Este documento describe el tiempo de Cuaresma en la liturgia católica. Explica que la Cuaresma es el período entre el Miércoles de Ceniza y el Jueves Santo que prepara a los creyentes para la Pascua. También describe varios medios para vivir la Cuaresma como la oración, la lectura bíblica, la reconciliación y el ayuno. Finalmente, enfatiza la importancia de la conversión durante este tiempo a través de la revisión personal, el discernimiento y los cambios en la vida.
Disposición para mejorar la religiosidad según NNN
Cuaresma Ciclo C 2013
1. TIEMPO DE CUARESMA
CICLO C
Área de Catequesis
Centro San Juan de Dios
Ciempozuelos
2. Norka C. Risso Espinoza
TIEMPO DE CUARESMA 2013
CICLO C
ÁREA DE CATEQUESIS
CENTRO SAN JUAN DE DIOS
CIEMPOZUELOS
El tiempo de Cuaresma va desde el miércoles de Ceniza hasta la Misa de la Cena del Señor
exclusive, y está ordenado a la preparación de la Pascua. La liturgia cuaresmal prepara para
la celebración del misterio pascual de la muerte y resurrección de Jesucristo tanto a los
catecúmenos, haciéndolos pasar por los diversos grados de la iniciación cristiana, como a
los fieles que recuerdan su llegada a ser cristianos completos por medio del bautismo, la
confirmación y la eucaristía, y hacen penitencia, buscando una conversión cada vez más
perfecta, por medio de la escucha más frecuente de la Palabra de Dios, la frecuencia de los
sacramentos, la oración, las privaciones voluntarias de las que son ejemplo el ayuno y la
abstinencia, y la limosna u otras obras de ayuda mutua que manifiestan el desprendimiento
de los bienes materiales y la renuncia al egoísmo. La penitencia del tiempo cuaresmal no
debe ser sólo interna e individual, sino también externa y social, por lo que los obispos de
cada región pueden adaptar y recomendar a todos los fieles estas prácticas comunitarias que
han de estimular a otras más personales. «Sin embargo –como dispuso el Concilio Vaticano
II- ha de tenerse como sagrado el ayuno pascual; ha de celebrarse en todas partes el viernes
de la pasión y muerte del Señor y aún extenderse, según las circunstancias, al Sábado Santo,
para que de este modo se llegue al gozo del domingo de Resurrección, con elevación y
apertura de espíritu».
Área de Catequesis – Centro San Juan de Dios Ciempozuelos
3. Norka C. Risso Espinoza
1.- CUARESMA, TIEMPO DE BÚSQUEDA Y ENCUENTRO
El tiempo litúrgico de Cuaresma antecede a la Pascua y la prepara. Es un tiempo rico en
simbologías y tradiciones bíblicas.
El número cuarenta aparece repetidas veces en la Biblia y muchas de ellas relacionadas con
tiempos de prueba y preparación del pueblo o de alguno de los personajes bíblicos más
importantes. Los cuarenta días de preparación de la Cuaresma recuerdan en forma
inmediata al tiempo de preparación de Jesús en el desierto, previo al comienzo de su
misión, pero también podemos reconocer muchos elementos comunes a otras experiencias
de "cuarentena" bíblicas. Un recorrido por algunas de ellas nos brindará elementos para la
reflexión en este tiempo tan importante para revisar nuestra fidelidad al Dios de la Vida.
• Cuarenta días… duró el diluvio (Gén. 7, 17)
• Cuatrocientos años… debería vivir esclavo el pueblo de Dios en Egipto (Gén. 15,
13)
• Cuarenta años… peregrinó el pueblo en el desierto antes de entrar en la Tierra
Prometida (Dt. 1, 1-3)
• Cuarenta días… pasó Moisés en la montaña durante su encuentro con Dios (Ex.
24, 18)
• Cuarenta días… pasó Elías en el desierto antes de su encuentro con Dios (1 Re. 19,
8)
• Cuarenta días… se preparó Jesús en el desierto antes de comenzar su misión (Mc.
1, 12-13)
La "cuarentena" como tiempo bíblico está asociado a la prueba y la renovación. Es el
tiempo en el que Dios actúa para suscitar el arrepentimiento y la búsqueda de sus caminos,
como vemos en las citas del diluvio, la referencia a la esclavitud en Egipto y los años
errantes del pueblo rumbo a la Tierra prometida. Es tiempo propicio para la revisión de
vida y la búsqueda de la fidelidad. Es tiempo de crisis en la que Dios parece distante, lejano
y callado.
Pero también es tiempo de preparación, novedad y encuentro. Como lo vemos en los tres
testimonios bíblicos de Moisés, Elías y Jesús. Es tiempo de fortalecimiento interior,
discernimiento afanoso de la voluntad de Dios, acrisolamiento para llevar a cabo su misión.
Tiempo de encuentro en el cual Dios se hace próximo, cercano, se re-vela (se pone al
descubierto) para darse a conocer y para pronunciar su Palabra (que está asociada a una
vocación y una misión para el oyente-interlocutor).
La cuaresma, que recoge la riquísima tradición bíblica de la preparación, es un tiempo para
la búsqueda y el encuentro. Nos ofrece la posibilidad de un largo retiro espiritual que nos
encamina en los pasos de Jesús y nos invita a compartir su misión de dar la vida.
Cuaresma es tiempo de discernimiento interior para morir a todo aquello que nos aleja de
Dios y de los demás, que nos impide abrazar su voluntad y construirla en nuestras vidas.
Cuaresma es tiempo de purificación, que nos recuerda la tentación del egoísmo, del poder,
de la riqueza, del individualismo, de la indiferencia… que lentamente carcomen y corroen
nuestra fidelidad al Reino.
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4. Norka C. Risso Espinoza
Cuaresma es tiempo de solidaridad activa, pues el
Dios de la Vida no quiere sacrificios sino solidaridad,
vida y bienes compartidos, entrega y compromiso
por la Justicia, como nos lo recuerda el hermoso
texto de Isaías 58, 1-14, que leemos en la liturgia de
la Primera Semana de este tiempo.
Tiempo de búsqueda y encuentro. Para morir a nuestro pecado, personal y colectivo, para
morir a todo lo que pone escollos, desvía o derrumba el proyecto solidario del Reino por el
cual Jesús dio la vida y resucitó.
2.- MEDIOS PARA VIVR LA CUARESMA
Durante este tiempo especial de purificación, contamos con una serie de medios concretos
que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal.
Ante todo, la vida de oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. En la
oración, si el creyente ingresa en el diálogo íntimo con el Señor, deja que la gracia divina
penetre su corazón y, a semejanza de Santa María, se abre la oración del Espíritu
cooperando a ella con su respuesta libre y generosa (ver Lc 1,38).
Asimismo, también debemos intensificar la escucha y la meditación atenta a la Palabra de
Dios, la asistencia frecuente al Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía, lo mismo la
práctica del ayuno, según las posibilidades de cada uno.
La mortificación y la renuncia en las circunstancias ordinarias de nuestra vida, también
constituyen un medio concreto para vivir el espíritu de Cuaresma. No se trata tanto de
crear ocasiones extraordinarias, sino más bien, de saber ofrecer aquellas circunstancias
cotidianas que nos son molestas, de aceptar con humildad, gozo y alegría, los distintos
contratiempos que se nos presentan a diario. De la misma manera, el saber renunciar a
ciertas cosas legítimas nos ayuda a vivir el desapego y desprendimiento.
De entre las distintas prácticas cuaresmales que nos propone la Iglesia, la vivencia de la
caridad ocupa un lugar especial. Así nos lo recuerda San León Magno: "Estos días
cuaresmales nos invitan de manera apremiante al ejercicio de la caridad; si deseamos llegar a
la Pascua santificados en nuestro ser, debemos poner un interés especialísimo en la
adquisición de esta virtud, que contiene en si a las demás y cubre multitud de pecados".
Esta vivencia de la caridad debemos vivirla de
manera especial con aquél a quien tenemos más
cerca, en el ambiente concreto en el que nos
movemos. Así, vamos construyendo en el otro
"el bien más precioso y efectivo, que es el de la
coherencia con la propia vocación cristiana"
(Juan Pablo II).
Entonces, Cómo vivir la cuaresma:
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2.1.- Arrepintiéndome de mis pecados y confesándome.
Pensar en qué he ofendido a Dios, Nuestro Señor, si me duele haberlo ofendido, si
realmente estoy arrepentido. Éste es un muy buen momento del año para llevar a cabo una
confesión preparada y de corazón. Revisa los mandamientos de Dios y de la Iglesia para
poder hacer una buena confesión. Ayúdate de un libro para estructurar tu confesión. Busca
el tiempo para llevarla a cabo.
2.2.- Luchando por cambiar.
Analiza tu conducta para conocer en qué estás fallando. Hazte propósitos para cumplir día
con día y revisa en la noche si lo lograste. Recuerda no ponerte demasiados porque te va a
ser muy difícil cumplirlos todos. Hay que subir las escaleras de un escalón en un escalón,
no se puede subir toda de un brinco. Conoce cuál es tu defecto dominante y haz un plan
para luchar contra éste. Tu plan debe ser realista, práctico y concreto para poderlo cumplir.
2.3.- Haciendo sacrificios.
La palabra sacrificio viene del latín sacrum-facere, que significa "hacer sagrado". Entonces,
hacer un sacrificio es hacer una cosa sagrada, es decir, ofrecerla a Dios por amor. Hacer
sacrificio es ofrecer a Dios, porque lo amas, cosas que te cuestan trabajo. Por ejemplo, ser
amable con el vecino que no te simpatiza o ayudar a otro en su trabajo. A cada uno de
nosotros hay algo que nos cuesta trabajo hacer en la vida de todos los días. Si esto se lo
ofrecemos a Dios por amor, estamos haciendo sacrificio.
2.4.- Haciendo oración.
Aprovecha estos días para orar, para platicar con Dios, para decirle que lo quieres y que
quieres estar con Él. Te puedes ayudar de un buen libro de meditación para Cuaresma.
Puedes leer en la Biblia pasajes relacionados con la Cuaresma.
3.- CONVERSIÓN: REVISAR, DISCERNIR, CAMBIAR Y VIVIR.
"El Reino de Dios se ha acercado. Tomen otro camino y crean en la Buena Nueva" Mc.
1,15
El seguimiento de Jesús comienza por la conversión. El Señor nos pide que dejemos
nuestra manera de vivir para creer en lo que nos propone el Evangelio y cambiar de vida.
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La conversión está en la médula del mensaje evangélico. Implica un cambio de camino, de
mentalidad, de forma de vivir, de pensar, de creer, de amar.
Para vivir la conversión a la que nos invita Jesús en su Evangelio son necesarios cuatro
pasos:
3.1.- Revisar la propia vida y la vida social que nos rodea:
• ¿Cuáles son los valores que mueven nuestra vida?
• ¿Cuáles son los valores que me propone la sociedad?
• ¿Qué situaciones hay en mi vida, en la sociedad que me rodea, que no tienen nada
que ver con lo que Jesús propone?
3.2.- Discernir por dónde pasa el Evangelio en estos días.
• ¿Por qué existen situaciones en mi vida que me alejan de Dios? ¿Por qué existen
situaciones en la sociedad que producen injusticia, egoísmo, violencia y exclusión?
• ¿Cómo vivir para ser fieles al mensaje de Jesús?
3.3.- Cambiar lo que nos aleja de Jesús y lo que impide que la sociedad se construya según
los valores del Reino.
• ¿Qué debo cambiar en mi vida para vivir según el modelo que nos transmite Jesús?
• ¿Cuáles son las cosas a cambiar para que en la sociedad se construya el Reino de
Dios?
3.4.- Vivir el cambio que se descubre en la oración, la reflexión compartida, el
discernimiento comunitario. Dejar que los hechos ocupen el lugar de las palabras. Cambiar
con gestos, con actitudes, con decisiones que impliquen cosas concretas. Vida nueva.
Los textos bíblicos de Cuaresma nos introducen en la verdadera espiritualidad que Dios
nos invita a seguir, y para vivir esa espiritualidad debemos cambiar el corazón e intentar
escuchar la voz de Dios.
4.- AYUNO Y ABSTINENCIA
El ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día. La abstinencia consiste en no
comer carne. Son días de abstinencia y ayuno el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.
La abstinencia obliga a partir de los catorce años y el ayuno de los dieciocho hasta los
cincuenta y nueve años de edad.
Con estos sacrificios, se trata de que todo nuestro ser (espíritu, alma y cuerpo) participe en
un acto donde reconozca la necesidad de hacer obras con las que reparemos el daño
ocasionado con nuestros pecados y para el bien de la Iglesia.
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El ayuno y la abstinencia se pueden cambiar por otro sacrificio, dependiendo de lo que
dicten las Conferencias Episcopales de cada país, pues ellas son las que tienen autoridad
para determinar las diversas formas de penitencia cristiana.
4.1.- ¿Por qué el Ayuno?
Es necesario dar una respuesta profunda a esta pregunta, para que quede clara la relación
entre el ayuno y la conversión, esto es, la transformación espiritual que acerca del hombre a
Dios.
El abstenerse de la comida y la bebida tienen como fin introducir en la existencia del
hombre no sólo el equilibrio necesario, sino también el desprendimiento de lo que se
podría definir como "actitud consumista".
Tal actitud ha venido a ser en nuestro tiempo una de las características de la civilización
occidental. El hombre, orientado hacia los bienes materiales, muy frecuentemente abusa de
ellos. La civilización se mide entonces según la cantidad y La calidad de las cosas que están
en condiciones de proveer al hombre y no se mide con el metro adecuado al hombre.
Esta civilización de consumo suministra los bienes materiales no sólo para que sirvan al
hombre en orden a desarrollar las actividades creativas y útiles, sino cada vez más para
satisfacer los sentidos, la excitación que se deriva de ellos, el placer, una multiplicación de
sensaciones cada vez mayor.
El hombre de hoy debe abstenerse de muchos medios de consumo, de estímulos, de
satisfacción de los sentidos: ayunar significa abstenerse de algo. El hombre es él mismo
sólo cuando logra decirse a sí mismo: No.
No es la renuncia por la renuncia: sino para el mejor y más equilibrado desarrollo de sí
mismo, para vivir mejor los valores superiores, para el dominio de sí mismo.
5.- LAS LECTURAS DE LA CUARESMA
La cuidadosa selección de la palabra de Dios en
Cuaresma ofrece con claridad la pedagogía de la Iglesia
en este tiempo
5.1.- Leccionario ferial
Desde el Miércoles de Ceniza hasta el sábado del tercer
domingo de Cuaresma, las perícopas evangélicas
proponen el camino del cristiano. Prevalecen los
temas:
De la oración
Del combate espiritual
De la caridad fraterna
Del itinerario del seguimiento
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Del anuncio de la pasión
Desde el lunes de la cuarta semana hasta el sábado de la quinta, se propone el camino de
Cristo hacia la Pascua a través del evangelio de Juan.
5.2.- Leccionario dominical
- El ciclo dominical A, el tema es «El camino bautismal de la Iglesia».
- El ciclo dominical B, el tema es «La glorificación de Cristo».
- El ciclo dominical C, el tema es «La llamada a la conversión y el perdón».
Primeras lecturas
Las lecturas del Antiguo Testamento se refieren a la historia de la salvación, que es uno de
los temas propios de la catequesis cuaresmal. Cada año hay una serie de textos que
presentan los principales momentos de la esta historia, desde el principio hasta la promesa
de la nueva alianza.
Segundas lecturas
Las lecturas del apóstol se han escogido de manera que tengan relación con las lecturas del
evangelio y del Antiguo Testamento y haya, en lo posible, una adecuada conexión entre las
mismas.
El evangelio
Las lecturas del evangelio están distribuidas de la siguiente manera: en los domingos
primero y segundo, se conservan las narraciones de las tentaciones y de la transfiguración
del Señor, aunque leídas según los tres sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas). En los tres
domingos siguientes, se han recuperado, para el año A, los evangelios de la samaritana, del
ciego de nacimiento y de la resurrección de Lázaro; estos evangelios, por ser de gran
importancia en relación con la iniciación cristiana, pueden leerse también en los años B y C,
sobre todo cuando hay catecúmenos. Sin embargo, en los años B y C hay también otros
textos, a saber: en el año B, unos de san Juan sobre la futura glorificación de Cristo por su
cruz y resurrección; en el año C, unos de san Lucas sobre la conversión.
Concretamente para este año, que estamos en el ciclo C. los Evangelios son:
Domingo 1º Tentación (Lucas 4,1-13)
Domingo 2º Transfiguración (Lucas 9,28b-36)
Domingo 3º El llamamiento a la conversión (Lucas 13,1-9)
Domingo 4º El hijo pródigo (Lucas 15, 1-3.11-32)
Domingo 5º La mujer adúltera (Juan 8,1-11)
6.- MIERCOLES DE CENIZA
Con la imposición de las cenizas, se inicia una estación espiritual particularmente relevante
para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para la vivir el Misterio Pascual, es
decir, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús.
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9. Norka C. Risso Espinoza
Este tiempo vigoroso del Año Litúrgico se caracteriza
por el mensaje bíblico que puede ser resumido en una
sola palabra: "metanoeiete", es decir "Convertíos". Este
imperativo es propuesto a la mente de los fieles mediante
el rito austero de la imposición de ceniza, el cual, con las
palabras "Convertíos y creed en el Evangelio" y con la
expresión "Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás",
invita a todos a reflexionar acerca del deber de la
conversión, recordando la inexorable caducidad y efímera
fragilidad de la vida humana, sujeta a la muerte.
La sugestiva ceremonia de la ceniza eleva nuestras mentes
a la realidad eterna que no pasa jamás, a Dios; principio y fin, alfa y omega de nuestra
existencia. La conversión no es, en efecto, sino un volver a Dios, valorando las realidades
terrenales bajo la luz indefectible de su verdad. Una valoración que implica una conciencia
cada vez más diáfana del hecho de que estamos de paso en este fatigoso itinerario sobre la
tierra, y que nos impulsa y estimula a trabajar hasta el final, a fin de que el Reino de Dios se
instaure dentro de nosotros y triunfe su justicia.
Sinónimo de "conversión" es así mismo la palabra "penitencia"... Penitencia como cambio
de mentalidad. Penitencia como expresión de libre y positivo esfuerzo en el seguimiento de
Cristo.
6.1.- Tradición
En la Iglesia primitiva, variaba la duración de la Cuaresma, pero eventualmente comenzaba
seis semanas (42 días) antes de la Pascua. Esto sólo daba por resultado 36 días de ayuno (ya
que se excluyen los domingos). En el siglo VII se agregaron cuatro días antes del primer
domingo de Cuaresma estableciendo los cuarenta días de ayuno, para imitar el ayuno de
Cristo en el desierto.
Era práctica común en Roma que los penitentes comenzaran su penitencia pública el
primer día de Cuaresma. Ellos eran salpicados de cenizas, vestidos en sayal y obligados a
mantenerse lejos hasta que se reconciliaran con la Iglesia el Jueves Santo o el Jueves antes
de la Pascua. Cuando estas prácticas cayeron en desuso (del siglo VIII al X), el inicio de la
temporada penitencial de la Cuaresma fué simbolizada colocando ceniza en las cabezas de
toda la congregación.
Hoy en día en la Iglesia, el Miércoles de Ceniza, el cristiano recibe una cruz en la frente con
las cenizas obtenidas al quemar las palmas usadas en el Domingo de Ramos previo. Esta
tradición de la Iglesia ha quedado como un simple servicio en algunas Iglesias protestantes
como la anglicana y la luterana. La Iglesia Ortodoxa comienza la cuaresma desde el lunes
anterior y no celebra el Miércoles de Ceniza.
6.2.- Significado simbólico de la Ceniza
La ceniza, del latín "cinis", es producto de la combustión de algo por el fuego. Muy
fácilmente adquirió un sentido simbólico de muerte, caducidad, y en sentido trasladado, de
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humildad y penitencia. En Jonás 3,6 sirve, por ejemplo, para describir la conversión de los
habitantes de Nínive. Muchas veces se une al "polvo" de la tierra: "en verdad soy polvo y
ceniza", dice Abraham en Gén. 18,27. El Miércoles de Ceniza, el anterior al primer
domingo de Cuaresma (muchos lo entenderán mejor diciendo que es le que sigue al
carnaval), realizamos el gesto simbólico de la imposición de ceniza en la frente (fruto de la
cremación de las palmas del año pasado). Se hace como respuesta a la Palabra de Dios que
nos invita a la conversión, como inicio y puerta del ayuno cuaresmal y de la marcha de
preparación a la Pascua. La Cuaresma empieza con ceniza y termina con el fuego, el agua y
la luz de la Vigilia Pascual. Algo debe quemarse y destruirse en nosotros -el hombre viejo-
para dar lugar a la novedad de la vida pascual de Cristo.
Mientras el ministro impone la ceniza dice estas dos expresiones, alternativamente:
"Arrepiéntete y cree en el Evangelio" (Cf Mc1,15) y "Acuérdate de que eres polvo y al
polvo has de volver" (Cf Gén 3,19): un signo y unas palabras que expresan muy bien
nuestra caducidad, nuestra conversión y aceptación del Evangelio, o sea, la novedad de vida
que Cristo cada año quiere comunicarnos en la Pascua.
7.- DOMINGOS DE CUARESMA
La cuidadosa selección de la palabra de Dios en Cuaresma ofrece con claridad la pedagogía
de la Iglesia en este tiempo
7.1.- I Domingo de Cuaresma
EVANGELIO LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS
En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y, durante cuarenta días, el Espíritu lo
fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo. Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al
final sintió hambre.
Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.»
Jesús le contestó: «Está escrito: “No solo de pan vive el hombre”.» Después, llevándole a lo alto, el diablo le
mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque
a mi me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo.» Jesús le
contestó: «Está escrito: “Al señor, tu Dios, adorarás y al solo darás culto”» Entonces lo llevó a Jerusalén y
lo puso en el alero del templo y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito:
“Encargará a los ángeles que cuiden de ti", y también: "Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no
tropiece con las piedras."» Jesús le contestó: «Está mandado: “No tentarás al Señor, tu Dios”.»
Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.
Palabra del Señor
El Espíritu lo fue llevando por el desierto (Lc 4,1-13)
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Una posible división del texto
⇒ Lc 4, 1-2: Jesús lleno del Espíritu Santo pasa del Jordán al desierto
⇒ Lc 4, 3-4: Aparición del diablo y primera tentación; afirmación de Jesús en su
fidelidad al proyecto del Padre
⇒ Lc 4, 5-7: 2ª Tentación: el poder y la gloria. Fidelidad de Jesús al Señorío de
Dios
⇒ Lc 4, 9-13: 3ª Tentación: utilización del poder de Dios a favor del propio
prestigio. Confianza de Jesús en el Padre.
⇒ Lc 4, 13: Marcha del diablo.
Notas para profundizar en el texto.
1. La mención del Espíritu y la del Jordán, al comienzo del capítulo cuarto de Lc, pone las
tentaciones en estrecha conexión con el bautismo. Las tentaciones descubren, por
contraste, las opciones centrales del compromiso de Jesús: adhesión al señorío del Padre,
entrega humilde hasta darlo todo y servicio como modo de estar en la vida; Él, es fiel a ellas
hasta el final. El enemigo, el diablo, personifica la oposición al plan salvador de Dios e
intenta desviar a Jesús hacia un mesianismo diferente.
Los cuarenta días en el desierto, son memoria para Israel, de los cuarenta años que el
pueblo anduvo por el desierto hasta llegar a la tierra prometida; parecen representar ahora
la actividad de Jesús, un nuevo éxodo que guía el Espíritu y que culminará en su muerte (9,
31).
Lucas no utiliza el término religioso “ayuno” sino la expresión neutra “estuvo sin comer…
sintió hambre”, parece ser esta una forma de expresar su absoluta fidelidad a los hombres y
también al Padre, su alimento será la entrega total (22, 8. 15).
2. En la primera tentación el tentador desafía a Jesús “si eres hijo de Dios” (4, 3), hace alusión
a la voz del cielo (3, 22). La pretensión del tentador es que utilice su poder para calmar el
hambre, es decir, para renunciar a su entrega, evitando la muerte. La respuesta de Jesús
confirma su mirada, no es pan obtenido del esfuerzo el único que da vida al hombre (vida
física, Dt 8, 3), es sobre todo el pan que se entrega (alusión a la eucaristía, 22, 19), el don de
la propia persona, el que da vida nueva y definitiva.
La segunda tentación, presentada como una visión (4, 5-6), el tentador presenta a Jesús el
mundo, el ámbito del reinado de Dios (Sal 2, 8 ss), paradójicamente no es Dios sino el
diablo quien confiere el poder (contra Dn 4, 14; Jr 27, 5; Sab 6, 3; Job 36, 7). La tentación
le ofrece el imperio universal; quiere que Jesús se erija en Mesías político y dominador (4, 6)
y la condición es la de reconocer como dios (“si te postras y me adoras”) al enemigo del
hombre, renegando del verdadero Dios (4, 7). Jesús responde con una vieja convicción
sustentada en el Deuteronomio: la ambición de dominio y gloria equivale a la idolatría (Dt
6, 13). La salvación se efectuará por el servicio y la entrega, no por el dominio (9, 25).
La tentación tercera, está situada en Jerusalén, en el templo; allí arranca el último episodio
de la infancia (2, 41-46) y también el éxodo de su misión mesiánica que culminará en la
muerte (9, 31). Con las expresiones de la Escritura, el diablo incita a Jesús a poner a prueba
irresponsablemente la fidelidad de Dios; la respuesta de Jesús es que no es posible dudar de
la fidelidad del Padre (4, 12), “no tentarás al Señor tu Dios” (Cf Is 7, 12; Dt 6, 16).
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Las tres tentaciones son representación simbólica del camino difícil de la fidelidad al Padre
que recorrió Jesús (4, 13), superando todas las tentaciones que encontró a lo largo de la
vida. La tensión entre tentación y fidelidad culminará en el Monte de los Olivos, también
los discípulos la sufrirán (22, 40. 46). El final del texto describe la retirada del diablo “por un
tiempo”, luego volverá a la carga (cf 22, 3. 31)
3. Jesús como todo hombre afronta la tentación, pero la novedad absoluta de su respuesta
está en el amor: Él amaba al Padre, con un amor que ninguna otra criatura humana habría
podido superar, ese amor es el que garantiza a Jesús que no cederá en la tentación, si bien
no le facilita el sufrimiento y la búsqueda. Para Jesús el triunfo definitivo sobre la tentación
fue la muerte, una muerte por amor al Padre y a todos los hombres (23, 46).
La tentación no ha sido eliminada y está presente en nuestras vidas de creyentes, pero en
Jesús se nos ha abierto un nuevo camino: el del amor y la fidelidad. Con Él estamos
llamados a atravesar la tentación, haciendo de nuestra travesía un camino pascual, donde
prevalecerá sólo y en exclusiva, el amor.
4. La fuerza del pecado que nos angustia y acorrala es vencida por la Palabra. Ella sostuvo a
Jesús. Su victoria es bien humilde y se manifestada en el anuncio del Evangelio, el que
recibimos y anunciamos; consumada en la Cruz, a la que todo creyente encamina sus pasos
siguiendo a Jesús; y avalada por la fe cierta en su resurrección que acrecienta nuestra
esperanza.
5. “Restituir al Señor, con las obras el espíritu que hemos recibido de las divinas letras”... (Adm 7, 3-4)
Para el Hermano de Asís es idolatría y camino de pecado que los menores se apropien de
bienes (1R 2, 5-8), de cargos (Adm 4), o “del espíritu de las divinas palabras” (Adm 7, 3) sin
restituir al Altísimo con las obras, toda gloria y acción de gracias. Sólo una vida que camina
en la libertad del amor, será capaz de desapropiación, de entregarlo todo en silencio y con
obras, restituyendo la alabanza llena de frutos de justicia al que obra todo bien en todos.
Orar con el texto
Jesús lleno del Espíritu Santo volvió del Jordán
Durante cuarenta días el Espíritu lo fue llevando por el desierto
Mientras tanto era tentado por el diablo
Todo aquel tiempo estuvo sin comer y al final sintió hambre
Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan
No sólo de pan vive el hombre
Después…le mostró en un instante todos los reinos del mundo
Te daré el poder y la gloria de todo eso si te arrodillas ante mi
Al Señor tu Dios adorarás, a él sólo darás culto
Lo llevó a Jerusalén al alero del templo
Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo… “encargará a sus ángeles que cuiden de ti”
No tentarás al Señor tu Dios
El demonio se marchó hasta otra ocasión
Oración final.
Padre, tú que has amado tanto al mundo, hasta el extremo de habernos entregado a tu Hijo amado para
que todos los hombres sean salvos por la fe en él, concédenos la fortaleza de profesar siempre la memoria de
tu salvación y la esperanza de que todos los hombres participen de ella; derrama sobre todos tu Espíritu de
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amor, único medio posible para romper todas las cadenas de este mundo. A ti, Padre bueno, dirigimos
siempre nuestra alabanza en el nombre de Jesús y sostenidos por tu Espíritu Santo. Amén.
7.2.- II Domingo de Cuaresma
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS
En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Juan y a Santiago a lo alto de una montaña, para orar. Y
mientras oraba. El aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres
conversaban con él: eran Moisés y Elías, que aparecieron con gloria, hablan de su muerte, que iba a
consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y espabilándose vieron su gloria y a los
dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, qué bien se está
aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» No sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz
desde la nube decía: «Este es mi Hijo, el escogido, escuchadle.» Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo.
Ellos guardaban silencio y, por el momento no contaron a nadie nada de lo que habían visto.
Palabra del Señor
Una Palabra que quema (Lc 9,28-36)
Posible división del texto
⇒ Lucas 9,28: El momento de crisis
⇒ Lucas 9,29: El cambio producido en la oración
⇒ Lucas 9,30-31: La aparición de dos hombres y su conversación con Jesús
⇒ Lucas 9,32-34: La reacción de los discípulos
⇒ Lucas 9,35-36: La voz del Padre
Notas para profundizar en el texto
1. En los dos capítulos precedentes del Evangelio de Lucas (séptimo y octavo), se impone
la novedad traída por Jesús a todos los pueblos y crecen las tensiones entre el Nuevo y el
Antiguo Testamento (Lc 9, 22; Mc 8, 31 rechazo de las autoridades). Al final, Jesús se da
cuenta que ninguno había entendido su propuesta y mucho menos su persona (Mt 16, 22;
Mc 8, 32 escándalo de un Mesías sufriente). La gente pensaba que fuese como Juan el
Bautista, Elías o cualquiera de los Profetas (Lc 9,18-19). Los discípulos lo aceptaban como
el Mesías, pero como un Mesías glorioso, según la propaganda del gobierno y de la religión
oficial del Templo (Lc 9,20-21). Jesús trató de explicar a los discípulos que el camino
recorrido por los profetas era un camino de sufrimiento, por el papel asumido en la defensa
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de los pobres, y el discípulo podía ser tal, sólo si tomaba su cruz (Lc 9,22-26). Pero no
aceptaron ni acogieron su propuesta, estaban lejos de aquellos planteamientos. En este
contexto de crisis, es cuando sucede la Transfiguración. En los años treinta la experiencia
de la Transfiguración tuvo un significado muy importante en la vida de Jesús y de los
discípulos. Les ayudó a superar la crisis de fe y a cambiar los propios ideales respecto al
Mesías. En los años ochenta, época en la que escribe Lucas para sus comunidades cristianas
de Grecia, el significado de la Transfiguración se intensificó y se propagó. A la luz de la
resurrección de Jesús y de la expansión de la Buena Nueva entre los paganos en casi todos
los países, desde la Palestina hasta Italia, la experiencia de la Transfiguración comenzaba a
ser vista como una confirmación de la fe de las Comunidades Cristianas en Jesús, Hijo de
Dios. Los dos significados están presentes en la descripción e interpretación de la
Transfiguración, en el evangelio de Lucas.
2. En el evangelio de Lucas existe una semejanza muy grande entre la Transfiguración (Lc
9,28-36) y la escena de la Agonía de Jesús en el Huerto de los Olivos (Lc 22,39-46). Se
puede percibir lo siguiente: en los dos episodios, Jesús sube a una Montaña para orar y lleva
consigo a sus tres discípulos, Pedro, Santiago y Juan. En las dos ocasiones, Jesús cambia de
aspecto y se transfigura delante de ellos: glorioso en la Transfiguración, sudando sangre en
el Huerto de los Olivos. Las dos veces aparecen figuras celestiales para confortarlo, Moisés
y Elías y un ángel del cielo. Y tanto en la Transfiguración como en el Huerto, los discípulos
duermen, se muestran extraños al hecho y parece que no entienden nada. Al final de los
dos episodios, Jesús se reúne de nuevo con sus discípulos. Sin duda alguna, Lucas tuvo la
intención de acentuar la semejanza de estos tres episodios. ¿Cuál sería? Meditando y
orando llegaremos a entender el significado que supera las palabras, y a percibir la intención
de su autor. El Espíritu Santo nos guiará.
3. La Transfiguración se narra en los tres evangelios: Mt 17,1-9; Mc 9,2-8 y Lc 9,28-36.
Aviso de que este episodio recogía un mensaje muy importante. Como hemos dicho, se
trató de una ayuda muy grande para Jesús, para sus discípulos y para las primeras
comunidades. Confirmó a Jesús en su misión como Mesías-Siervo. Ayudó a los discípulos
a superar la crisis que la cruz y el sufrimiento les causaba. Llevaba a las comunidades a
profundizar en su fe en Jesús, Hijo de Dios, Aquél que reveló el Padre y que se convirtió en
la nueva clave para interpretar la Ley y los Profetas. La Transfiguración continúa siendo
una ayuda para superar las crisis que el sufrimiento y la cruz nos producen hoy. Los
discípulos soñolientos son el espejo de todos nosotros. La voz del Padre se dirige a ellos,
como a nosotros: “¡Este es mi Hijo, mi Elegido, escuchadle!”
4. En aquel ambiente glorioso que envuelve a los presentes, Jesús es el que resplandece con
el fulgor del Padre, por su obediencia, por su entrega sin reservas y el Padre se hace visible
en el Hijo cuya palabra tiene autoridad: “¡escuchadlo!” Cuando los fulgores de la
transfiguración se apaguen, quedará sólo Jesús (v. 36), porque para quien ha gustado algo
de la gloria del Mesías Señor y ha quedado prendado del deseo de conocerle y entrar en el
misterio de su persona, todas las demás luces y resplandores de este mundo se vuelven
insignificantes y pierden intensidad. Del silencio fecundo de los que estuvieron con Él en el
monte, vivimos los que vamos siendo transformados en imagen velada de Cristo entre los
hombres. Una tarea callada de mediación entre los hombres, sembrando de esperanza el
futuro de todo semejante. La contemplación de la gloria de Dios en el rostro trasfigurado
de Jesús alienta nuestro camino al encuentro con su cruz, el camino de la pascua.
5. “A fin de que iluminados interiormente, y encendidos por el fuego del Espíritu Santo, podamos seguir
las huellas de tu amado Hijo, nuestro Señor Jesucristo”… (CtaO 50-52) Francisco sabe que cada
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uno de nosotros somos Pedro y los discípulos y sin la experiencia del fuego purificador del
Espíritu Santo, en nosotros sólo habrá miedo, intereses ocultos y pasos egocéntricos.
Francisco al escribir a toda la Orden, advierte que sólo el Espíritu Santo nos puede
conducir hacia una fe de entrega purificada que acepte el misterio de la cruz como camino
pascual: comunión con el hermano con el que se confrontan mis opciones de creyente y de
menor.
Orar con el texto:
Jesús se llevó a Pedro, a Juan y a Santiago a lo alto de una montaña para orar
Mientras oraba el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos
Dos hombres conversaban con Él: eran Moisés y Elías
Hablaban de su muerte que iba a consumar en Jerusalén
Pedro con sus compañeros se caían de sueño y espabilándose vieron su gloria
Pedro dijo a Jesús: Maestro, que hermoso es estar aquí…
Una nube los cubrió Se asustaron al entrar en la nube
Una voz desde la nube decía: Este es mi Hijo, el escogido, escuchadle
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo
Oración conclusiva.
Señor Jesús, ilumínanos siempre con tu Palabra y con el don de tu persona entregada.
Enséñanos siempre a esperarte. Amén
7.3.- III Domingo de Cuaresma
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS
En una ocasión se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilato con la de
los sacrificios que ofrecían. Jesús le contestó: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás
galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos
dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás
habitantes de Jerusalén? Os digo que no. Y si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.» Y les
dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo
encontró. Dijo entonces al viñador: “Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo
encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?” Pero el viñador contestó: “Señor, déjala
todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas”.»
Palabra del Señor
La paciencia de Dios (Lc 13,1-9)
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Una división del texto para ayudarnos en su lectura:
⇒ Lucas 13,1: La gente da a Jesús la noticia de la masacre de los Galileos
⇒ Lucas 13,2-3: Jesús comenta la masacre y extrae una lección para la gente
⇒ Lucas 13,4-5: Para reforzar su pensamiento Jesús comenta otro hecho
⇒ Lucas 13,6-9: La parábola de la higuera que no daba fruto
Notas para profundizar el texto.
1. Lucas escribe su Evangelio alrededor del año 85 para los cristianos de la comunidad de
Grecia. En general, sigue la narración de Marcos. Consulta también otros libros y tiene
acceso a otras fuentes: testimonios oculares y ministros de la Palabra (Lc 1,2) Todo este
material que no tiene un paralelo en Marcos, Lucas lo organiza de forma estratégica para su
proyecto catequético: Jesús hace un largo viaje de desde la Galilea hasta Jerusalén. La
descripción de este viaje: 9,51 hasta 19,28 ocupa una tercera parte de su evangelio. A lo
largo de estos capítulos, el evangelista presenta a Jesús de camino diciendo raramente
dónde se encuentra pero dando a entender claramente que va de viaje y que su objetivo es
llegar a Jerusalén, donde morirá según todo lo anunciado por los profetas (Lc 9,51.53.57;
10,1.38; 11,1; 13,22.33; 14,25; 17,11; 18,31.35; 19,1-11.28). Después de que Jesús está ya
cerca de Jerusalén, Lucas continúa hablando de un camino hacia el centro (Lc 19,29.41.45;
20,1). Poco antes del comienzo del viaje, con ocasión de la Transfiguración, junto a Moisés
y Elías sobre la cima del Monte, el ir a Jerusalén es considerado como un éxodo de
Jesús (Lc 9,31) como su subida al cielo (Lc 9,51). En el AT, Moisés había guiado el
primer éxodo liberando al pueblo que vivió la opresión del Faraón (Éx 3,10-12) y el profeta
Elías había subido al cielo terminada su misión (2 Re 2,11). Jesús es el nuevo Moisés,
que viene a liberar al pueblo de la opresión de la Ley. El nuevo Elías que viene a
preparar la llegada del Reino.
2. La descripción del largo viaje de Jesús a Jerusalén no es sólo un elemento literario para
introducir el material propio de Lucas. Refleja también el largo y doloroso viaje que las
comunidades de Grecia estaban haciendo en los años ochenta, tiene presente la situación
cotidiana de sus vidas: no era fácil pasar de un mundo rural de Palestina al mundo
cosmopolita de la cultura griega en las periferias de las grandes ciudades de Asia y Europa.
Este pasaje estaba marcado por una fuerte tensión entre los cristianos venidos del Judaísmo
y los venidos de otras culturas. La descripción del largo viaje hacia Jerusalén refleja,
de hecho, el doloroso proceso de conversión que las personas ligadas al Judaísmo
debían hacer: salir del mundo de la observancia de la Ley que les acusaba y les
condenaba por ir a otro mundo de gratuidad del amor de Dios entre todos los
pueblos, por la certeza de que en Cristo todos los pueblos se funden en uno solo
delante de Dios; salir del mundo cerrado de la raza hacia el territorio universal de la
humanidad. Es también nuestro camino a lo largo de nuestra vida.
3. La gente recuerda a Jesús la masacre de los Galileos, comenta los hechos que suceden y
busca un comentario que influya en la opinión pública. Relatan los hechos de la masacre
de algunos Galileos, cuya sangre había mezclado Pilatos con las de sus víctimas.
Probablemente se trata de un asesinato cometido sobre el Monte Garizín, que continuaba
siendo un centro de peregrinación y donde la gente solía ofrecer sacrificios. El hecho
confirma la ferocidad de algunos gobernantes romanos en Palestina que provocaban la
sensibilidad religiosa de los judíos mediante acciones irracionales de este tipo.
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Después Jesús pronuncia la parábola de la higuera que no da fruto. No sabemos si Jesús
contó esta parábola inmediatamente después del comentario que hizo de la masacre y la
caída de la torre de Siloé. Probablemente fue Lucas quien la colocó en este lugar
insinuando alguna relación entre el comentario de los hechos y la parábola de la higuera.
Lucas no dice en qué consiste esta relación, nos deja que la descubramos nosotros. Quizás
en continuidad con su discurso anterior nos está hablando del Dueño de la viña y de la
higuera, Dios. Identifica la higuera con el pueblo y a Jesús con el viñador. El dueño de la
viña se ha cansado de buscar frutos en la higuera sin encontrarlos. Decide talar el árbol. Así
será reemplazado por un árbol que dé fruto. El pueblo escogido no estaba dando el fruto
que Dios esperaba. El Padre quiere dar la Buena Noticia a los paganos, ellos responderán
quizás. Jesús, el viñador, pide que se deje a la higuera viva un poco más. Aumentará sus
esfuerzos para obtener el cambio y la conversión. Más adelante en el Evangelio, Jesús
reconoce que el duplicar los esfuerzos no ha dado resultado. Ellos no se convertirán. Jesús
lamenta la falta de conversión y llora sobre la ciudad de Jerusalén (Lc 19,41-44).
4. Ante el problema del mal, Jesús se explica con una parábola que describe la intercesión
como último instrumento terapéutico contra el mal ajeno. La parábola tiene dos caras: la
escatológica que muestra al Padre que sale a recoger el fruto bueno de su hacienda y lucha
contra la esterilidad del mal que encuentra; la otra cara es la cristológica que muestra al Hijo
dispuesto a todo para que la obra del Padre no fracase. En su empeño llegará hasta la
muerte. La “viña” en el AT era Israel, pero ahora lo es la humanidad entera; la “higuera” es la
Iglesia. Ante la esterilidad de ésta, Jesús ha cavado anticipadamente su sepultura y se ha
ofrecido como abono a fin de que nosotros demos frutos de amor, aunque para ello siga él
esperando un año y otro.
5. Sobre los que aman al Señor con todo el corazón…se posará sobre ellos el Espíritu del Señor (cf. 1CtaF
1-6) El camino de la penitencia que Francisco propone en sus escritos, está siempre en
sintonía con el deseo y la adhesión del creyente para vivir en la llamada del Señor que es
obediencia de fe que da frutos. Desde un estar en la vida en dinámica de peregrinos y
caminantes, siempre sostenidos por el amor paciente e incondicional del Buen Pastor que
primero se entregó por todos y sigue esperando a todos.
Orar con el texto
Se presentaron algunos a contar a Jesús
Le contaban lo de los galileos cuya sangre vertió Pilatos con la de los sacrificios
Jesús les dijo: ¿pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás?...
Si no os convertís todos pereceréis lo mismo
Les dijo una parábola
Uno tenía una higuera plantada en su viña
Fue a buscar fruto y no lo encontró
Dijo a viñador: tres años llevo viniendo a buscar fruto en la higuera y no lo encuentro
Córtala. ¿Para qué va a ocupar sitio en balde?
Señor, déjala todavía este año
Yo cavaré alrededor y le echaré estiércol a ver si da fruto
Si no, al año que viene la cortarás
Oración final
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Señor Jesús, gracias por sembrar en nosotros tu Palabra. Fecunda tú nuestros deseos de
buscarte y de hacer tesoro del bien y la vida que siembras en nosotros para que los
podamos hacer fructificar en favor de nuestros hermanos. Amén
7.4.- IV Domingo de Cuaresma
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los
escribas murmuraban entre ellos. «Ese acoge a los pecadores y come con ellos.» Jesús les dijo esta parábola:
«Un hombre tenía dos hijos: el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la
fortuna" El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando lo suyo, emigró
a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por
aquella tierra un hambre terrible y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un
habitante de aquel país, que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el
estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces se dijo:
"Cuantos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me
pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: "Padre he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco
llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros." Se puso en camino adonde estaba su padre:
cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió y echando a correr, se le echó al cuello y se puso a
besarlo. Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”:
Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad enseguida el mejor traje y vestidlo, ponedle un anillo en la mano y
sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete; porque este hijo mío estaba
muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado." Y empezaron el banquete. Su hijo mayor
estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de
los mozos, le preguntó que pasaba. Este le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el
ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud." El se indignó y se negaba a entrar, pero su padre salió e
intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: "Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca
una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha
venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres le matas el ternero cebado." El padre le
dijo: "Hijo, tu estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo deberías alegrarte, porque este hermano tuyo
estaba muerto y ha revivido, estaba perdido, y lo hemos encontrado."»
Palabra del Señor
Lo vio y se conmovió… (Lc 15, 1-3.11-32)
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Partes claves del texto:
⇒ Lc 15, 1-3 Los publicanos y pecadores se acercan a Jesús; los fariseos
murmuran de Él
⇒ Lc 15, 11-14 Primera parte de la parábola. Un padre tenía dos hijos…
⇒ Lc 15, 15- 21 El camino del hijo menor.
⇒ Lc 15, 22-24 La acogida del padre y el restablecimiento del hijo que regresó
⇒ Lc 15, 25-30 El camino del hijo mayor
⇒ Lc 15, 31-32 La comprensión y llamada del padre a una relación nueva
Notas para profundizar el texto.
1. Esta parábola del “hijo pródigo”, ilumina este rostro del Dios Padre misericordioso. Por
esto, algunos se refieren a esta narración como “la parábola del Padre pródigo en la
misericordia y el perdón”. El pasaje evangélico forma parte de una cadena de tres parábolas
sobre la misericordia, con un preámbulo que nos hace contemplar a “todos los publicanos y
pecadores” que se acercan a Jesús para escucharlo (Lc 15,1). Éstos se reflejan en el hijo
menor, que entra dentro de sí y comienza a reflexionar sobre su condición y sobre lo que
ha perdido yéndose fuera de la casa de su padre (Lc 15,17-20).
Lucas pone de relieve una imagen de Dios, ya revelada en el Antiguo Testamento (Ex 34,6),
pero que desgraciadamente parece que haya sido olvidada por los escribas y fariseos que
hacían hincapié en la imagen de un Dios “que castiga la culpa de los padres en los hijos”
(Ex 34,7). Los fariseos y los escribas, en efecto, presumían de ser justos a los ojos de Dios,
porque no quebrantaban la ley de Dios. Jesús critica esta conducta con su enseñanza y con
su modo de obrar. Él, el “justo” de Dios (1Pt 3,18), “recibe a los pecadores y come con
ellos” (Lc 15,2). Piénsese en la parábola del publicano que vuelve a casa desde el templo
justificado, a diferencia del fariseo que se ensoberbeció delante de Dios juzgando a su
prójimo (Lc 18, 9-14). Jesús nos hace ver que el pensar y el obrar de Dios son muy diversos
del pensar y obrar humanos. Dios es diverso, y su trascendencia se manifiesta en la
misericordia que perdona las culpas.
2. A la misericordia del padre que “se le conmueven las entrañas” (Lc 15,20), se contrapone la
conducta severa del hijo mayor, que no acepta a su hermano como tal, sino que en el
diálogo con el padre lo define “este hijo tuyo que ha malgastado todos sus bienes con prostitutas” (Lc
15,30). Aquí se entrevé la conducta de los escribas y de los fariseos que “murmuraban: éste
recibe a los pecadores y come con ellos…”. Ellos no se mezclan con los “pecadores” considerados
inmundos, sino que se distancian de ellos. La conducta de Jesús es totalmente diversa y es
escandalosa a sus ojos. A Él le gusta entretenerse con los pecadores y alguna vez hasta se
invita por su cuenta a visitar sus casas y comer con ellos. (Lc 19, 1-10). La murmuración de
los escribas y fariseos impide la escucha de la Palabra.
Muy sugestivo es el contraste entre los dos hermanos. El menor, reconoce su miseria y su
culpa, regresa a casa diciendo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de
llamarme hijo tuyo” (Lc 15, 18-19,21). El mayor, nos muestra una postura de arrogancia, no
sólo con respecto a su hermano, sino hasta con su padre. Sus reproches contrastan mucho
con la dulzura del padre que saliendo de la casa, va a su encuentro a “rogarle” que entre en
casa. El padre se comporta de igual manera con sus dos hijos, y va al encuentro de
ellos para hacerlos entrar en la casa (Lc 15, 20, 28). Es la imagen de Dios Padre que nos
invita a la conversión, a volver a Él: “Vuelve, Israel apóstata, dice el Señor. No te mostraré mi rostro
indignado, porque yo soy misericordioso, dice el Señor. Reconoce, pues, tu maldad, pues contra tu Dios has
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pecado dispersando tus caminos hacia los extraños, bajo todo árbol frondoso y desoyendo mi voz. Oráculo
del Señor. Volved, hijos rebeldes – dice el Señor – porque yo soy vuestro Señor" (Jer 3, 12 -14).
3. Nos sentiremos identificados con los dos hijos de la parábola, por la ambigüedad que
vivimos en nuestra relación con Dios: con el pequeño que abusa del amor generoso y con
el mayor que necesita comprar y asegurar el amor con sus méritos. El tiempo cuaresmal
conduce una vez más nuestras vidas al escándalo de la misericordia, donde lo más
importante es que nos sintamos agradecidos, liberados, regenerados por el amor
incondicional del Padre. Nadie podrá privarnos de la fiesta de su gracia, ni siquiera el
recuerdo de nuestros pecados.
4. Cada parábola de Jesús es un aldabonazo al corazón del hombre. En cada una de ellas el
Padre sale al encuentro del hombre errabundo, que parece no saber dónde ir, para festejar
con él el regreso a su casa. Dios, como Padre que es, quiere a todos en torno suyo,
compartiendo todo lo suyo. Lo más suyo es Jesús, que salió un día con la fortuna del Padre,
la vida eterna, para entregársela a los hombres en prenda de su amor por ellos. El Padre
está de fiesta porque el Hijo ha regresado a casa trayendo consigo a todos los hijos
perdidos que estaban muertos. Recordemos nuestra llegada en la fe a la casa del Padre con
Jesús. Es memoria de todo ello anticipado ya en nuestro bautismo, y es memoria anticipada
de la Parusía celebrada en la Eucaristía. Que cuando sigan llegando hermanos nuestros, que
estaban muertos y perdidos, como lo estuvimos nosotros también, nuestro corazón salte de
alegría al unísono con el del Padre y entremos con ellos en su fiesta perdurable.
5. “Guárdense los hermanos de turbarse o airarse por el pecado de otro hermano…” (cf. 1R 5, 7).
Reconocemos el alma fina y evangélica del hermano Francisco cuando propone y protege
lo que para él es el corazón del evangelio: la fraternidad siempre haciéndose. El amor sin
juicio y la solicitud maternal entre los hermanos y para con toda humana criatura, son para
él caminos privilegiados para el seguimiento cada día más verdadero del Señor.
Orar con el texto:
Se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle
Los fariseos y los letrados murmuraban…ése acoge a los pecadores y come con ellos
El hijo menor, juntando lo suyo emigró a un país lejano
Recapacitando se dijo…me pondré en camino a donde está mi Padre
Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió, echándose a correr se le echó al cuello y se
puso a besarlo
Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el ternero cebado
Él se indignó y se negaba a entrar
Deberías alegrarte porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido, estaba perdido y lo hemos
encontrado
Oración conclusiva.
Padre, llénanos del gozo de la fiesta de tu Reino en la que somos acogidos por lo que
somos: hijos tuyos. Que la confianza en el amor que nos tienes, sostenga siempre nuestra
vida y haga igualmente digna a nuestros ojos la vida de nuestros hermanos. Por Jesucristo
tu Hijo en quien hemos conocido tu bondad y tu misericordia. Amén
7.5.- V Domingo de Cuaresma
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LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN
En aquel tiempo, Jesús se retiró al Monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo y
todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los letrados y los fariseos le traen una mujer
sorprendida en adulterio y colocándola en medio, le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en
flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adulteras: tú, ¿qué dices?» Le preguntaban
esto para comprometerlo, y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como
insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.» E
inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por
los más viejos, hasta el último. Y se quedó solo Jesús y la mujer en medio de pie. Jesús se incorporó y le
preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Ninguno te ha condenado?» Ella le contestó «Ninguno,
Señor.» Jesús dijo: «Tampoco yo te condeno. Anda y adelante no peques más.»
Palabra del Señor
“¡Tampoco yo te condeno!” (Jn 8, 1-11)
Una división del texto para ayudarnos en su lectura
⇒ Jn 8, 1-2: Jesús se dirige al templo para enseñar a la gente
⇒ Jn 8, 3-6a: Los adversarios le provocan
⇒ Jn 8, 6b: La reacción de Jesús; escribe en la tierra
⇒ Jn 8, 7-8: Segunda provocación, y la misma reacción de Jesús
⇒ Jn 8, 9-11: Epílogo final y envío
Notas para profundizar el texto.
1. Notables exegetas dicen que el Evangelio de Juan ha sido escrito poco a poco. A través
del tiempo, hasta finales del siglo primero, los miembros de las comunidades juánicas, en
Asia Menor, recordaban y añadían detalles a los hechos de la vida de Jesús. Uno de estos
hechos, al que se han ido añadido detalles, parece ser el episodio de la mujer que está a
punto de ser lapidada (Jn 8,1-11). Poco antes del pasaje que tenemos entre manos, Jesús
había dicho: “¡Si alguno tienen sed, que venga a mí y beba!” (Jn 7,37). Esta declaración
provoca muchas discusiones (Jn 7,40-53). Los fariseos llegan hasta ridiculizar a la gente,
considerándola ignorante por el hecho de creer en Jesús. Nicodemo reacciona y dice:
“Nuestra Ley ¿juzga quizás a alguien sin primero haberlo escuchado y saber qué hace?” (Jn
7, 51-52). Después de nuestro texto encontramos una nueva declaración de Jesús: “¡Yo soy
la luz del mundo!” (Jn 8,12), que provoca una discusión con los judíos. Entre estas dos
afirmaciones, con sus subsiguientes discusiones, viene colocado el episodio de la mujer que
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22. Norka C. Risso Espinoza
la ley hubiera condenado, pero que es perdonada por Jesús. (Jn 8,1-11). Este contexto
anterior y posterior sugiere el hecho de que el episodio ha sido inserto para aclarar
que Jesús, luz del mundo, ilumina la vida de las personas y aplica la ley mejor que
los fariseos.
2. La mujer adúltera no es el objetivo de los que la condenan sino Jesús. Él es el verdadero
condenado de los Escribas y Fariseos. A Él es a quien en realidad quieren lapidar por
blasfemo, según su forma de interpretar la ley (v. 59). El texto es una mezcla entre
discusión y narración que concluye con una sentencia. En esta trama, emerge el conflicto
central entre Jesús con su forma de estar y de actuar en medio del pueblo y los
representantes oficiales del judaísmo que lo denuncian. Va creciendo un duro
enfrentamiento entre Jesús que acoge y perdona a los pecadores llevándoles a vivir una
nueva relación con el Padre y los que se atienen ciegamente a la letra deformada de la ley.
Manifestar el perdón incondicional del Padre, le costará a Jesús la vida. Jesús es el Hijo que
con su vida entregada da “el agua viva” del Espíritu de Dios que es amor, es perdón para el
sediento… para el que vaga errante (Jn 7, 38). Jesús escribe en el suelo de Judea “con el dedo”
un nuevo y misterioso Código sustituyendo el viejo Documento del Sinaí que recibiera
Moisés en tablas de piedra: es el paso de la ley a la gracia… “tampoco yo te condeno”.
3. El oficio de la Ley, y de sus secuaces, es condenar y matar al pecador. La misión de Jesús
es juzgar al hombre en su realidad de pecado, no para condenarlo sino para ofrecerle la
justificación de Dios. Tal misericordia mereció la muerte de Jesús; y de una y otra vivimos
nosotros la tarea de la gracia recibida. Todos hemos sido acusadores de los demás, con lo
que sólo buscábamos comprometer la misericordia de Dios como injusta. Pero al serlo,
precisamente, todos nos asimilamos a la adúltera; no hemos sido condenados sino
agraciados con el perdón como gracia recibida y tarea.
4. “Ayuden espiritualmente, como mejor puedan, al que pecó…” (1R 5, 7-8). El difícil ejercicio de la
discreción y la comprensión es el que Francisco pide a los hermanos como camino de
verdadera fraternidad, recordando que quienes necesitan médico no son los “sanos sino los
enfermos” (Mt 19,12; Mc 2, 17). La turbación por el pecado del hermano, en vez del
compromiso por estar cerca y acompañarlo abriéndole nuevos caminos, es obra del
maligno (1R 5, 7); para Francisco, la acusación sin rescate no tiene cabida en la fraternidad.
El rescate del hermano es el único camino que construye y cimienta una verdadera familia
de hermanos que tiene forma de cruz.
Orar con el texto
Jesús se retiró al monte de los Olivos y al amanecer se presentó de nuevo en el Templo
Todo el pueblo acudía a Él y Él sentándose les enseñaba
Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio
Jesús inclinándose escribía con el dedo en el suelo
El que esté sin pecado que le tire la primera piedra
Mujer, ¿ninguno te ha condenado?... tampoco yo te condeno, anda y no peques más
Oración final
A ti, Padre, nos dirigimos suplicantes en el nombre de Jesús. Traemos a tu memoria rica en
piedad y misericordia a todos los reos pendientes de las leyes humanas. Mira con piedad y
clemencia a los terroristas, a los asesinos, a los maridos que degüellan a sus mujeres, a los
violadores, a los pandilleros, a los atracadores. Escucha el llanto de los huérfanos, de los
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23. Norka C. Risso Espinoza
drogadictos, de los sentenciados por el sida que no tienen acceso a los medicamentos, de
los niños prostituidos para disfrute de los pudientes occidentales, de los que llegan en
pateras y cayucos, de los emigrantes explotados. Hazte presente en los corredores de la
muerte, en los campos de fusilamiento, en los enclaves de los atentados asesinos, en las
dilapidaciones de mujeres víctimas de los pecados de hombres, en las vidas de las niñas que
son mutiladas genitalmente. Cambia el corazón de los jueces, de los legisladores, de los
miembros de la policía, de los funcionarios de prisiones. Transforma el afán de venganza
de la gente en deseo de tu justicia; la rabia ciega ante el dolor producido por el terrorismo,
en fortaleza de vida; la inmadurez de soñar un mundo sin dolor, en el realismo evangélico
de la Cruz. Padre, todos somos deudores de tu misericordia; haznos también testigos de tu
amor desbordado por todos los hombres. Te elevamos nuestra súplica en alabanza de tu
gloria para siempre. Amén.
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24. Norka C. Risso Espinoza
TIEMPO DE CUARESMA 2013
INDICE
1.- CUARESMA, TIEMPO DE BÚSQUEDA Y ENCUENTRO Pag. 02
2.- MEDIOS PARA VIVR LA CUARESMA Pag. 03
2.1.- Arrepintiéndome de mis pecados y confesándome. Pag. 04
2.2.- Luchando por cambiar. Pag. 04
2.3.- Haciendo sacrificios. Pag. 04
2.4.- Haciendo oración. Pag. 04
3.- CONVERSIÓN: REVISAR, DISCERNIR, CAMBIAR Y VIVIR Pag. 04
3.1.- Revisar Pag. 05
3.2.- Discernir Pag. 05
3.3.- Cambiar Pag. 05
3.4.- Vivir Pag. 05
4.- AYUNO Y ABSTINENCIA Pag. 05
4.1.- ¿Por qué el Ayuno? Pag. 06
5.- LAS LECTURAS DE LA CUARESMA Pag. 06
5.1.- Leccionario ferial Pag. 06
5.2.- Leccionario dominical Pag. 07
6.- MIERCOLES DE CENIZA Pag. 07
6.1.- Tradición Pag. 08
6.2.- Significado simbólico de la Ceniza Pag. 08
7.- DOMINGOS DE CUARESMA Pag. 09
7.1.- I Domingo de Cuaresma Pag. 09
7.2.- II Domingo de Cuaresma Pag. 12
7.3.- III Domingo de Cuaresma Pag. 14
7.4.- IV Domingo de Cuaresma Pag. 17
7.5.- V Domingo de Cuaresma Pag. 19
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