vida Ello es perfectamente posible pero
intentamos averiguar lo que somos, pero nunca inimaginable. Todos los lectores de este
lo conseguimos. Buscamos quimeras que no periódico podrían haber tenido un pasado
colman jamás nuestros deseos y, de repente, totalmente distinto y estar en otro lugar del que
descubrimos que la felicidad es escuchar cómo ahora están, pero la idea es tan virtual como la
gime el viento a través de la grieta de una existencia de los unicornios o las sirenas,
ventana. El principal enemigo para que simples posibilidades jamás materializadas.
podamos ser felices es la propia idea
que tenemos de nosotros mismos. Pero si somos y hemos podido ser otra
cosa , eso significa que no somos lo que
somos o, dicho de otra forma, que lo que
somos no forma parte de nuestra esencia
porque podríamos haber sido otra cosa. Lo que
estoy afirmando no es juego dialéctico porque
tiene una evidente implicación: que
necesitamos despojarnos de todas las capas
externas que se superponen encima de nuestro
yo para descubrir nuestra esencia, que no es
ser millonarios, ni acumular poder.
Si logramos quitarnos esas mil máscaras
que nos ocultan, sólo nos queda un reducto de
dignidad a la que no podemos renunciar y que
Somos esclavos de nuestro ego, de la imagen
constituye el fondo último de nuestro yo. Eso
de los otros, de nuestra necesidad de parecer
es lo que tenemos que preservar y lo
lo que los demás creen que somos. Nuestro
demás es puro espectáculo.
gran error es llevar en nuestra cabeza un haber
Pedro G. CUARTANGO
permanente de nuestros actos. ¡Qué duro es
tener que estar a la altura del estereotipo que
uno se ha forjado!